lunes, 1 de abril de 2019

HOMENAJE A MIGUEL GUTIÉRREZ en la CASA/MUSEO MARIATEGUI





Lima, viernes 22 de marzo del 2019.

         El presente homenaje a Miguel no es una conmemoración especial; sino es un acto de amor.  Ya decía Miguel, de manera cariñosa y sonriente, que escribía para que sus amigos lo quisieran más.  A Miguel se le estimaba per se y más aún por la calidad de sus obras.  Ahora, Miguel, aunque no es tan difundido como debiera ser, se ha transformado en un autor de culto.  Es querido por los anónimos lectores de sus obras.

         El acendrado mariateguismo de Miguel enriqueció su imaginación creadora; pero, la cultura oficial fue reticente para darlo a conocer.  Y no era posible que al más mariateguista de los literatos no se le hiciera un homenaje en la casa de su mentor.  El presente homenaje es un acto de reconocimiento y de justicia.  El próximo Boletín de la Casa/Museo Mariátegui estará dedicado a Miguel Gutiérrez.

         Antes de dar inicio al programa de homenaje diré unas breves palabras referidas al destino de América latina que se está decidiendo en Venezuela; para lo cual expongo ante ustedes un pensamiento de León Trotsky de su libro Literatura y Revolución, libro al que Mariátegui le tenía gran aprecio:

Sería ridículo, absurdo e incluso estúpido
hasta no más poder,
pretender que el arte permanece indiferente
a las convulsiones de nuestra época. (1924)

         En tal sentido, si hoy estuvieran redivivos, tanto Miguel, como J.C. Mariátegui, no estarían ajenos a la emergencia social que está pasando la República Socialista Bolivariana de Venezuela; hubieran enarbolado la bandera del principio de la libre determinación de las naciones y la no injerencia en sus asuntos internos.

        Ya que estamos en una casa que no nos es ajena, quisiera informarles que esta casa quedaba en una zona de expansión urbana y fue expropiada debido a la gestión incansable de Guillermo Rouillon Duharte, el biógrafo por antonomasia de J.C. Mariátegui.  Aquí, José Carlos,  pasó los años más fecundos de su corta existencia. Mariátegui, como buen intelectual proletario, no tuvo patrimonio alguno.  Tal es así, que algunos meses, por insolvencia económica, fue un inquilino moroso.  Termino estas palabras introductorias para iniciar el homenaje a Miguel Gutiérrez. (A.R.B.)

 

MIGUEL GUTIÉRREZ CORREA
HOMENAJE

 Casa/Museo José Carlos Mariátegui
Lima, viernes 22 de marzo del 2019 a las 19 horas.

PROGRAMA

-RENGIFO, Antonio:
Miguel Gutiérrez, literato mariateguista

-MEZA, Aníbal:
La memoria en La violencia del tiempo
y El mundo sin Xóchitl

-GARCÍA, José:
Una explicación para la soledad del mestizo


-GUTIÉRREZ, Dimitri:
Celebración, rebeldía y duelo:  mis recuerdos de Miguel Gutiérrez


-GONZÁLEZ VIGIL, Ricardo:

Miguel Gutiérrez en la ruta de César Vallejo

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Miguel Gutiérrez, literato mariateguista

         Miguel Gutiérrez Correa es, sin lugar a dudas, un sobresaliente literato y declarado mariateguista. Ser mariateguista implica plantearse la relación dilemática del arte y la política y asumir la lucha de clases.

         No intentaré una definición conceptual del mariaeguismo de Miguel; sino seguir el derrotero de las tres estaciones en su periplo vital:  1)La evasión de la universidad católica, 2)la publicación de la revista Narración y 3)la captura de Abimael Guzmán.  El torrente sanguíneo que recorrió las tres estaciones fue el mariateguismo.

I.- La evasión de la Universidad Católica
y su ingreso a la Universidad Nacional de San Marcos.  (1960)
         Miguel nació en la ciudad de Piura el 27 de julio de 1940. Según sus propias palabras, había sido un niño introvertido y debilucho. Su primera infancia transcurrió en un barrio pobre de los extramuros de la ciudad. Por haber mejorado la economía hogareña, de la escuela fiscal pasó a estudiar educación secundaria en el colegio particular de sacerdotes salesianos y a residir en otro barrio.

         A los 13 años leyó Crimen y castigo de Dostoievski. También leyó Los perros hambrientos de Ciro Alegría.  Ambos libros estimularon su vocación literaria y su sensibilidad social; pues,  precozmente, tuvo sentido de pertenencia y una premonición de su devenir: Desde niño supe siempre de qué lado estaba mi corazón. (“Celebración de la novela” p.147).

         Llega a Lima en 1958 e ingresa a la Pontificia Universidad Católica;  al año siguiente ocurrió un suceso de gran influjo en su formación ideológica. Fueron ofertadas al pueblo peruano por un precio asequible, las Ediciones populares de las obras completas de José Carlos Mariátegui en 20 tomos de tamaño bolsillo con notas explicativas e índice onomástico.

         En la Universidad católica le incomodó a Miguel el tipo de enseñanza de la Historia y el ambiente social.  (Narrado, años después, en el capítulo II de su magna obra, La violencia del tiempo, Octubre 1991).  Entonces, optó por evadirse hacia la Universidad Nacional de San Marcos

         La Universidad de San Marcos estaba conmocionada por la onda expansiva de la Revolución Cubana.  Se había constituido en la caja de resonancia de los levantamientos campesinos, las huelgas de los obreros mineros y la toma de tierras en la zona periurbana de Lima; así como también de la Guerra de Vietnam y las luchas de liberación nacional de los pueblos de Africa. Además, en ese ambiente, se suscitaban animados debates entre jóvenes de tendencia comunista y aprista.

         En el año 1962 Miguel está estudiando simultáneamente literatura y sociología en la Facultad de Letras; tanto por su definida vocación literaria como por su sensibilidad social.  Ello no fue óbice para que obtuviera trabajos eventuales que le permitían estudiar.  Estudiando sociología se inició nuestra amistad.

         Miguel era un joven idealista, incómodo con la desigualdad social y desadaptado ante el “orden establecido”.  Estas características estimulan su adhesión al mariateguismo y a la germinación de la imaginación creadora para fabular y hacer “soportable” la vida personal del futuro literato.

         La seducción del socialismo en los jóvenes fue catalizada -en esa época- por El Manifiesto Comunista de Marx y Engels, Principios fundamentales de filosofía marxista del francés George Politzer, La Madre del ruso Máximo Gorki, Reportaje al pie del patíbulo del checo Julius Fucik, Diez días que conmovieron al mundo del norteamericano John Reed y, por supuesto, 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad peruana de J.C. Mariátegui.  Pero, no solo nos deslumbró el contenido de las obras; sino la atrayente biografía de sus autores. Obtuvimos una biblioterapia.

         La formación marxista de los jóvenes lo ejercía la URSS, a través de Manuales; sin embargo, ya Mariátegui en 1926 había aconsejado, preventivamente, un antídoto contra el sectarismo político de los manuales:

“La verdadera imagen de Marx no es la del monótono materialista que nos presentan sus discípulos.  A Marx hace falta estudiarlo en Marx mismo.  Las exégesis son generalmente falaces.  Son exégesis de la letra, no del espíritu”.(p. 118).
MARIÁTEGUI, José Carlos:
La agonía del cristianismode Miguel de Unamuno
Variedades. Revista, Lima 2 de enero de 1926

         Aprobadas las asignaturas del tercer año, Miguel desertó de Sociología y continuó únicamente con Literatura. La deserción de Miguel fue porque avizoró la limitación de la Sociología académica, al parcelar la realidad en especialidades, delimitando el objeto de su estudio; lo que imposibilita cuestionar la realidad en su totalidad para revolucionarla.  Igualmente, la Sociología académica, al inculcar la neutralidad ética en los estudios, interfiere con la toma de posición  ante la realidad y también con la creatividad en el arte para el despliegue de la fantasía.  En 1964, Miguel, egresó de la universidad.

         En suma, la Universidad de San Marcos le otorgó a Miguel el acceso a la modernidad literaria, la filosofía marxista y al socialismo creativo de Mariátegui. 

II.- “Narración”,
revista de literatura peruana (1966)

         En noviembre de 1966, se publicó el primer número de Narración con acentuado color rojo en su portada y contraportada, y de formato apaisada.  La diagramación correspondió a Vilma Aguilar Fajardo, esposa de Miguel.  En Narración Miguel desplegará su fervor mariateguista.

         Narración fue el órgano de expresión de escritores jóvenes, aun no conocidos ni reconocidos con la excepción de Oswaldo Reynoso. Se habían agrupado para irrumpir en el escenario de la cultura peruana y ser tomados en cuenta por su calidad literaria. Oswaldo era el escritor de mayor edad con 34 años y con obra publicada: Los inocentes (1961), y En octubre no hay milagros (1965), novela;  Miguel en esa época tiene 26 años.

         La revista se financiaba con los aportes de sus integrantes.  La reuniones se efectuaban en la casa del flamante hogar de los esposos Gutiérrez/Aguilar.

         Nada mejor para caracterizar la revista que extraer uno de los últimos párrafos de la Presentación:
COMPRENDEMOS como narradores revolucionarios, comprometidos con su pueblo, que nuestra tarea es formar, a través de la acción y de la obra creadora, en la conciencia de las clases explotadas, la necesidad urgente de la-revolución.

         Miguel contribuyó, en la sección Opiniones comprometidas, con la crítica literaria: Mito y aventura en “La Casa Verde”, y un adelanto de novela: Perfil del traidor.  El comentario a la novela de Vargas Llosa está orlado con un apotegma mariateguiano que sirve de epígrafe:no soy un crítico imparcial, objetivo.  Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis sentimientos, de mis pasiones. 

         En 1968 viajó con su familia a Huamanga en cuya universidad se incorporó como profesor de literatura.  Vilma ocupó la dirección del colegio de aplicación Huamán Poma de Ayala.  Ahí permanecieron hasta 1970. 
         De Huamanga vino a Lima por unos días y presentó en el legendario bar Palermo su primera novela:  El viejo saurio se retira (1969).  El Palermo, era llamado por Oswaldo Reynoso:  “La universidad popular”.

         El segundo número de Narración apareció en julio de1971 bajo la dirección de Miguel Gutiérrez.. Miguel contribuyó con una selección de textos de José Carlos Mariátegui bajo el título genérico: Sobre el Realismo.  De la Presentación de los textos seleccionados, sustraigo unas líneas  introductorias escritas por Miguel:
No se puede ser realista, si no se acepta la lucha de clases como ley del desarrollo social y la obra literaria como expresión ideológica. (…)  como Lenin y Brecht, José Carlos Mariátegui lejos de ver una contradicción entre realismo y fantasía, ve en esta última un instrumento poderoso para el descubrimiento y exploración de lo real. (pp. 4-y 5)
         Por ser de interés para conocer los criterios clasificatorios elaborados por Miguel de su selección de textos de Mariátegui, expongo el esquema (pp. 5/11):

           1.El Escritor
1.1. Marxismo, Política y Libertad
1.2. El oportunismo de los intelectuales
1.3. Destino del escritor en la sociedad capitalista
2. El Realismo
2.1. Vigencia del realismo
2.2. El realismo proletario
2.3. El realismo crítico
2,4. Naturalismo y populismo
3. La forma artística
3.1. El rol de la imaginación
3.2. El problema del lenguaje y la técnica

         También contribuyó en la sección Opiniones comprometidas, con una crítica literaria que lleva por título: Un mundo para Julius, un fastuoso vacío.

         La actividad de Miguel era intensa. A las contribuciones ya mencionadas se sumó la crónica en coautoría con Antonio Gálvez Ronceros: Los sucesos de Huanta y Ayacucho, ocurrido los días 21 y 22 de junio de 1969.  Con esta crónica se inauguraba un suplemento de “Narración”:  Nueva crónica y Buen gobierno; en alusión a la extraordinaria denuncia que hiciera Huamán Poma.

         El 31 de julio de 1974 publicaron Narración N° 3.  Empieza la revista con un debate:  la vía pacífica hacia el socialismo o la captura del Poder a través de la lucha armada. Se tomó como escenario el caso de Chile.

         Miguel contribuyó con un cuento:  Una vida completamente ordinaria. Plantea en él, las implicancias de la militancia política clandestina y una vida completamente ordinaria.  Otra contribución fue su extenso artículo en cual demuestra, una vez más, haber  asimilado la obra de Mariátegui; se trata de: Mariátegui, marxista-leninista. La finalidad de dicho artículo, en palabras de Miguel: desenmascarar y combatir a los que tergiversan, mutilan y calumnian al fundador del socialismo científico en el Perú.

         Sin embargo, su contribución trascendente fue la crónica,  1971: Gran huelga minera.  Es un relato de los antecedentes, desarrollo y culminación de la huelga general del proletariado minero de Lima, Pasco, Junín y Huancavelica que confrontó a la empresa norteamericana Cerro de Pasco Corporation entre el 26 de octubre y el 15 de noviembre de 1971.  Se demostró que el trabajo en equipo, de investigación y redacción, ligado a las masas y desde una perspectiva clasista, es factible.  Hicieron patente el verso de César Vallejo:  toda voz genial, viene del pueblo y va hacia él.

         Paradójicamente, cuando el grupo de la revista había logrado resolver el dilema entre arte o política socialista y establecer una cabecera de playa en la lucha de clases cultural, se retiró  del teatro de operaciones.

         Miguel continuó desarrollando sus proyectos literarios e incursionando en el género ensayístico; mientras en el ambiente nacional ocurrían los acontecimientos de la guerra antisubversiva de las FF.AA contra la guerrilla del partido comunista del Perú, llamado “Sendero Luminoso” (1980/1992).  En tal emergencia social fue asesinado su hijo Carlos Eduardo en la masacre del Frontón (1986) y su esposa Vilma Aguilar, en la masacre del penal de Canto Grande (1992).  Miguel, en lugar de deprimirse tomó renovado impulso para concluir varias de sus obras; entre ellas, su obra magna: La Violencia del Tiempo (1991). La que fue calificada por el reconocido crítico Ricardo González Vigil como una de las mejores del idioma.

III.-La captura de Abimael Guzmán Reynoso (1992)
         La noche del 12 de setiembre de 1992 aconteció en Lima la captura de Abimael Guzmán.  Miguel, la denominó la caída de Abimael Guzmán. Varios años después de tal acontecimiento, Miguel escribió la impresión que le produjo:

Recuerdo que mientras veía por la televisión las incidencias de la caída del “Presidente Gonzalo”, acudieron en tropel a mi mente sucesos, escenas e imágenes sobre el altísimo costo que significó para el pueblo peruano y los propios combatientes el desarrollo de la guerra.  Entonces recordé la primera visita que hice a un familiar en el Frontón.  A la entrada del pabellón de los prisioneros de guerra había un enorme cartel en el que se leía una cita de Mao:  Quién se atreve a ser cortado en mil pedazos podrá desmontar al emperador, y como lo fui sabiendo, no se trataba de una frase retórica o demagógica, pues no pocos militantes murieron de esa manera, literalmente, pero ahora el “Presidente Gonzalo”, según veía por televisión las incidencias de su apresamiento, había olvidado la vieja sentencia maoísta. (Figura en el prólogo ampliado a la 2da. Edición de La Generación del 50 del año 2008; pp. 22 y 23)

         Miguel no estuvo consternado; sino, sumamente indignado.  Pues, había estado a la expectativa del desenvolvimiento de Sendero Luminoso como lo corrobora su estudio de La Generación del 50. También había estado afianzado al aserto mariateguista:

… no hay revolución mesurada, equilibrada, blanda, serena, plácida.  Toda revolución tiene sus horrores. (p. 59)

MARIÁTEGUI, José Carlos:  Aspectos nuevos y viejos del futurismo.
Publicación original en el El Tiempo, diario.  Lima, 03 de agosto de 1921. 
Tomado de” El Artista y la Época”;  Vol. 06 de las Obras Completas de J.C. Mariátegui.

El mismo mes de setiembre del mimo año de la “caída” de Abimael, la editorial Milla Batres publicó su novela La Destrucción del Reino .

         Miguel explicitó su posición actual en el párrafo final del prólogo que escribió en abril del 2007 para su libro de ensayos Un Pacto con el Diablo (Ensayos 1966/2007), ahí declaró:

Visto desde la perspectiva que confieren los años, el autor de los trabajos aquí reunidos es un individuo que, persistiendo en los principios básicos que han orientado su vida –su adhesión a la causa popular y al socialismo, y su distancia de los poderes que gobiernan al mundo-, no ha permanecido inmune ante los acontecimientos históricos, sociales y políticos que sacudieron al Perú y el mundo en las décadas finales del siglo pasado y comienzos del siglo XXI.  Este proceso, naturalmente, ha influido en mi pensamiento y en mi escritura.  Así he morigerado en algo el tono confrontacional, de mis exposiciones.  He cuidado en matizar más mis planteamientos, he conferido más peso a la línea del placer que toda obra válida suscita, he acentuado cierto espíritu heterodoxo que siempre estuvo en mí y he añadido una razonable dosis de escepticismo a todas mis certezas sociales humanas.

         El comentario del importante párrafo le corresponde a los lectores.

         A manera de colofón, concluyo Miguel Gutiérrez, literato mariateguista con las palabras iníciales de Miguel al recibir la distinción como Doctor Honoris Causa por la Universidad Ricardo Palma el 15 de noviembre del 2013:

El título de mi conferencia es La novela y la vida, que como ustedes habrán advertido pertenece a José Carlos Mariátegui.  La he tomado en préstamo por dos razones: porque soy un mariateguista de corazón y porque fue Mariátegui quien me introdujo en las escuelas de vanguardia de las dos primeras décadas del siglo XX.
Antonio RengifoBalarezo

NOTA.- el presente texto es un resumen con fines expositivos. (Casa/Museo Mariátegui, viernes 22 de marzo del 2019)


Miguel Gutiérrez y Antonio Rengifo (de pie).
Casa de Miguel:
Jr. Manuel Cuadros 382 Dpto. 507 Lima 1.
Celebración de uno de sus cumpleaños.

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