lunes, 27 de mayo de 2019

JOAQUÍN LÓPEZ ANTAY, LA GLOBALIZACIÓN Y EL TRABAJO



Antonio Rengifo Balarezo


        Afortunadamente, Don Joaquín no vivió en un mundo globalizado donde la autoridad fundamentalista del mercado avasalla a las personas.  Don Joaquín (1897/1981) vivió en Huamanga, el ombligo del mundo, en la aldea cósmica; sin embargo, fue feliz y murió longevo, rodeado de sus nietos.

        ¿Cómo lo logró? Dispuso libremente de su tiempo, no sintió insatisfacción permanentemente; razón por la cual, nunca tuvo vacaciones, ni las necesitó; por lo mismo, tampoco se jubiló, trabajó toda su vida. En suma, no enajenó su personalidad y elaboró cajones de San Marcos (llamados cajas de santero, o retablos ayacuchanos), que han logrado trascender la época y el espacio en donde eran funcionales.

        En Don Joaquín estaba unimismado el trabajo con el juego; y en su mismo espacio, el taller con el hogar.  La finalidad de su “trabajo” no es la obtención de la ganancia, independientemente de cualquier otra consideración, como lo es para el capitalista. O, dicho en palabras de José Sabogal Wiesse:  El artesano andino busca en primer lugar agradar, convencer de su producto y de la bondad de su factura (…)[1]

        Además, como Don Joaquín no iba a ser feliz en su vida, si no trabajaba a presión, ni ejecutaba un trabajo repetitivo, monótono, pues su trabajo no estaba dividido o parcelado como el trabajo del obrero colocado ante una banda sin fin para el montaje de un artefacto en una fábrica.[2]  Así es como tenía las condiciones para desplegar la imaginación.

        El conocía las propiedades de la materia prima y realizaba todas las etapas del proceso de elaboración hasta el acabado. Y por último, conocía al destinatario de su obra. Sin embargo, el sistema de comercio moderno y agresivo lo llegó a tentar; pero él se resistió, respondiendo: “no soy una fábrica”. Con la globalización, los que tienen empleo, se cosifican; es decir, se robotizan y trabajan bajo presión[3]. La insatisfacción en el trabajo y no hallar alternativa conduce a la evasión autodestructira, a la necesidad de aturdimiento. De ahí la música estridente y monótona, el consumo de drogas, el alcoholismo, el erotismo exacerbado, etc.

        Si a Don Joaquín le hubieran encargado que haga diez cajones de San Marcos igualitos, no lo aceptaría; sin embargo, especulemos. No hubiera calculado el precio como la sumatoria de diez veces el precio unitario; ni mucho menos hubiera aceptado una rebaja, según el criterio de economía de escala. Hubiera fijado un precio justo, es decir, mucho más que la sumatoria del precio de las diez obras; y no por ignorar la operación aritmética, sino por soportar el aburrimiento de hacer diez obras repetidas. En este caso el trabajo deja de ser un juego.

        En la actualidad ya no se pueden elaborar Cajones de San Marcos tal como los de Don Joaquín, puesto que ya no existen las cuatro condiciones por él consideradas:  paciencia, tranquilidad, honradez y curiosidad[4].  Paciencia, el retablo no puede nacer apurado, tranquilidad, tanto mental como ambiental, estar libre de preocupaciones, y estar concentrado en los motivos que va a hacer…; honradez, los retablos tenían que ser hechos con materiales de buena calidad y responder con sinceridad a todas las preguntas de los clientes sobre su obra; y curiosidad, sentir satisfacción y cariño al elaborar el retablo, e ingenio para darle el verdadero valor artístico.

        Tal vez en la sociedad globalización en donde los hombres y especialmente las autoridades orienten su conducta por los valores humanos, se volverán a elaborar obras artísticas con el temple de las de Don Joaquín.


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Escrito:  Lima, 25 de julio de 1997.
Publicado:  guamangensis.   Revista de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga.  Año III, No. 3.  Ayacucho, noviembre de 1997.



[1] Los objetos artesanales fuera de las manos del Alarife.  Diario La Prensa. Lima, 27 de julio de 1975.

[2] Recuérdese la película clásica de Chaplín: Los tiempos modernos

[3] Trabajar bajo presión es una de las condiciones que figura en algunas de las ofertas de empleo que aparecen en los avisos del diario El Comercio.

[4] SABOGAL WIESSE, José: Cuatro reglas para hacer un retablo. Diario Expreso. Lima, 8 de mayo de 1982.

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