13/09/2019
Al
expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado en la ciudad de
Curitiba, en el sur del país, solo le permiten la visita de dos personas por
semana. Una hora. Los jueves en la tarde, de cuatro a cinco. Hay que esperar
turno. Y la lista de quienes desean verle es larga... Pero hoy 12 de
septiembre, nos toca a Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, y a mí.
Lula está en
prisión, cumpliendo una pena de 12 años y 1 mes «por corrupción pasiva y lavado
de dinero», pero no ha sido condenado definitivamente (aún puede apelar) y
sobre todo, sus acusadores no han podido demostrar su culpabilidad. Todo ha
sido una farsa. Como lo han confirmado las demoledoras revelaciones de «The
Intercept », una revista de investigación on line dirigida por Glenn Greenwald.
Lula ha sido víctima de la arbitrariedad más absoluta. Una trama jurídica
totalmente manipulada, destinada a arruinar su popularidad y a eliminarlo de la
vida política. A asesinarlo mediáticamente. Impidiendo de ese modo que pudiese
presentarse y ganar las elecciones presidenciales del 2018. Una suerte de ‘golpe
de estado preventivo’...
Además de
ser juzgado de manera absolutamente arbitraria e indecente, Lula ha sido
linchado permanentemente por los grandes grupos mediáticos dominantes -en
particular O Globo-, al servicio de los intereses de los mayores empresarios,
con un odio feroz y revanchista contra el mejor presidente de la historia de
Brasil, que sacó de la pobreza a cuarenta millones de brasileños y creó el
programa ‘hambre cero’... No se lo perdonan... Cuando falleció su hermano
mayor, Genival ‘Vavá’, el más querido, no le dejaron asistir al entierro, a
pesar de ser un derecho garantizado por la ley. Y cuando murió de meningitis su
nietecito Arthur, de 7 años, el más allegado, sólo le permitieron ir una hora y
media (!) al velatorio... Humillaciones, vejaciones, venganzas miserables...
Antes de
poner rumbo hacia la cárcel -situada a unos siete kilómetros del centro de
Curitiba-, nos reunimos con un grupo de personas cercanas al expresidente para
que nos expliquen el contexto.
Roberto
Baggio, dirigente local del Movimiento de los Sin Tierra (MST), nos cuenta cómo
se organizó la movilización permanente que llaman la « Vigilia». Cientos de
personas del gran movimiento «Lula livre!» acampan en permanencia frente al
edificio carceral, organizando reuniones, debates, conferencias, conciertos...
Y tres veces al día -a las 9h, a las 14h30 y a las 19h-, lanzan a todo pulmón
un sonoro: «Bom día!», « Boa tarde!», « Boa noite, Sr Presidente! »... « Para
que Lula nos oiga, darle ánimo -nos dice Roberto Baggio-, y hacerle llegar la
voz del pueblo... Al principio, pensábamos que eso duraría cinco o seis días y
que el Tribunal Supremo pondría en libertad a Lula... Pero ahora estamos
organizados para una Protesta Popular Prolongada...».
Carlos Luiz
Rocha es uno de los abogados de Lula. Va a verlo casi todos los días. Nos
cuenta que el equipo jurídico del expresidente cuestiona la imparcialidad del
juez Sergio Moro, ahora recompensado por Bolsonaro con el Ministerio de
Justicia, y la imparcialidad de los procuradores... « ‘The Intercept’ lo ha
demostrado », nos dice, y añade: « Deltan Dallagnol, el procurador jefe, me lo
ha confirmado él mismo... Me afirmó que ‘en el caso de Lula, la cuestión
jurídica es una pura filigrana... el problema es político. »
Rocha es
relativamente optimista porque, según él, a partir del próximo 20 de
septiembre, Lula ya habrá cumplido la parte de la pena suficiente para poder
salir en ‘arresto domiciliario’... « Hay otro elemento importante, nos dice,
mientras la popularidad de Bolsonaro está cayendo fuertemente, las encuestas
muestran que la de Lula vuelve a subir... Actualmente, ya más del 53 por ciento
de los ciudadanos piensan que Lula es inocente. La presión social va siendo
cada vez más intensa en favor nuestro... ».
Se ha sumado
a nosotros nuestra amiga Mônica Valente, secretaria de relaciones
internacionales en el seno del Partido de los Trabajadores (PT) y secretaria
general del Foro de Sao Paulo.
Juntos, con
estos amigos, nos ponemos en ruta hacia el lugar de encarcelamiento de Lula. La
cita con el expresidente es a las 4 de la tarde. Pero antes vamos a saludar a
los grupos de la Vigilia, y hay que prever las formalidades de ingreso en el
edificio carcelario. No es una prisión ordinaria, sino la sede administrativa
de la Policía Federal en cuyo seno se ha improvisado un local que sirve de
celda.
Sólo
entraremos a ver a Lula, Adolfo Pérez Esquivel y yo, acompañados por el abogado
Carlos L. Rocha y Mônica Valente. Aunque el personal carcelero es cordial, no
deja de ser muy estricto. Los teléfonos nos son retirados. El cacheo es
electrónico y minucioso. Solo es permitido llevarle al reo libros y cartas, y
aún... porque Adolfo le trae 15000 cartas de admiradores en un pendrive y se lo
confiscan para verificarlo muy atentamente... luego se lo devolverán.
Lula está en
la cuarta planta. No lo vamos a ver en una sala especial para visitas sino en
su propia celda donde está encerrado. Subimos por un ascensor hasta el tercer
piso, y alcanzamos el último a pie. Al final de un pasillito, a la izquierda,
está la puerta. Hay un guardia armado sentado delante que nos abre. En nada
esto se asemeja a una prisión -excepto los guardianes-, parece más bien un
local administrativo y anónimo de oficinas. Nos ha acompañado hasta aquí el
carcelero jefe, Jorge Chastalo (está escrito en su camiseta), alto, fuerte,
rubio, de ojos verde-azules, con los antebrazos tatuados. Un hombre amable y
constructivo quien tiene, constato, unas relaciones cordiales con su
prisionero.
La
habitación-celda es rectangular, entramos por uno de los lados pequeños y se
nos presenta en toda su profundidad. Cómo nos han confiscado los teléfonos, no
puedo sacar fotos y tomo nota mental de todo lo que observo. Tiene unos seis o
siete metros de largo por unos tres y medio de ancho, o sea unos 22 metros
cuadrados de superficie. Justo a la derecha, al entrar, está el baño, con ducha
y váter; es un cuarto aparte. Al fondo, enfrente, hay dos grandes ventanas
cuadradas con rejas horizontales de metal pintadas de blanco. Unos toldos de color
gris-plata exteriores dejan entrar la luz natural del día pero impiden ver al
exterior. En el ángulo izquierdo del fondo está la cama individual recubierta
con un cubrecama color negro y en el suelo una alfombrita. Encima de la cama,
clavadas en la pared, hay cinco grandes fotografías en colores del pequeño
Arthur, recién fallecido, y de los otros nietos de Lula con sus padres. Al
lado, a la derecha, y debajo de una de las ventanas, hay una mesita de noche de
madera clara, de estilo años 1950, con dos cajones superpuestos, de color rojo
el de arriba. A los pies de la cama, un mueble también de madera sirve de
soporte a un pequeño televisor negro de pantalla plana de 32 pulgadas. Al lado,
también contra la pared izquierda, hay una mesita bajita con una cafetera y lo
necesario para hacer café. Pegado a ella, otro mueble cuadrado y más alto,
sirve de soporte a una fuente de agua, una bombona color verde esmeralda como
las que se ven en las oficinas. La marca del agua es ‘Prata da Serra’.
En el otro
ángulo del fondo, a la derecha, es el rincón gimnasio, con un banco recubierto
de falso cuero negro para ejercicios, gomas elásticas para musculación y una
gran caminadora. Al lado, entre la cama y la caminadora, un pequeño calentador
eléctrico sobre ruedas, color negro. En lo alto de la pared del fondo, sobre
las ventanas, hay un aire acondicionado de color blanco.
En medio de
la habitación, una mesa cuadrada de 1,20 mts de lado, cubierta con un hule azul
celeste y blanco, y cuatro sillas confortables, con reposabrazos, de color
negro. Una quinta silla o sillón está disponible contra la pared derecha.
Finalmente, pegado al tabique que separa la habitación del cuarto de baño: un
gran armario de tres cuerpos, color roble claro y blanco, con una pequeña
estantería en el lado derecho que sirve de biblioteca.
Todo modesto
y austero, hasta espartano, para un hombre que fue durante ocho años el
presidente de una de las diez principales potencias del mundo... Pero todo muy
ordenado, muy limpio, muy organizado...
Con su
cariño de siempre, con calurosos abrazos y palabras de amistad y afecto, Lula
nos acoge con su voz característica, ronca y potente. Viste una camiseta adidas
del Corinthians su equipo paulista de fútbol favorito, un pantalón de sudadera
gris clarito de marca nike, y unas chanclas blancas de tipo havaianas. Se le ve
muy bien de salud, robusto, fuerte : «Camino nueve kilómetros diarios» nos
dice. Y en excelente estado psicológico: «Esperaremos tiempos mejores para
estar pesimista -afirma- nunca he sido depresivo, jamás, desde que nací; y no
lo voy a ser ahora».
Nos sentamos
en torno a la mesita, él frente a la puerta, dándole la espalda a las ventanas,
Adolfo a su derecha, Mônica enfrente, el abogado Rocha un poco aparte entre
Adolfo y Mônica, y yo a su izquierda. Sobre la mesa hay cuatro mugs llenos de
lápices de colores y bolígrafos.
Le entrego
los dos libros que le he traído, las ediciones brasileñas de «Cien horas con
Fidel» y « Hugo Chávez, mi primera vida». Bromea sobre su propia biografía que
está escribiendo, desde hace años, nuestro amigo Fernando Morais: «No sé cuándo
la va a terminar... Todo empezó cuando salí de la Presidencia, en enero de
2011. Unos días después, fui a un encuentro con los cartoneros de Sao Paulo...
Era debajo de un puente, y allí una niña me preguntó si yo sabía lo que había
hecho en favor de los cartoneros... Me sorprendió, y le dije que, bueno,
nuestros programas sociales, en educación, en salud, en vivienda, etc. Y ella
me dijo: « No, lo que usted nos dio fue: dignidad... » Una niña...! Me quedé
impresionado... y lo comenté con Fernando... Le dije: « Mira, sería bueno hacer
un libro con lo que la gente piensa de lo que hicimos nosotros en el gobierno,
lo que piensan los funcionarios, los comerciantes, los empresarios, los
trabajadores, los campesinos, los maestros.... Ir preguntándoles, recoger las
respuestas.... Hacer un libro no con lo que yo puedo contar de mi presidencia,
sino con lo que la propia gente dice... Ese era el proyecto.... (se ríe) pero
Fernando se ha lanzado en una obra titanesca porque quiere ser exhaustivo...
Sólo ha escrito sobre el período 1980-2002, o sea antes de llegar yo a la
presidencia... y ya es un tomo colosal... porque en ese periodo de 22 años
ocurrieron tantas cosas... fundamos la CUT (Central Única de Trabajadores), el
PT, el MST, lanzamos las campañas «Direitas ja! », y en favor de la
Constituyente.... transformamos el país... El PT se convirtió en el primer
partido de Brasil... Y debo aclarar que aún hoy, en este país, sólo existe un
partido verdaderamente organizado, el nuestro, el PT. »
Le
preguntamos sobre su estado de ánimo. « Hoy se cumplen, nos dice, 522 días
desde mi entrada en esta cárcel, el sábado 7 de abril de 2017... Y exactamente
ayer se cumplió un año de cuando tuve que tomar la decisión más difícil,
escribir la carta en la que renunciaba a ser candidato a las elecciones
presidenciales de 2018... Estaba en esta celda, solito... dudando... porque me
daba cuenta de que estaba cediendo a lo que deseaban mis adversarios....
impedirme ser candidato... Fue un momento duro... de los más duros... y yo
completamente solo aquí... Yo pensaba: Es como estar pariendo con mucho dolor y
sin nadie que te tenga la mano... ».
Abre el
libro « Cien horas con Fidel » y me dice: « Conocí a Fidel en 1985, exactamente
a mediados de julio de 1985... Estaba en La Habana por primera vez participando
en la Conferencia Sindical de los Trabajadores de América Latina y del Caribe
sobre la Deuda Externa... Yo ya había salido de la CUT, ya no era sindicalista,
estaba a tiempo completo de Secretario General del PT y era candidato en las
elecciones legislativas del año siguiente... Pero no sólo había sindicalistas
en esa Conferencia, Fidel había invitado también a intelectuales, profesores,
economistas, y dirigentes políticos... Recuerdo que eran ya como las cinco de
la tarde, en el Palacio de Congresos, Fidel presidía, y aquello estaba muy
aburrido... Entonces Fidel, que yo no conocía personalmente, me mandó un
mensaje preguntando si yo iba a hablar... Le contesté que no, que no estaba
previsto... Él entonces casi me dio una orden: « Usted tiene que hablar, y será
el último, cerramos con usted... » Pero la CUT no quería de ninguna manera que
yo tomase la palabra... Así que yo no sabía qué hacer... A eso de las siete de
la tarde, desde la presidencia de la mesa, sorpresivamente, Fidel anuncia que
yo tengo la palabra... Casi me vi obligado a tomarla, me levanté, fui a la
tribuna... y empecé a hablar... sin traducción... hice un largo discurso y terminé
diciendo: « Compañero Fidel, quiero decirles a los amigos y amigas aquí
reunidos que los Estados Unidos tratan por todos los medios de convencernos de
que son invencibles... Pero Cuba ya los venció, Vietnam ya los venció,
Nicaragua ya los venció, y El Salvador también los va a vencer... No debemos
tenerles miedo! » Hubo fuertes aplausos. Bueno, termina la jornada, y yo me voy
a mi casa que me habían asignado en el Laguito... Y cuando llego... quién me
estaba esperando en el saloncito de la casa? Fidel y Raúl! Los dos ahí sentados
aguardándome... Fidel empezó a preguntarme dónde yo había aprendido a hablar
así... Les conté mi vida... Y así fue como nos hicimos amigos para siempre... »
«Debo decir,
añade Lula, que Fidel, siempre fue muy respetuoso, nunca me dio un consejo que
no fuera realista... Nunca me pidió que hiciera locuras... Prudente...
Moderado... Un sabio... Un genio... ».
Lula le
pregunta entonces a Pérez Esquivel, quien preside el Comité internacional en
favor del otorgamiento del Premio Nobel de la Paz al expresidente brasileño,
cómo avanza el proyecto. Adolfo da detalles del gran movimiento mundial de
apoyo a esa candidatura y dice que el Premio se anuncia, en general, a
principios de octubre, o sea en menos de un mes...Y que según sus fuentes este
año será para un o una latinoamericana. Se le ve optimista.
Lula insiste
en que es decisivo el apoyo de la Alta Comisaría para los derechos humanos de
la ONU que preside Michelle Bachelet. Dice que esa es la « batalla más
importante ». Aunque no lo ve fácil. Nos cuenta una anécdota: « Hace unos años,
cuando salí de la Presidencia, ya me habían propuesto para el Premio Nobel de
la Paz. Un día, me encontré con la reina consorte de Suecia, Silvia, esposa del
rey Carlos XVI Gustavo. Ella es hija de una brasileña, Alice Soares de Toledo,
así que hablamos en confianza. Y ella me dijo: « Mientras sigas siendo amigo de
Chávez, no creo que puedas avanzar mucho... Aléjate de Chávez y tienes el
Premio Nobel de la Paz... » Así son las cosas... »
Le pregunto
cómo juzga estos primeros ocho meses de gobierno de Jair Bolsonaro. « Bolsonaro
está entregando el país, me contesta. Y estoy convencido de que todo lo que
está ocurriendo está piloteado por Petrobras... A causa del super-yacimiento de
petróleo off shore Pre-Sal, el mayor del mundo, con reservas fabulosas, de muy
alta calidad... descubierto en 2006 en nuestras aguas territoriales... aunque
está a gran profundidad, más de seis mil metros, su riqueza es de tal dimensión
que justifica todo... Hasta puedo afirmar que la reactivación de la IVa Flota,
por Washington, que patrulla a lo largo de las costas atlánticas de América del
Sur, se decidió cuando se descubrió el yacimiento Pre-Sal... Por eso, nosotros,
con Argentina, Venezuela, Uruguay, Ecuador, Bolivia, etc... creamos el Consejo
de Seguridad de Unasur... Es un elemento determinante.
Brasil,
prosigue Lula, siempre fue un país dominado por élites voluntariamente
sometidas a los Estados Unidos... Sólo cuando nosotros llegamos al poder, en
2003, Brasil empezó a ser protagonista... Entramos al G-20, fundamos los BRICS
(con Rusia, India, China y Suráfrica), organizamos -por primera vez en un país
emergente- los Juegos Olímpicos, la Copa Mundial de fútbol... Nunca hubo tanta
integración regional en América Latina.... Por ejemplo, nuestros intercambios
en el seno de Mercosur eran de 15 mil millones de dólares, cuando acabé mis dos
mandatos se elevaban a 50 mil millones... Hasta con Argentina, cuando llegué
eran de 7 mil millones, cuando terminé de 35 mil millones... Los Estados Unidos
no quieren que seamos protagonistas, que tengamos soberanía económica,
financiera, política, industrial, y menos aún militar... No quieren, por
ejemplo, que Brasil firme acuerdos con Francia sobre los submarinos
nucleares... Nosotros habíamos avanzado en eso, con el presidente François
Hollande, pero con Bolsonaro se derrumbó... Hasta esa miserable declaración,
tan espantosamente antifeminista, contra Monique, la esposa del Presidente de
Francia Emmanuel Macron, hay que situarla en ese contexto...
El tiempo
impartido se termina, hablamos de muchos de sus amigos y amigas que ejercen aún
responsabilidades politicas de muy alto nivel en diversos países o en
organizaciones internacionales. Nos ruega que les transmitamos a todas y a
todos su recuerdo más afectuoso, y agradece su solidaridad.
Insiste en
lo siguiente: « Digan que estoy bien, como lo pueden constatar. Estoy
consciente de por qué estoy preso. Lo sé muy bien. No ignoro la cantidad de
juicios que hay contra mí. No creo que ellos me liberen. Si el Tribunal Supremo
me declara inocente, ya hay otros juicios en marcha contra mí para que nunca
salga de aquí. No me quieren libre para no correr ningún riesgo... Eso no me da
miedo... Yo estoy preparado para tener paciencia... Y dentro de lo que cabe,
tengo suerte... hace cien años, ya me habrían ahorcado, o fusilado, o
descuartizado... para hacer olvidar cualquier momento de rebeldía... Yo tengo
conciencia de mi rol...No voy a abdicar... Conozco mi responsabilidad ante el
pueblo brasileño... Estoy preso, pero no me quejo, me siento más libre que
millones de brasileños que no comen, no trabajan, no tienen vivienda... parece
que están libres pero están presos de su condición social, de la que no pueden
salir...
Prefiero
estar aquí siendo inocente, que fuera siendo culpable... A todos los que creen
en mi inocencia, les digo: No me defiendan sólo con fe ciega... Léanse las
revelaciones de « Intercept ». Ahí está todo, argumentado, probado, demostrado.
Defiéndanme con argumentos... Elaboren una narrativa, un relato... Quien no
elabora una narrativa, en el mundo de hoy, pierde la guerra.
Estoy
convencido de que los jueces y los procuradores que montaron la manipulación
para encarcelarme no duermen con la tranquilidad que tengo yo. Son ellos los no
tienen la conciencia tranquila. Yo soy inocente. Pero no me quedo de brazos
cruzados. Lo que vale es la lucha».
Curitiba, 12
de septiembre 2019
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