10/09/2019
Si siempre
fue difícil estar informado, ahora es peor. Hoy la información forma parte del
“fetichismo” del mercado, ya no opera sobre la inteligencia, sino sobre la
psicología, no manipulan la consciencia sino sus deseos y temores
inconscientes. Por eso estimamos necesario activar la capacidad crítica, no
simplemente como mecanismo de denuncia, sino para enfatizar la manipulación
externa.
Nos
proponemos darle un enfoque contextual -y subrayar las dudas que genera- al
tema de la nanotecnología, que abarca toda nuestra actividad diaria, pero se
desliza como el agua entre las manos de
los entendidos. Reflexionar sobre estos temas es ser conscientes de la
distancia que nos separa, pensar en ellos es pensar en nuestras insuficiencias.
Sin duda, la
nanotecnología es una disciplina convergente y su rápido desarrollo hace que
sea difícil de entender, además de la poca presencia en los medios, salvo en
aquellos especializados. Abarca muchas áreas de la ciencia, la investigación y
la tecnología y se desarrolla en unas dimensiones minúsculas, exactamente mil
millones de veces más pequeñas que un metro.
Hace sesenta
años, en 1959, el premio Nobel y físico teórico estadounidense Richard Feynman,
planteó en una visionaria conferencia universitaria la posibilidad de manipular
la materia a escala atómica y entre otras cosas, crear máquinas moleculares.
Para muchos este fue el punto de partida de una de las tecnologías llamadas a
marcar la evolución del siglo XXI, la nanotecnología.
Ya iniciado
el siglo, aquellas predicciones son toda una realidad y esta tecnología que se
desarrolla a escala nanométrica inunda ya de productos y aplicaciones todos los
sectores industriales conocidos
Sin dudas,
nuestra civilización es testigo del cambio tecnológico más rápido y exhaustivo
de la historia. La nanotecnología tiene las características necesarias para
redefinir, remodelar y transformar las economías y las sociedades a escala
mundial.
Bajo el
concepto de nanotecnología subyacen diferentes aspectos sociales tales como la
educación, las carreras profesionales y el empleo, la política, la salud, la
energía y el medio ambiente. Los avances de las nuevas tecnologías han ido más
allá de nuestra capacidad para pronosticar con precisión su impacto en la
sociedad, los negocios y la economía.
La rápida
evolución tecnológica constituye la base del crecimiento exponencial de la
innovación, cuyas consecuencias están aún por verse. Nos encontramos con
materiales que pueden cambiar de propiedades espontáneamente, materiales más
ligeros, más fuertes, métodos que proporcionan curas contra el cáncer no
invasivas e incluso la invisibilidad. Todo ello nos está llevando a la nueva
revolución industrial del siglo, ya que este campo de conocimiento transformara
nuestro futuro, en una multiplicidad de sectores.
Para los más
optimistas estamos en medio de un cambio de paradigma en el cual las ciencias
destinadas al conocimiento de la naturaleza se reemplazan por
ciencias-tecnologías integradas, destinadas a trasformar la naturaleza para
restituir pautas perdidas, dar respuestas a las necesidades socioeconómicas y
hacer posible la vida en la Tierra.
El futuro
será nano, pero ¿serán los productos más baratos?
Algunos
científicos estiman que entre 2025 y 2050 se consolidará la era de la
nanotecnología. Las máquinas moleculares, entre ellas los nanorrobots,
permitirán construir cualquier sustancia o dispositivo que seamos capaces de
concebir. Por primera vez, – según los expertos – la manipulación de la materia
a nivel atómico forzará la reevaluación de los mercados globales, las economías
y las industrias en una escala nunca antes experimentada por la humanidad.
La
nanotecnología ya está afectando todos los aspectos de la vida a través de
innovaciones que permiten, entre cosas, fabricar materiales más resistentes y
livianos para desarrollar aplicaciones que abarcan desde potabilizar y
desalinizar el agua para hacerla accesible a todo el mundo, fabricar
computadores super rápidos con una enorme capacidad de almacenamiento.
También
diseñar envasados más seguros para los alimentos, hacer posible la regeneración
de la piel, los huesos y las células nerviosas, o armar cemento transparente, o
que seca más rápido y tiene sensores para detectar los fallos estructurales que
con la corrosión del tiempo pueden aparecer en carreteras, puentes o edificios.
Como vemos,
la nanotecnología puede brindar las herramientas para diseñar tanto la materia
inorgánica como la orgánica a nivel atómico con el potencial de realinear la
sociedad y cambiar la estructura de los negocios.
Si los
desarrollos en nanotecnología son capaces de alcanzar una masa crítica en el
suministro de avances radicalmente innovadores como, por ejemplo, en el
autoensamblaje automatizado, la mayoría de las industrias del capitalismo
vertical se verán influenciadas. Las cadenas de suministro industrial y
postindustrial cambiarán.
Entonces
cabría preguntarse; ¿Qué sucedería si en la fabricación de computadoras redujeran
los costos a la mitad? ¿O si el desarrollo de medicamentos y los costos de
fabricación se bajaran en un 60 % u 80 %? ¿Qué pasaría si la generación de
energía no dependiera más de los combustibles fósiles? ¿Cuál sería el impacto
de la nanotecnología en la reducción de los costos de bienes y servicios
esenciales que afectan la calidad de vida, salud, hábitat y el transporte?
Seguramente
habría un impacto dramático en el estilo de vida actual. La mayoría de las
cadenas de valor, vínculos de apoyo, las alianzas y los canales de distribución
serán estructuralmente modificados. Se reformarán las instituciones de
aprendizaje, los servicios financieros y la industria manufacturera.
A medida que
la economía mundial siga siendo transformada por las nuevas tecnologías, se
incrementara una intensa competencia por el talento, la propiedad intelectual,
el capital y la experiencia tecnológica.
¿Desaparecerá
el capitalismo?
Mientras la
nanotecnología se desplaza de lo teórico a lo práctico, el posible impacto en
la sociedad, los negocios y la economía se hará cada vez más evidente
impulsando las respuestas necesarias a las problemáticas actuales.
Por lo
tanto, no es casualidad, ni un hecho aislado que haya surgido un informe
científico encargado por un equipo de biofísicos finlandeses designados por
Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, el cual expone que el
capitalismo tal como lo conocemos se ha acabado como consecuencia de la
explotación insostenible de los recursos medioambientales del planeta.
“Estamos
ante una crisis global y común debido a una cada vez mayor desigualdad ante la
ineptitud de los gobiernos. Empieza una nueva era, según el informe, y la
mentalidad capitalista no es capaz de abordarla. Sin embargo, el sistema no
quiere reconocer estos elevados costes porque no es capaz de asumir otro modelo
económico distinto del capitalismo. (Marx y Engels ya lo evidenciaban en 1848).
Es cierto
que este informe hace énfasis en los desequilibrios actuales y el uso
desproporcionado de la materia prima. Pero este hecho nos deja con algunas
incógnitas acerca de las características (y los riesgos) de una economía
posnanotecnología.
Dada la
flexibilidad de producción de la fabricación de nanofábricas y las mejoras en
la calidad de los productos, es probable que muchos tipos de productos no
fabricados con nanotecnología ya no sean competitivos. Si la propiedad o el
control de nanofábricas resultasen exclusivos, en manos de los capitalistas de
turno ¿se crearía el monopolio más grande del mundo, y el riesgo de sufrir
prácticas abusivas y anticompetitivas?
Uno de los
riesgos de la fabricación molecular es el desequilibrio de la estructura
económica actual, con una posible reducción masiva en el valor de muchos
recursos materiales y humanos, incluyendo una gran parte de nuestra
infraestructura actual.
Bucear en el
nano-mundo…los mares esperan
Mientras
tanto, el mercado de los nanomateriales se cotiza al alza, y alcanzó ganancias
de 32.500 millones de dólares en 2016 y se estima que alcanzara los 77.300
millones en 2021.
Por otra
parte, el mercado de nano dispositivos podría alcanzar los 196 millones de
dólares en el 2021, en comparación con los 56.5 millones obtenidos en el 2016.
Los nanomateriales, en particular las partículas y las películas delgadas en la
nano escala, dominan el mercado representando más del 80% de los productos
vendidos en este sector.
Cabe
remarcar que estas estadísticas, aunque son muy orientativas, son en parte
discutibles ya que, al no existir prácticamente obligación alguna de etiquetaje
de contenido nano, en la mayoría de los productos, salvo en algunas raras
excepciones como la industria de la alimentación o el de la cosmética, genera
la nebulosa propia del sistema.
Mientras que
la tecnología mantiene su vertiginoso ascenso, hay un peso muerto que continúa
sin ganar altura: los desechos. Éstos, como el plástico ¿terminarán en el fondo
de los océanos?
Estas son
las dudas que muchos se plantean: ¿Cómo se van a gestionar los residuos que
contengan nanopartículas y nanomateriales? ¿Van las nanopartículas
manufacturadas a permanecer más tiempo en suspensión? ¿Qué interacción van a
tener? ¿Cómo van a interactuar con los organismos acuáticos y cómo afectarán el
funcionamiento de los sistemas acuáticos?
En realidad,
navegamos a ciegas en un mar de dudas, en una dinámica sin retorno, en la
ignorancia perpetua de lo oscuro. No obstante, todo hombre está comprometido
con una visión del mundo, previa a la práctica de la ciencia, del arte o de
cualquier actividad humana.
Cada quien
contempla el contorno social y natural a través de los cristales de su personal
subjetividad, la cual esta moldeada por la gravitación de la cultura dominante
en la era de la información… desinformada.
-Eduardo
Camin es analista uruguayo, acreditado en la ONU-Ginebra, asociado al Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la )
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