Escribe:
Milcíades Ruiz
El 8 de
octubre, se cumple un aniversario más del último combate de la gesta heroica
del “Che” Guevara y los combatientes peruanos del Ejército de Liberación
Nacional- ELN, en la quebrada del Yuro, Valle Grande, Bolivia, en 1967. Ahora
que el desastre político agobia nuestro país, como consecuencia del vigente
régimen de corrupción generalizada y subordinado al sistema de dominación
mundial, es bueno recordar a quienes murieron por liberar el país de estas
desgracias recurrentes.
Aquel día,
17 combatientes al mando del “Che” se enfrentaron a más de mil soldados
enemigos. Se combatió hasta horas de la tarde. Con el fusil destrozado y una
pierna herida el comandante heroico cayó prisionero y también Juan Pablo Chang.
Conducidos al pueblo de La Higuera, fueron asesinados al día siguiente estando
inermes. Lucio Galván- “Eustaquio”, logró romper el cerco militar en un acto de
arrojo a puro fuego cruzado.
El 12 de
octubre, día aciago para nuestro continente, ya en Rio Grande, lejos de la
quebrada del Yuro, una emboscada acabó con su vida. Sus restos fueron
rescatados años después y llevados a la Cripta de los Héroes (memorial) que se
ha erigido en Santa Clara -Cuba, donde reposa el “Che” Guevara y sus
combatientes continentales. Allí, están también los restos de Juan Pablo Chang.
Lejos de la
patria, donde no puedan ser venerados por el pueblo peruano, no obstante,
reciben la visita de millones de personas que expresan su reconocimiento y
gratitud por lo que hicieron. Con mayor razón, los peruanos que hemos
compartido sus ideales no podemos menos que rendir nuestro homenaje silencioso
por ahora con la esperanza de que algún día el pueblo tenga la libertad de
hacerlo frente a sus monumentos.
Lucio Galván
fue fundador del ELN y estuvo con Javier Heraud, en la expedición libertadora
que incursionó por Puerto Maldonado en 1963. Gratamente, hemos tenido en estos
días, el estreno de dos películas sobre la vida de Javier Heraud: “El Viaje” y
“La Pasión de Javier”. Valoramos el esfuerzo de los realizadores y expreso mi
gratitud por mantener latente su egregia heroicidad, como estoy seguro lo hacen
millones de peruanos.
Pero al
igual que Javier, son muchos los patriotas peruanos que estuvieron en diversos
puestos de combate arriesgándolo todo. No son conocidos por su modestia de
figuración, pero hay algunos que todavía sobreviven recordando aquellos tiempos
y deseando entregar la posta a las nuevas generaciones. Va un abrazo de
solidaridad para ustedes compañeros.
Fueron años
de dramático trajín, cambiando de nombre, eludiendo a la CIA, a los servicios
de inteligencia, olvidando familia, abandonado estudios, organizando la
insurrección, la red de apoyo en la ciudad y el campo, el traslado de las armas
hasta las zonas de alzamiento, exploración, clandestinidad, muchísima caminata
diurna y nocturna, por la cordillera y el llano, recorrer ríos, combates,
hambre, sed, enfermedades, prisiones, torturas, etc. Pese a todo, nunca se
perdió la fe y después de cada caída había coraje para levantarse en nuevos
escenarios.
Con la gesta
del “Che” era la tercera campaña del ELN y en conexión con el nuevo foco
guerrillero de Puno en la selva fronteriza con Bolivia. Esto quedó al
descubierto por documentos capturados junto al diario del “Che” y se tuvo que
suspendieron acciones. Pero al año siguiente, insurgió la revolución militar
del General Juan Velasco Alvarado asumiendo en gran parte el programa del ELN.
Muchos no
pudieron volver a casa y sus tumbas se quedaron en el monte. Es una lista larga
pero no deberían ser olvidados. El día que se escriba la historia verdadera,
los heroicos combatientes revolucionarios de la década de 1960 tendrán el
reconocimiento merecido que hoy está proscrito en la historia oficial pero no
en el corazón de nuestro pueblo. Por ahora solo podemos decir: ¡Gloria eterna a
los combatientes revolucionarios que ofrendaron su vida por la liberación del
pueblo!
Octubre,
2019
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
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