Velación de los asesinados en
Senkata, ciudad de El Alto
Análisis
20/11/2019
Más de 70
bloqueos populares tienen paralizadas las carreteras de Bolivia, según señaló
la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) este 19 de noviembre. Con
fuerte presencia en los departamentos de Cochabamba, La Paz, Santa Cruz,
Chuquisaca, Oruro y Potosí, los bloqueos más enérgicos rodean la ciudad de La
Paz y se presentan en mayor medida en las vías que llevan a Oruro y Cochabamba.
Miles de camiones se encuentran varados.
Las masivas
movilizaciones y organizaciones en la ciudad de El Alto dieron a la señora
Jeanine Áñez 48 horas para que presente su renuncia. De lo contrario, la ciudad
de La Paz experimentará un enorme cerco y bloqueo indígena-popular que impida
el flujo de bienes y servicios y colapse su sistema de infraestructura que
conecta con las principales vías del país.
Actualmente,
los bloqueos ya impactan en distintas ciudades, las cuales resienten el
desabasto de diésel, gasolina, gas LP, alimentos, etc., lo que llevó, por
ejemplo, a una brutal escalada de represión militar la mañana del día 19 para
romper el cerco popular a la planta de hidrocarburos Yacimiento Petrolíferos
Fiscales Bolivianos (YPFB), ubicada en Senkata, ciudad de El Alto (tres muertos
y 30 heridos). De acuerdo con la Defensoría del Pueblo de Bolivia, al 19 de
noviembre, la ofensiva golpista-militarista ha dejado 24 muertos, 715 heridos,
1186 detenidos (en total) y 50 detenidos actualmente.
Con las
distintas fuerzas políticas poniendo en acción y acelerando sus propias cartas,
la lucha de clases en Bolivia se agudiza.
A las decisivas
fortalezas de la rebelión popular le ha seguido la profundización de los
aparatos policiaco-militares y de su brutal activación represiva, único arco
(de muerte) en el que por ahora puede sostenerse el autonominado nuevo gobierno
(golpista) conformado por Áñez, sus ministros de facto Jerjes
Justiniano, Arturo Murillo, etc. -los golpistas Carlos Mesa y Luis Fernando
Camacho esperan agazapados una especie de golpe militar “final”-, y coordinado
desde el área central de las fuerzas armadas con contactos desde Washington.
Mientras se
agrava la brutal represión policiaco-militar en contra de las enormes y
heroicas poblaciones de indios, campesinos y trabajadores en general, el
gobierno de facto hace sus cálculos para dominar la escena que lleve a
la convocatoria a elecciones bajo su control.
El golpismo
en Bolivia no tiene potencia. Se asienta en una usurpación presidencial ocupada
por una mujer proveniente de un partido político que logró menos del 5 por
ciento de los votos.
La extraordinaria
resistencia de todo el movimiento popular junto a las posiciones del partido
del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo en el poder Legislativo (con los dos
tercios de la representación en las dos Cámaras), le imponen al golpe de Estado
serios límites para su desenvolvimiento, por lo cual, al día de hoy, se
encuentra empantanado, colmado de impotencia e imposibilitado de consolidarse.
De ahí que
en los últimos días, los golpistas presionados por las distintas fuerzas
accedan (con gran renuencia y oposición) a participar en distintos escenarios
de negociación con distintas instancias y fuerzas políticas (representante de
la ONU, embajadores de la Unión Europea, parlamentarios del MAS, Conferencia
Episcopal, sectores campesinos, obreros, indígenas) para encontrar una salida
al impasse político que ha sumido a Bolivia en semanas de golpe, terror
y lucha social.
Las
propuestas de Negociación Política y Diálogo Nacional encaminadas a la
organización de nuevas elecciones que de salida a la crisis son mayoritarias
entre el conjunto de estas fuerzas políticas. Es evidente que desde un inicio
han sido también impulsadas por el mismo MAS y convocadas por el propio Evo,
incluso, poniendo en la mesa su candidatura.
Solo la
irracionalidad de los golpistas y de su miedo a una derrota de los poderosos
intereses que representan, los hacen retroceder y calcular otras vías por las
cuales poder encauzar el golpe de Estado.
Con base en
la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia ‑la que el bloque
golpista ha venido atropellando paso a paso-, solo el Poder Legislativo
puede convocar a nuevas elecciones y constituir nuevos tribunales electorales
para ello. Así, bajo el control de los dos tercios de la representación
parlamentaria por parte del MAS, y las decisivas hazañas de las fuerzas
populares, el bloque golpista-imperialista se confronta con cuatro escenarios:
1. Dialogar
y negociar con las distintas fuerzas políticas y resolver bajo consenso
nacional una convocatoria electoral y el nombramiento de la autoridad
electoral;
2. Un salto
hacia delante con el cierre del poder Legislativo bajo el puño militar (golpe
“tradicional”) y enfrentar a sangre y fuego a la rebelión popular;
3. Gobernar
mediante autarquía golpista y “decretos supremos” (inconstitucionales),
encauzando el proceso electoral bajo control del bloque golpista (sin
Evo, sin el MAS, con “supervisión” de la OEA, etc.,), es decir, la
puesta en acción de un PROCESO ELECTORAL DE EXCEPCIÓN, bajo control del
golpismo y para el golpismo;
4. El
escenario 3 supone su entrelazamiento en buena parte con el 2; esto llevaría a
la operación y despliegue de una especie de “golpe híbrido”
(militarismo-control mediático-gobierno de excepción), más acorde a los
actuales tiempos de las nuevas dictaduras latinoamericanas, y del
Estado de excepción y de contra-inseguridad nacional.1
Son estos
los escenarios que reflotan en estas horas por las que atraviesa Bolivia. Y
todos caminan, incluyendo el primero, que puede llevar a la frustración del
golpe y de su derrota. Veamos.
Este martes
19, Evo denunció la militarización de la Plaza Murillo en la ciudad de La Paz
que rodea la Asamblea Legislativa y la existencia de un “plan” para cerrarla. A
ello se suman las amenazas (día 17 y 18) del ministro Arturo Murillo en contra
de diputados y senadores del MAS, sobre la creación de una “nueva fiscalía
especial” que “podrá” encarcelar a legisladores y parlamentarios por
“subversión y sedición” (Escenario 2). En este cuadro se inserta la denuncia
penal en contra del presidente derrocado Evo Morales presentada (18/11/2019)
por el diputado Rafael Quispe (Unidad Democrática) y su abogado Omar Durán ante
el Ministerio Público, por los supuestos delitos de “alzamiento armado contra
la seguridad y soberanía del Estado, instigación pública a delinquir,
asociación delictuosa, organización criminal, terrorismo, financiamiento al
terrorismo, discriminación, incitación al racismo” y otros dos delitos más.
A ello se
añade que el bloque golpista, el cual desconoció el hilo de la sucesión
constitucional atropellándolo absolutamente, ha impuesto los decretos 4078 y
4082. El primero versa sobre la llamada “Carta blanca para matar” otorgada a
los cuerpos represivos e instrumentos de muerte para abrir fuego letal contra
los manifestantes. El segundo, que incrementa en más de cinco millones de
dólares el presupuesto para equipar a las fuerzas armadas de instrumentos y
armas para asesinar (Escenario 2).
Por si fuera
poco, el día 18 de noviembre se dio a conocer que el gobierno de facto
“estudia” la vía de “decretos supremos” para convocar a elecciones y conformar
los tribunales electorales, lo que atropellaría las facultades del poder
Legislativo (Escenario 3).
Por otro
lado, según se ha informado la noche del martes 19 de noviembre, se ha
presentado un “principio de acuerdo” entre los parlamentarios del MAS que
concentran el 70 por ciento de la Asamblea y legisladores de la oposición y
actualmente del gobierno de facto que tiene el 30 por ciento de la
representación.
Dicho
“principio de acuerdo” consiste en la reunión de la Asamblea Legislativa para
el próximo jueves 21 en donde las fuerzas parlamentarias del MAS y del bloque
golpista discutirán la elaboración de dos proyectos de Ley. El primero para
convocar a nueva jornada electoral; el segundo para establecer los
procedimientos para nombrar a las autoridades electorales tanto a nivel
nacional como departamental (Escenario 1).
Los
horizontes de Bolivia se debaten sobre estos históricos días decisivos.
1 Jorge Beinstein, “Las nuevas
dictaduras latinoamericanas”, https://beinstein.lahaine.org/b2-img/Beinstein_nuevasdictaduras_marzo2018.pdf.
https://www.alainet.org/es/articulo/203397
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