Jueves 21 de noviembre de 2019. Nodo50 |
Chile
Por Arrate
López
Esto
pretende ser un breve reportaje de las ideas que he ido recogiendo entre las
marchas, los cabildos y las entrevistas que realicé en Santiago de Chile la
última semana de octubre.
El 18 de
octubre comenzaron las revueltas en Chile debido a un aumento en el billete de
transporte público. Lo que comenzó con la evasión del pago del billete ha
acabado en más de 3 semanas de lucha social en todo el país. El transporte
público fue el catalizador de años y años de descontento social y es que en
Chile nunca se dio una restauración de la dictadura de Pinochet, ejemplo de
esto es la Constitución de 1980 que sigue vigente cuando fue redactada en plena
dictadura militar. Esta es la gran demanda que hace el pueblo Chileno,
organizar una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución. El
día 11 de noviembre Piñera aceptó la modificación de la Constitución, sin
embargo su idea es que sea el Congreso el encargado de elaborar el nuevo texto
y que luego este será sometido a plebiscito, mientras que el pueblo chileno
exige una Asamblea Constituyente.
Lo que me
gustaría subrayar es el contexto en el que se toman todas estas decisiones.
¿Qué sucede cuando el pueblo se levanta contra el gobierno y este sigue
aferrándose al poder? ¿Cómo se organiza un movimiento masivo sin una cabeza
clara en plena sociedad posmoderna y liquida?
Aparece una
fotografía en twitter, en facebook o en instagram. Te la envían a un grupo de
WhatsApp. La publicación dice una sola cosa: 17:00 en plaza Italia. Ninguna
persona o agrupación la convoca pero la asistencia es masiva. La gente se dar
por aludida. La convocatoria, aun siendo anónima, aun sin pertenecer a un grupo
que genere identidad como el movimiento feminista, un sindicato obrero o la
comunidad LGTB, interpela al pueblo chileno. Se genera esta identidad
colectiva, una identidad nacional y popular. Miles de banderas chilenas ondean
en las marchas, el pueblo chileno se ha apropiado de los símbolos de su país y
los ha reclamado como propios. Nos encontramos con un país que pasó de ser una
colonia española a ser presentado como “la capital del primer mundo en el
tercer mundo”. Mientras que al mismo tiempo es el cuarto país con mayor índice
de pobreza relativa a ingresos dentro de los países que conforman la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Esto genera una
fragmentación identitaria, económica y social. Ante todas estas diferencias el
pueblo se ha unido, las protestas se han dado desde todos los sectores, desde
los pueblos originarios hasta los barrios ricos, como se pueden ver en las
protestas de la última semana en lugares como el barrio de Providencia en
Santiago de Chile.
“Conversaba
con una compañera y ella me decía que no hemos ganado nada, aun no se ha
logrado nada. Y yo decía sí, hemos logrado algo, porque cambiamos acá,
cambiamos la mentalidad. Y eso es más profundo que una queja o una denuncia
social. Es un cambio de mentalidad que se concreta en la calle, manifestándose
en conjunto demostrando el malestar con una clase política que se ha vendido al
mejor postor, con una constitución de la dictadura y que tuvimos 20 años de
gobiernos de izquierdas en los que no se intentó cambiar esta realidad. Cundo
yo escucho partidos políticos de izquierda que dicen que esto es un triunfo
contra la derecha yo pienso que no, que es un triunfo de pueblo contra la clase
dominante.” Este es el testimonio de Irdam Hey, periodista chileno y rapanui
Irdam Hey, chileno y rapanui levantando la bandera
del pueblo rapanui
En un
cabildo organizado en la Universidad Tecnológica Metropolitana de Chile se
planteó que la movilización social que ha tenido lugar en Chile ha consigo
generar actores sociales que están rompiendo con el individualismo que el
neoliberalismo impuso en el país. El discurso ha apelado a la unión, a la lucha
en conjunto y esa ausencia en la fragmentación de luchas ha sido lo que le ha
dado la fuerza al movimiento. No es que se hayan olvidado las cuestiones de
género o los derechos vulnerados de los pueblos indígenas, se han incorporado a
la agenda, se han convertido en ejes de la misma lucha.
Cabildo en la Universidad Tecnológica Metropolitana
de Chile
Una
participante de este cabildo exponía una línea muy interesante para pensar las
revueltas. Desde el gobierno se llamó en numerosas ocasiones a la vuelta a la
normalidad. ¿Pero quién posee el privilegio de tener una normalidad? El normal
funcionamiento del transporte público en muchos lugares de Chile es la ausencia
del mismo. El normal funcionamiento de la educación es no tener dinero para
poder acceder a ella. El normal funcionamiento de la sanidad en la que en 2018
murieron 9724 pacientes en lista de espera. El normal funcionamiento del
espacio público es que sea un espacio inseguro dónde hasta 1999 la
homosexualidad era un delito, hasta 2012 no había ningún tipo de legislación
que condenase las agresiones contra el colectivo LGTB y hasta 2018 no existía
ninguna ley de protección al derecho de identidad de género. ¿Quién posee el
privilegio de la normalidad?
Mauricio, un profesor de la universidad y participante del cabildo afirma que no es suficiente con reforma la constitución o de exigir los mismos derechos que tienen en Europa. En occidente existe un estado del bienestar basado en la acumulación económica que ha sido posible gracias a la extracción de los bienes de los países llamados “subdesarrollados”. Y esta acumulación sigue dándose. En Chile la mayoría de proyectos de minería extractivita o explotación de los recursos humanos son de empresas europeas o norteamericanas. “Chile y Latinoamérica en general, ni tiene ni quiere explotar a nadie para conseguir sus derechos, es por eso que tenemos que replantearlo todo desde el comienzo, no solo reformar la Constitución si no también la forma de organizar una Asamblea Constituyente, la participación del pueblo y la representación de las disidencias” comenta Mauricio en uno de los círculos de debate.
En este
punto comienzan a surgir cabildos, que vendrían a ser asambleas populares.
Cabildos barriales, sindicales, escolares, feministas, de pueblos originarios,
de personas con diversidad funcional… todo el mundo se empieza a organizar,
creando redes de contacto, organización y lucha desde sus vulnerabilidades. Los
medios están mostrando la violencia en la calle pero detrás de todo eso hay
mucho más. Lo que ha hecho posible que la gente lleve saliendo todos y cada uno
de los días en convocatoria masivas a la calle ha sido esta red ciudadana que
se ha generado. Y sí hay otro eje fundamental sobre el que se han sostenido las
protestas han sido los cuidados.
Cabildo feminista en Plaza Brasil
Cabildo feminista en Plaza Brasil
La violencia
que se ha dado en todo el territorio chileno ha sido desbordante. 5.629
personas detenidas, 2009 personas lesionadas, 192 denuncias por torturas, 17
denuncias por agresiones sexuales (solo en los primeros 10 días, el INDH no ha
actualizado esta información), estos son algunos de los datos recogidos por el
Instituto Nacional de Derechos Humanos. A pesar de esto los y las chilenas
siguieron saliendo a la calle a organizarse y denunciar la vulneración de
derechos. Las calles que rodeaban plaza Italia se convierten a diario en
terreno de lucha y resistencia contra este monopolio de la violencia legítima a
manos del estado. Pero no todo es violencia.
Barricadas en los alrededores de plaza italia
Personas levantando las baldosas de las calles de
Plaza Italia para formar barricadas o lanzarlas
Manifestante lanzando piedras con tirachinas a los
carabineros
Personas corren para salir de una de las calles por
la que se aproximas los carabineros con agua, gas lacrimogeno y perdigones
Manifestante corriendo cuando los carabineros
empiezan a disparar perdigones
Plaza Italia a rebosar durante la marcha
Manifestantes de plaza Italia sobre el techo de una
parada de autobús
La vecindad
comenzó a organizar espacios de asistencia médica en los alrededores de Plaza
Italia. Un ejemplo de esto es la calle Reñaca, en la que llevan asistiendo
diariamente a los heridos casi desde el comienzo de las marchas. “Comenzaron
las manifestaciones, comenzaron los saqueos y los vecinos nos pusimos de
acuerdo, nos dimos los teléfonos para poder estar en contacto. En realidad lo
que cuidábamos en ese momento era que no ingresaran acá al pasaje. Cuidábamos
que no saquearan los locales de la esquina y que no destrozaran ninguna
vivienda por miedo a los incendios. Y después con el tiempo comenzaron a llegar
chicos que andan por la calle, médicos de primeros auxilios y en un momento
llegaron acá y preguntaron si se podían quedar para atender a los heridos y
dijimos que sí. Les dije que desde un principio tendrían que haberse quedado
acá, de hecho los corretearon de varios lados, les dieron balines. Acá era un
poco más seguro. A veces vienen 3 o 4 médicos hasta 20 he visto yo. Pero
siempre se están movilizando, siempre van a buscar heridos. Ayer hubo un
momento en el que en estos 10 metro de calle había 15 personas siendo
atendidas. Más o menos atienden a cada persona en 5 minutos, así que puedes
imaginarte a cantidad de heridos que llegan aquí”. Este es el testimonio de
Eduardo, vecino que vive en la calle Reñaca, una de las más próximas Plaza
Italia. Al preguntarle por los aspectos positivos que resaltaría de lo sucedido
en las últimas semanas Eduardo comenta los lazos que se han creado. “Yo una de
las cosas que agradezco es que hoy día hay vecinos con los que converso y siento
que yo acá vivo hace 18 años. Hoy en día recién vengo a conocer a mis vecinos.
Eso fue bastante bueno.”
Eduardo, vecino de Santiago que organiza en su
calle un espacio de asistencia médica
Calle Reñaca al lado de plaza Italia
Equipo de médicos y vecinos voluntarios que
asisten a heridos en la calle Reñaca
Otro ejemplo
son las trabajadoras de una de las galerías de la Avenida Providencia. Cuando
comenzó todo las encargas y dependientas de una tienda de música compraron
material y montaron un puesto de primeros auxilios en la entrada. Con el tiempo
personal médico profesional comenzó a asistir a la gente allí. “Yo hice un
curso de primeros auxilios hace años, con eso y algo de material que compró mi
marido estamos intentando ayudar a las personas que acaban con balines o el gas
pimienta les impide ver y respirar” me informa una de las trabajadoras de la
tienda.
Trabajadoras de la galería de músicos montando un
puesto de primeros auxilios en la entrada de la tienda
Equipos de
asistencia médica voluntaria se despliegan en Santiago por toda la zona de las
protestas, con escudos metálicos se intentan proteger cuando acuden al rescate
de alguna persona herida. Pero no son solo las personas con conocimientos
médicos, casi todo el mundo que se encuentra en la plaza tiene agua con
bicarbonato o limones para combatir el efecto de los gases lacrimógenos y la
reparten entre las afectadas. La gente se mira a los ojos, se preguntan cómo
están, se acompañan a la ida y a la vuelta de la marcha, se generan grandes
redes de cuidados. Lo curioso es que estos cuidados no están siendo relegados
(cabe puntualizar que estoy hablando únicamente de las marchas), como ha
sucedido siempre, a las mujeres. Si bien los puntos más violentos de la
manifestación son espacios muy masculinizados en la asistencia médica hay una
igualdad de presencia, esta no recae únicamente en las mujeres.
Personas ofreciendo y asistiendo con agua con
bicarbonato a manifestantes afectados por el gas pimienta
Personas ofreciendo y asistiendo con agua con
bicarbonato a manifestantes afectados por el gas pimienta
Personas ofreciendo y asistiendo con agua con
bicarbonato a manifestantes afectados por el gas pimienta
No solo los
cuidados, también el ambiente en general. Puede que las imágenes más
viralizadas hayan sido las de las barricadas o las de los manifestantes
lanzando piedras, pero las calles de Santiago (y de otros lugares de Chile) han
dado espacio para el diálogo, la música, el baile. Han posibilitado generar una
lucha activa también desde el disfrute. Barrios como Ñuñoa han organizado
eventos culturales, colectivos de artistas han llamado a convocatorias para
pensar el conflicto desde la creación artística, músicos y músicas han salido a
diario a la calle a diario a recordar que en la revolución social también tiene
que haber espacios para la alegría y que la cultura forma parte de la lucha.
Grupo de percusionistas en la marcha de Plaza
Italia
Personas bailando en la marcha de Plaza Italia
Las calles
se han llenado de carteles, de pintadas, ante el silencio de los medios la
ciudad ha comenzado a hablar. Desde poemas hasta datos sobre la realidad
chilena, la información circula en plena vía pública.
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