EL COVID-19 ES SOLO EL PRIMERO: 5 CLAVES EN LA LUCHA CONTRA
viernes, 20 de marzo de 2020
El covid-19, como exponente de la
actual desintegración del sistema, ha hecho que las pandemias sean vistas como
hechos habituales. Han conseguido su normalización y la asunción de su
inevitabilidad. Se suma una preocupación más a los múltiples eventos de escala global capaces de
resignadamente borrarnos de la faz de la tierra. Este es el primer virus
global de una tendencia que no va a parar sola si no la paramos.
Si queremos aprender de la actual situación de pandemia que azota el mundo y
evitarlas en un futuro debemos reconocer dónde estamos y a dónde vamos, para
saber dónde podemos intervenir.
Esta crisis sanitaria, al ser una más del actual sistema, incide en
todos sus problema, aumentando la presión sobre el e impulsándolo a una
transformación. Esta transformación va en contra de los poderes e intereses
establecidos, cuya tendencia es a aumentar la presión sobre los mecanismos
actuales para mantener el sistema y con el sus privilegios. El choque con estas
élites incapaces de asumir pérdidas está servido. No parecen dispuestas a
ceder. Cuanto más se tarde en abordar el cambio mayor será el choque.
La buena noticia es que las posibles soluciones a los actuales problemas son
coincidentes con soluciones adoptadas para paliar otras crisis concomitantes:
desigualdad, inequidad, destrucción ambiental, migraciones, desastres
climáticas y humanos. Todo ello lleva a reforzar la idea de que el problema no
es el mundo, sino la forma en el que en él nos movemos.
Dónde estamos
La OMS registra al año alrededor de 10 amenazas a la salud mundial a través de su
organismo GAR.
A los brotes estacionales cada 2-5 años nos depara una pandemia. En los últimos
20 años china ha logrado contener unas 4 epidemias de las 9 que se han declarado en el mundo. Estos datos
son totalmente erróneos y subestimados, ya que no tienen en cuenta las
amenazas biológicas y de salud pública de origen humano. Por ejemplo no se
reflejan amenazas tales como la enfermedad de las vacas locas, los 10 ataques en japón en los 90, el Ataque de antrax de 2001, de origen militar y quién sabe cuántos más que
se queden en el tintero.
Se apunta a que un factor clave para el desarrollo de las epidemias es el
factor medioambiental, ya que influye tanto en la calidad del entorno como
refleja la actividad y modo de habitabilidad humana y sus condiciones de vida.
Sabido es que el hacinamiento de las ciudades modernas es un reservorio
infinito de patógenos. Cuanto más avanza el capitalismo y más se concentran los
capitales menos espacio queda para cada una de nosotras, hasta el punto en que
solo podamos vivir en zulos.
Los múltiples contactos en los desplazamientos son un factor clave en la
dispersión de las epidemias.
Es un hecho que hay una guerra híbrida entre potencias que por ahora no son
formalmente enemigas sino competidoras y que dirimen sus diferencias ya no en
campos de batalla, sino en espacios políticos, económicos y sociales,
informativa, influencial, electrónica y biotecnológica a lo largo del mundo. No
se puede descartar que la actual epidemia de covid-19 no se trate de otro movimiento de esta guerra.
Dónde vamos
El sistema productivo va a seguir concentrándose, desarrollando el
sector terciario y disminuyendo en densidad de trabajadores tanto el primario
como el secundario. En concreto los avances en agricultura actualmente impulsan
a grandes masas de personas que pervivían en economías de subsistencia a
producciones agrícolas de mercado bajas en densidad de mano de obra y muy
mecanizada. El hacinamiento aumentará, al igual que la suciedad. Esto debilita
los ecosistemas circundantes empeorando las condiciones de vida.
Otros factores de hacinamiento son los desplazamientos humanos por
causas económicas, guerras o catástrofes. En tal caso es de esperar que las
alteraciones climáticas sigan desplazando grande poblaciones, empeorando la
situación.
La guerra híbrida arreciará y empeorará en la medida que el imperio
cadente se revuelve en su caída. Es indudable que el ritmo actual de pandemias
aumentará, obligando a los países a normalizar e incluirá el riesgo de
pandemia como una más de las catástrofes a las cuales se tienen que
preparar. Pero el problema no es ese, el problema es que seguirán llegando en
oleadas. con equipos ni con medidas se palían, pero no se frenan. Hemos tenido
Dónde intervenir
Los estados intentarán mantener su status quo al máximo, lo que indican que
harán lo necesario para no matar al huesped mientras sacan
ventaja de su situación. Las medidas aparentemente benignas reformularán con
cada crisis la situación para que el poder no caiga en las mayorías.
Los estados se encargarán de la vigilancia y preparación para los
casos de epidemia, gastándose millones mientras mantienen las condiciones
económicas y sociales que producen tales males. Mejorar los servicios
asistenciales son inútiles si la economía se ve azotada por constantes crisis
biológicas.
1- Lucha contra el sistema productivo y de consumo. Tal vez sea el
punto central de nuestra misión. Reconvertir empresas e industrias,
desconcentrando, descentralizando, redistribuyendo. Frenando la agricultura
intensiva y potenciando la extensiva, minorista y localista. Mejorando las
condiciones habitacionales y ambientales, lo cual choca tanto con el modelo
industrial de producción como con el modelo hiperconsumista. Este camino
es relativamente sencillo de reivindicar ya que va acorde con
las peticiones de defensa ambientales. Pero tal vez el más difícil de
realizar, porque va en contra núcleo lógico propio del sistema.
2- Lucha contra el hacinamiento. El ser humano necesita espacios
limpios, abiertos, biodiversificados y sobre todo naturales. Esto choca de
frente con el actual sistema de propiedad y uso de los terrenos, el sistema
habitacional, de movilidad y producción. Miles de pequeños terrenos deben
volver a ser espacios protegidos. Las condiciones habitacionales deben ser
restablecidas: aumento de los metros de vivienda por persona, disminución de la
densidad de población de las ciudades, disminución de la distancia a los puestos
de trabajo, del consumo por persona empezando por las necesidades secundarias
creadas por el marketing, y un largo etc de medidas que por desgracia se oponen
frontalmente a la tendencia estabuladora actual. Esto no se logrará sin un
estudio profundo de las situaciones particulares, lo que llevará
inevitablemente a una redistribución equitativa de bienes y a un choque
con las élites.
3- Lucha por servicios Sanitarios Universales y de calidad. Un
desastre es por definición un evento que supera las capacidades de los
servicios que se dispones. La actual pandemia a puesto de relieve las fallas de
los distintos sistemas de salud. Mientras unos han mantenido relativamente
buenos estándares otros han colapsado por falta de personal, equipos e
instalaciones. Lo que es evidente es que en todos los países sin excepción los
recortes en los servicios de salud pública sumado a la incapacidad técnica de
la sanidad privada, cara e ineficiente, han sido determinantes en el abordaje
de este desastre mundial. Pero lo mismo podríamos decir de las situaciones de
catástrofe por tormentas, incendio e inundaciones. La reivindicación de una
sanidad universal, bien dotada, eficientes será determinante para superar
posibles retos que sin duda llegarán. Esto nos enfrenta por desgracia a una
caterva de agentes y operadores privados que muchas veces forman parte medular
del propio sistema sanitario público.
4- Lucha Antimilitarista y contra las bioarmas. Por último hay que
recordar sea o no sea el covid-19 un arma biotecnológica estas son
consideradas armas de destrucción masiva. Lugares que, como en la
caja de pandora, encierran todos los males esperando a ser destapados a la
orden del general de turno: cepas de viruela, antrax, ébola, Gripe A, y ahora
coronavirus. A parte de instalaciones secretas y militares, muchos países
poseen laboratorios de contención de nivel 4 con supuestas actividades civiles
pero numerosos contactos militares.
En este caso es problema es claro, hay que parar la cadena de producción,
empezando por cerrar instalaciones y detener a sus promotores: los
laboratorios en que se producen, los colaboradores, las clínicas donde se
practican ensayos, a los agentes dispersores, promotores, financiadores y a los
mercaderes de armas.
Esta tarea antimilitarista deberá ejercerse en todo el mundo, de forma similar
a la forma en que nos oponemos a las armas y centrales nucleares, solicitamos
el cierre de sus instalaciones.
5- Lucha de Apoyo Internacionalista. Para tal lucha antibiocida mundial
es crucial el apoyar y coordinar las luchas locales de
nuestras compañeras situadas en aquellos países donde se dispone de este tipo
de instalaciones, en particular en China, Rusia,
EEUU, UK, Japón o Francia, los países más proclives a
utilizarlas, y una larga lista de países con capacidad de generar
bioarmas. Nada justifica su existencia criminal. Cada uno tendrán que cerrar
las instalaciones en sus países, sabiendo que la supervivencia de una sola instalación
es una amenaza real para todo el planeta.
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Para Saber más
Fin de la
Hegemonía Estadounidense: Guerra de Petróleo y Covid 19 para un Giro Global a
China 14.3.2020
Los Puntos
Débiles del Capitalismo, Radiografía del Colapso y perspectivas Revolucionarias 26.8.2019
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