¿Cómo
ejercer el liderazgo político cuando todo se trastoca? ¿Cómo mantener o
acrecentar ese liderazgo cuando el mundo político, económico y social parece
saltar por las aires? Porque es precisamente en medio de las crisis cuando los
ciudadanos miran con expectativa inusitada hacia los líderes políticos.
Y
entonces, mientras todas las miradas convergen en ellos, ¿hacia dónde miran los
líderes políticos?
De
la inteligencia artificial a la inteligencia emocional
A
las 10 de la mañana del 31 de diciembre de 2019 saltaron todas las alarmas. Un
virus desconocido brotaba en Wuhan, una ciudad china con una población de 12
millones de habitantes. Y el virus podría comenzar a saltar hacia otras
regiones, comenzando por Bangkok, Seúl, Taipei, Singapur y Tokio.
Aquella
voz de alerta no la dio un líder político ni un científico ni una organización
internacional ni un gobierno. La voz de alerta la dio una inteligencia artificial.
Desde
su base en Toronto, Canadá, el algoritmo de Blue Dot lee y analiza textos en 65
idiomas, hurga en bancos de datos de salud, revisa información sobre
el clima y el tráfico aéreo, y todo eso para rastrear 150 tipos de enfermedades
diferentes. Desde esa base Blue Dot detectó que algo potencialmente peligroso
estaba ocurriendo en Wuhan. Y esa misma mañana, la última del año 2019, esa
información comenzó a ser comunicada a través de canales empresariales.
La
respuesta inicial fue el silencio. Luego, el 9 de enero de 2020, ocurrió la
primera muerte por el Covid-19. El 15 de enero se confirmó que el virus también
atacaba en otros países fuera de China. Y el 30 de enero la Organización
Mundial de la Salud por fin dio la alarma para todo el planeta. El resto es
historia conocida.
El
tsunami del Covid-19 es la mayor catástrofe humanitaria que ocurre por lo menos
desde la Segunda Guerra Mundial. Y está en pleno desarrollo, sin vacunas ni
tratamientos a la vista. Por eso las poblaciones de todos los países miran
hacia sus líderes políticos. Los que están en el gobierno, en primer lugar.
Pero también los que están en la oposición.
En
una crisis de estas dimensiones será muy importante la inteligencia emocional
de los líderes. Una inteligencia que no solo se caracteriza por el cociente
intelectual y las capacidades cognitivas sino además por otros factores que son
decisivos en situaciones de crisis. Por ejemplo:
·
Control de los impulsos para no
actuar ni hablar precipitadamente.
·
Prudencia pero al mismo tiempo
seguridad a la hora de tomar decisiones.
·
Motivación interna para actuar
cuando todos se derrumban.
·
Empatía con el sufrimiento de los
demás.
·
Estabilidad emocional aún en las
peores situaciones.
·
Tolerancia a las frustraciones.
·
Perseverancia y disciplina para
hacer lo que hay que hacer.
·
Templanza para enfrentar las
dificultades.
·
Equilibrio para comprender los
matices de cada situación.
·
Confianza en sí mismo y también
en los demás.
·
Capacidad para diferir las
gratificaciones.
·
Comprensión de las motivaciones,
emociones y deseos de otras personas.
·
Conocimiento de sí mismo como ser
humano complejo.
·
Aceptación de las limitaciones
propias y de la necesidad de ayuda y colaboración.
·
Capacidad de resolución de
problemas.
Esta
inteligencia emocional es siempre parte ineludible del liderazgo político.
Mucho más aún en situaciones de crisis como la que vivimos en 2020.
La
inteligencia artificial dio la alerta sobre el Covid-19. Ahora la palabra la
tiene la inteligencia emocional de la humanidad en general y de los líderes
políticos en su área de responsabilidades.
La personalidad de los líderes políticos y la crisis del
Covid-19
Un
ex Presidente latinoamericano me explicó una vez que una pintura que tenía en
su despacho simbolizaba su definición de liderazgo político. El cuadro mostraba
una fila de personas que se iban pasando unas a otras un balde con agua hasta
que el primero en la fila arrojaba el agua sobre una fogata para intentar
apagarla.
-El
líder político no tiene a quién pasarle el balde y tiene el deber de enfrentar
el fuego sin transferirle la responsabilidad a otro -me dijo con serena
convicción.
Ahora
el fuego del Covid-19 está incendiando la pradera y los líderes políticos se
enfrentan al mayor desafío de su generación. El desafío es enorme, es
peligroso, es desconocido y es totalmente ajeno a las motivaciones iniciales
que llevaron a cada uno a la política.
En
realidad solo existen tres
motivaciones psicológicas para postularse a un cargo electivo:
motivaciones políticas propiamente dichas que cada cual conoce, motivaciones
personales que van más allá de la política y motivaciones inconscientes que
hasta el propio político desconoce en sí mismo. Ninguna de estas motivaciones
prepara a nadie para crisis de la magnitud que estamos viviendo.
¿Qué
hace alguien que enfrenta una crisis sin estar suficientemente preparado?
Básicamente actúa en función de su personalidad. Esa personalidad de los
líderes políticos la podemos clasificar en 6 grandes categorías: autoritario, narcisista, manipulador, obsesivo,
totalitario y paranoide.
Por
lo general ningún líder encaja exactamente en ninguna de estas categorías. Y si
alguno representara en forma pura y dura a una de ellas seguramente sería parte
del problema mas que de la solución de la crisis.
Lo
más deseable en momentos así es alguien que equilibre los mejores rasgos de
algunas de estas categorías. Por ejemplo una persona que tenga la capacidad de
trabajo y el profesionalismo del obsesivo, el respeto a las jerarquías del
autoritario, la frialdad para tomar decisiones del manipulador, el espíritu
crítico del paranoide, la vocación para ejercer el poder del totalitario y la
capacidad de persuadir del narcisista.
Ya
lo sé: es difícil encontrar líderes así.
Pero
por otro lado lo peor que puede ocurrir en una crisis sería un líder que
navegue en el lado oscuro de algunas de estas categorías de personalidad. Por
ejemplo una persona que demande obediencia absoluta de parte de todos como el
totalitario, que no pueda controlar su agresividad contra los demás como el
autoritario, que se encierre en teorías conspirativas como el paranoide, que
demore demasiado para tomar decisiones como el obsesivo, que solo busque llamar
la atención como el narcisista y que se limite a calcular réditos políticos
como el manipulador.
Ya
lo sé: es una pesadilla un perfil así.
Lo
que está claro es que nadie estaba preparado para una crisis como la desatada
en 2020. Incluyendo a los líderes políticos. Es entonces que emerge la
personalidad de cada uno. Pero claro: no es solo la personalidad sino que
también hay otros factores que influyen en el liderazgo político frente al
Covid-19.
La crisis pone en peligro los liderazgos políticos
El
Covid-19 genera una triple crisis cuyas dimensiones todavía no terminamos de
percibir:
1.
Crisis sanitaria con toda su
secuela de muertos, enfermos y centros de salud desbordados.
2.
Crisis económica con sus
consecuencias de personas desempleadas y empresas quebradas.
3.
Crisis social con violentos
cambios en la vida cotidiana y en los hábitos de todos.
Este
tiempo de crisis amenaza la existencia mismo de los liderazgos políticos que
existen al día de hoy. Todos: los de los gobiernos y los de las oposiciones. Y
en todos los países.
El
peligro para los liderazgos está reforzado por otros dos órdenes de factores
que ya estaban presentes antes del Covid-19. Factores que están allí desde el
principio de los tiempos porque forman parte de la naturaleza humana.
El
primer factor es que los seres humanos somos mucho más irracionales de lo que
creemos. Y las situaciones de crisis colectiva multiplican la
emergencia de esa irracionalidad y desatan conductas individuales, grupales y
de masas que pueden llegar a ser asombrosas.
Es
así que aún las mejores intenciones pueden ser saboteadas por lo irracional que
salta desde cualquier rincón oscuro y se convierte en pánico colectivo,
corridas bancarias, compras masivas innecesarias, conductas frívolas,
comportamientos de riesgo, estigmatización de enfermos, discriminación de
colectivos enteros, sensaciones de invulnerabilidad personal, aglomeraciones
peligrosas, teorías conspirativas, agresiones verbales y físicas, negaciones de
la realidad y toda una amplia gama de acciones incomprensibles desde lo
racional.
Y
el segundo factor de peligro para los liderazgos tiene que ver con la naturaleza
misma de la política y algunas creencias acerca de dicha actividad. Esto sucede
a partir de un hecho incontrastable: la política es lucha por el poder.
En
esa lucha política algunos líderes se hunden en la vanidad del poder mientras otros se construyen una realidad virtual y allí se parapetan.
Ni
la vanidad del poder ni la negación de la realidad auguran nada bueno para un
líder. Por el contrario, suelen ser señales de que el cerebro de
reptil se está apoderando de los resortes del mando.
Ese
empoderamiento del cerebro de reptil que todos llevamos dentro es muy peligroso
tanto para quien gobierna como para quien está en la oposición. Peligroso
porque entonces son las zonas más primitivas del cerebro humano las que toman
las decisiones. Y los resultados en esos casos suelen ser muy malos para la
sociedad pero también para el liderazgo de quien así actúa.
Lo
más sano, lo más productivo y también lo más efectivo para enfrentar una crisis
como la del Covid-19 es apelar, insisto, a la inteligencia emocional. Para lo
cual es vital que algunos conceptos centrales lleguen al liderazgo político y
ayuden a encaminar sus decisiones y su comunicación política de crisis.
Consejos para liderar en tiempos de crisis
Algunas
recomendaciones, desde la consultoría política y la psicología, para ayudarte a
liderar en tiempo de crisis:
·
Las pantallas son el escenario
desde el cual comunicar. No es algo radicalmente nuevo porque hace ya tiempo
que el acto político de masas es progresivamente sustituido
por el contacto a través de las pantallas. De manera que tanto para
la comunicación interna como para la comunicación externa tendrás que recurrir
todo el tiempo a ordenadores, televisores, tabletas, laptops y smartphones.
Allí es donde está la acción.
·
El liderazgo político actual se
juega en la mayor o menor capacidad para enfrentar la situación de crisis.
Evita caer en el juego político menor y en el error de confundir el liderazgo político con el marketing político.
Se trata de liderazgo, no de marketing.
·
En medio del ataque del Covid-19
la gente va a premiar más la unidad que la división, por lo tanto intenta
contener el desgraciado
impulso de luchar contra una caricatura de tu adversario. Ya nadie
va a tolerar caricaturas ni expresiones ingeniosas ni juegos de palabras. Menos
retórica y más seriedad, de eso se trata.
·
Recuerda que la falta de psicología política está matando a los
partidos políticos. Evita caer en ese error. Más que nunca tendrás
que saber cómo son las personas a quienes quieres liderar, cómo viven, qué
sienten y qué piensan. Más que nunca tendrás que demostrar tu empatía.
·
Invierte toda tu energía en el
trabajo que te toca y toda tu amabilidad en la comunicación con la gente. Eso
es importante en la crisis, y además la energía y la amabilidad son los dos rasgos de personalidad que el ciudadano busca
en el líder político.
·
A lo largo de mucho tiempo tu
comunicación política serácomunicación política de crisis. Por eso
tienes que ser más preciso, más riguroso y más transparente que nunca.
·
Olvida los largos discursos.
Habla lo necesario, con brevedad y poder de síntesis. Ya sabes que en general el político debería hablar un 80 % menos de lo que habla.
Pues ahora con más razón. Posiblemente tengas más público que nunca, pero te
van a abandonar en bandadas si recurres a frases muy largas y complejas. La
gente quiere saber y quiere datos concretos y orientaciones específicas. No te
vayas por las ramas.
·
Tienes que ser intenso y
esperanzador. El liderazgo es
una transferencia de entusiasmo. ¿Entusiasmo sobre qué? Sobre un
rumbo, un camino de salida de la crisis, un proyecto de reconstrucción para esa
sociedad que te escucha.
·
La mejor herramienta para construir liderazgo político es
contar con una idea poderosa y ceñirse a ella. Construye tu idea
poderosa, desarróllala, comunícala, adáptala y actualízala constantemente.
·
Ajusta tus hábitos a la nueva
vida a la que la amenaza del Covid-19 te obliga. Recuerda que el liderazgo
político depende en gran medida del poder de los hábitos. El
descanso, el sueño, la alimentación sana, el ejercicio físico y la lectura
deben estar necesariamente optimizados en tu rutina cotidiana. Así serás un
líder más efectivo.
·
Tiende la mano a tus adversarios.
Negocia con ellos. Negocia inclusive
con tus enemigos. De esta crisis nadie saldrá solo. Nadie. Ningún
partido político. Y si te aíslas tu carrera política caerá rodando por el
abismo. Así de simple.
La poblada soledad de los líderes políticos
Lo
que hay es lo que toca. Así son los tiempos de crisis. Y el actual es
particularmente cruel. Vidas destruidas. Empleos destruidos. Empresas
destruidas. Proyectos destruidos.
La
sombra de la soledad se cierne siempre sobre los líderes. Asume esa realidad.
Más aún: descubre el papel de la soledad en la construcción del liderazgo
político. Aprovecha esa soledad para reflexionar con mayor
profundidad. Pero no te hundas en ella. Tienes que salir fuera de ti mismo,
escuchar, apoyar, tomar decisiones, actuar.
Es
la hora del liderazgo político sólido, serio y responsable. “Lo construiremos
todo de nuevo”, dijo Sigmund Freud ante el sombrío panorama de la guerra.
Necesitamos
ese mismo espíritu dolorido, realista, esperanzado y decidido. Para derrotar al
virus que nos amenaza desde fines de 2019. Para reducir los daños que nos provoca
ahora mismo. Y para construir la nueva realidad que viviremos al final de esta
noche oscura.
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