02-04-2020
He escuchado que el coronavirus está mutando, ¿tengo que
preocuparme?
No. Es
completamente natural que el coronavirus sufra mutaciones. Los virus
"viven mutando".
Quizás por
la influencia de la ciencia ficción, asociamos la palabra "mutación"
con algo que concede superpoderes, pero en los virus es un fenómeno esperado y
habitual.
¿Dónde se producen las
mutaciones?
Podemos
imaginarnos al coronavirus como una "pelota" formada por una capa de
proteínas y grasa. Dentro de esa "pelota" se encuentra el
"ARN" del virus: ese es su material genético, su "manual de
instrucciones".
Es en el ARN
donde pueden producirse las mutaciones.
¿Conocemos el ARN del virus?
Sí, el ARN
del virus es una secuencia unas 30.000 "letras" como la que veis aquí
(traducidas a ADN):
¿Cómo se producen las
mutaciones del ARN?
Una vez
dentro de las células humanas, el virus utiliza la maquinaria celular para
multiplicarse.
El ARN también
tiene que replicarse, y al copiarse a sí mismo a veces se producen errores. A
esos errores se les conoce como "mutaciones".
Una mutación
es una equivocación al copiar una de las "letras" y convertirla en
otra. Por su forma de replicarse, los virus de tipo ARN como el nuevo
coronavirus tienen más tendencia a cometer esos errores.
¿Conocemos las mutaciones del
coronavirus?
Sí. Un proyecto llamado "NextStrain" recoge las secuencias de ARN del virus
tomadas de 2.600 pacientes diferentes alrededor del mundo.
Comparando
las diferentes secuencias, podemos ver dónde están las mutaciones y construir
una especie de "arbol genealógico" del virus.
Además,
gracias a la secuenciación genética, también podemos ver cómo el virus se
transmitió por el mundo:
En esta web podéis encontrar todos los detalles
sobre el genoma del coronavirus y sus diferentes mutaciones.
¿Y cuántas mutaciones hemos
visto en el nuevo coronavirus?
Todos los
virus que han sido secuenciados se diferencian del "virus original"
de Wuhan entre 0 y 20 mutaciones.
¿Que el virus mute significa
que se vuelva más peligroso?
No
necesariamente. La mutaciones observadas hasta ahora no tienen efectos en el
funcionamiento del virus.
De hecho,
hay un argumento evolutivo para que los virus se vuelvan menos peligrosos en
sus mutaciones: si, por ejemplo, la nueva "variedad" del virus mata
demasiado rápido a su huésped, los virus tampoco irán a ningún sitio, pues
necesitan a su huésped para reproducirse y transmitirse al siguiente.
Además, un
cambio en las características del virus (como por ejemplo su capacidad de
transmisión o su letalidad), puede depender de la modificación de múltiples
genes, lo que requiere muchas mutaciones complementarias.
Las
mutaciones más importantes serían las que afecten a la zona que codifica la
llamada proteína "S", que corresponde a los "pinchos" del
coronavirus. El "pincho" es lo que utiliza el virus para introducirse
en las células humanas y también el elemento que nuestro sistema inmunitario
reconoce para luchar contra él. Si cambiase mucho esa región, podría ocurrir
que una vacuna frente a una "variedad" del coronavirus no fuese
efectiva frente a otras variedades. Por los análisis realizados hasta ahora,
estamos lejos de eso ocurra.
Como explica este artículo recién publicado en la revista Nature Microbiology, habrá que
seguir estudiando en detalle las mutaciones del coronavirus, pero no deberíamos
obsesionarnos con los titulares alarmistas al respecto.
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