11/05/2020
Walden Bello, autor
de “Desglobalización”
Walden Bello es autor de numerosos libros sobre la globalización y en
2003 recibió el Premio Nobel Alternativo.
Foto: Página 12
El director
ejecutivo de Focus on the Global South asegura que la pandemia de covid-19
surgió en un sistema económico global ya desestabilizado en el Norte y el Sur
por la ira contra las elites. En ese marco, considera que solo la
izquierda y la extrema derecha están en condiciones de aprovecharla. ¿Quién
será capaz de dirigir toda esa ira desatada?
Del Sur
hacia el Sur y de allí al mundo hay pocos pensadores tan entrañablemente
lúcidos y precisos como el filipino Walden Bello. Sociólogo, director ejecutivo
de Focus on the Global South, profesor de Sociología y Administración
Pública de la Universidad de Filipinas e investigador asociado del Transnational
Institute, Walden Bello plantó en las espaldas de Occidente la
espina de un concepto que lo haría famoso en todo el planeta y que, hoy, ha
recobrado toda su enérgica legitimidad: en 2002 escribió el libro
“Desglobalización: ideas para una nueva economía mundial” (Icaria
editorial). El libro se convirtió en uno de los manuales del movimiento
antiglobalización. El oportunismo de las extremas derechas del Norte y de
algunos socialdemócratas adeptos a la soberanía hizo que las ideas de esta obra
fueran literalmente saqueadas con fines electorales. El ensayo contiene muchas
claves que exceden el ya indigesto catálogo de libros-diagnósticos sobre el
liberalismo. Bello demostraba la enfermedad genética de una globalización que
pretendía curar al mundo, la forma en que esta globalización
sacrificaba el desarrollo de los países del Sur y proponía una escala
de medidas reactualizadas por la pandemia que paralizó a las sociedades durante
2020. Sus ideas vuelven a resonar en todas partes, muy especialmente aquella
que promueve la reorientación de las economías mediante una transferencia de la
producción destinada a la exportación hacia la producción concentrada
en los mercados locales. Sólo para dar un ejemplo: la falta dramática de
máscaras protectoras en todo el mundo (estaban producidas en China) demuestra
el acierto de su enunciado.
Walden Bello
es autor de numerosos libros sobre la globalización y en 2003 fue galardonado
con el Premio Nobel Alternativo. Bello es igualmente profesor
Adjunto de Sociología en la Universidad Estatal de Nueva York en
Binghamton y fue miembro de laCámara de Representantes de Filipinas (parlamento,2009-2015).
Sus últimos libros publicado en inglés (2019) son: The Global Rise of
the Far Right (El ascenso global de la extrema derecha), y Paper
Dragons: China and the Next Crash (Dragones de papel: China y el
próximo Crash).
En esta
entrevista con Página/12, el sociólogo filipino explora ese “nuevo
mundo” que casi tocamos con los dedos sin que sea aún real. Robusto en sus
planteos, Bello admite las posibilidades que se ofrecen sin por ello esconder
los límites de una transformación que, asegura, depende de la acción de
las fuerzas progresistas y de la reconfiguración del Sur como actor
renovado.
--Usted dijo
muchas veces que era preciso moverse hacia un sistema post capitalista. La
gente siente que ha llegado el momento. Otros dudan. ¿Usted presiente que la
crisis provocada por la pandemia reúne las condiciones para reconfigurarlo todo
?
---Si, pero
me explico. Creo que las posibilidades que ofrece el momento, la coyuntura, son
el resultado de dos cosas: la crisis objetiva del sistema y la fuerza subjetiva
que puede actuar sobre esta crisis. Mi sensación es que la crisis
financiera mundial de 2008 fue una profunda crisis del capitalismo, pero el
elemento subjetivo aún no había alcanzado una masa crítica. Debido al
crecimiento impulsado por los gastos del consumidor y financiado con deuda, la
crisis sorprendió a la gente, pero no creo que se hayan alejado tanto del
sistema. Hoy es diferente. El nivel de descontento y alienación con el
neoliberalismo es muy alto en el Norte global debido a la incapacidad
de las élites arraigadas para enfrentar el declive, mejorar los niveles de vida
y tratar la desigualdad vertiginosa en los años que siguieron a la crisis
financiera. En el Sur global la crisis de legitimidad ya había afectado
al neoliberalismo y la globalización y sus instituciones clave, como la
Unión Europea, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la
Organización Mundial del Comercio, incluso antes de la crisis de 2008. La
pandemia del covid-19 surgió a través de un sistema económico global ya
desestabilizado que sufría una profunda crisis de legitimidad. La gente
tenía la sensación de que las cosas estaban realmente de fuera de control. La
ira, la frustración y la sensación de que las elites y los poderes gobernantes
perdieron el control, y que el sistema se fue al diablo está muy extendida hoy,
en contraste con las secuelas inmediatas de la crisis de 2008. Es este
torbellino, es precisamente este elemento subjetivo el que debe ser aprovechado
por las fuerzas políticas. El sistema global, por supuesto, intentará recuperar
la "vieja normalidad", como lo demuestra la infame teleconferencia de
Goldman Sachs, cuyos participantes acordaron que no hubo una crisis sistémica
inducida por covid-19 y que lo importante es garantizar una vuelta prolija al
orden anterior al covid-19. Pero no hay que obligar al genio a que vuelva a la
botella. Simplemente hay demasiada ira, demasiado resentimiento,
demasiada inseguridad que se han desatado, y solo la izquierda y la extrema
derecha están en condiciones de aprovechar esta tormenta subjetiva.
Entonces, sí, el impulso es hacia un sistema post-capitalista o, en cualquier
caso, post-neoliberal, y la pregunta clave es ¿ quién será capaz de aprovechar
toda esa ira desatada y dirigirla ?
--Allí se
teje el horizonte futuro. El fracaso de la democracia liberal para mejorar la
vida de las personas y la igualdad ha llevado a la aparición de movimientos
populistas en todo el mundo. En cierto sentido, la extrema derecha secuestró la
desglobalización. Esta crisis ha expuesto como nunca antes la gran fractura del
mundo. ¿ El escenario posterior al virus puede ser una oportunidad mucho mejor
para que la extrema derecha llegue al poder?
--Desafortunadamente,
es la extrema derecha la que está mejor posicionada para aprovechar el
descontento global porque, incluso antes de Covid-19, los partidos de
extrema derecha ya eran elementos claves de las posiciones y programas anti
neoliberales promovidas por la izquierda independiente. Por ejemplo, la crítica
de la globalización, la expansión del "estado de bienestar" y una
mayor intervención estatal en la economía. Lo que hizo la extrema derecha fue
plantearlos como un paradigma propio. En Europa, los partidos de
derecha radical abandonaron parte de los viejos programas neoliberales que
abogaban por una mayor liberalización y menos impuestos que habían apoyado y se
pusieron a decir que estaban a favor del Estado de bienestar y de una mayor
protección de la economía nacional ante los compromisos internacionales. Pero
claro, sólo en beneficio de las personas con el "color de piel
correcto", la "cultura correcta", la población étnica
"correcta", la "religión correcta". Esencialmente,
es la vieja fórmula "nacional socialista" inclusiva de clase, pero
racial y culturalmente excluyente. La extrema derecha oportunista está,
desafortunadamente, por delante de la izquierda en este momento. El amplio
movimiento progresivo tendrá que moverse más rápido y asegurarse de que los
socialdemócratas desacreditados en Europa y los demócratas de Obama y Biden en
los Estados Unidos no vuelvan a canalizar la política hacia un nuevo compromiso
con un neoliberalismo moribundo. Si esto sucede, entonces esa escena
escalofriante que aparece en la película Cabaret, donde la gente común que
apoya a los nazis canta "El futuro nos pertenece", casi con seguridad
se hará realidad.
--La
izquierda tiene muchas ideas, pero no está unida. Además, si la crisis demostró
la importancia de las ideas de la izquierda, no hay líderes legítimos para
llevarlas a cabo. En resumen: ¿ cómo crear la base que la convertirá en una
fuerza material ?
---Este es
el desafío. Nosotros, en la izquierda, tenemos una gran cantidad de ideas, pero
una pobreza de estrategias políticas y líderes unificadores eficaces. Y allí
donde hay personalidades carismáticas estas parecen estar principalmente a la
derecha. Sin embargo, estoy seguro de que estas estrategias y personas surgirán
en el seno de la izquierda. La dinámica del cambio histórico inevitablemente
producirá esto, y algunas veces en las circunstancias más improbables. Las
únicas preguntas son quién, cómo, dónde y cuándo, y si esto surgirá en esta
generación. Los progresistas tienen una serie de buenas ideas y estrategias
desarrolladas en las últimas décadas sobre cómo avanzar hacia un sistema pos
capitalista. La izquierda plantea paradigmas como descrecimiento,
desglobalización, ecofeminismo, soberanía alimentaria y "Buen Vivir". El
problema es que estas estrategias aún no han encontrado una base masiva, y una
gran parte del problema radica en el hecho de que las personas asocian la
izquierda con la izquierda centralizada, es decir, los socialdemócratas en
Europa y, en los Estados Unidos, el Partido Demócrata. Ambos estaban implicados
con el viejo sistema neoliberal al que presentaban con un "rostro
humano". En el Sur global, los gobiernos democráticos liberales que
suplantaron las dictaduras en la década de 1980, muchos de ellos dirigidos por
coaliciones que incorporan progresistas, también han sido desacreditados debido
a su adopción de medidas neoliberales, mientras que la "Marea Rosa"
en América Latina se topa con sus propias contradicciones, y los estados
comunistas en el este de Asia se han convertido en sistemas capitalistas de
estado. Pero creo que no podemos descontar a la izquierda. La historia tiene un
movimiento dialéctico complejo y a veces hay desarrollos inesperados que
conducen a resultados progresivos o regresivos. Permítanme decir esto, aunque
la situación no parece tan buena para los progresistas en este momento, estoy
seguro de que nuestro equipo ganará al final. La Segunda Guerra Mundial no
terminó en Dunkerque, aunque, en ese momento, parecía que todo apuntaba a una
victoria alemana.
--Tampoco
puede excluirse una nueva alianza entre las clases medias y formas más
autoritarias de liberalismo, tal y como sucedió en Chile en la década de los
70, con el único propósito de no perder privilegios.
---Sí, por
supuesto, esta es una posibilidad. Al mismo tiempo, el modelo chileno de una
alianza de clase media-elite basada en un programa neoliberal clásico ya no
podría ser una opción. Una nueva alianza autoritaria probablemente
tendría que incluir a grandes sectores de las clases bajas para tener un grado
significativo de legitimidad, y esta incorporación de las clases bajas
podría lograrse haciendo algunas concesiones económicas paternalistas y
dirigiendo las energías de la alianza contra las minorías y los migrantes.
Desde India, donde el BJP (partido en el poder) está creando un estado anti
musulmán hasta Filipinas, donde los consumidores de drogas son chivos
expiatorios de los males de la sociedad, hasta Europa y los Estados Unidos,
donde los migrantes son el foco del odio de la mayoría blanca "inclusiva
solo para su clase", esto es lo que está pasando.
--Usted
acuñó la palabra desglobalización en su libro, "Desglobalización: Ideas
para una nueva economía mundial". ¿ Siente en este momento que las
condiciones son mejores para hacer realidad esa desglobalización teorizada en
el libro ?.
---Sí, por
ejemplo, la locura de las cadenas de suministro mundiales demostró que
era completamente inoperante durante la crisis del coronavirus. Debido a
los cálculos neoliberales basados en la reducción del costo unitario de producción, las élites
corporativas, con el consentimiento de sus gobiernos, transfirieron gran parte
de sus instalaciones industriales a China, de modo que cuando la producción
china se detuvo durante la crisis de covid-19, muchos países carecían de
componentes industriales claves y descubrieron que incluso producir máscaras y
otros equipos de protección del personal era algo de lo que ya no eran capaces.
Al mismo tiempo, la interrupción inducida por covid-19 de la cadena de
suministro agrícola mundial amenaza con una hambruna generalizada. En varios
países del Norte global y del Sur global se ha permitido que sus sectores
agrícolas locales se marchiten. Entre el 30 y el 50 por ciento de los alimentos
que se consumen en China, el sudeste asiático y América Latina ahora no se
producen localmente, sino que son suministrados por cadenas de suministro agroalimentarias
mundiales y regionales. Creo que habrá un movimiento hacia una mayor
autosuficiencia en la producción industrial y agrícola. La pregunta es si tales
estrategias serán desarrolladas por regímenes de derecha o gobiernos
progresistas.
--De los quince
pilares incluidos en su concepto de desglobalización, ¿ cuáles cree que son más
urgentes de ahora en adelante ?.
---Creo que lo
más urgente es la reorientación de la producción hacia el mercado interno y
desvincular la producción local de las cadenas de suministro mundiales a
través de una política comercial progresiva, una política industrial agresiva y
una política agrícola que promueva la autosuficiencia alimentaria y la
soberanía alimentaria. Nuevamente, es importante que tales políticas sean emprendidas
por progresistas y no por nacionalistas de derecha que las utilizarán
principalmente para servir a los intereses del grupo étnico y cultural
dominante contra las minorías y los migrantes.
--¿ Qué
podría reemplazar a la globalización como el nuevo prototipo después de la
pandemia de Covid-19 ? En una entrevista reciente de Página/12 con
el sociólogo francés Michel Wieviorka, el intelectual dijo: "lo peor será
peor y lo mejor será mejor".
-–Se trata
ahora de una carrera entre una desglobalización progresista y una regresiva,
nacionalista. En el caso de la primera, "lo mejor será mejor". Si
gana el segundo, estoy de acuerdo con Wieviorka en que "lo peor será
peor".
--En
su idea de desglobalización, usted no propuso que los países se aparten de la
comunidad internacional, sino la construcción de un modelo alternativo. ¿ Esta
crisis cambia su propia perspectiva de ese modelo ?
--Incluso
después de la pandemia y en un proceso de desglobalización, será importante una
interacción creativa con la comunidad internacional. Como siempre he dicho, la
desglobalización no se trataba de desvincularse de la economía internacional,
sino de lograr una relación equilibrada entre la economía local y la economía
internacional en la que la integración de la economía nacional no se
sacrificara en el altar de la integración liderada por las empresas de
diferentes partes del mundo.No se puede sacrificar la economía nacional por
una economía globalizada. Un alto grado de autosuficiencia en la producción
agrícola e industrial es una característica clave de la economía nacional. Pero
este es solo un aspecto del paradigma de la desglobalización. También
sería importante la promoción radical de la igualdad, que es crítica tanto por
razones de justicia social como por la expansión de la demanda interna.
Urge la democratización de la toma de decisiones económicas desde la cumbre del
Estado hasta la fábrica y la elaboración de una relación benigna entre la
economía y el medio ambiente, que a veces se llama el "nuevo acuerdo
verde".
--La
Argentina fue el último país del mundo en sufrir el brutal asalto del híper
liberalismo y la globalización entre los años 2015 y 2020. Luego, el gobierno
cambió. Para países como Argentina y, en general, para los países del Sur, ¿
representa esta crisis una nueva oportunidad para recuperar su soberanía, su
posición en el mundo y su identidad?
--Sí, por
supuesto, pero como dije anteriormente, estas oportunidades surgirán de la
dialéctica y la sinergia entre la crisis objetiva y la respuesta a la crisis
proveniente de grupos e individuos progresistas. El problema es que, incluso
con las mejores intenciones, no se puede forzar la aparición de lo nuevo dentro
de lo viejo. Las cosas pasan. A veces uno solo tiene que ser paciente. Pero
cuando las estrellas comienzan a alinearse, entonces el tiempo lo es todo. ¿ Es
el covid-19 el equivalente de la Primera Guerra Mundial, o sea, ese momento
histórico donde todo se desmoronó y los gobernantes ya no podían gobernar de la
misma manera antigua, para usar la frase de un famoso revolucionario ?. Tal
vez. Y debemos recordar que de esa crisis anterior surgieron tanto el
socialismo como la barbarie, por citar a Rosa Luxemburgo.
--Hace
décadas que se sueña con un New Deal interno al Sur. Ha quedado en eso, en un
sueño.
---Quizás
ocurra, quizás no. Una cosa que no debemos olvidar es que la crisis del
neoliberalismo y la globalización, junto con el deterioro del conflicto entre
China y los Estados Unidos, podría crear ese espacio de maniobra para los
países del Sur que ya existía antes de 1989 debido al conflicto entre los
Estados Unidos y la Unión Soviética. Ese conflicto fue una de las condiciones
para las victorias de los movimientos de liberación en Vietnam, Cuba,
Mozambique, Angola, Guinea Bissau. De allí también nació el Movimiento de
Países No Alineados después de la conferencia Bandung y surgió la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) bajo la inspiración
del gran economista argentino Raúl Prebisch. La solidaridad del Sur global, que
siempre se ha sentido en todos los países y diferentes regímenes, nació durante
ese período.
--Después de
la crisis financiera de 2008-2009, la pandemia de covid-19 es la segunda gran
crisis de la globalización en este Siglo. Pero ya antes de esta crisis, en
Argentina, Ecuador, Chile, Francia con chalecos amarillos, Argelia, Líbano,
Irán o Hong Kong, habíamos visto el renacimiento de un sujeto social
globalizado. ¿Esos movimientos de protesta global podrían ser una de las
fuerzas de transformación en el mundo ?
--Sí
definitivamente. Estas son algunas de las fuerzas que me dan esperanza sobre el
eventual triunfo de la izquierda. La sed de la gente por la justicia y la
igualdad siempre saldrá a la superficie. Lo importante es asegurarse de que sea
la izquierda la que lidere estas luchas y que la derecha no secuestre y
pervierta estas energías que brotan desde abajo para su agenda autoritaria
oportunista como lo ha hecho en Europa, India, Estados Unidos y Filipinas.
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