por Alejo Lerzundi
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Se ha tornado común en los círculos de la economía que los países para
crecer tienen que endeudarse, especialmente cuando es productiva genera empleo
y capacidad de pago. Los Bancos Centrales de los países cuidan de la salud
económica. De la forma como se calculan esas deudas y también de las
informaciones están en juego las verdades, las mentiras y las apariencias, de
las cuales se esperan dividendos políticos de la calidad de gestor de la
economía. De esto tratamos en la presente nota y veremos sorpresas desagradables.
Según publicación de Redacción BBC News Mundo de 08 octubre de 2018, la
deuda latinoamericana se estaba tornando insostenible, es decir tóxica. Y,
cuando se trata de una deuda fiscal, lo que miran los economistas es la
relación entre la deuda pública de un país y el tamaño de su economía,
expresada como porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB). Carlos Végh,
economista del Banco Mundial dice: "hay una situación de fragilidad"
que se explica, entre otras razones, por un alto déficit fiscal. Esta expresión
contradice las cifras oficiales, veamos porqué.
Según el Banco Mundial, la deuda en 2018 de Venezuela, Argentina, Brasil
y El Salvador se encontraban en torno al 80% de su Producto Bruto Interno -
PBI; Uruguay con 61%, Nicaragua, Costa Rica, Bolivia y Colombia en torno al
50%. Ecuador, México y honduras en torno al 45% y Perú y Chile en torno al 25%.
Estos últimos el más bajo, lo que da pie a que tienen margen para endeudarse.
En el caso peruano está corroborado por especialistas del Banco Central de
Reserva - BCR y otros afines. Volveremos sobre el tema.
Los datos de Venezuela son estimados, dado que el gobierno no divulga
actualizaciones de su información económica y en el contexto de la crisis que
atraviesa, el país entró en "suspensión de pagos" desde noviembre del
año 2017, un proceso más conocido como default, y ya no tiene acceso al crédito
de los mercados internacionales. Es otra de las manifestaciones del castigo que
sufre por oponerse a los designios de los EEUU. En Argentina con una deuda
similar la situación es diferente, fue heredada por Macri que era amigo de
Trump y del FMI.
Según las estadísticas de la Dirección General de Endeudamiento y Tesoro
Público del MEF, a mayo del 2017 la deuda pública de mediano y largo plazo
expresada en dólares asciende a US$50.359 millones. El 52,3% (US$26.322
millones) corresponde a la deuda interna y el 47,7% restante representa la
deuda externa. El servicio de la deuda pública para los próximos 10 años (2018
- 2027) asciende a un promedio de US$4.700 millones anuales, esto apenas
significa alrededor del 1,6% del PBI.
Pero lo anterior, es apenas un espejismo, según WEB asesor del Banco
Central de Reserva del Perú (BCRP) e integrante del Consejo Fiscal, el peligro
del crecimiento desmedido de la deuda externa en el Perú, con especial énfasis
en lo que se llama "deudas de compromiso y de contingencia" que este
gobierno ha venido ocultando a la ciudadanía, a través de su presidente Julio
Velarde Flores como Presidente y los polémicos José Chlimper y Rafael Rey,
actuantes miembros del Directorio del Banco Central de Reserva del Perú; y de
los cuales depende la estabilidad monetaria en nuestro país. Están allí para
maquillar y favorecer al gran capital. El nuevo parlamento, a propósito, ha
pedido la destitución de estos dos porque es conocida sus actuación anti
patriota, fueron colocados en el cago por el fujimorismo.
La “Deuda Contingente” son las deudas: i) La deuda previsional que al
valor actual se calcula en un 18 % del PBI. ii) Deudas de las Asociaciones
Público Privadas (APP) de un 20 % del PBI en los próximos 20 años, parte de los
cuales son comprometidas y en contingencia. iii) Avales y deudas del Estado por
arbitrajes, juicios y otros que los expertos lo calculan en un 8 % del PBI. La
sumatoria da un 46 % de la deuda comprometida previsional y de contingencia en
función del PBI, lo que es US$ 92,000 millones.
En resumen al 23 % de la deuda pública, que es la única de la que han
venido registrando oficialmente, hay que sumar aquel 46 % antes indicado y lo
que es oficialmente registrado, lo que nos da un total de 70 % de deuda
pública. Estamos hablando de US$ 140,000 millones con relación al total del
PBI. Si a lo anterior agregamos los US$ 34,000 millones de la deuda privada
externa de empresas como la pesquera Exalmar, Banco de Crédito, Alicorp,
Ferreycorp, Buenaventura, Camposol, Copeinca y Maestro y otros, tenemos la
estratosférica US$ 174,000 millones de endeudamiento público y privado o sea el
87% del PBI nacional (US 200.000 millones). Lo que nos pone a la cabeza de los
deudores en América Latina
Esta es la gran verdad y la sorpresa desagradable, lo cual, trae abajo
todas las especulaciones en el sentido de que nuestra ratio de Deuda/PBI era
muy baja, y que podríamos endeudarnos mucho más, como señalan connotados
economistas neoliberales, con la solitaria oposición de Dennis Falvy y Richard
Webb que señalan que también es correcto considerar y registrar las deudas de
contingencia y previsionales.
Se sabe que la deuda privada no tiene una garantía del Estado, pues los
más de US$ 34,000 millones de deuda privada, “Ojo Económico llamó a estos como
“El Club de los Deudores”, que tienen la capacidad de incumplir las leyes del
Estado usando medios ilícitos, por esta razón el Gobierno de Vizcarra ha nombrado
una Comisión Especial para la cobranza de la deuda que ya está judicializada y
por tanto buena parte no será cobrada. Esto afectará sin duda nuestra
percepción de riesgo país y otros indicadores en el exterior y también para
enfrentar la pandemia y otras obligaciones vitales del Estado. Las deudas, es
bueno subrayarlo, el Perú tiene que honrarlas y pagarlas y para esos efectos
seguramente las veremos cada año en el Presupuesto General de la República. No
pueden estar ocultas y fuera del análisis, menos cuando se elabora el marco
macroeconómico multianual.
Tenemos para agravar la situación, la “fuga de capitales”, la cual si
impedida o sancionada adecuadamente reduciría drásticamente los efectos de la
deuda y aumentaría las inversiones. Estas cifras secretas e ilegales, difíciles
de calcular son siempre poco confiables. El Banco Mundial estimó que los
capitales de fuga de Venezuela excedieron su deuda externa. De 1980 a 1982,
alcanzó el 70% de la totalidad de los préstamos, según los cálculos de “Business
Week” (revista financiera). Es decir los patriotas que condenan a Maduro y
defienden la democracia, son los primeros en fugar capitales, eso pasó en Cuba,
actualmente en Argentina, en el Perú después de Velazco, pero también en
cualquier país con veleidades socialistas o socializantes, Los capitales
privados son lo primero que se ponen a buen recaudo con la venia de los bancos,
los paraísos fiscales y los EEUU.
Las agencias privadas calificadoras de “Grado de Inversión”, que también
son empresas (lo trataremos en otra nota), andan juntas con los intereses del
FMI y los EEUU, definen que países pueden recibir préstamos y cuáles no, para
ello determinan si estos países tienen capacidades de pago. Se dan situaciones
en que un país puede tener poca deuda pública, pero, al mismo tiempo, mala
calificación crediticia. Todo lo contrario, Japón, que tiene una deuda pública
equivalente al 253% de su Producto Interno Bruto (PIB), está muy lejos de no
tener acceso a crédito o el caso similar de EEUU, cuya deuda llega al 105% de
su PIB es decir con mucha solvencia pero endeudados hasta el cuello, la FMI
nunca los declarará insolventes, sería como tirarse un balazo en el propio pie.
Para muchas estas deudas sin respaldo del oro, como era antes, son la causa de
las crisis globales como es el del 2008.
Lo más común es que los países financien su déficit de tres maneras:
imprimiendo billetes (lo que puede disparar la inflación); vendiéndole deuda a
los privados, o pidiéndole un crédito a algún organismo como el Fondo Monetario
Internacional (cuando el mercado no te presta o te presta muy caro). Pero
cuando nadie te quiere prestar, estás en serios problemas, como es el caso de
Venezuela, que se puso a imprimir billetes y tiene una inflación proyectada de
1.000.000% para este año, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los
fondos de inversión estadounidenses dejaron de prestarle recursos a Venezuela
desde que declaró el default. Según la información gubernamental, el único país
que le está prestando dinero es China, no por razones de mercado, sino por
otras, ideológicas o geopolíticas.
El destape de la deuda de contingencia que agravan ola capacidad
financiera del país, se da en circunstancias en que el mismo Consejo Fiscal
también llega a la conclusión que los ingresos de las arcas fiscales están a la
baja, como sucede con la recaudación de la SUNAT, el canon minero, petrolero y
gasífero y otros recursos propios. Es más, señaló Mendoza, el PBI crecerá este
año y tal vez el próximo por el desarrollo de proyectos mineros como las
Bambas, pero en unos años, como no hay más, esto decrecerá a niveles del 2 %
como señala el FMI para el Perú, a no ser que se tomen decisiones en otros
sectores, pero ello tarda. En todo caso si se opta por gasto, este debiera ser
en infraestructura productiva y no en gasto corriente.
En estos tiempos que el COVID-19 viene exigiendo nuevas medidas para
aliviar la economía y las penurias de la población, escuchamos llamadas para la
cancelación de la deuda, eso es bueno, sin embargo la deuda no se esfumará
sencillamente. Alguien debe pagarla y por lo general la historia confirma lo
que sugeriría una mirada racional a la estructura del poder, esto es: los
riesgos tienden a ser socializados y los beneficios privatizados, tal como
sucede a menudo en el sistema mal denominado “capitalismo de libre empresa”.
Tradicionalmente las grandes deudas se condonan y las pequeñas y medianas casi
nunca. Eso lo sabe bien la SUNAT que tiene dos varas para medir.
El concepto tradicional dice que la responsabilidad recae sobre quienes
prestan dinero y quienes lo piden prestado. El dinero no fue pedido en préstamo
por los campesinos, por los trabajadores de las plantas automotrices ni tampoco
por los informales y los que viven en los pueblos jóvenes. La mayor parte de la
población no se ha beneficiado del endeudamiento; de hecho, con frecuencia han
sido gravemente perjudicados por sus efectos. Sin embargo son los que asumen el
peso del pago de la deuda.
Cuando se dice que el país no tiene recursos para invertir y por tanto
la necesidad de acceder a los préstamos externos, estamos escuchando medias
verdades. Como dice el presidente AMLO de México, el presidente Vizcarra puede
decir: lo que falta en el Perú no es dinero, lo que sobra es corrupción, las
grandes empresas se creen con el derecho divino de no pagar impuestos, para
ello mienten sobre el monto real de sus ingresos, presentan documentos falsos,
eluden, evaden, judicializan, apelan, exigen condonación y todo esto lo hacen
porque son los dueños del Perú con el poder de hacerlo. Privatizaron la
administración pública colocando sus funcionarios, contratan abogados y
especialistas que trabajan a tiempo completo en defensa de sus intereses.
Esperar que esos que están allí, puedan hacer algo, es soñar despierto. Aquí un
pequeño trecho de “La vida es Sueño”.
Sueña el rey que es rey,
y vive con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibeprestado,
en el viento escribe,
y en cenizas le conviertela muerte,
¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertaren
el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padecesu miseria
y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo,
en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
(Pedro Calderón de la Barca(1600-1681)
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