(26 de junio de 2020)
Por Miguel Aragón
Frente a la actual crisis sanitaria y social, y frente a la
crisis económica en maduración, desde un comienzo se han
desarrollado dos
concepciones y dos actitudes diferentes en nuestro país.
La mayoría de los trabajadores, en medio de condiciones de vida muy difíciles,
hemos resistido con
firmeza, nunca dudamos en
nuestra convicción que la crisis sanitaria seria temporal, y manteníamos en
alto la esperanza que pronto
sería superada, aunque dejando una dolorosa secuela de
miles de enfermos e incluso de
cientos de muertos.
Por el contrario, entre los defensores del viejo orden social
imperante en el país, se ha desarrollado una visión interesadamente pesimista
y derrotista, que busca debilitar las defensas de pueblo trabajador.
Ahora, a 100 días de la “cuarentena”, y que ya estamos superando la fase crítica de la
crisis sanitaria, la visión de los pesimistas y derrotistas se ha expresado en
varios artículos y portadas periodísticas, que se han sumado a las opiniones
frívolas y superficiales que
todos los días difunde la
prensa televisiva.
Estos pesimistas magnifican la cantidad de muertes ocurridas en el
país, confunden contagios con muertes, e incluso “en su interior” desearían que la cantidad de
víctimas sea mayor,
aspirando a que Perú se
ubique como el país con las mayores cantidades de fallecidos, morbosamente
exageran la cantidad de muertos y disfrutan placenteramente del dolor ajeno.
Por otro lado,
los promotores del derrotismo y de la claudicación, magnifican los temporales resultados negativos de la evolución económica.
Engañosamente, nos quieren hacer creer que en las últimas décadas en Perú
vivíamos en “un paraíso”, y
que recién hace dos años han comenzado las falencias en
los servicios sanitarios y educativos, y que la pobreza recién ahora ha
comenzado en el país.
Repasemos algunos de los títulos
de esos artículos y primeras planas:
EL FRACASO DE LA ESTRATEGIA DEL GOBIERNO, Fernando Rospigliosi,
“El Comercio”, sábado 02 de mayo.
CUADRAN A VIZCARRA. PRESIDENTE VIVE EN OTRO MUNDO, DICE ALMIRANTE
JORGE MONTOYA, primera plana de “Expreso”, lunes 04 de mayo.
IMPOSIBLE EVITAR LOS CONTAGIOS EN EL PERÚ, Fernando Rospigliosi,
“El Comercio”, sábado 16 de mayo.
LLEGÓ EL COLAPSO, primera plana del semanario “Hildebrandt en sus
13”, viernes 05 de junio.
UNA NUEVA NORMALIDAD PARA LA RECUPERACIÓN, artículo de Jaime de
Althaus, en “El Comercio”, viernes 05 de junio.
MUERTES POR CORONAVIRUS ALCANZAN CIFRAS DE TERROR, primera plana
de diario “UNO”, sábado 06
de junio.
LOS DESTRUCTORES, artículo de Federico Salazar, en “El Comercio”,
domingo 07 de junio.
CRISIS MORAL SIGUE HUNDIENDO AL PAÍS, primera plana del diario
“UNO”, miércoles 10 de
junio.
LA ECONOMÍA EN COMA, artículo de Roberto Abusada Salah, “El
Comercio”, jueves 11 de junio.
ECONOMÍA EN PICADA, primera plana del diario “UNO”, sábado 13 de junio.
NOS MINTIERON, artículo de Luis Gonzales Posada, “Expreso”, sábado
13 de junio.
GESTIÓN EJECUTIVA DE LA CRISIS: EL CASO DEL CORONAVIRUS REQUIERE
UN CAMBIO EN LA CONDUCCIÓN ESTRATÉGICA, artículo de José Quesada Seminario,
“Expreso”, sábado 13 de junio.
Y TODO A MEDIA LUZ, artículo de Mario Ghibellini, “El Comercio”, sábado 13 de
junio.
LA CUARENTENA ETERNA, artículo de Fernando Rospigliosi, en “El Comercio”, sábado 13 de junio.
ESTE ROUND LO HEMOS PERDIDO, artículo de Carlos Basombrío
Iglesias, “El Comercio”, domingo 14 de junio.
ERES UN IRRESPONSABLE o “el desastre peruano es diferente”, artículo de Federico Salazar, “El
Comercio”, domingo 17 de junio.
FRACASÓ PLAN DEL GOBIERNO CONTRA LA PANDEMIA, primera plana del
diario UNO, martes 16 de junio.
PERDIMOS UN QUINQUENIO EN TRES MESES, primera plana y artículo de
Carlos Adrianzen, en “Expreso”,
martes 16 de junio.
NO MÁS RECETAS MARXISTOIDES, artículo de Franco Mori P, en
“Expreso”, martes 16 de junio.
AUTORITARIOS Y ESTATISTAS, Fernando Rospigliosi, “El Comercio”,
sábado 20 de junio.
CAIDA LIBRE, Fernando Berckemeyer, “El Comercio”, sábado 20 de
junio.
EN BUSCA DEL RESPONSABLE, Federico Salazar, “El Comercio”, domingo
21 de junio.
¿SIN FRENO
HACIA EL ABISMO? , Roberto Abusada, “El Comercio”, jueves 25 de junio.
LA PREPOTENCIA DEL GOLPISTA, Luís García Miro, “Expreso”, viernes
26 de junio.
Después de repasar estos titulares, y compararlos con el
desarrollo de la realidad presente, intentemos una breve aproximación a las
raíces del problema.
En los últimos 70 años (de 1950 al presente), la evolución
económica en Perú, ha
pasado por dos “ciclos largos de crecimiento capitalista”, primero entre 1950 y
1975, y después entre 1993 y 2019. Entre ambos ciclos largos de crecimiento, la
evolución económica del país fue alterada por una larga crisis.
La mayor crisis económica y social en la sociedad peruana, durante
toda la etapa republicana, ocurrió entre los años 1975 y 1990 (periodo en el
cual se sucedieron los gobiernos acaudillados ocasionalmente por Morales
Bermúdez, Fernando Belaunde y Alan García). En ese lapso se paralizaron la mayor parte de las actividades
productivas y el país cayó en bancarrota. Como consecuencia de esa parálisis, el despido de trabajadores tuvo
como consecuencia que el desempleo y el subempleo aumentaran vertiginosamente.
La crisis de producción se agravó con la hiperinflación
galopante de esos años, y como consecuencia de ello, el valor real de los
sueldos y salarios se devaluó al máximo. A fines de la década de 1980, durante
el gobierno de Alan García, la
pobreza, la miseria, y sus
complementos como la corrupción, la delincuencia y la prostitución, se generalizaron en todo el
país.
Durante los dos ciclos largos de crecimiento capitalista
mencionados, el crecimiento económico no fue complementado con el necesario y
urgente desarrollo social. Por el contrario, en esos dos periodos de bonanza, “los ricos se hicieron más
ricos, y los pobres se hicieron más pobres”.
Los grandes propietarios se enriquecieron a manos llenas, no se atendieron las crecientes y
urgentes necesidades de servicios sanitarios y educativos. A medida que crecía
el capitalismo semifeudal y semicolonial, crecieron algunas ciudades, que se vieron desbordadas por varios cientos
de miles de trabajadores del campo que migraron a las ciudades, y formaron los
cinturones de miseria, las miserables barriadas.
Las carencias para afrontar adecuadamente la actual crisis
sanitaria no son recientes. Estas carencias se han incubado en los últimos
“setenta años de crecimiento económico sin desarrollo social”.
Estas carencias incubadas durante tantos años, no se pueden
superar en escasamente tres años, y menos en los últimos tres meses, como “reclaman” los que pretenden encubrir
las causas reales de la crisis.
La crisis sanitaria ha servido para desnudar lo falso, superficial y
frívolo del llamado “milagro peruano”, que ostentosamente pregonaron los
directos beneficiarios de la temporal bonanza.
Ahora, transcurridos ya cien días del inicio de la emergencia
sanitaria, en las tres últimas semanas se ha llegado al límite máximo en la cantidad de contagios,
ahora hay síntomas notorios
que ya comenzó la esperada y prematuramente anunciada “meseta” de crecimiento
de los contagios.
Por otro lado, la perspectiva es que superada la temporal y
puntual caída de la
producción, pronto se
reanudará el esperado crecimiento económico, reactivación que demandamos la mayoría de trabajadores.
Pero justamente ahora, en
este momento de esperado viraje, se ha desbordado el escandaloso bullicio de
“las aves de mal agüero”, con su prédica pesimista, derrotista y
claudicante. Como puede leerse, he seleccionado algunos de los titulares de las
primeras planas y de artículos periodísticos, en los cuales se desborda esta
visión negativa del presente y visión pesimista del futuro cercano.
Factor común en toda esta predica negativa es ocultar la
responsabilidad fundamental de la cúpula de la clase dominante y del obsoleto
aparato estatal. El bullicio solamente
se concentra en las denuncias superficiales y ataques al ocasional gobierno de turno
y a sus principales funcionarios, cuando no a fantoches como un tal Richard
Swing.
En ninguno de los artículos y titulares anotados, nadie denuncia
la responsabilidad de los propietarios de los bancos, de los propietarios de
las grandes empresas comerciales, y de los propietarios de la gran minería,
tres sectores rentistas monopolistas y hegemónicos que viven parasitariamente
del producto del trabajo de las mayorías.
Entonces, para nosotros está
muy claro, a donde apunta
este ventarrón de pesimismo y derrotismo. Encubrir el fondo del problema y seguir hurgando en la
superficie del problema, para que todo siga igual.
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