Escribe: Milcíades Ruiz
El 27 de julio pasado, el dueño del Partido Morado Julio Guzmán, ha expuesto su pensamiento en el diario La República. Bajo el título: “Reforma republicana para potenciar al país”, diciendo que se propone “continuar con la transformación de las mentes de los peruanos que se requiere para que, en 20 o 30 años, el Perú sea un nuevo país”. Así de simple: Transforma nuestras mentes y asunto arreglado.
Luego agrega: “será la vacuna social contra las pandemias”. Para qué ya preocuparse por futuras pandemias, pues él, nos vacunará lavándonos el cerebro y ya está. Prosigue diciendo que eso y la erradicación de la desigualdad nos darán la “inmunidad” que necesitamos. Solo así podremos imaginar una república que goce de buena salud. Para este señor, todo es cuestión de imaginación.
“La gran lección de la pandemia es que la desigualdad acelera y amplifica el efecto destructivo de las crisis”. Así pues, la culpa la tiene la desigualdad no las causas, el producto y no los insumos. “Y explican, en su mayor parte, la catástrofe que, en términos de fallecidos y depresión económica, viene afectando al país. La lucha contra la desigualdad es mi prioridad”. Ojo. No está hablando de desigualdad económica.
El “enfoque republicano”, consiste en aplanar la cancha para todos y todas. Luchar contra la desigualdad no requiere revoluciones, sino, más bien, reformas profundas y responsables”. Ojo. Es la receta del FMI y del BID del que ha sido funcionario. No requiere dice: “quitarle al rico para dárselo al pobre”. Alguien debería hacerle ver que la torta a distribuir es una sola.
“Un Estado enteramente benefactor” erosiona la ciudadanía ni hay recurso para financiar ni fiscalizar. “Lo que hoy necesitamos es un Estado de Oportunidades Para Todos”. “Donde nuestra felicidad y progreso se construya a base de la exploración y expansión de los talentos”. Así pues, los talentosos nos darán la felicidad. Solo es cuestión de fabricar talentos y se acaban los problemas.
Pero agrega: “para eso, se requiere de políticas públicas universales enfocadas en la educación, la salud, la diversificación productiva, la innovación, la ciencia y la libre competencia; utilizando como principal herramienta la tecnología de la cuarta revolución industrial”. Es el mismo concepto que manejaba Fujimori en los años 90. Ya sabemos a dónde conduce ese modo de pensar. “El cambio de enfoque debió darse hace mucho”. Pero claro, tenía que aparecer él, para hacerlo.
“Como país hemos gozado de tres décadas de consolidación macroeconómica y diecisiete años consecutivos de crecimiento económico. En estos escenarios, las élites no tuvieron ni la convicción ni la capacidad de hacer estas reformas”. Por eso, -nos dice- el partido Morado, en cinco años, se ha dedicado a construir estas élites y talentos (¿habrá negros allí?). Lógicamente, estos están subordinados a su persona por ser lo máximo. Nada de “populismo, ni de medidas carentes de organización y visión de país”.
Bueno pues. Estas son sus ideas. El derecho de opinión no se lo podemos negar a nadie, pero siendo un candidato presidencial, podría constituir una amenaza a la que estamos obligados a rebatir en legítima defensa propia. Pensé que los líderes de izquierda y sus partidos le iban a salir al frente, pero al parecer nuestra capacidad de respuesta está por los suelos. “El que calla otorga” dice el refrán popular, así que, aunque sea en solitario diré algo, aunque no tenga eco.
Pasando sus ideas por el tamiz lo que nos queda es: Reforma republicana, transformación de las mentes de los peruanos en 20 o 30 años, Vacuna social, combatir la desigualdad sin quitarle a los ricos, (sino a los pobres). La felicidad y progreso se logra con la exploración y expansión de talentos. Nada de populismo.
Como es fácil advertir, si estas ideas las sometemos al análisis ideológico, no resistirán la mínima presión y muchos quizá digan: No sabe dónde está parado, al ver que no maneja una plataforma política definida. Pero allí precisamente podría estar la trampa. No encontramos razón para que después de 199 años de república, enarbole la bandera del “enfoque republicano” ¿Hay gato encerrado? Pero si lo relacionamos a sus otros conceptos salta a la vista que se refiere al enfoque republicano de Trump.
Viendo lo que hay detrás de su concepto del gobierno de las élites y el lavado de nuestras mentes, van surgiendo otras coincidencias con Trump quien se cree superior por el origen de sus genes y se obsesiona con el muro fronterizo con Méjico para evitar la degeneración de la raza blanca y solo admite la inmigración de los talentosos. Como sabemos, Donald Trump siempre ha expresado su desprecio por las personas a las que considera inferiores.
Guzmán ha tomado muy en serio el gobierno de las élites que hasta ha fundado su ONG con el nombre de “Instituto Talentos”, del cual es Director General. Salvo que sea organismo de fachada para recibir donaciones para la campaña. Dice que su partido ha trabajado durante cinco años en esta especie de corte de iluminados. No se sabe lo que pasará con nosotros en caso que no estemos aptos para pertenecer a esa élite de gobierno. Tendríamos que acogernos al plan de 30 años para cambiar nuestras mentes y no ser considerados débiles mentales.
Sobre este asunto trata el libro “Guerra contra los débiles” de Edwin Black, cuando EE. UU., desarrolló un plan entre 1930 y 1960 para crear una raza superior dominante. Miles de ciudadanos calificados como débiles mentales fueron esterilizados sin su consentimiento, como lo hizo Fujimori en el Perú, para evitar que nazcan más pobres. Apoyaron el plan, organizaciones filantrópicas, prestigiosos profesores, universidades de elite, ricos empresarios y altos funcionarios de gobierno, formando un movimiento pseudocientífico llamado “eugenesia”.
La eugenesia nació en Inglaterra a mediados de 1800, pensando en obtener híbridos humanos como se hacía en plantas. El libro de Black relata la masiva ayuda financiera otorgada por las fundaciones Rockefeller, Carnegie y Harriman a las entidades científicas alemanas donde comenzaron los experimentos eugenésicos que culminaron en Auschwitz. Fue el modelo norteamericano el que se aplicó en el holocausto.
Entonces, cuando Guzmán nos habla de “vacuna social”, que “la felicidad y progreso se logra con la exploración y expansión de talentos”, sin entrar en detalles, nos deja muchas dudas. No habla de ni de justicia social, ni democracia, ni de desigualdad socio económica. Quizá, porque su idea de desigualdad tiene otras connotaciones que todavía no revela. Pero examinando su trayectoria podríamos tener idea más precisa.
Habiendo estudiado en un exclusivo colegio de clase alta (Recoleta), migró a EE UU donde tuvo su formación profesional trabajando en el Banco Interamericano de Desarrollo, cuyo mayor accionista es EE UU. Dicho sea de paso, Trump ha propuesto como presidente del BID al lobista al cubano norteamericano Mauricio Claver-Carone, uno de los artífices del endurecimiento de sanciones (“maximum pressure”) a Cuba y Venezuela.
Luego aparece Guzmán como infiltrado en el gobierno de Humala, desempeñando cargos claves. Dejar el BID para venir por un sueldo menor resulta sospechoso. El semanario “Hildebrand en sus Trece” publicó el 2016 lo siguiente:
“El candidato Julio Guzmán no tiene problemas económicos a pesar de que, como él mismo reveló, lleva año y medio sin trabajar. En la declaración jurada presentada ante el Jurado Nacional de Elecciones señala que en los pasados 12 meses recibió 401,842 soles en “remuneraciones y renta individual”. Es decir, más de S/. 33,000 al mes. Guzmán fue retirado de la secretaria general del PCM, denunciado como DÉSPOTA y PREPOTENTE por un congresista. De pronto se convirtió en el principal benefactor de “Todos por el Perú”. En el 2015 la ONPE registra que el propio Guzmán aporto al partido 23,129 soles.
Con estos antecedentes, no puede uno dejar de pensar de que quizá se trate de un topo, aprovechando las debilidades del régimen electoral, que permite que cualquier persona sin representación social alguna, funde un partido personal para postular a la presidencia. Primero existe el jefe del partido y después nace la asamblea que lo propone.
Nos dice que está contra todo populismo, haciendo coro con la CONFIEP, los neoliberales, y otra vez aparece la figura de Trump que va contra todo sistema de ayuda social como el Obamacare, que beneficia a millones de personas bajo un seguro especial. Es que, para los neoliberales, populismo es toda ayuda social que distorsiona el libre mercado. Si los pobres no son competitivos frente a los adinerados no tiene por qué entrometerse el estado, debiendo dejar que las medicinas y el oxígeno medicinal suban de precio conforme a la oferta y demanda.
Así, Guzmán transformará nuestras mentes para que dejemos de ser sensibleros y de ese modo alcanzar la felicidad. Si alguien se está muriendo hay que dejar que el libre mercado haga su trabajo y no prestar ninguna ayuda. Hay pues muchos temores que sería bueno aclarar. Quizá su dicho, no sea para tanto, que hay mucho de exageración, pero más vale estar preparados. Por si acaso no estaría mal preparar nuestros talentos. ¿Decían?
Julio, 2020
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