viernes, 3 de julio de 2020

“Ni calco ni copia”. Aspectos marxistas-leninistas en la obra de Mariátegui


Fotografía: Internet.
José Carlos Mariátegui y familia*

Por Ángel Chávez Mancilla,
Director de 
El Comunista

I

En este homenaje a José Carlos Mariátegui ya otros camaradas han abundado en la conocida labor que El Amauta desempeñó como difusor del marxismo, teórico, organizador y conductor del proletariado peruano. Por lo que, en lugar de detenerme a reiterar los datos ya señalados, plantearé una reflexión sobre las posiciones teórico-políticas que Mariátegui defendió, y que lo colocan en el campo del marxismo-leninismo.

Esta labor no es nueva. Ya Jorge del Prado, quien fue el dirigente del Partido Comunista Peruano (PCP), expuso algunos elementos que confirman que Mariátegui adoptó posiciones leninistas [1]. Si se requiere nuevamente volver sobre el tema se debe a que los deformadores del marxismo han continuado mancillando la obra de Mariátegui, pues bajo la suposición de su divorcio del marxismo-leninismo se le exalta como un autor no “dogmático”. Esto no es más que la reedición de la llamada “libertad de crítica” que Lenin criticó en el ¿Qué hacer?

Los reformistas y revisionistas han querido ver en la obra de Mariátegui su estandarte para negar aspectos centrales de la teoría marxista-leninista. Usan la famosa frase del Amauta –referente a que el socialismo en el Perú no debía ser “ni calco ni copia, sino creación heroica”– para apoyar posiciones tales como las llamadas vías nacionales al socialismo. Su argumento se basa en que se deben considerar las particularidades nacionales para diseñar una estrategia de lucha, y, dado que se enfocan en las particularidades, concluyen que hay múltiples formas posibles de llegar al socialismo. La otra cara de este argumento, aspecto que sitúa a estos ideólogos como enemigos del marxismo-leninismo, es que niegan la existencia de leyes generales del proceso revolucionario que da paso del capitalismo al socialismo [2]. De esta forma soslayan el carácter científico del socialismo propuesto por Marx y Engels.

A contra corriente de lo que sostienen los tergiversadores del marxismo-leninismo, y que quieren valerse de Mariátegui para tales fines, en esta breve exposición buscaremos destacar que El Amauta sí reconocía que existen determinaciones fundamentales en la realidad histórico-social. Las cuales permiten hallar generalidades aplicables de forma universal a todas las naciones donde se ha desarrollado el capitalismo en su fase imperialista. Lo que negaría la idea de que existe una multiplicidad de formas de llegar al socialismo, y por tanto supondría la necesidad de una estrategia común de los comunistas de toda latinoamérica y el mundo.

Quienes buscan afirmar las particularidades nacionales, por sobre las generalidades derivadas del desarrollo del capitalismo en su fase monopolista a nivel mundial, se apoyan en la idea de que es necesario contemplar los múltiples aspectos de la sociedad en que se actúa para para poder hacer un “análisis concreto de la situación concreta”, y agregan que no se debe proceder de forma mecánica para evitar el “calco y la copia”. Es verdad que la teoría marxista reconoce todo las múltiples determinaciones o aspectos de la realidad concreta, vinculados en una relación de interdependencia: “Lo concreto es concreto porque constituye la síntesis de muchas determinaciones y, por tanto, la unidad de lo múltiple” [3].

Sin embargo, el error en que incurren los tergiversadores del marxismo es que, reconociendo la existencia de múltiples determinaciones de la realidad histórico-social, no analizan, sistematizan, clasifican o jerarquizan de forma correcta las determinaciones. Esto deriva en que los aspectos secundarios, contingentes y casuales, se sobredimensionan para sobreponerlos a los aspectos que son esenciales, generales y comunes a todas las naciones donde existe el capitalismo en su fase imperialista. Los aspectos generales y esenciales no pueden supeditarse a las particularidades.
II

La obra de Mariátegui nos llama a estudiar la realidad concreta para poder intervenir en ella y transformarla, pero no basta con afirmar la frase “ni calco ni copia, sino creación heroica”. Se requiere destacar los aspectos esenciales y generales que El Amauta tomó del marxismo-leninismo. Tener en claro estos aspectos es el paso previo para detenernos en las particularices, aspectos secundarios y contingentes. De la relación y unidad entre lo general y lo particular se obtiene el estudio concreto. Que por lo demás también tiene aspectos esenciales que todo Partido Comunista debe estudiar del país en que actúa: el grado de desarrollo del capitalismo, el estudio de la clase obrera y demás fuerzas aliadas, entre otros aspectos.

Antes de entrar en materia también debemos señalar que el estudio de la obra de Mariátegui debe contemplar cada momento de su desarrollo ideológico. Aun convirtiéndose en un marxista-leninista, en su periodo temprano no estuvo exento de las influencias de su contexto político que le llevaron a dialogar y posteriormente a combatir las ideas del APRA y de Georges Sorel. Igual reconocimiento requiere su actitud política de atender las observaciones que los cuadros de la Internacional Comunista le dirigieron y que contribuyeron a la consolidación de su concepción marxista-leninista [4].

Los textos de Mariátegui referentes a la cuestión indígena son los más explotados por los deformadores del marxismo. Aunque hay aspectos con los que no se tiene coincidencia, como la idea del socialismo incaico, el mismo Amauta reconoció que la cuestión indígena estaba incluida en la “cuestión nacional”, tema que tuvo un desarrollo desde la visión marxista-leninista por parte de Stalin. Pero además, a contra flujo del romanticismo respecto de la cuestión indígena que se le atribuye a Mariátegui, podemos destacar que El Amauta logró apreciar la esencia detrás del fenómeno. Por ejemplo, en la conclusión del texto “Importancia del problema racial” afirma que en América Latina la mayoría de la población está constituida por indígenas y negros (aspecto que ha cambiado y no se corresponde con la actualidad), y pregunta: “¿Cuál es la categoría social y económica de éstos? Los  indígenas y negros están en su mayoría incluidos en la clase de obreros y campesinos explotados, y forman casi la totalidad de la misma” [5].

De ésta forma Mariátegui devela que la esencia de la opresión de los indígenas y los negros está en la cuestión clase, no obstante que a la opresión de estos grupos se sumen particularidades. Vista así la cuestión, para Mariátegui los indígenas eran un sujeto revolucionario porque eran trabajadores y no por su propia condición de indígenas. Por lo tanto aquí la particularidad de la existencia de los indígenas, o múltiples grupos nacionales o raciales, no modifica en nada la tesis general del marxismo de la centralidad de la clase obrera basada en la primacía de la contradicción capital/trabajo.
Ninguna particularidad nacional respecto de la población de tal o cual país requiere un camino distinto al de la organización de la clase obrera para derrocar al capitalismo. Más aún, siendo la lucha de clases el aspecto esencial, es central para romper con la opresión que padecen los indígenas, los negros, las nacionalidades. El pensamiento de Mariátegui confluye en esta idea al afirmar que la lucha contra la opresión particular del indígena y el negro requiere la unidad de los trabajadores (sean estos indígenas, negros, mestizos o blancos) contra el capitalismo y el imperialismo:
“los indios y negros, que son en común y por igual objeto de la explotación más intensa, constituyen por estas múltiples razones que los negros son entre sí afines por raza, y los indígenas afines por raza, cultura y lengua, masas inmensas que unidas a los proletarios y campesinos explotados, mestizos y blancos, tendrán por necesidad que insurgir revolucionariamente contra sus exiguas burguesías nacionales y el imperialismo monstruosamente parasitario, para arrollarlos cimentando la conciencia de clase y establecer en América Latina el gobierno de obreros y campesinos” [6].

Mariátegui reconoce que a nivel mundial hay otro elemento común y general en la lucha de clases, que diferencia al reformismo del marxismo. Jorge del Prado da cuenta de ello al señalar que Mariátegui decía: “Aquí, como en Europa, los proletarios tienen, pues, que dividirse no en sindicalistas y socialistas —clasificación anacrónica— sino en colaboracionistas y anti colaboracionistas, en reformistas y marxistas” [7]. Siguiendo esta enseñanza podemos afirmar que no existe particularidad nacional que justifique la colaboración de clase, y consecuentes con ésta idea de Mariátegui el PCM ha mantenido su independencia de clase respecto del gobierno burgués encabezado por Andrés Manuel López Obrador en México.

Otro elemento general que Mariátegui afirmó indispensable, sin importar las particularidades nacionales, es la existencia del Partido Comunista como factor necesario para la transformación revolucionaria. Esto lo afirmó con su labor por construir el Partido Comunista y buscar la adhesión a la Internacional Comunista.
Adoptando la concepción materialista de la historia Mariátegui tuvo claridad respecto a la necesidad de la violencia revolucionaria para la transformación de la sociedad. Marx sostuvo que “la violencia es la partera de la historia”. Por su parte Mariátegui afirmó: “Con armas solamente morales jamás constreñirá la India a la burguesía inglesa a devolverle la libertad. La revolución no se hace, desgraciadamente, con ayunos. Los revolucionarios de todas las latitudes tienen que elegir entre sufrir la violencia o usarla” [8]. Es claro que al referir que la revolución en todas latitudes implica la violencia está afirmando que no hay particularidad nacional alguna que justifique una vía pacífica al socialismo.

La lucha contra el imperialismo pasa por comprender correctamente el concepto marxista de imperialismo y no confundir un centro imperialista, por ejemplo Estados Unidos, con el imperialismo. El imperialismo como una fase del capitalismo cuya característica esencial es la existencia de monopolios lleva a que la política antiimperialista implique la lucha contra los monopolios con base nacional o extranjera. Por su parte Haya de la Torre entendía la lucha contra el imperialismo no como la lucha contra el sistema capitalista en su fase parasitaria y contra los monopolios, sino como una lucha contra el centro imperialista norteamericano y en nombre de esta lucha llamaba a que la clase obrera colaborara con la “burguesía nacional”. Es decir, abandonara su independencia de clase. Esta posición fue denunciada por Mariátegui en su artículo “Punto de vista anti-imperialista” [9] donde afirma que para los comunistas: “El anti-imperialismo (…) no constituye ni puede constituir, por sí solo, un programa político, un movimiento de masas apto para la conquista del poder” [10]. Señalaba esto porque advertía que bajo la consigna de  la lucha antiimperialista de Haya de la Torre se defendían los intereses de la burguesía en el Perú; lo que lleva a “una desorbitada superestimación del movimiento anti-imperialista, a la exageración del mito de la lucha por la segunda independencia” [11].

El programa de los comunistas no debe supeditarse a la burguesía ni poner por objetivo la lucha antiimperialista (entendida la lucha contra un centro imperialista), sino mantener al socialismo como objetivo estratégico. La lucha contra el imperialismo es parte de la lucha contra el capitalismo, y es en este sentido que El Amauta concluye: “somos anti-imperialistas porque somos marxistas, porque somos revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el socialismo como sistema antagónico, llamado a sucederlo, porque en la lucha contra los imperialismos extranjeros cumplimos nuestros deberes con las masas revolucionarias de Europa”. [12]

Nuevamente Mariátegui destaca una generalidad, que ninguna particularidad nacional revierte: la lucha contra el imperialismo traducida en la lucha por la independencia nacional no debía sustituir el objetivo de la lucha por el socialismo. Ni colocarse dicho mito como una etapa que llevaría “no sabemos en virtud de qué proceso, al socialismo, a la revolución social”. [13]

III

Para terminar quiero exponer un hecho que hermana de forma particular a los comunistas de Perú con los comunistas de México, y es la lucha contra el APRA. En México el APRA también intentó envenenar al proletariado. Afortunadamente Julio Antonio Mella, quien entonces era el Secretario Político del PCM, le confrontó afirmando que «El APRA representa los intentos de organización del “oportunismo” y del “reformismo” latinoamericanos». [14]

Del debate que Mariátegui y Julio Antonio Mella tuvieron con el APRA hay bastante que recuperar. Por ejemplo, el punto tres del programa del APRA era la Nacionalización de las tierras y la industria. El tema de las nacionalizaciones aún hoy causa polémica. Pero ya en 1928 Mella daba claridad sobre el asunto y señalaba que hablar de nacionalización en general no es una posición marxista, pues hasta sectores de la burguesía están de acuerdo con eso, sino que para expresarse como marxistas se debe hablar de “Nacionalización y en manos del proletariado triunfante, del nuevo Estado Proletario” [15]. Aquí Mella señala dos características esenciales e indivisibles del socialismo: la socialización de los medios de producción y la existencia del Estado obrero. Es decir el ejercicio de la dictadura del proletariado.
El estudio de los debates y experiencias a que se enfrentaron los comunistas por todo el mundo nutre la práctica revolucionaria. Del debate de Mella contra el APRA se podría extraer la iluminación necesaria para situar correctamente las acciones de Lázaro Cárdenas y demás gobiernos burgueses que efectuaron nacionalizaciones en el pasado. Pero sobre todo  claridad para no pensar que se construye socialismo ahí donde un gobierno progresista, reformista u oportunista efectúa expropiaciones.
En México una expresión política que contenía la misma esencia del APRA fue el Lombardismo, que proponía la “unidad nacional” o un “amplio frente nacional” que implicaba la colaboración de clase o mejor dicho el sometimiento de la clase obrera a la burguesía. El objetivo era lograr una supuesta independencia económica como paso previo para emprender la lucha por el socialismo. Como hemos visto, estas posiciones fueron criticadas por Mariátegui para el caso de Perú.

Hasta aquí hemos querido destacar que la frase “ni calco ni copia” no implica para el mismo Mariátegui la renuncia a las tesis y aspectos esenciales de la teoría marxista leninista: la centralidad de la clase obrera; la lucha de clases como la contradicción cuyo desenlace revolucionario permite la emancipación de todo tipo de opresión –racial o étnica; la oposición a la colaboración de clase en aras de la lucha por la supuesta liberación nacional o lucha antiimperialista; o bien el carácter imprescindible del Partido Comunista y el empleo de la violencia revolucionaria.

Comentarios y sugerencias: angelch.mancilla@gmail.com


* Las imágenes presentadas en el cuerpo del presente artículo han sido retomadas de internet con el fin de complementar, diversificar y desdoblar las posibilidades comunicativas de los contenidos presentados en El Machete, sin ningún fin de lucro y como parte de una plataforma gratuita y libre.
** Texto para la conferencia “Mariátegui, la luz de América”, organizada por el Partido Comunista Peruano. 14 de julio de 2020

[1] Jorge del Prado, “Mariátegui, marxista-leninista. Fundador del Partido Comunista Peruano”, en José Aricó. Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano. México, Ediciones Pasado y Presente, 1978. pp. 71-92.
[2] Nuestro Partido ya ha reflexionado acerca de la existencia de leyes o regularidades en el proceso histórico revolucionario, un ejemplo de esto se encuentra en el texto: “La Gran Revolución Socialista de Octubre inauguró una nueva época de las revoluciones sociales” en Revista Comunista Internacional, no. 7.   https://www.iccr.gr/es/news/La-Gran-Revolucion-Socialista-de-Octubre-inauguro-una-nueva-epoca-de-las-revoluciones-sociales/.
En el conjunto del no.7 de la revista los Partidos Comunistas reflexionan acerca de las lecciones que se han extraído de la experiencia de la Revolución Socialista de Octubre, recomendó la lectura del número completo: https://www.iccr.gr/es/issues/ejemplar-7/
[3] Carlos Marx. Grundrisse. Lineamientos fundamentales para la crítica de la economía política 1857-1858. Traducción de Wenceslao Roces. México, Fondo de Cultura Económica, 1985. p. 15
[4] Vid. V. M. Miroshevski. “El populismo en el Perú. Papel de Mariátegui en la historia del pensamiento social latinoamericano”, en José Aricó, op. cit., pp. 55-70; Manfred Kossok, “Mariátegui y el pensamiento marxista en el Perú”, en en José Aricó, op. cit., pp. 186-200.
[5] Mariátegui, “Importancia del problema racial”, en Mariátegui. Ideología y política. Lima, Editorial Amauta, 1977. p. 54.
[6] Ibíd. p. 55.
[7] Jorge del Prado op. cit. p. 72.
[8] José Carlos Mariátegui, La escena contemporánea. Lima, Ed. Minerva, 1925, pp. 198-199.
[9] José Carlos Mariátegui, “Punto de vista anti-imperialista”, Tesis presentada en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, en Buenos Aires, junio 1929. Se publicó posteriormente en la correspondencia sudamericana. Tomado de Mariátegui. Ideología y política. Lima, Editorial Amauta, 1977.
[10] Ibíd. p. 90.
[11] Ibíd. p. 90.
[12] Ibíd. p. 95.
[13] Ibíd. p. 90.
[14] vid. Julio antimonio Mella, “¿Qué es el APRA? Folleto”, México, Abril 1928. Tomado de Mella. Documentos y artículos. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1975. pp. 371.
[15] Ibíd. p. 375.

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Referencias documentales:
Del Prado Jorge, “Mariátegui, marxista-leninista. Fundador del Partido Comunista Peruano”, en José Aricó. Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano. México, Ediciones Pasado y Presente, 1978.
Kossok, Manfred. “Mariátegui y el pensamiento marxista en el Perú”, en José Aricó. Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano. México, Ediciones Pasado y Presente, 1978.
Mariátegui José Carlos, “Importancia del problema racial”, en Mariátegui. Ideología y política. Lima, Editorial Amauta, 1977.
Mariátegui José Carlos, “Punto de vista anti-imperialista”, Tesis presentada en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, en Buenos Aires, junio 1929.
Mariátegui José Carlos. La escena contemporánea. Lima, Ed. Minerva, 1925.
Mella Julio Antonio. “¿Qué es el APRA? Folleto”, México, Abril 1928. Tomado de Mella. Documentos y artículos. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1975.
Miroshevski, V. M. “El populismo en el Perú. Papel de Mariátegui en la historia del pensamiento social latinoamericano”, en José Aricó. Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano. México, Ediciones Pasado y Presente, 1978.



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