Fotografía: Internet.
José Carlos Mariátegui y familia*
José Carlos Mariátegui y familia*
Por Ángel Chávez Mancilla,
Director de El Comunista
Director de El Comunista
I
En
este homenaje a José Carlos Mariátegui ya otros camaradas han abundado en la
conocida labor que El Amauta desempeñó
como difusor del marxismo, teórico, organizador y conductor del proletariado
peruano. Por lo que, en lugar de detenerme a reiterar los datos ya señalados,
plantearé una reflexión sobre las posiciones teórico-políticas que Mariátegui
defendió, y que lo colocan en el campo del marxismo-leninismo.
Esta
labor no es nueva. Ya Jorge del Prado, quien fue el dirigente del Partido
Comunista Peruano (PCP), expuso algunos elementos que confirman que Mariátegui
adoptó posiciones leninistas [1].
Si se requiere nuevamente volver sobre el tema se debe a que los deformadores
del marxismo han continuado mancillando la obra de Mariátegui, pues bajo la
suposición de su divorcio del marxismo-leninismo se le exalta como un autor no
“dogmático”. Esto no es más que la reedición de la llamada “libertad de
crítica” que Lenin criticó en el ¿Qué hacer?
Los reformistas y revisionistas
han querido ver en la obra de Mariátegui su estandarte para negar aspectos
centrales de la teoría marxista-leninista. Usan la famosa frase del Amauta –referente a que el socialismo en el Perú no debía ser “ni
calco ni copia, sino creación heroica”– para apoyar posiciones tales como las
llamadas vías nacionales al socialismo. Su argumento se basa en que se deben considerar las
particularidades nacionales para diseñar una estrategia de lucha, y, dado que
se enfocan en las particularidades, concluyen que hay múltiples formas posibles
de llegar al socialismo. La otra cara de este argumento, aspecto que sitúa a
estos ideólogos como enemigos del marxismo-leninismo, es que niegan la
existencia de leyes generales del proceso revolucionario que da paso del
capitalismo al socialismo [2]. De esta
forma soslayan el carácter científico del socialismo propuesto por Marx y
Engels.
A contra
corriente de lo que sostienen los tergiversadores del marxismo-leninismo, y que
quieren valerse de Mariátegui para tales fines, en esta breve exposición
buscaremos destacar que El Amauta sí
reconocía que existen determinaciones fundamentales en la realidad
histórico-social. Las cuales permiten hallar generalidades aplicables de forma
universal a todas las naciones donde se ha desarrollado el capitalismo en su
fase imperialista. Lo que negaría la idea de que existe una multiplicidad de
formas de llegar al socialismo, y por tanto supondría la necesidad de una
estrategia común de los comunistas de toda latinoamérica y el mundo.
Quienes
buscan afirmar las particularidades nacionales, por sobre las generalidades
derivadas del desarrollo del capitalismo en su fase monopolista a nivel
mundial, se apoyan en la idea de que es necesario contemplar los múltiples
aspectos de la sociedad en que se actúa para para poder hacer un “análisis
concreto de la situación concreta”, y agregan que no se debe proceder de forma
mecánica para evitar el “calco y la copia”. Es verdad que la teoría marxista
reconoce todo las múltiples determinaciones o aspectos de la realidad concreta,
vinculados en una relación de interdependencia: “Lo concreto es concreto porque
constituye la síntesis de muchas determinaciones y, por tanto, la unidad de lo
múltiple” [3].
Sin
embargo, el error en que incurren los tergiversadores del marxismo es que,
reconociendo la existencia de múltiples determinaciones de la realidad
histórico-social, no analizan, sistematizan, clasifican o jerarquizan de forma
correcta las determinaciones. Esto deriva en que los aspectos secundarios,
contingentes y casuales, se sobredimensionan para sobreponerlos a los aspectos
que son esenciales, generales y comunes a todas las naciones donde existe el
capitalismo en su fase imperialista. Los aspectos generales y esenciales no
pueden supeditarse a las particularidades.
II
La obra
de Mariátegui nos llama a estudiar la realidad concreta para poder intervenir
en ella y transformarla, pero no basta con afirmar la frase “ni calco ni copia,
sino creación heroica”. Se requiere destacar los aspectos esenciales y
generales que El Amauta tomó
del marxismo-leninismo. Tener en claro estos aspectos es el paso previo para
detenernos en las particularices, aspectos secundarios y contingentes. De la
relación y unidad entre lo general y lo particular se obtiene el estudio
concreto. Que por lo demás también tiene aspectos esenciales que todo Partido
Comunista debe estudiar del país en que actúa: el grado de desarrollo del
capitalismo, el estudio de la clase obrera y demás fuerzas aliadas, entre otros
aspectos.
Antes de
entrar en materia también debemos señalar que el estudio de la obra de
Mariátegui debe contemplar cada momento de su desarrollo ideológico. Aun
convirtiéndose en un marxista-leninista, en su periodo temprano no estuvo
exento de las influencias de su contexto político que le llevaron a dialogar y posteriormente
a combatir las ideas del APRA y de Georges Sorel. Igual reconocimiento requiere
su actitud política de atender las observaciones que los cuadros de la
Internacional Comunista le dirigieron y que contribuyeron a la consolidación de
su concepción marxista-leninista [4].
Los
textos de Mariátegui referentes a la cuestión indígena son los más explotados
por los deformadores del marxismo. Aunque hay aspectos con los que no se tiene
coincidencia, como la idea del socialismo incaico, el mismo Amauta reconoció que la cuestión indígena estaba incluida en la
“cuestión nacional”, tema que tuvo un desarrollo desde la visión
marxista-leninista por parte de Stalin. Pero además, a contra flujo del
romanticismo respecto de la cuestión indígena que se le atribuye a Mariátegui,
podemos destacar que El Amauta logró
apreciar la esencia detrás del fenómeno. Por ejemplo, en la conclusión del
texto “Importancia del problema racial” afirma que en América Latina la mayoría
de la población está constituida por indígenas y negros (aspecto que ha cambiado
y no se corresponde con la actualidad), y pregunta: “¿Cuál es la categoría
social y económica de éstos? Los indígenas y negros están en su mayoría
incluidos en la clase de obreros y campesinos explotados, y forman casi la
totalidad de la misma” [5].
De ésta
forma Mariátegui devela que la esencia de la opresión de los indígenas y los
negros está en la cuestión clase, no obstante que a la opresión de estos grupos
se sumen particularidades. Vista así la cuestión, para Mariátegui los indígenas
eran un sujeto revolucionario porque eran trabajadores y no por su propia
condición de indígenas. Por lo tanto aquí la particularidad de la existencia de
los indígenas, o múltiples grupos nacionales o raciales, no modifica en nada la
tesis general del marxismo de la centralidad de la clase obrera basada en la primacía
de la contradicción capital/trabajo.
Ninguna
particularidad nacional respecto de la población de tal o cual país requiere un
camino distinto al de la organización de la clase obrera para derrocar al
capitalismo. Más aún, siendo la lucha de clases el aspecto esencial, es central
para romper con la opresión que padecen los indígenas, los negros, las
nacionalidades. El pensamiento de Mariátegui confluye en esta idea al afirmar
que la lucha contra la opresión particular del indígena y el negro requiere la
unidad de los trabajadores (sean estos indígenas, negros, mestizos o blancos)
contra el capitalismo y el imperialismo:
“los
indios y negros, que son en común y por igual objeto de la explotación más
intensa, constituyen por estas múltiples razones que los negros son entre sí
afines por raza, y los indígenas afines por raza, cultura y lengua, masas
inmensas que unidas a los proletarios y campesinos explotados, mestizos y
blancos, tendrán por necesidad que insurgir revolucionariamente contra sus
exiguas burguesías nacionales y el imperialismo monstruosamente parasitario,
para arrollarlos cimentando la conciencia de clase y establecer en América
Latina el gobierno de obreros y campesinos” [6].
Mariátegui
reconoce que a nivel mundial hay otro elemento común y general en la lucha de
clases, que diferencia al reformismo del marxismo. Jorge del Prado da cuenta de
ello al señalar que Mariátegui decía: “Aquí, como en Europa, los proletarios
tienen, pues, que dividirse no en sindicalistas y socialistas —clasificación
anacrónica— sino en colaboracionistas y anti colaboracionistas, en reformistas
y marxistas” [7].
Siguiendo esta enseñanza podemos afirmar que no existe particularidad nacional
que justifique la colaboración de clase, y consecuentes con ésta idea de
Mariátegui el PCM ha mantenido su independencia de clase respecto del gobierno
burgués encabezado por Andrés Manuel López Obrador en México.
Otro
elemento general que Mariátegui afirmó indispensable, sin importar las
particularidades nacionales, es la existencia del Partido Comunista como factor
necesario para la transformación revolucionaria. Esto lo afirmó con su labor
por construir el Partido Comunista y buscar la adhesión a la Internacional
Comunista.
Adoptando
la concepción materialista de la historia Mariátegui tuvo claridad respecto a
la necesidad de la violencia revolucionaria para la transformación de la
sociedad. Marx sostuvo que “la violencia es la partera de la historia”. Por su
parte Mariátegui afirmó: “Con armas solamente morales jamás constreñirá la
India a la burguesía inglesa a devolverle la libertad. La revolución no se
hace, desgraciadamente, con ayunos. Los revolucionarios de todas las latitudes
tienen que elegir entre sufrir la violencia o usarla” [8]. Es
claro que al referir que la revolución en todas latitudes implica la violencia
está afirmando que no hay particularidad nacional alguna que justifique una vía pacífica al socialismo.
La lucha
contra el imperialismo pasa por comprender correctamente el concepto marxista
de imperialismo y no confundir un centro imperialista, por ejemplo Estados
Unidos, con el imperialismo. El imperialismo como una fase del capitalismo cuya
característica esencial es la existencia de monopolios lleva a que la política
antiimperialista implique la lucha contra los monopolios con base nacional o
extranjera. Por su parte Haya de la Torre entendía la lucha contra el
imperialismo no como la lucha contra el sistema capitalista en su fase
parasitaria y contra los monopolios, sino como una lucha contra el centro
imperialista norteamericano y en nombre de esta lucha llamaba a que la clase
obrera colaborara con la “burguesía nacional”. Es decir, abandonara su independencia
de clase. Esta posición fue denunciada por Mariátegui en su artículo “Punto de
vista anti-imperialista” [9] donde afirma que para los comunistas: “El
anti-imperialismo (…) no constituye ni puede constituir, por sí solo, un
programa político, un movimiento de masas apto para la conquista del poder” [10]. Señalaba esto porque advertía que bajo la consigna de la
lucha antiimperialista de Haya de la Torre se defendían los intereses de la
burguesía en el Perú; lo que lleva a “una desorbitada superestimación del
movimiento anti-imperialista, a la exageración del mito de la lucha por la segunda
independencia” [11].
El programa de los
comunistas no debe supeditarse a la burguesía ni poner por objetivo la lucha
antiimperialista (entendida la lucha contra un centro imperialista), sino
mantener al socialismo como objetivo estratégico. La lucha contra el
imperialismo es parte de la lucha contra el capitalismo, y es en este sentido que El Amauta concluye: “somos anti-imperialistas porque somos
marxistas, porque somos revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el
socialismo como sistema antagónico, llamado a sucederlo, porque en la lucha
contra los imperialismos extranjeros cumplimos nuestros deberes con las masas
revolucionarias de Europa”. [12]
Nuevamente Mariátegui destaca una generalidad, que ninguna
particularidad nacional revierte: la lucha contra el imperialismo traducida en
la lucha por la independencia nacional no debía sustituir el objetivo de la
lucha por el socialismo. Ni colocarse dicho mito como una etapa que llevaría
“no sabemos en virtud de qué proceso, al socialismo, a la revolución social”. [13]
III
Para terminar quiero exponer un hecho que hermana de forma
particular a los comunistas de Perú con los comunistas de México, y es la lucha
contra el APRA. En México el APRA también intentó envenenar al proletariado.
Afortunadamente Julio Antonio Mella, quien entonces era el Secretario Político
del PCM, le confrontó afirmando que «El APRA representa los intentos de
organización del “oportunismo” y del “reformismo” latinoamericanos». [14]
Del
debate que Mariátegui y Julio Antonio Mella tuvieron con el APRA hay bastante
que recuperar. Por ejemplo, el punto tres del programa del APRA era la Nacionalización de las tierras y la industria. El tema
de las nacionalizaciones aún hoy causa polémica. Pero ya en 1928 Mella daba
claridad sobre el asunto y señalaba que hablar de nacionalización en general no
es una posición marxista, pues hasta sectores de la burguesía están de acuerdo
con eso, sino que para expresarse como marxistas se debe hablar de
“Nacionalización y en manos del proletariado triunfante, del nuevo Estado
Proletario” [15]. Aquí
Mella señala dos características esenciales e indivisibles del socialismo: la
socialización de los medios de producción y la existencia del Estado obrero. Es
decir el ejercicio de la dictadura del proletariado.
El estudio de los debates y
experiencias a que se enfrentaron los comunistas por todo el mundo nutre la
práctica revolucionaria. Del debate de Mella contra el APRA se podría extraer
la iluminación necesaria para situar correctamente las acciones de Lázaro
Cárdenas y demás gobiernos burgueses que efectuaron nacionalizaciones en el
pasado. Pero sobre todo claridad para no pensar que se construye
socialismo ahí donde un gobierno progresista, reformista u oportunista efectúa
expropiaciones.
En México una expresión política
que contenía la misma esencia del APRA fue el Lombardismo, que proponía la “unidad nacional” o un “amplio frente
nacional” que implicaba la colaboración de clase o mejor dicho el sometimiento
de la clase obrera a la burguesía. El objetivo era lograr una supuesta
independencia económica como paso previo para emprender la lucha por el
socialismo. Como hemos visto, estas posiciones fueron criticadas por Mariátegui
para el caso de Perú.
Hasta aquí hemos querido destacar
que la frase “ni calco ni copia” no implica para el mismo Mariátegui la
renuncia a las tesis y aspectos esenciales de la teoría marxista leninista: la
centralidad de la clase obrera; la lucha de clases como la contradicción cuyo
desenlace revolucionario permite la emancipación de todo tipo de opresión
–racial o étnica; la oposición a la colaboración de clase en aras de la lucha
por la supuesta liberación nacional o lucha antiimperialista; o bien el
carácter imprescindible del Partido Comunista y el empleo de la violencia
revolucionaria.
* Las imágenes presentadas en el
cuerpo del presente artículo han sido retomadas de internet con el fin de
complementar, diversificar y desdoblar las posibilidades comunicativas de los
contenidos presentados en El Machete, sin ningún fin de lucro y como parte de
una plataforma gratuita y libre.
** Texto para la conferencia
“Mariátegui, la luz de América”, organizada por el Partido Comunista Peruano.
14 de julio de 2020
[1] Jorge del
Prado, “Mariátegui, marxista-leninista. Fundador del Partido Comunista
Peruano”, en José Aricó. Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano. México, Ediciones Pasado y Presente, 1978. pp. 71-92.
[2] Nuestro Partido ya ha
reflexionado acerca de la existencia de leyes o regularidades en el proceso
histórico revolucionario, un ejemplo de esto se encuentra en el texto: “La Gran
Revolución Socialista de Octubre inauguró una nueva época de las revoluciones
sociales” en Revista Comunista Internacional, no.
7. https://www.iccr.gr/es/news/La-Gran-Revolucion-Socialista-de-Octubre-inauguro-una-nueva-epoca-de-las-revoluciones-sociales/.
En el
conjunto del no.7 de la revista los Partidos Comunistas reflexionan acerca de
las lecciones que se han extraído de la experiencia de la Revolución Socialista
de Octubre, recomendó la lectura del número completo: https://www.iccr.gr/es/issues/ejemplar-7/
[3] Carlos
Marx. Grundrisse. Lineamientos
fundamentales para la crítica de la economía política 1857-1858.
Traducción de Wenceslao Roces. México, Fondo de Cultura Económica, 1985. p. 15
[4] Vid. V. M. Miroshevski. “El
populismo en el Perú. Papel de Mariátegui en la historia del pensamiento social
latinoamericano”, en José Aricó, op. cit., pp. 55-70; Manfred Kossok, “Mariátegui y el pensamiento
marxista en el Perú”, en en José Aricó, op. cit., pp. 186-200.
[5] Mariátegui,
“Importancia del problema racial”, en Mariátegui. Ideología y política. Lima,
Editorial Amauta, 1977. p. 54.
[9] José Carlos Mariátegui, “Punto de vista
anti-imperialista”, Tesis presentada en la Primera Conferencia Comunista
Latinoamericana, en Buenos Aires, junio 1929. Se publicó posteriormente en la
correspondencia sudamericana. Tomado de Mariátegui. Ideología y política. Lima,
Editorial Amauta, 1977.
[14] vid. Julio antimonio Mella, “¿Qué es el APRA? Folleto”, México,
Abril 1928. Tomado de Mella. Documentos y artículos. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1975. pp. 371.
—
— —
Referencias
documentales:
Del
Prado Jorge, “Mariátegui, marxista-leninista. Fundador del Partido Comunista
Peruano”, en José Aricó. Mariátegui y los orígenes del
marxismo latinoamericano. México, Ediciones Pasado y Presente, 1978.
Kossok,
Manfred. “Mariátegui y el pensamiento marxista en el Perú”, en José Aricó. Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano. México,
Ediciones Pasado y Presente, 1978.
Mariátegui
José Carlos, “Importancia del problema racial”, en Mariátegui. Ideología y política. Lima, Editorial Amauta, 1977.
Mariátegui
José Carlos, “Punto de vista anti-imperialista”, Tesis presentada en la Primera
Conferencia Comunista Latinoamericana, en Buenos Aires, junio 1929.
Mariátegui
José Carlos. La escena contemporánea. Lima,
Ed. Minerva, 1925.
Mella
Julio Antonio. “¿Qué es el APRA? Folleto”, México, Abril 1928. Tomado de Mella. Documentos y artículos. La Habana, Editorial de
Ciencias Sociales, 1975.
Miroshevski,
V. M. “El populismo en el Perú. Papel de Mariátegui en la historia del
pensamiento social latinoamericano”, en José Aricó. Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano. México,
Ediciones Pasado y Presente, 1978.
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