26/08/2020
Desde 1989 se habla, casi en un soliloquio
universal, desde la derecha hasta la izquierda, sobre el “fracaso soviético”.
Las consecuencias teóricas que sacan unos y otros, como corolario de la
afirmación, son, por supuesto, distintas, pero la afirmación en si no se
discute y, obviamente, quienes quedan mal parados a partir de ello, por más
contorsiones intelectivas que realicen, son los izquierdistas. Por más que
intenten enjuagarse las manos en las aguas del “antiestalinismo”, les resulta
muy difícil despegar, al pensamiento de izquierda en general y al marxismo en
particular, de semejante “fracaso histórico”, ni siquiera los trotskistas salen
indemnes.
¿Pero y si no existiera tal “fracaso”? ¿O por el
contrario si el “proceso” del llamado socialismo real, tomado como un todo, y,
en particular, el balance del papel jugado por la Unión de la Repúblicas
Socialistas Soviéticas, no diera un resultado macro-político negativo, desde el
punto de vista marxista, sino, por el contrario, el de un gran éxito histórico?
Porque la evidencia empírica sustancial que se
esgrime, como contundente, acerca de tal fracaso, es, simplemente, la de que la
Unión Soviética dejó de existir y que los países que la componían ,
principalmente Rusia, prosiguieron como naciones independientes en el marco de
dinámicas económicas y políticas propias del sistema capitalista. Pero eso es
sacar una conclusión simplista, a partir de un análisis superficial y
coyuntural de los hechos, sensacionalista e impactante por lo catastrófico
pero, sobre todo, parcial y ahistórico.
No es un análisis suficientemente profundo para un
proceso histórico de tal envergadura (la primer toma del poder y mantenimiento
de este, en toda la historia de la humanidad, que no fue llevado a cabo por un
grupo económicamente hegemónico) y que, además, persistió política e
institucionalmente por más de 70 años.
El solo hecho de que la URSS haya resistido y
vencido al nazismo, y aliviado en gran medida al mundo de tener que lidiar con
semejante monstruo bélico y despótico, debería llevarnos a ser un tanto más
cuidadosos a la hora de hablar de fracasos. Pero, además ¿cuántos movimientos
de liberación, de países neocoloniales y dependientes pudieron tener lugar, a
la sombra del gran paraguas soviético? ¿cuántos movimientos populares hallaron
espacio geopolítico para surgir y mantenerse en esa bipolaridad en la que la
URSS se inmoló soportando un asedio y un boicot insidioso y permanente de parte
de todo “occidente”? y, ¿cuántas luchas y triunfos obreros en sus reclamos por mejoras
en las condiciones de vida hubieran tenido un muy distinto resultado para peor
sin la existencia del país de los soviets, que tuvo que contrabalancear las
avarientas tendencias de un capitalismo dominante y poderoso, durante todo el
siglo XX, a costa de un esfuerzo económico y bélico que no quiso pero que le
fue impuesto insidiosamente e hipócritamente?
Pero no nos quedemos solo en ello, vayamos más allá
y arriesguemos un interrogante que no solamente pone en duda la afirmación del
“fracaso de la URSS” y de la experiencia del “socialismo real” del siglo XX
sino que abona la conclusión exactamente contraria: ¿No es acaso el monumental
proceso chino de la actualidad, que no solo ha demostrado, en números
concretos, su efectivo pathos socialista, al sacar de la pobreza a 800 millones
de personas, sino que aparece, indiscutiblemente, como el freno real, en
términos geopolíticos y económicos, del neoliberalismo y las erráticas, por no
decir suicidas, tendencias políticos financieras de los grandes grupos de
especulación y fraude mundiales, una consecución evolutiva, en forma de marcha
y contramarcha dialéctica, de la gesta inaugurada por la Revolución de Octubre
y continuada por la URSS’.
La revolución China fue uno de los tantos (el
principal podríamos decir) movimientos de liberación nacional y construcción
del socialismo que se pudo desplegar gracias a la existencia del “stopper”
soviético. Esta condición de posibilidad de tales movimientos no resta mérito
alguno a sus dirigentes ni, especialmente en este caso, al pueblo chino, que
pago con sangre sudor y lágrimas tal atrevimientos, pero hay que reconocer que,
aun así, tal sacrificio hubiera sido en vano, de no existir ese muro de contención
de la reacción mundial, que hubiera ahogado en sangre tanto a China como a
todos los otros movimientos populares que se desarrollaron en el S XX. Cuando
China, de la mano de Deng Xiao Ping adopta la política de la “Reforma y
Apertura”, que la conduciría al monumental fenómeno político económico en que
se ha convertido, allá por el año 1978/9, ya se habían restablecido los
contactos con la URSS, interrumpido principalmente durante todo el proceso de
la revolución cultural y, según el propio Kissinger, “el trato de camaradas
había vuelto a ser la regla en las relaciones chino soviéticas”. ¿No estaba,
entonces, de algún modo la URSS “pasándole la posta” a la gran nación China y a
su revolución socialista? ¿No sería esa la manera real de ver “el todo” de la cuestión?
En este sentido, y teniendo en cuenta lo que es China hoy y lo que representa
para la paz mundial y el desarrollo de los pueblos, habría que concluir, sin
temor a exagerar, en que el proceso soviético fue un éxito. Pero ello, claro,
siempre y cuando se considere que China sigue en términos reales construyendo
el socialismo como continuidad de la tarea emprendida inicialmente por la URSS.
Veamos algunos análisis al respecto.
China y el futuro
Cristina Reigadas en el Sitio web Eramus en un artículo titulado: “Visiones del futuro
y encrucijada civilizatoria: China, Occidente y la pandemia” (Erasmus Año XXII
- 2020 Artículos originales p. 127 en línea: junio de 2020) ofrece unas muy
interesantes reflexiones acerca de China, sobre todo teniendo en cuenta que su
enfoque no es desde el marxismo y que, además, no está exento de señalamientos
críticos y planteo de dudas acerca del proceso chino actual tomado como un
todo, lo que realza la pretensión de objetividad de las citas que hemos
extraído.
Así Reigadas, desde un inicio, plantea que:
“Mientras que la pandemia acentúa la debilidad política de Occidente y su
carencia de ideas para enderezar el rumbo de la historia, pareciera que el
peligro amarillo no sólo tiene una visión del futuro para sí y para el mundo
sino que está dispuesto a ejecutarla con decisión y hasta con cierta
arrogancia. Porque, además, ha salido victorioso de la pandemia.” Pero ya
adentrándose en consideraciones “epocales” adelanta que: “Quizás porque desde
hace siglos los imperios se han desarrollado en el terreno geocultural de lo
que llamamos Occidente, y hoy la posta pasa…nuevamente a Oriente, Occidente
corre el riesgo no sólo de perder el liderazgo mundial sino de tornarse
insignificante, por cansancio y hartazgo cultural, impotente frente un sistema
económico que ha producido más desigualdad y a un sistema político, la
democracia y los Estados Nacionales, jaqueados por sus escasos
rendimientos…Corre el peligro, sobretodo, de ser conducido por una potencia que
no termina de comprender porque nunca la ha escuchado suficientemente”
En cuanto a la Reforma Política Constitucional
efectuada por el XIX Congreso del Partido Comunista Chino en 2017, Reigadas
afirma que constituye: “un momento trascendente en la explicitación de esta visión.
En él se anuncia una ‘nueva era’, ’el sueño chino como sueño de la humanidad’,
una comunidad armónica, pacífica y próspera enlazada en un destino común,
guiada por el principio rector del ‘socialismo específicamente chino’.
Especificidad que conjuga hoy, en un experimento político extraordinario,
distintas tradiciones culturales y políticas, tanto del pasado como del
presente y las proyecta al futuro con carácter global…Lo ‘específicamente chino
aúna la idea de igualdad y justicia del socialismo, la economía de mercado
capitalista estatalmente orientada, la apuesta por la innovación tecnológica,
especialmente digital y en el campo de la inteligencia artificial y el
neoconfucianismo que aporta la legitimación por la virtud, todo esto anudado en
un fuerte nacionalismo que constituye el consenso ideológico-político básico´”
Y agrega que “Lo ‘específicamente chino’ se
ideologiza, se aleja de las influencias liberales existentes en los anteriores
gobiernos a Xi, y en éste camino construye una línea histórica que va de Mao
(reivindicado) a Xi, pasando por Deng. Con esta Reforma, Xi concentra el poder
en su persona, aprueba la posibilidad de la reelección indefinida, se erige en
el núcleo de la nación y su pensamiento en fuente de la doctrina política china.
Sólo Sun-Yat-sen y Mao Zedong habían ostentado estos privilegios…’El Sueño
Chino’ tiene como objetivos básicos eliminar la corrupción, asegurar un
moderado bienestar para todos, recuperar el lugar que le corresponde a China en
el mundo, promover la innovación (especialmente tecnológica), y llevar la
sabiduría y logros chinos a otros pueblos. Así la ‘nueva era’ y el
‘rejuvenecimiento’ chino consisten en un desarrollo basado en la inclusión, la
innovación, la regresión del nacionalismo (siendo esta cuestión paradojal) y de
los populismos, y la concreción de ‘todos bajo el cielo’, una humanidad unida
mediante la regla de la virtud”.
Reigadas está convencida de que: “Esta visión no
constituye un plan más de gobierno, ni para el Estado ni para los intelectuales
que la sustentan: es un proyecto político, una épica y una utopía, que busca
saldar la deuda que China tiene consigo misma y que finalmente tiene su kairós.
Tan lejos llega este sentimiento que algunos consideran que se trata de un
acontecimiento histórico-epocal extraordinario y único en los últimos 50, 500
(o quizás 5000 años)…Ciertamente el pasaje del sueño chino al sueño mundial
llevará tiempo y no se transitará sin riesgos ni dificultades, dado que pasar
de una Visiones del futuro y encrucijada civilizatoria: China,
Occidente y la pandemia, de una globalización desigual y conflictiva a
una pacífica, armoniosa y con equidad requerirá complejas negociaciones entre
distintos pueblos, naciones y regiones, entre muy diversas organizaciones
económicas, políticas y sociales, entre distintos valores, estilos de vida y
culturas. En la realización del sueño, ‘Tianxia’, el ‘imperio’ y ‘la Iniciativa
de la Franja y de la Ruta’ son cuestiones clave…Tianxia es el mundo. Y en
cuanto utopía del mundo y del gobierno mundial es un orden moral universal que
integra los valores e intereses del mundo, siendo superior a las naciones y a
los pueblos…La civilización que pueda resolver los tres problemas básicos que
la versión 1.0 del Imperio no pudo resolver: la desigualdad económica, el
fracaso de los Estados, la declinación política, la ineficiencia de la
gobernanza, la decadencia nihilista de la cultura, debidos al liberalismo
económico, político y cultural, pondrá las bases para el imperio mundial 2.0.
Estamos en los albores de este Imperio y ahora es el turno de China. El
nacionalismo y el fortalecimiento del Estado, y la sinificación conducirán sin
embargo hacia un universalismo enriquecido por la capacidad universalista del
confucianismo para absorber diferentes culturas. (Jiang, 2020)”
Una cita final de Reigadas es contundente: “El
“sueño chino como sueño mundial”, ´tianxia´, ´imperio´ y la diplomacia de la
gente forman parte de una visión que empieza a ocupar el vacío de visiones que
Occidente no ha podido aportar. Aun cuando esa visión no pueda comprenderse sin
Occidente y por fuera de él. …Si China será el nuevo imperio mundial nadie
puede responderlo. Pero sí podemos ahondar en las orientaciones y sentidos de
su visión del mundo. En China hay un rico debate intelectual del que no podemos
permanecer al margen…China ha tomado la iniciativa. El monólogo occidental
(incluyo a nuestra América Latina) ha terminado y comienza el diálogo
intercultural”
China y el socialismo
Veamos ahora algunos enfoques que dan por descontado
que China es realmente un país socialista o que está efectivamente construyendo
el socialismo.
Para empezar hemos de citar a alguien cuya
autoridad política y moral es indiscutible. En una entrevista de 1994, Fidel
Castro declaró: “Si quieres hablar sobre socialismo, no olvidemos lo que logró
el socialismo en China. En un tiempo era la tierra del hambre, la pobreza, los
desastres. Hoy no hay nada de eso. Hoy China puede alimentar, vestir, educar y
cuidar la salud de 1.200 millones de personas…Creo que China es un país
socialista y Vietnam también es una nación socialista”. (“Fidel: China es la
esperanza más prometedora para el Tercer Mundo” John Ross https://www.learningfromchina.net/china-is-most-promising-hope-for-third...).
Bruno Guigue, el 29/11/2018, en su artículo de la
revista Rebelión, “El socialismo chino y el mito del fin de la historia” (ver
web) afirma, en el mismo sentido en que comenzamos nuestras reflexiones, al
comienzo de este artículo, que: “La desbandada soviética parecía validar la
tesis liberal según la cual el capitalismo -y no su contrario el socialismo- se
adaptaba al sentido de la historia. Todavía hoy la ideología dominante reitera
esta idea simple: si la economía planificada de los regímenes socialistas cayó,
es porque no era viable” y agrega: “Los partidarios de esta teoría están tanto
más convencidos en cuanto que el sistema soviético no es el único argumento que
habla en su favor. Las reformas económicas emprendidas por la China popular a
partir de 1979, según ellos, también confirman la superioridad del sistema
capitalista”. Y, allí mismo, sentencia: “El problema es que
esa narración es un cuento de hadas”.
Guigue está convencido de que el capitalismo: “fue
erradicado progresivamente en la China popular en el período maoísta
(1950-1980)” y que “en el marco de las reformas económicas de Deng Xiaoping a
partir de 1979… se inyectó una dosis masiva de capitalismo en la economía, pero
-la precisión es importante- esa inyección tuvo lugar bajo la impulsión del
Estado” La economía de mercado afirma: “es un instrumento, no una finalidad; la
apertura es una condición de eficacia”.
Citando a Michel Aglietta y Guo Bai en cuanto a que
“«Los reformadores chinos quieren que el comercio refuerce el crecimiento de la
economía nacional, no que la destruya»”, insiste en que: “Lejos de ser los
enclaves que solo benefician a un puñado de «compradores», la nueva
liberalización del comercio fue uno de los principales mecanismos que han
permitido liberar el enorme potencial de la población. Decir que China se
convirtió en «capitalista» después de haber sido «comunista» indica, pues, una
visión ingenua del proceso histórico. Que haya capitalistas en China no
convierte el país en «capitalista», si se entiende con esta expresión un país
donde los dueños de capitales privados controlan la economía y la política
nacionales”.
Cita también a Jean-Louis Beffa, respecto de que
China representa: “la única alternativa creíble al capitalismo
occidental…Después de más de 30 años de un desarrollo inédito… ¿no es hora de
concluir que China ha encontrado la receta de un contramodelo eficaz al
capitalismo occidental? …la economía china no es una economía de mercado ni una
economía capitalista. Tampoco un capitalismo de Estado, porque en China es el
propio mercado el que está controlado por el Estado” y concluye: “Pero si el
régimen chino tampoco es un capitalismo de Estado, ¿entonces es «socialista»,
ya que es el propietario de los medios de producción o al menos ejerce el
control de la economía? La respuesta a esta pregunta es claramente
positiva…China permanece en un Estado fuerte que dicta su ley a los mercados financieros
y no al revés. Su élite dirigente es patriota. Incluso aunque conceda una parte
del poder económico a los capitalistas «nacionales», no pertenece a la
oligarquía financiera globalizada. Adepta a la ética de Confucio, dirige un
Estado que solo es legítimo porque garantiza el bienestar de 1.400 millones de
chinos”
Guigue, quien es graduado de la Escuela Normal
Superior y de la ENA (Escuela Nacional de Administración de Francia), se
remonta luego a una reflexión histórica: “Además no hay que olvidar que la
orientación económica adoptada en 1979 ha sido posible por los esfuerzos
realizados en el período anterior. Al contrario que los occidentales, los
comunistas chinos subrayan la continuidad -a pesar de los cambios efectuados-
entre el maoísmo y el posmaoísmo. << Mao nos puso de pie, Deng nos hizo
ricos>>. Y esos chinos consideran perfectamente normal que el retrato de
Mao figure en los billetes de banco. Todo el apego que todavía hoy tienen los
chinos a Mao Zedong se debe a que lo identifican con la dignidad nacional
recuperada». En 1950 China estaba en ruinas. Treinta años después todavía era
un país pobre desde el punto de vista del PIB por habitante. Pero era un Estado
soberano unificado, equipado y dotado de una industria naciente. El ambiente era
frugal, pero la población estaba nutrida, cuidada y educada como no había
estado en todo el siglo XX. En realidad la China actual es hija de Mao y Deng,
de la economía dirigida que la unificó y de la economía mixta que la ha
enriquecido. Pero el capitalismo liberal al estilo occidental no aparece en
China”. Y finaliza sus reflexiones diciendo: “Nunca una empresa occidental
financiaría un proyecto que no fuera rentable. No es el caso de China, que
piensa a largo plazo. Con su poder financiero público acumulado desde hace dos
decenios, China no se preocupa prioritariamente de una rentabilidad a corto
plazo si sus intereses estratégicos lo exigen…Es difícil admitir, sin duda, que
un país dirigido por un partido comunista haya conseguido en 30 años multiplicar
por 17 su PIB por habitante. Ningún país capitalista lo ha conseguido
nunca…Como de costumbre los hechos son testarudos. El Partido Comunista de
China no renuncia a su papel dirigente en la sociedad y proporciona su armazón
a un Estado fuerte. Heredero del maoísmo, este Estado conserva el control de la
política monetaria y del sistema bancario. Reestructurado en los años 90, el
sector público sigue siendo la columna vertebral de la economía china,
representa el 40 % de los activos y el 50 % de los beneficios generados por la
industria, predomina en el 80-90 % en los sectores estratégicos: siderurgia,
petróleo, gas, electricidad, energía nuclear, infraestructuras, transportes,
armamento. En China todo lo que es importante para el desarrollo del país y para
su proyección internacional está estrechamente controlado por el Estado
soberano…Al convertirse en la primera potencia económica del mundo, la China
popular elimina el pretendido «fin de la historia». Envía al segundo puesto a
un Estados Unidos moribundo minado por la desindustrialización, el
sobreendeudamiento, el desmoronamiento social y el fracaso de sus aventuras
militares (Fuente: https://www.legrandsoir.info/le-socialisme-chinois-et-le-mythe-de-la-fin...)
Otro gran intelectual, el italiano, recientemente
fallecido, Doménico Losurdo, en su artículo de junio de 2017 “¿China se ha
convertido al capitalismo?”, en cuanto a los orígenes del sistema económico
“mixto” en China señala: “Aunque el Partido Comunista de China tomó el poder a
nivel nacional en 1949, 20 años antes había comenzado a ejercer su poder en una
región u otra, regiones cuyo tamaño y población eran comparables a los de un
país europeo pequeño o mediano. Durante gran parte de estos 85 años en el
poder, la China gobernada parte o totalmente por los comunistas, se caracterizó
por la coexistencia de diferentes formas de economía y propiedad. Así fue como
Edgar Snow describió la situación a finales de los años treinta en las áreas
«liberadas»: ´Para garantizar el éxito en estas tareas era necesario para los
rojos, incluso desde los primeros días, comenzar una especie de construcción
económica. […] La economía soviética (china) en el Noroeste era una curiosa
mezcla de capitalismo privado, capitalismo de estado y socialismo primitivo.
Las empresas privadas y la industria fueron permitidas y fomentadas, y las
transacciones privadas que se ocupan de la tierra y sus productos fueron
autorizadas aunque con restricciones. Al mismo tiempo, el Estado poseía y
explotaba empresas tales como pozos de petróleo, pozos de sal y minas de
carbón, y comerciaba con ganado, pieles, sal, lana, algodón, papel y otras
materias primas. Pero no estableció un monopolio en estos artículos y en todas
ellas las empresas privadas podían, hasta cierto punto, competir. Una tercera
clase de economía fue creada con el establecimiento de cooperativas, en las que
el gobierno y las masas participaron como socios, compitiendo no sólo con el
capitalismo privado, sino también ¡con el capitalismo de estado!”. Y continúa:
“En un ensayo en enero de 1940 («Sobre la Nueva Democracia»), Mao Zedong aclaró
el significado de la revolución que tuvo lugar en ese momento: ‘Aunque esta
revolución, en un país colonial y semicolonial, durante su primera etapa o
primer paso, todavía es fundamentalmente democrático-burgués en su carácter
social, y aunque su misión objetiva es despejar el camino para el desarrollo
del capitalismo, ya no es una revolución del tipo antiguo dirigida por la
burguesía con el objetivo de establecer una sociedad capitalista y un Estado
bajo la dictadura burguesa. Pertenece a un nuevo tipo de revolución dirigida
por el proletariado con el objetivo, en una primera etapa, de establecer una
sociedad de nueva democracia y un Estado bajo la dictadura conjunta de todas
las clases revolucionarias. Por lo tanto, esta revolución realmente sirve para
despejar un camino aún más amplio para el desarrollo del socialismo’. Y en otra
oportunidad, el 18 de enero de 1957, en una charla en una Conferencia de
Secretarios de Comités de Partidos Provinciales, Municipales y Autónomas Mao
afirmó : ‘se trata de distinguir entre la expropiación económica y la
expropiación política de la burguesía. Sólo esta última debe llevarse a cabo
hasta el final, mientras que la primera, si no está contenida dentro de límites
claros, puede poner el riesgo el desarrollo de las fuerzas productivas. A
diferencia del “capital político”, el capital económico de la burguesía no
debería ser objeto de una expropiación total, al menos que sirva al desarrollo
de la economía nacional y así, indirectamente, a la causa del socialismo’ ”
Estas reflexiones parecen dar respuesta
satisfactoria, al menos en un primer nivel de análisis, a la pregunta de si la
China actual es capitalista o socialista. Al menos quedan puestos en evidencia
aquellos presupuestos o prejuicios que surgen de un entendimiento mecanicista y
panfletario de los principios marxistas y de lo que significa ser socialista o
estar en un camino al socialismo.
China y el marxismo
Abordando la cuestión desde un ángulo distinto, y
ya involucrándose en la cuestión propiamente ideológica, el académico y
periodista inglés John Ross, presuponiendo el triunfo de China en la puja
geopolítica con EEUU, atribuye al marxismo y a su desarrollo actual, por parte
de las autoridades chinas, la razón de este éxito. En su artículo “Cómo el
marxismo de Xi Jinping supera a Occidente” publicado en su sitio de internet
“Learning from China” Ross toma las formulaciones de dos asesores del
presidente Trump, McMaster y Cohn, quienes en un intento de defender la
economía occidental neoclásica que analiza la economía y la sociedad como
simplemente compuestas de unidades individuales, reformulan la conocida
sentencia de Margaret Thatcher acerca de que “No existe la sociedad. Hay
hombres y mujeres individuales y afirman, a partir de allí, que en la esfera
internacional el mundo no es una "comunidad global" sino una arena
donde naciones, actores no gubernamentales y empresas se involucran y compiten
por la ventaja". Ross contrapone a esta “doctrina” capitalista sobre las
relaciones internacionales los dichos de Xi Jinping sobre la necesidad de
construir una "Comunidad de Destino Común", lo que implica
profundizar la globalización, fortalecer el crecimiento económico, y oponerse
al aislacionismo que forma el núcleo de la política exterior de China-. A ello
están asociadas las ideas de "ganar-ganar", “uno más uno es mayor que
dos”, etc. Para Ross estos conceptos de Xi Jinping, se derivan del marxismo y
están presupuestos en los textos del padre fundador de la teoría capitalista en
tanto que Adam Smith ya en su “Teoría de los sentimientos morales”. Y cita: “
No importa cuán egoísta sea el hombre, evidentemente hay algunos principios que
hacen que se interese en la buena fortuna de otros" y agrega Ross que, en
“The Wealth of Nations”, Smith encontró la manera en que esto se plasmaba en la
realidad al aludir a la división del trabajo, “de la que se derivan tantas
ventajas y es la necesaria consecuencia de una cierta propensión en la
naturaleza humana la propensión a transportar, intercambiar e intercambiar una
cosa por otra. Esta propensión es uno de esos principios originales en la
naturaleza humana” Ello prosigue Ross lo ejemplifica Smith en el famoso caso de
la fábrica de alfileres “cada persona que haga una décima parte de cuarenta y
ocho mil alfileres puede considerarse que fabrica cuatro mil ochocientos
alfileres en un día. Pero si todos hubieran trabajado por separado e
independientemente, y sin que ninguno de ellos haya sido educado para este
peculiar negocio, ciertamente no podrían haber hecho veinte, tal vez ni un
alfiler en un día "… "Es la gran multiplicación de las producciones
de todas las diferentes artes, como consecuencia de la división del trabajo, lo
que ocasiona, en una sociedad bien gobernada, esa opulencia universal que se
extiende a los rangos más bajos de la gente".
Es decir, afirma Ross, que el propio fundador del
pensamiento liberal de mercado consideraba como imprescindible la acción común
en beneficio mutuo. Y esto, prosigue, lo tomó Marx, al resolver el problema que
Adam Smith había planteado sobre la relación del interés individual y los
intereses sociales, revirtiendo (tal cual hiciera con Hegel) la situación en la
que Smith estaba "parado sobre su cabeza". Y afirma que “Esto aclara
por qué no existe una contraposición fundamental entre interés propio e interés
social ni disputa sobre cuál es la más fundamental”. Seguidamente Ross se
refiere a Xi Jinping diciendo que, obviamente: “no intercala sus discursos en
eventos como como Davos o el seminario One Belt One Road con largas citas de
Marx. Pero, hablando en un lenguaje comprensible para una masa, incluida una
audiencia no marxista, Xi Jinping expresa y desarrolla con precisión estas
ideas de Marx” y que “El concepto de 'ganar-ganar' no es una frase psicológica
vacía para 'sentirse bien', sino que expresa el hecho de que, debido a que la
división del trabajo, aumenta la productividad de todos los que participan en
ella, la división del trabajo no es, literalmente, un juego de suma cero a
nivel nacional o internacional…Del análisis anterior se desprende claramente
porque China apoya la globalización, como expresión internacional de la
división del trabajo. Nuevamente, expresado en forma popular en el discurso de
Xi Jinping Davos: ‘Te guste o no, la economía global es el gran océano
del que no puedes escapar. Cualquier intento de cortar el flujo de capital,
tecnologías, productos, industrias y personas entre economías, y canalizar las
aguas del océano hacia lagos y arroyos aislados simplemente no es posible. De
hecho, va en contra de la tendencia histórica” (el resaltado es
nuestro)
En el mismo sentido Lucas Amorim en un artículo
en https://exame.com/mundo/marxismo-seguira-como-base-da-economia-chinesa-diz-xi-jinping/amp/?__twitter_impression=true,
titulado “El marxismo seguirá siendo la base de la economía china, dice Xi
Jinping El presidente chino dice que el país no debería intentar copiar las
ideologías occidentales que han llevado al "desempleo" y la
"polarización”, refiere que “Han pasado 42 años desde que Deng Xiaoping
abrió la economía china cerrada y atrasada en 1978. Desde entonces, China ha
sacado de la miseria a 800 millones de personas, se ha convertido en la segunda
economía más grande del mundo y ha comenzado a liderar algunos de los frentes más
prometedores en tecnología, como redes 5G. La escalada se produjo con el
mantenimiento de un régimen político centrado en el Partido Comunista, que
decide internamente los líderes del país, y sigue controlando las actividades
sociales con mano de hierro.”
Y se pregunta: “¿Es posible que China continúe con
esta dualidad en un mundo cada vez más polarizado con Estados Unidos y con la
necesidad de reinventar la economía una vez más, pasando de la producción en
masa con foco en las exportaciones a un régimen centrado en el consumo interno?
Para el presidente chino, Xi Jinping , la respuesta es un rotundo
"sí". En un artículo publicado el sábado en la revista política
Qiushi y reeditado por el South China Morning Post de Hong Kong, Xi dijo que el
marxismo continuará guiando la política económica del país…La base de la
política económica de China sólo puede ser la política económica
marxista". Y sigue Amorim :” Para quienes esperaban un cambio de actitud,
Xi, quien también es el secretario general del partido comunista, duplicó la
apuesta por la estrategia de las últimas décadas. Para él, el sistema
socialista con características chinas es un pilar de la política económica del
país que no solo condujo al desarrollo económico sino que consolidó la posición
del partido. Según el SCMP, Xi dijo que después de 30 años de reforma y
apertura, y en medio de un cambio en el orden global, dirigir al país hacia el
futuro será una gran prueba para el partido comunista. El presidente chino negó
que la política marxista pudiera retrasarse y dijo que permitía que los
mercados jugaran un papel decisivo en la asignación de recursos, pero también
asegura el control del gobierno. China, según su presidente, no debería
intentar copiar las ideologías occidentales o su sistema capitalista. Para él,
muchos países capitalistas sufrieron crisis, desempleo, creciente polarización
y crecientes conflictos sociales.” Y cita a Xi: "China debe apoyar y
desarrollar su economía controlada públicamente, mientras apoya otros tipos de
propiedad", dijo. "La posición dominante del control público no se
puede cambiar y el liderazgo de la economía controlada por el estado no se
puede cambiar".
Finalmente Amorim explica que “El discurso de Xi
Jinping llega en un momento de creciente presión externa e interna.” Pero,
concluye: “Un activo del gobierno chino es la rápida recuperación económica
tras la nueva pandemia de coronavirus. Junto con Egipto y Vietnam, se espera
que el país sea uno de los únicos en crecer en 2020: las previsiones oscilan
entre el 1,5% y el 3%.”
China y el legado soviético
Retornemos ahora a la hipótesis inicial, en torno a
la valoración histórica de la URSS y de su proceso político económico y
cultural que se extendió desde 1917 a 1989.
Saikat Bhattacharyya es un investigador indio de
Kolkata que actualmente trabaja en la Universidad de Jadavpur, Kolkata, Bengala
Occidental, India. En el sitio Regional Rapport, Bhattacharyya publicó, entre
otros, tres artículos: “Marx 2000. Desde el Manifiesto Comunista a la Ruta de
la Seda Parte I”, de Junio 1, 2018, “Parte II” de Junio 4, 2018 y “El Progreso
Gradual de Stalin a Xi” de julio 24, 2020.( ver Web)
El pensamiento de Bhattacharyya resulta interesante
por la secuencialidad histórica que asume, la que podría puntualizarse así:
1) “Para Marx y Engels la clase obrera despojaría a
la clase capitalista de su derecho a la propiedad privada y gradualmente se
iría hacia la propiedad social de todos los medios de producción. El
tránsito entre el momento de la toma del poder estatal por la clase obrera y el
establecimiento completo de la propiedad social sería la dictadura de la clase
trabajadora…Engels en su libro "Anti Duhring" explicó además que la
clase trabajadora después de tomar el poder del estado debía declarar la
propiedad estatal de los medios de producción y debía luchar contra la crisis
de sobreacumulación”.
2) “Lenin intentó relacionar la propiedad estatal,
prescripta por Engels, de la industria de base, desarrollada bajo la dictadura
del proletariado, con el proceso de industrialización dirigido por el Estado de
la Clase Trabajadora…Lenin abogó por la industrialización dirigida por el
estado. Mientras que Marx-Engels habían pensado en la estatización de las
industrias desarrolladas existentes sin abordar la cuestión del desarrollo
industrial (en tanto imaginaban la revolución como inicialmente en países ya
industrializados), la principal preocupación de Lenin era el desarrollo
industrial y el progreso tecnológico en la Rusia atrasada. Mientras que
Marx-Engels se preocuparon solo por la planificación dirigida por el estado,
para controlar la crisis de sobreacumulación, y, gradualmente, ir eliminando
los incentivos económicos individualistas, Lenin nunca hizo una distinción
entre estos dos objetivos del estado dirigido por la clase trabajadora…Por
ello, la Unión Soviética surgió como un poder que apuntaba al desarrollo de las
industrias de tecnología y armamento”. Esa habría sido una de las
“actualizaciones” que introdujo Lenin al marxismo, junto con su teoría del
imperialismo y la de la existencia de los países dependientes, entre otras
cosas.
3) “Después del final de la Segunda Guerra Mundial,
la Unión Soviética, bajo Stalin, se convirtió en una de las dos superpotencias
en guerra fría junto con los Estados Unidos. En realidad, en el período de
Stalin se experimentó una rápida industrialización debido a la política
comunista de aniquilación de las relaciones feudales en el campo y la inversión
planificada dirigida por el estado en sectores no rentables como las industrias
de infraestructura básica, educación y salud. Pero después de alcanzar
este nivel, la Unión Soviética debería haber dado más espacio para el
emprendimiento privado y los incentivos económicos individuales, manteniendo
las industrias claves bajo la planificación estatal… La Unión Soviética
creó una sociedad educada y saludable que podría haber sido ideal para un mayor
crecimiento cualitativo a través del emprendimiento privado guiado por la
planificación estatal…Además, el mundo capitalista estaba siguiendo el
mecanismo keynesiano de creación de demanda, liderado por el estado, para
contrarrestar la crisis de sobreacumulación. Stalin ignoró a Keynes como
alguien que quería reformar el capitalismo y salvarlo. Por el contrario Si
el movimiento comunista hubiera podido integrar las políticas keynesianas
exitosamente hubieran podido hacerle jugar al mercado un buen rol en la economía
socialista de la URSS y otros países de Europa Oriental.
Stalin en su libro, “Problemas económicos del
socialismo en la URSS” afirmó que la planificación es la base de la economía
socialista y la motivación por la ganancia operaba solo muy escuetamente en la economía
socialista planificada.
Stalin logró la construcción rápida de industria
pesadas, de educación y salud. Esto creó una base productiva y laboral y una
gran infraestructura muy rápidamente. Pero después de eso, la economía
soviética comenzó a lidiar con la escasez de los bienes de consumo y la
producción de la industria ligera”.
4) “Después de la muerte de Stalin, Kruschev se
convirtió en Jefe soviético y comenzó a criticar las políticas
estalinistas. Este parece haber sido el comienzo de los problemas
económicos internos de la URSS, o por lo menos de la visualización de los
mismos. El crecimiento económico comenzó a disminuir. Kruschev requería
mayor rol del mercado y de los incentivos económicos individuales en la
economía de la Unión Soviética pero esto no se produjo o no fue suficiente para
una reproducción del capital que fuera competitiva con el mundo occidental.”
5) “En esas circunstancias Mao Ze Dong emergió
para muchos como el líder número uno del comunismo internacional precisamente
después de las críticas de Kruschev a Stalin…Mao reafirmó el legado de Stalin
en el movimiento comunista y al mismo tiempo criticó a Stalin por haber hecho
depender demasiado al desarrollo económico de la burocracia del sistema… Mao
criticó la posición de Stalin en su libro “Crítica de los problemas económicos
del socialismo en la URSS” y dijo que la planificación es la superestructura,
pero la base de una economía socialista planificada es la producción de bienes
(mercancías) y dijo además que la ley del valor funciona completamente bajo una
economía socialista vista como un todo. Mao dijo además que la economía
socialista produce mirando el valor de uso, mientras que la economía
capitalista produce mirando el valor de cambio. Otra forma de decir lo mismo es
que en la economía socialista, la inversión debe estar orientada a las
necesidades sociales, mientras que en una economía capitalista, la inversión
debe estar orientada a las ganancias. La propuesta principal de Mao fue que la
planificación no cambia el modo de producción, es decir, la ley del valor
permanece intacta. Solo reemplaza las ganancias como objetivo principal y
determinante de la inversión. Por lo tanto, el dinero de inversión bajo el
socialismo ya no es D-M- (D + D’) y este es un cambio que lleva a cabo, desde
la superestructura, la comisión planificadora. Luego, mientras los individuos
todavía trabajan por el incentivo de la ganancia individual, en la
superestructura la comisión de planificación impide que se auto-active el
capital, invirtiendo prioritariamente en razón de las necesidades sociales y no
para obtener ganancias. Stalin se equivocó al pensar que este cambio en la
naturaleza del dinero de inversión se hacía desde la base. Así, mientras Stalin
pensaba que la propiedad privada estaba en una etapa moribunda, Mao enfatizó
que la propiedad privada permanece y renace en reacción a cada acción que se
toma bajo la economía socialista planificada. …Mao señaló como otro
inconveniente importante de la economía planificada de Stalin el de dar demasiada
importancia a las industrias pesadas, mientras que se preocupaba poco por las
industrias livianas señalando que los planificadores, economistas y burócratas
pueden determinar el valor de uso de las industrias pesadas y la
infraestructura, pero el valor de uso de las industrias ligeras está
determinado solo por las personas. Por lo tanto, las personas deben participar
en las decisiones sobre qué producir, cómo producir y para quién producir. La
decisión debe tomarse democráticamente en la planificación económica. No debe
dejarse en manos de los burócratas.”
6) “Para la década de 1970, Occidente experimentó
un cambio tremendo. Se comenzó a utilizar la deuda para crear demanda y se
comenzó a reducir el papel del estado en la economía. Se empezó a decir que la
intervención del estado en la economía era ineficiente y terminaba siendo un
desincentivo para trabajar duro. Basado en el canal de crédito del
petrodólar los Estados Unidos se aseguraron de un crédito ilimitado y con esto
se inflaron los precios de sus activos y se comenzó también a obtener ganancias
comerciando activos. Así, los capitalistas pudieron obtener ganancias en
el comercio de activos y la crisis de sobreproducción se resolvió
temporalmente. Poco a poco, Occidente, principalmente los EE. UU., comenzó
a externalizar la base de sus fábricas a los países del Tercer Mundo para
obtener más ganancias, mediante el aprovechamiento de mano de obra barata.
Además, Occidente y los Estados Unidos comenzaron a beneficiarse, como ya
dijimos, mediante el comercio de activos…Otra dimensión del auge del
capitalismo financiero, fue el hecho de que EEUU les permitió a los cárteles de
la OPEP, liderados por Arabia Saudita, que pudieran subir el precio del
petróleo muy por encima de los costos de producción, y parte de esta alta renta
aumentaba el consumo en los países ricos en petróleo, mientras que otra parte
financiaba las operaciones de los Estados Unidos en el crédito y el comercio de
activos. Así, el capitalismo global comenzó a observar el renovado crecimiento.”
7) “Entre 1920 y 1970, la Unión Soviética registró
la segunda tasa de crecimiento más alta después de Japón. Pero después de
1970, la Unión Soviética se estancó por completo. Su tasa demográfica de
fertilidad cayó por debajo de la tasa de reemplazo…Gorbachov decidió
(erróneamente) encarar primero las reformas políticas pero destruyó el
monopolio político del partido comunista. Luego comenzó las reformas
económicas pero al permitir el libre juego de las fuerzas del mercado, sin un
poder político consolidado que las regule la Unión Soviética, rica en petróleo,
padeció la “enfermedad holandesa” debido a los altos precios mundiales del
petróleo. Eso hizo que toda la base de la industria de la Unión Soviética
no se actualizara, volviéndose no competitiva en el mercado global. La
economía abierta resultó en la desindustrialización de la economía de la Unión
Soviética…La Unión Soviética, como ya había perdido la ventaja demográfica,
tenía trabajo educado pero costoso. Por lo tanto, no logró atraer
suficiente capital occidental. Todos en la Unión Soviética culpaban al
gobierno comunista de los problemas económicos, mientras que la falta de
centralización en el poder de toma de decisiones le daba pocas posibilidades al
partido comunista para cambiar el rumbo. Como resultado, la Unión
Soviética se derrumbó en 1991. Esa fue una gran derrota ideológica para el
movimiento comunista…La Unión Soviética colapsó porque su estructura económico
política era ideal para la era capitalista monopolista leninista, pero no para
la era capitalista financiera post-leninista. De hecho, para la Unión Soviética
las tasas de crecimiento más altas con menor productividad eran parte del éxito
socialista al haber dado a la clase trabajadora más tiempo libre, a diferencia
del mundo capitalista.”
8) “En ese momento, Deng Xiaoping, lider de la
China comunista, desde 1978, entendió que se abría para China una oportunidad
de obtener tecnología y capital occidentales lo que permitiría industrializar
China rápidamente. Deng aprovechó la oportunidad. Mucha gente en todo
el mundo pensó que Deng se estaba moviendo hacia el capitalismo. No
lograron comprender que Deng solo estaba reaccionando correctamente ante el
cambio de las condiciones materiales. El capitalismo se había transformado
del capitalismo de producción al capitalismo financiero. La deuda para
crear demanda se había vuelto momentáneamente más importante que la misma
producción para el abastecimiento. Los consumidores se hicieron más
importantes que los trabajadores. El capitalismo se transformaba
reaccionando ante la crisis de sobreproducción. Y esta transformación
presentaba a China una oportunidad histórica, advertida claramente por
Deng…Deng surgió cuando China soportaba aun los efectos negativos de la
Revolución Cultural. …Deng aceptó la contribución de Mao a la lucha contra el
imperialismo, erradicando el feudalismo y construyendo fuertes industrias de
educación, salud, infraestructura física y militar, y también aceptó la crítica
de Mao a Stalin. Deng aceptó que la base de una economía socialista planificada
sigue siendo la producción mercantil donde la ley del valor actúa plenamente y
la propiedad privada emerge todos los días…Deng también aceptó que los
planificadores no pueden determinar el valor de uso de la industria ligera o de
industria de bienes de consumo sino que es la gente la que tiene que decidir
eso. Esto a su vez presentaba el inconveniente de que no podía consultarse al
público con mecanismos de participación que y como producir ya que la gente no
comprende las cuestiones complejas vinculadas con la producción. Solo los
profesionales entienden del tema. Pero las personas pueden decidir el valor de
uso al revelar sus preferencias en el mercado. El mercado es necesario entonces
en las industrias ligeras y en los bienes y servicios de consumo…Pero
Deng también apreciaba el poder de la economía socialista para invertir en la
producción de valores de uso. Entendió que el socialismo puede tener la ventaja
sobre ello solo si resuelve antes plenamente la producción de mercancías de
consumo masivo a partir de las reglas del mercado capitalista. Entonces, Deng
permitió que la propiedad privada operara, permitió un mercado competitivo y
aprovechó el mercado global y la tecnología global, los cuales eran superiores
a su contraparte china. Con ello activó por completo una base de producción de
“commodities” mientras daba a la vez prioridad de inversión en gran escala
priorizando en esto si el valor de uso (necesidades sociales) sobre el valor de
cambio (ganancia)…Por lo tanto, Deng se negó a la privatización desenfrenada y
a la política electoral liberal, a diferencia de Gorbachov en la URSS. Deng
continuó manteniendo la propiedad estatal en sectores clave e industrias y
servicios de infraestructura, mientras permitía la propiedad privada en el
sector de bienes de consumo. La iniciativa privada motivada por el valor de
cambio (motivación monetaria) es buena para identificar áreas con ventajas
competitivas, mientras que la creación de valor de uso (infraestructura)
dirigida por el estado continúa creando nuevas áreas de ventaja competitiva sin
tener en cuenta el valor de cambio (ganancia).”
9) “China comenzó así a industrializarse utilizando
capital y tecnología de EE. UU., Occidente y Japón, mientras que EE. UU
continuó endeudándose con China y otros países y generando demanda de productos
hechos en China. Y en 2013, bajo el liderazgo de Xi Jinping, China optó por una
idea diferente a la del capitalismo para contrarrestar la crisis de
sobreproducción. A China se le ocurrió la Iniciativa “Belt&Road”, que
consiste en invertir en infraestructura como puertos, ferrocarriles y
carreteras, en todo el mundo y ayudar a diferentes regiones pobres a
desarrollar y compartir la prosperidad de China. China puede soportar
largos períodos de gestación y pérdidas a largo plazo, mientras que el sistema
occidental no puede. Esto se debe, si, a que en la economía china
continúa la apropiación de la plusvalía del trabajo asalariado. Pero
mientras en Occidente la manera de utilizar la plusvalía es decidida por la
clase capitalista y banquera privada, en China lo mismo lo deciden los líderes
de la clase trabajadora…Esto es porque la clase trabajadora puede afrontar
inversiones de largo plazo a lo que rehúyen la clase capitalista y los
banqueros privados. Por lo tanto, el sistema occidental es más propenso a
comerciar activos a corto plazo con fines de lucro, pero China puede realizar
inversiones reales con un largo período de gestación. Esto simplemente
prueba que el sistema chino puede lidiar con la crisis de sobreproducción sin
endeudamiento externo y, sin ser autosuficiente, mantener la base industrial
más o menos intacta. Esto también muestra que China mantendrá el poder de
asignación de recursos más en manos del Estado que en manos de los capitalistas
privados…Esta es la nueva dimensión de la lucha entre el comunismo y el
capitalismo en la nueva era de Belt&Road. Así, la mayor parte del
proyecto Belt Road será desarrollado por bancos estatales y corporaciones de
infraestructura estatales…China también lanzó un plan de oro, yuan y petróleo
para todos los países que venden petróleo, y obtuvo el 12% del mercado mundial
de futuros de petróleo en solo los primeros 50 días. Así, pronto el BRI
comenzará a ser financiado por el propio yuan. Por lo tanto, China ya es el
centro de producción del mundo y pronto emergerá también como el centro
financiero global. La economía más fuerte del mundo bajo la dictadura
de la clase trabajadora es definitivamente el evento más importante de la
historia. El liderazgo comunista chino ya ha convertido a la clase
capitalista china en el mero apéndice del socialismo. Una vez que
China se convierta también en el centro financiero transformará a la clase
capitalista global en una herramienta para cumplir los objetivos establecidos
por el liderazgo comunista…El movimiento comunista mundial ahora posee la
economía más grande del mundo y puede tener la mejor tecnología del mundo en
los próximos 10-15 años…China ya está celebrando el cumpleaños 200 de
Marx con renovado vigor. La Unión Soviética demostró cómo abolir el
feudalismo en las economías atrasadas e industrializarse rápidamente
invirtiendo de manera no rentable a través de la planificación estatal en las
industrias de educación, salud e infraestructura básica. Las reformas
chinas han demostrado que el mercado funciona mejor bajo la dictadura de la
clase trabajadora, donde continúa la apropiación de la plusvalía del trabajo
asalariado, pero el uso del excedente está determinado por el liderazgo de la
clase trabajadora, no por los líderes capitalistas. Esta es la mejor
manera de resolver la crisis de sobreacumulación a nivel agregado y la
motivación monetaria a nivel individual. Entonces China ya es un modelo a
seguir para el mundo en desarrollo…Xi se convirtió en Presidente después de que
la producción china se hizo demasiado grande para depender solo de la demanda
del mercado global. Por lo tanto, Xi recomendó la creación de una demanda de
inversión en infraestructura que no solo crea áreas de nueva ventaja
competitiva, sino que también crea demanda para las industrias y servicios
existentes. Con ello queda demostrada una nueva ventaja de una economía
socialista. El socialismo no solo invierte en la creación de valor de uso mejor
que el capitalismo, sino que también puede crear demanda en el proceso y, por
lo tanto, hacer que la inversión motivada por las ganancias dependa de la
creación de demanda a través del valor de uso planificado. Por lo tanto, la
creación de valor de cambio se vuelve permanentemente dependiente de la
creación de valor de uso que no proporciona ningún retorno de valor de cambio.
Así que Xi está liderando la etapa más avanzada de socialismo alcanzada por la
humanidad hasta ahora…Es decir que las recomendaciones de política de Deng se
hicieron teniendo en cuenta las ventajas y desventajas de las políticas de
Stalin, analizando las críticas de Stalin por Mao e identificando las áreas de
fracaso de las políticas de Mao. Las políticas de Xi se basan en el éxito de
Deng. Esta es la razón por la cual la política de Deng está demostrando ser la
mejor política de desarrollo jamás creada en la humanidad. Las políticas de
Deng serán una gran fuente de inspiración para desarrollar las fuerzas
productivas del Tercer Mundo y reducir la brecha en las fuerzas productivas y
los salarios entre el Tercer Mundo y el Primer Mundo. Del mismo modo, las
políticas de Xi están inspirando a las personas del primer mundo a buscar
inversiones priorizadas por valor de uso sobre inversiones priorizadas por
valor de cambio (ganancias).” (Los resaltados y los paréntesis son nuestros)
Las citas han sido extensas y obviamente
seleccionadas y extrapoladas de acuerdo a lo que intentamos demostrar en este
artículo, pero como se podrá apreciar no tienen desperdicio alguno y tienen un
poder descriptivo y demostrativo mayor que el que podríamos haber intentado
nosotros, por lo que hemos decidido basar este artículo en ellas. Tratándose de
un período histórico tan extenso y tan complejo merece sin duda tratamientos
más abundantes y profundos que sin lugar a dudas tendrán lugar de ahora en más,
pero no puede ponerse en dudas que lo aquí expuesto constituye una hipótesis
consistente y una sólida línea de interpretación
China frente al neoliberalismo
Mientras tanto veamos qué es lo que pasa en el
mundo del capitalismo verdaderamente existente. Nuevamente vamos a apoyarnos en
una acertada síntesis de Saikat Bhattacharyya –publicada el 25 de enero de 2017
en el Regional Rapport, “Modelo de globalización del orden capitalista
financiero neoliberal” en la que señala que: el orden capitalista financiero,
principalmente neoliberal, está conformado por tres fuerzas:
1) El cártel de la OPEP, principalmente saudí, que
controla el mercado del petróleo y las ventas de petróleo en dólares
estadounidenses y deposita esos ingresos en dólares de la venta de petróleo en
la Reserva Federal de los Estados Unidos.
2) El Tercer Mundo, especialmente China, produce
bienes y servicios utilizando su mano de obra barata y capital de Estados
Unidos y otros países del primer mundo. Luego, la producción se exporta
principalmente a los países del Tercer Mundo y a EE. UU., China, deposita los
ingresos netos de exportación, así como las deudas e inversiones externas en la
Fed de EE. UU.
3) El mercado de activos de EE. UU. Obtiene deuda
de los depósitos de la Fed de EE. UU. Por lo tanto, los precios de los activos
estadounidenses se inflan y las ganancias se obtienen mediante el comercio de
activos. Así surgió un sistema globalizado de gestión de la demanda basado en
el petróleo, la mano de obra barata y las finanzas.
Pero reflexiona Bhattacharyya hoy estamos frente a
una “Caída del orden neoliberal y ascenso de ‘OBOR. Ahora, en 2007, la economía
de Estados Unidos está fuertemente endeudada con China, Japón, Arabia Saudita y
otros países del Tercer Mundo. China ya es un centro de fabricación global con
la mayor reserva de divisas en la Fed de EE. UU. Por tanto, el modelo
financiero neoliberal se vuelve problemático. La reunión del G-8 de 2008 vio
por primera vez a Estados Unidos pidiendo un rescate a China para salvar su
sistema financiero. China, para salvar sus depósitos valorados en 4 billones de
dólares en la Fed estadounidense, decidió rescatar el sistema financiero
estadounidense. China comenzó a pensar en una forma alternativa de invertir sus
ganancias extranjeras y generar demanda a partir de ese día. Por lo tanto, en
octubre de 2013, a China se le ocurrió esta brillante idea de "One Belt
One Road" (OBOR), donde China invertirá gradualmente sus reservas de
divisas, incluidas las ganancias netas de exportación, en sectores de
infraestructura reales en lugar de letras del Tesoro de EE. UU. Por lo tanto,
China ya no quiere depender del mercado financiero estadounidense para generar
demanda para sus exportaciones. Más bien, China quiere pasar a un sistema
sostenible en el que China mantendrá un superávit en cuenta corriente y
compartirá sus recursos con el resto del mundo mediante la inversión en
megaproyectos de inversión en todo el mundo.” Y prosigue: “Si tratamos de
entender realmente por qué China tuvo que llegar a la idea de OBOR, debemos
aceptar que el sistema de generación de demanda financiera es insostenible y
que OBR nació debido a la falla del sistema. El sistema neoliberal se basa en
las ganancias de la negociación de activos. Este sistema de gestión de la deuda
miope creó un lado cultural que también es miope. Las construcciones culturales
neoliberales incluyen consumismo, ganancia rápida de dinero, individualismo…,
etc…” ( la traducción del inglés es nuestra)
Así Bhattacharyya concluye: “El capitalismo
financiero neoliberal nació a partir de una demanda rápida sostenida con deuda.
Esta fórmula de gestión de la demanda miope creó instituciones sociales y
culturales miopes. El OBOR enfrentará desafíos de estas instituciones y cultura
miope aún existentes. Por lo tanto, OBOR tiene que crear culturas e
instituciones sociales con visión de futuro que coincidan con su programa de
gestión de la demanda a largo plazo. Con el sistema de ruta de la seda”
La síntesis de los orígenes de la globalización
financiera y sus limitaciones que la conducen inexorablemente a la crisis es
clarísima. Coincidimos por nuestra parte desde un análisis marxista que nos ha
llevado a identificar a la globalización financiera como la última de las tres
etapas del capital (“Globalización tercera –y última – etapa del capitalismo”
Ed Luxemburg Buenos Aires 2011)
El capitalismo. Nada que ofrecer
El capitalismo está en una crisis terminal, La
centralidad de lo financiero que en el siglo XIX era una posibilidad remota se
ha convertido, a partir de la globalización en un proceso sistémico, que empezó
con las relaciones imperialistas de dependencia, y siguió luego con los
mecanismos institucionales de transformación de los salarios en capital dinero
a través de los sistemas de pensiones por capitalización y después alimentado
por la emisión de títulos de deuda privada y de deuda pública cada vez más
masiva en los países capitalistas centrales. Un sistema financiero mundial
ultra parasitario que cuenta con una protección irresponsable e irracional a
partir de la intervención de la Fed (Banco Central de los EE.UU.) y el BCE, que
siguen brindando su apoyo a los inversores financieros con un nuevo rescate de
los bancos por parte del Estado y la consiguiente “socialización de las
pérdidas” a costa de los asalariados”.1
Y como si la irracionalidad de base de todo esto
fuera poca, debe agregarse a todo ello la irrupción del big data y de los
algoritmos en una suerte de manejo automático, y por lo tanto parcialmente
fuera del control de la mente humana, de las operaciones financieras globales
con el comercio de alta frecuencia (en inglés high-frequency trading, (HFT)
“trading automático” basada en la decisión estadística que gestiona el “big
data” de los datos financieros, a los que se agregan lo que se conoce como
“robot-investing” 2
Esta bomba de tiempo económico financiera, casi
fuera de las manos del control político racional, armada de espaldas a cualquier
interés verdaderamente humano y con pronóstico de muerte anunciado por
explosión descontrolada, sería el “vencedor” de la batalla contra el socialismo
soviético.
Teniendo en cuenta todo lo compilado anteriormente,
¿no parece que fuera exactamente lo contrario?
- Mariano Ciafardini es Doctor en Ciencias
Políticas
1 Husson Michele Herramienta web N° 30 ISSN
1852-472. Agosto de 2020.
Revista Herramientas.
2 Chesnaiss, Francoise Ibidem
https://www.alainet.org/es/articulo/208640
No hay comentarios:
Publicar un comentario