viernes, 23 de octubre de 2020

¿POR QUÉ AZERBAIYÁN NECESITA DESESPERADAMENTE UNA GUERRA VICTORIOSA EN KARABAJ?

Vicken Cheterian

22 octubre 2020

 

Publicamos un artículo de Vicken Cheterian en el que contextualiza los combates que iniciaron el pasado septiembre en Azerbaiyán, así como una entrevista a Bahruz Samadov, activista contra la guerra.

 

El domingo 27 de septiembre de 2020, a las 7 de la mañana, hora local, las fuerzas azerbaiyanas lanzaron un ataque masivo contra el Nagorno Karabaj (Alto-Karabaj). Al mediodía, el portavoz del Ministerio de Defensa de Azerbaiyán anunció que habían “liberado” seis y luego siete aldeas en lo que llamó una “contraofensiva”, reconociendo de hecho claramente que Azerbaiyán había comenzado una nueva guerra.

Esta guerra es diferente de los enfrentamientos de cuatro días que tuvieron lugar en julio de este año a lo largo de la frontera entre Armenia y Azerbaiyán. Los combates actuales recuerdan el ataque azerbaiyano de abril de 2016, que tuvo lugar en toda la línea del frente de Karabaj. Sin embargo, en comparación con 2016, el primer día de combate fue mucho más intenso que entonces, utilizando artillería pesada, tanques y drones 1/. Fuentes militares armenias anunciaron 58 muertos y decenas de heridos; Azerbaiyán, el lado atacante, no tiene estadísticas oficiales sobre el número de bajas.

La Guerra de Karabaj es el resultado de un conflicto territorial que las dos repúblicas heredaron de la época soviética. Los bolcheviques a principios de la década de 1920 se habían comprometido a otorgar autonomía territorial a los grupos nacionales. Creían que a medida que la sociedad avanzara hacia el “socialismo sin clases”, las diferencias nacionales desaparecerían. Pero en realidad crearon sistemas en los que la identidad nacional significaba acceso a los aparatos y recursos estatales. Como resultado de ello, no solo se fortalecieron los sentimientos y la identidad nacionales, sino también una discriminación material basada en la nacionalidad.

Las y los armenios de Karabaj, que se encontraban en su inmensa mayoría en la “República Autónoma de las Montañas de Karabaj” (Nagorno Karabaj) pero que eran gobernados desde Bakú, tenían razones legítimas para sentirse discriminados. El 20 de febrero de 1988, su parlamento local aprobó una moción para separarse del Azerbaiyán soviético y unirse con la vecina Armenia. Una semana después estallaron pogromos anti-armenios en la ciudad azerbaiyana de Sumgait. Siguieron otros pogromos, así como intercambios de población entre las dos repúblicas soviéticas, hasta entonces “fraternales”.

Cuando la Unión Soviética colapsó en 1991, el conflicto de Karabaj se convirtió en una guerra a gran escala. Cuando se firmó un alto el fuego, en mayo de 1994, la parte armenia tenía el control total del propio Karabaj, pero también había ganado el control de los territorios azerbaiyanos que lo rodeaban. Por lo tanto, este conflicto surgió del colapso del sistema soviético.

Hoy, tres décadas después, ¿por qué no se ha encontrado una solución? ¿Por qué los dos estados vecinos no han podido encontrar una solución a través del diálogo? La respuesta a esta pregunta difiere según las partes en conflicto. Después del alto el fuego de 1994, los armenios sintieron que habían corregido una injusticia histórica y los azerbaiyanos se sintieron heridos y frustrados. La parte armenia consideró que estaba dispuesta a intercambiar territorios azerbaiyanos a cambio del reconocimiento de Bakú de la autodeterminación en Karabaj. Con el tiempo, y mientras persistían las amenazas de Azerbaiyán, la perspectiva armenia cambió: en lugar de ver estos territorios como un objeto de negociación, empezaron a verlos como garantías de seguridad contra un futuro ataque azerbaiyano. Los combates ahora tienen lugar exactamente en estos territorios.

La parte azerbaiyana, por otro lado, se siente profundamente herida por las pérdidas de la guerra pasada. Su derrota afectó a su orgullo nacional y desde entonces Azerbaiyán ha buscado venganza. La construcción del oleoducto Bakú-Ceyhan [en Turquía] y el dinero del petróleo que empezó a llegar a partir de 2006 hicieron creer a los líderes azeríes que tenían los medios para imponer su voluntad: exigen la retirada total de la parte armenia a cambio de nada más que promesas de “autonomía”. Sin embargo, tales promesas no tienen valor en un país en el que la mayoría de los opositores locales están en prisión o en el exilio. Además, Azerbaiyán ha gastado enormes sumas en armamento, comprando tanques rusos, misiles balísticos bielorrusos, drones israelíes y turcos. Reforzado por sus petrodólares y sus compras de armas, Bakú ha pasado de la idea de encontrar un compromiso a posiciones maximalistas.

Después de la revolución pacífica en Armenia en 2018, surgieron nuevas expectativas con respecto a la resolución del conflicto. Sin embargo, aparte de las declaraciones contradictorias de las autoridades armenias, no se ha desarrollado una visión “revolucionaria” de la resolución del conflicto. La ausencia de un proceso de negociación sólido generó nuevas frustraciones y, con el tiempo, nuevos enfrentamientos.

Crisis en Azerbaiyán

La clase dominante petrolera de Azerbaiyán no es exactamente una casta guerrera; eran los hijos de la nomenklatura soviética quienes se repartían el dinero del petróleo y perpetuaban una economía subsidiada por el estado que mantuvo a la población bajo control. Pero como todas las cosas buenas, la era de los petrodólares está llegando a su fin. La producción de petróleo de Azerbaiyán está disminuyendo, los precios del petróleo son bajos y las condiciones graves de la pandemia han provocado una profunda crisis social en Azerbaiyán.

Al haber menos dinero para distribuir, han aumentado los conflictos dentro de los diversos clanes de los círculos gobernantes en Azerbaiyán. Ramiz Mehdiyev [presidente de la Academia Nacional de Ciencias de la República], el ex “cardenal gris” del régimen de Aliyev, fue destituido de sus funciones estatales a principios de septiembre. A mediados de agosto, el antiguo ministro de Relaciones Exteriores, Elmar Mammadyarov, perdió su empleo. Muchos diplomáticos han sido detenidos por “corrupción”. Una pequeña guerra con los odiados armenios podría distraer a la opinión pública azerbaiyana.

Nuevos peligros

Dos potencias regionales tienen una gran influencia, Rusia y Turquía, pero sus posiciones difieren cualitativamente. Rusia es la potencia hegemónica histórica en la región, Armenia y Azerbaiyán formaron parte del Imperio zarista y más tarde de la Unión Soviética. Rusia tiene un sistema de alianzas militares. Uno con Armenia, donde tiene dos bases militares. El otro implica buenas relaciones diplomáticas y económicas con Azerbaiyán, así como una importante cooperación militar. Rusia pidió a ambas partes que apaguen el conflicto, pero también espera expandir aún más su influencia sobre Armenia y Azerbaiyán como resultado del mismo.

Turquía, por otro lado, ha expresado su apoyo unilateral a Azerbaiyán. Además, la intervención directa de Turquía no tiene precedentes. Ankara tiene una participación militar directa en el suministro de drones de ataque Bayraktar-2 y expertos para dirigirlos. Según los informes, Turquía también transfirió a cientos de mercenarios sirios a Azerbaiyán para participar en los combates 2/. La postura partidista de Turquía es un factor de polarización en un conflicto ya complejo. La pregunta sigue siendo cómo reaccionarán Rusia e Irán, ante la creciente injerencia turca en los asuntos del sur del Cáucaso.

 

Notas

1/ Nicolas y Marie Jégo Ruisseau (Le Monde, 1 de octubre de 2020) indican: “Sobre el terreno, la última evaluación muestra 97 muertos: 80 soldados separatistas y 17 civiles (12 en Azerbaiyán y 5 en el lado armenio). Pero la mayor vaguedad reina sobre el alcance de este balance. Los dos campos afirman haber causado cientos de bajas al adversario. El ministro de Defensa armenio, David Tonoyan, afirma haber destruido 72 drones, 7 helicópteros, 137 tanques, un avión y 82 vehículos azerbaiyanos. Como anunció Bakú el domingo habiendo tomado el control de varias aldeas y una montaña estratégica, las fuerzas armenias declararon el martes que habían recuperado las posiciones perdidas “al sur y al norte del frente”. Negando cualquier retirada, el ejército azerbaiyano, por el contrario, informó del progreso de sus tropas.” (Red A l´Encontre)

2/ Benjamin Barthe y Madjid Zerrouky (Le Monde, 3 de octubre de 2020) confirman la presencia de mercenarios sirios e indican que esta presencia aumentará. Además, “Le Monde pudo hablar vía WhatsApp con dos miembros del ANS [Ejército Nacional Sirio], actualmente presentes en Idlib, en el noroeste de Siria, que se están preparando para unirse a Alto-Karabaj: Mohamed Ali y Ali Ahmed Al-Khalaf, 24 años. “Somos doscientos que partimos para Azerbaiyán”, dijo el primero, afiliado al grupo Faïlak Al-Cham, otro componente de la ANS. Nuestros jefes nos ofrecieron un sueldo que oscilaba entre los 1300 y los 1800 dólares. La situación en Idlib es muy difícil y tengo una familia que mantener. No importa a dónde me pidan los turcos que vaya, iré. Son nuestros aliados. “Nuestra misión será proteger la frontera entre Azerbaiyán y Armenia, pero también podemos participar en los ataques”, dice el segundo. Tenemos intereses cruzados con Turquía. Es el último país que aún apoya la revolución, por lo que es normal cooperar con ella”. (Red A l´Encontre)

 

2/10/2020

Artículo publicado en la web Daraj el 30 de septiembre; traducción al francés de A l’Encontre

http://alencontre.org/laune/pourquoi-lazerbaidjan-a-besoin-de-maniere-desesperee-dune-guerre-victorieuse-dans-le-karabakh.html

Vicken Cheterian es un periodista y escritor armenio. Es autor de War and Peace in the Caucasus: Russia’s Troubled Frontier (C Hurst & Co Publishers, marzo de 2011) y Open Wounds: Armenians, Turks, and a Century of Genocide (C Hurst & Co Publishers, marzo de 2015).

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Fuente: https://vientosur.info/por-que-azerbaiyan-necesita-desesperadamente-una-guerra-victoriosa-en-karabaj/

 


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