Kevin H. Montoya Cruces
Introducción
Es cierto que el tiempo avanza y no
se detiene, usualmente nos referimos a la anterior frase con mucha nostalgia o
cansancio, como si al avanzar el tiempo no encontrásemos esa felicidad plena o
aquella paz en el ser humano. Esa es una de las razones por la cual algunos
intelectuales se ocuparon de pensar la existencia del ser humano y cómo puede
la vida ser vivida de la mejor manera. Por otro lado, creemos también que todo
tiempo futuro es bueno, pero, cada vez que lo hacemos, siempre negamos el
pasado y tratamos de comparar realidades, para que, de esa manera, se pueda
resaltar los avances de la sociedad en la cual estamos.
Podemos comparar los avances tecnológicos,
es seguro que hemos avanzado bastante, lo mismo sucede con la ciencia en todos
sus campos, hemos dado grandes saltos de investigaciones favorables, es muy
provechoso para nosotros poder gozar de estos avances y descubrimientos, mas,
cuando hablamos de nuestra vida o nuestra convivencia social, de repente nos
acongojamos y optamos por pensar detalladamente con esa tristeza que se huele
en el viento y esa realidad que nos golpea la cara.
Cuestionando
el “avance social”
Al parecer no hemos tenido muchos
avances en nuestra convivencia social, de tener una primera realidad en donde
gobernaba el más fuerte (refiriéndonos a las primeras tribus humanas) a tener
otra realidad donde gobiernan los más poderosos capitales, vivimos gobernados
por ellos, sometidos dentro de una caverna con los ojos vendados y mirando
sombras como Platón nos contaba en su alegoría.
Hemos pasado por varios estilos de
convivencia humana, entre ellas podemos nombrar las monarquías, aristocracias,
tiranías, oligarquías, hasta llegar a la hoy conocida democracia, pero de todas
maneras existe ese gobierno del más fuerte, en todas las formas conocidas hay
un grupo que se encarga de mantener el poder y someter a los relegados, es por
eso que aún existe ese malestar en el pueblo, porque no se siente libre, no se
siente representado, mucho menos ayudado, avanza el tiempo pero la convivencia
sigue siendo la misma.
Muy pocas son las comunidades que
viven en armonía con sus gentes y para con su entorno, cuando hablamos de
sociedad no solo nos referimos a las personas, sino a todo el sistema que la
conforma, porque para poder vivir en una constante ataraxia entendida de forma
epicúrea, es decir: la imperturbabilidad, tenemos que vivir en comunidad con
los seres humanos, animales y toda la naturaleza.
Uno de los aspectos más peligrosos en
la sociedad es aquel que se identifica con el pueblo, pero no hace nada por
cambiar la realidad o ayudar al avance y mejora de ella; es necesario que el
pueblo se eduque para arrancar la venda que no nos permite ver más allá de las
pantallas, levantarse y combatir el adormecimiento que por siglos nos ha
mantenido en el letargo.
El ser humano no es el mismo ni el
causante de todas las desgracias de nuestra realidad, sin embargo, cuando hay
malestares en nuestro territorio, se suele pronunciar a una sola voz y
generalizando: “los humanos son los causantes de todos los problemas”; pero
cuando hay algunas participaciones productivas se sectoriza y se señala solo a
un grupo de gente. Por eso, tenemos que hablar fuerte y claro: “no todos los
hombres tenemos ese desprecio por la sociedad y entorno, no todos somos amantes
de almacenar riquezas, no todos vivimos tranquilos sabiendo que existen
hermanos que sufren día a día, hay personas que luchamos por una mejor
convivencia, que vivimos en una constante tolerancia y también en un profundo
sentimiento de rechazo por parte de los gobernantes”.
La
tolerancia
Es
muy interesante hablar de la tolerancia, John Locke (2008) le dedicó un
productivo tiempo. Habló de ella en el siglo XVII, en el que ocurrían diversas
complicaciones en Inglaterra. Locke escribe Cartas sobre la tolerancia teniendo
como prioridad la diferenciación del Estado y la iglesia, con los asuntos
políticos, también la tolerancia que deberían tener los ciudadanos con las religiones.
Me es un poco intrigante que aquella obra de siglos atrás se vea tan presente
en la realidad que tenemos, porque vemos que existe un Estado que en teoría se
desliga de la religión pero que en la práctica la tiene muy presente en sus
decisiones, también una religión que se identifica con el pueblo, pero vive
entre lujos y come los mejores manjares, entonces de qué avances en la sociedad
estamos hablando, como lo vuelvo a recalcar, solo cambiamos de vestimenta pero
sigue siendo el mismo cuerpo.
Conclusión
Cada vez tenemos más leyes, más
normas, pero de qué nos sirven si los que las proponen y ejecutan son los
mismos avaros de poder, aquellos que poseen grandes cantidades de propiedades,
por ende, dinero; aquellos que poseen tanto que se creen en el derecho de hacer
y deshacer con la sociedad como mejor les parezca.
¿Cómo seguir tolerando tantas
irregularidades? Mientras que los avances en la humanidad no se den de manera
equitativa, tendremos grandes innovaciones tecnológicas y extravagantes
descubrimientos científicos, pero seguiremos adoleciendo de una sociedad
plegada de injusticias y esconderemos la mirada con la cabeza gacha cuando nos
pregunten por la mejora de nuestra convivencia social.
Referencia
bibliográfica
Locke
John (2008). Carta sobre la tolerancia. Tecnos.
Fuente: https://barropensativocei.com/2021/11/26/la-errada-idea-de-avance-social-y-la-tolerancia/
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