Escribe: Milciades Ruiz
La consigna de nueva constitución va
ganado terreno sin que haya para nuestro pueblo, claridad de esta necesidad y
esto es lo primero a emprender. Solamente los politizados saben por qué la
piden, aunque muchos tampoco entienden sus implicancias. Lo que ha pasado en
Chile es aleccionador. De allí la conveniencia de ayudar precisando algunos
aspectos.
No hay constitución política neutra,
precisamente por su índole. Se aplica arbitrariamente, mediante instrumentos
identificados con ella. Por eso, no hay estado neutro, y toda la estructura
orgánica nacional tiene la moldura del sistema de dominación social. Eso hace
que tampoco haya justicia neutra, ni democracia real, ni prensa independiente,
aunque lo aparenten.
Las condiciones de vida dependen del
régimen estructural vigente y la constitución política las establece
formalmente. Esas condiciones nos hacen pensar y obrar, de un modo u otro. Si
la constitución neoliberal establece que el estado es solo subsidiario (art.
60°), muchos no entienden lo que significa ni sus implicancias, y por eso,
nunca lucharon para suprimir este mandato, ni lo corrigieron en años
posteriores. Hoy lamentamos las terribles consecuencias, sin percatarnos que
allí estaba el mal designio.
Pero hay muchos otros aspectos
condicionantes de nuestras vidas en la constitución actual. Sobre todo, en el
régimen económico. Como bien sabemos, nuestro cerebro solo procesa la
información que le trasmiten nuestras reacciones. Son los impactos de las
condiciones de vida, los que generan actitudes de conducta social e ideologías.
Eso es lo que hace el neoliberalismo, tergiversando información para que los
oprimidos defiendan la constitución vigente.
Decimos que las condiciones
materiales determinan la consciencia de las personas, pero también, las condiciones
inmateriales nos afectan ya que, emanan de aquellas. Los recuerdos de la
memoria, noticias, lectura y adiestramientos diversos, contribuyen a generar
conceptos que, en conjunto, constituye nuestra idiosincrasia con la cual
reaccionamos frente a cada caso individual y colectivo.
Los ricos se comportan de manera
diferente que los pobres, debido a que sus condiciones de vida son distintas.
Lógicamente, los beneficiarios del neoliberalismo, no están de acuerdo con el
cambio de constitución porque ello, afecta sus condiciones de vida. En el
tiempo histórico, estas condiciones varían, según el régimen de dominación
vigente en cada época, haciendo variar el correspondiente comportamiento
social.
La conquista del Tahuantinsuyo,
cambió el comportamiento social imperante e impuso un nuevo régimen de conducta
social, correspondiente a la dominación monárquica colonial. En nuestra época,
el capitalismo neoliberal, también ha modificado la conducta social nacional y
mundial. Incluso ha cambiado nuestra forma de hablar. Ya no decimos países
subdesarrollados sino, “emergentes”, en vez de dominio de mercado, ahora
hablamos de “competitividad”, “población vulnerable”, para no decir pobreza,
etc.
Nuestras vidas están pues,
condicionadas por el régimen de dominación bajo el cual vivimos y, es la
constitución política la que norma el comportamiento social. Así, desde
temprana edad estamos acorralados por el régimen de crianza social que se nos
impone, y son los gendarmes magisteriales los que nos llevan de la mano todo el
primer tercio de nuestras vidas.
El profesorado resulta siendo en
realidad, instrumento del sistema de dominación. Este establece la política
educativa que los educadores imparten. Las enseñanzas que recibimos, no son
para la liberación sino, para reforzar el sistema de dominación. No es
reflexiva sino repetitiva. Los objetivos de la currícula estudiantil, están
direccionados a conveniencia del sistema, cuyo marco jurídico es la
constitución.
Sobre la capa férrea de la enseñanza
educativa, está la capa religiosa que también refuerza la adaptación al
sistema. La república se fundó precisamente con esta camisa de fuerza,
estableciendo en la primera Constitución (1823):
ARTICULO 8º.- La religión de la República es la Católica, Apostólica,
Romana con exclusión del ejercicio de cualquier otra.
ARTICULO 9º.- Es un deber de la Nación protegerla constantemente, por
todos los medios conformes al espíritu del Evangelio, y de cualquier habitante
del Estado respetarla inviolablemente.
Luego está la capa jurídica o, “estado
de derecho” que, cubre todas las escapatorias de liberación, mediante
cerraduras policiales, militares y judiciales. Sobre esto, está la envoltura
informativa de la prensa, que trabaja para los grupos de poder que la financia.
Manejan la psicología de masas generando opinión pública a conveniencia del
sistema de dominación. Todo esto, está establecido en la constitución. aunque
no expresamente, pero sí, implícitamente y con ambigüedades.
Todas estas envolturas actuando al
mismo tiempo, en todo momento, no nos dan otra opción que adecuarnos al sistema
imperante o, atenerse a las consecuencias. Son muchos los que mueren en el
intento de romper las ataduras de la dominación social. La historia muestra la
heroicidad de los rebeldes que lucharon por esta causa, en diversas épocas.
Pero es que no hay otra manera de cambiar las condiciones de vida. Solo con
lucha lograremos cambiar condiciones de vida establecidas constitucionalmente.
Los dominadores no lo harán.
En los orígenes de las sociedades
andinas, el régimen era familiar (ayllu), pues derivaban de un mismo tronco
sanguíneo (apu) que los identificaba: Condori (cóndor), Huamán, (halcón), Amaru
(serpiente), etc. Todo se resolvía en familia y grupos familiares de un mismo
territorio. No existía ni idea de lo que es un gobierno político.
En las sociedades comunitarias o
comunistas andinas, el comportamiento social, giraba en torno al bienestar
común. No había el régimen de propiedad privada, ni dinero, ni la ambición de
poder individual. Es la conquista, con fines de sometimiento social, la que
hace aparecer la necesidad de un aparato administrativo estatal para controlar
y vigilar lo conquistado.
Este ha sido el origen del estado en
todo el mundo, como también en el Tahuantinsuyo. El estado, incipiente todavía
por falta de escritura, administraba los dominios del incanato, manteniendo un
sistema tradicional de autogobierno comunitario. En cambio, los conquistadores
provenían de una monarquía que tenía un estado más perfeccionado para el
control social mediante leyes escritas, tribunales, guardias policiales,
comercio, tributación, dinero circulante, etc.
El estado ha sido creado pues, con
fines coercitivos. Pero la dominación tergiversa su naturaleza dándole otra
significación conceptual para hacernos creer que estado somos todos. Nos
alienan con el concepto estado, cuando se inculca que el Perú, es un estado,
cuando en realidad es solo el aparato administrativo. Vale decir: El poder
ejecutivo o, burocracia de gobierno.
Hacer esta distinción entre estado y
gobierno, es importante para garantizar un constitución coherente y equitativa.
Todo el enfrentamiento que se produce entre poderes que se sabotean mutuamente,
es en gran parte, porque la constitución establece la “separación de poderes”,
que actúan paralelamente como fuerzas independientes, tergiversando el origen y
rol del estado.
De nada serviría cambiar de
constitución, si no conlleva un cambio real en las condiciones de vida de la
población. Por lo menos, condiciones equitativas, incluyendo el cambio de una
nueva democracia que hoy es exclusividad de los partidos políticos que, son
solo élites minoritarias, mientras amplios sectores sociales son omitidos,
siendo más numerosos que dichos partidos.
Hay mucho más que decir, sobre el
acondicionamiento constitucional que nos hace objetos y no sujetos de nuestro
destino. Solo el debate nos permitirá precisar y evaluar con mayor amplitud y
detalle. Se necesita mucho trabajo político para crear conciencia sobre la
necesidad del cambio constitucional. Hay quienes viven del régimen político
vigente. ¿Querrán cambiarlo? Ojalá que lo dicho, no vaya a la papelera.
Setiembre 5, 2022
Mayor información en https://wordpress.com/view/republicaequitativa.wordpress.com
--
Atte. Milciades Ruiz
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