viernes, 10 de noviembre de 2023

LA EDUCACIÓN EN LA ERA DE LOS CONOCIMIENTOS

 


Dr. SALINAS Hugo

hugosalinasgonzalez@gmail.com

Andrés Oppenheimer nos dice que el siglo XXI es el siglo de los conocimientos. Y lo precisa así: “A diferencia de lo que ocurría hace dos siglos, cuando las materias primas eran una fuente clave de riqueza, hoy día la riqueza de las naciones yace en la producción de ideas”[i]

En efecto, cuando revisamos la evolución de los procesos de trabajo (formas de trabajar) desde los orígenes de la Humanidad, resulta que estamos pasando de una producción hacia una elaboración de bienes económicos. Ya no se trata de “producir” sino más bien de “elaborar”[ii]. Y la diferencia es sustancial.

La evolución en el tiempo de las formas de trabajar

En los orígenes de la Humanidad el contacto de los seres humanos con la Naturaleza fue directo. Su forma de trabajar, con la que se reproducía él mismo y su grupo social, fue de recolección, caza y pesca de bienes alimenticios. Luego, como consecuencia de resolver sus limitaciones comienza a crear e innovar sus herramientas de trabajo como el mazo, la lanza, la flecha, el arco, el tallado de la piedra, etc.

Posteriormente, la exigencia de poder sumar y restar así como el de leer y escribir se hace evidente cuando, en sus formas de trabajar, el grupo social pasa de la recolección a la producción de bienes alimenticios. Deja el Centro de Alimentación, un espacio de la Natur4aleza, para crear y mantener la tierra cultivable que le permitirá reproducir todo, o casi todo, lo que la Naturaleza le proveía.

Pero luego, es la industria que se impone como una nueva y potente manera de trabajar. El obrero desplaza al campesino. Al mismo tiempo, la escritura y la lectura así como el sumar y restar se vuelven indispensables para realizar su trabajo cotidiano. Un trabajo mayormente repetitivo. Un trabajo en la fábrica y en su línea de producción, a lo largo de su vida profesional.

Otra forma de trabajar se está imponiendo de más en más. Ya no se trata de producir sino el de elaborar bienes económicos. El resultado de la actividad económica ya no son bienes materiales. Ellos son, por excelencia, bienes inmateriales. Y el trabajador ya no es un simple obrero que sabe leer, escribir, sumar y restar. El nuevo trabajador es un científico en su especialidad. Es un nuevo mundo en el que estamos ingresando a todo galope.

Es una manera de trabajar en donde su elemento fundamental son los conocimientos y competencias del trabajador, el cual se aplica sobre los conocimientos de la Humanidad para terminar elaborando ya sea una invención, innovación, creación o descubrimiento. Por consiguiente, cada uno de los bienes de esta nueva manera de trabajar es inmaterial. A lo sumo, estos bienes necesitan de una cobertura material para poder ser utilizados.

Y el nuevo trabajador está muy lejos, a kilómetros, de sus ancestros recolectores, campesinos y obreros. Ahora, él, es un científico. Su centro de trabajo escapa a las cuatro paredes de un obrero, para trabajar con sus colegas que se encuentran en diferentes partes del mundo. Y muchas veces, ni los conoce personalmente.

El trabajador-conceptor es parte de equipos de trabajo que se hacen y deshacen en función de sus creaciones, descubrimientos, innovaciones e invenciones. Y en el corazón de todo este nuevo sistema de trabajo están los conocimientos que no dejan de florecer y difundirse, en tiempo real, en todas partes del mundo.

El factor limitante del bienestar general y de una formación profesional excelente

Sin embargo, cabe hacerse esta pregunta. ¿El gran paso de la Humanidad, de estar no solamente resolviendo casi todos nuestros problemas de confort material para ingresar en la solución de nuestros problemas que no pueden ser resueltos por las máquinas, beneficia a todos los seres humanos que habitan este mundo real?

Y es ahí en donde encontramos una “falla” de la civilización occidental. Los resultados de esta grandiosa hazaña humana están solamente beneficiando a un reducido, muy reducido, número de personas, a nivel mundial. Oxfam International se ha encargado de precisarlo. “Ocho personas poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial”[iii]. ¡Ocho personas pesan económicamente tanto, o más, que 3.8 mil millones de personas!

Y esta abismal desigualdad socio-económica lo podemos observar, en términos prácticos, por ejemplo, en el rendimiento educativo de los estudiantes del Perú.

Los estudios realizados por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), con relación al rendimiento académico de colegios, entre estatales y privados, confirma el patrón elitista de la educación peruana. “La gran mayoría de colegios seleccionados [los mejores en rendimiento escolar] son privados, cerca de un 85%; el resto está dividido entre estatales, parroquiales, Fe y Alegría y de las Fuerzas Armadas.”[iv]

Una parte de la explicación lo tenemos en el costo por alumno en los colegios privados. Tomemos como ejemplo la información que nos proporciona Justo Zaragoza, director de la Guía de Colegios (2012) que edita el Grupo Educación al Futuro. El colegio privado Roosevelt, ubicado en La Molina, exige una mensualidad de mil 88 dólares y una cuota de ingreso de 8 mil 500 dólares. Otro ejemplo es el colegio privado Markham, con una mensualidad de 930 dólares y una cuota de ingreso de 9 mil dólares.[v]

La problemática de la educación pública en el Perú queda mejor descrita cuando sabemos que, según el INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática), el Perú gasta alrededor de 725 dólares por año y por alumno (2013)[vi]. Es decir, mientras que el Estado invierte en la formación de alumnos del sector público la suma de 60 dólares mensuales, el sector privado invierte en la formación de un alumno la suma promedio de mil dólares mensuales.

Y esto queda confirmado cuando observamos que, según el mismo estudio de la PUCP, el Colegio Mayor Secundario del Perú, institución pública, presenta un rendimiento escolar mejor que todos los colegios privados. Y esto, porque  cuenta con un “staff de profesores (30 contratados y 85 especialistas), la mayoría del ámbito privado y con un sueldo promedio de S/.5.000, que estuvo a cargo del aprendizaje-enseñanza de los alumnos.

Durante el año 2010, en cada uno de los alumnos del Colegio Mayor el Estado invirtió US$12.000, es decir S/.32.400. Una cantidad que supera enormemente los S/.1.862 que se invierten anualmente por cada alumno regular de la educación secundaria pública del país.”[vii]  En el Colegio Mayor Secundario del Perú se gastan US$6.000 para manutención y US$6.000 para la parte académica, para cada alumno y por año escolar. El presupuesto del colegio en el año 2010 fue de 38 millones de soles. A estas cifras es necesario agregar el gasto en capital por la infraestructura utilizada. Es gracias a este esfuerzo financiero y administrativo que el Colegio Mayor Secundario del Perú, encabeza la lista de colegios, tanto privados como públicos, en cuanto se refiere a rendimiento escolar.

¿Cómo resolver este mal que ya tiene siglos en la formación profesional peruana?

Las herramientas hasta ahora aplicadas para resolver este problema han sido por demás insuficientes. Y los logros del Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú nos proporcionan una pista seria. Gran parte del problema se encuentra en las inmensas diferencias socio-económicas entre los alumnos de los colegios públicos y privados.

Esta situación lo confirma un informe de la Organización ´para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en estos términos: “El Perú es uno de los países donde la situación socio-económica del alumno tiene más impacto en su rendimiento escolar. […] De acuerdo con el referido estudio, un escolar de 15 años con escasos recursos tiene siete veces más probabilidades de mostrar un bajo rendimiento escolar que el de sus compañeros en mejores circunstancias. Según el informe de la OCDE, los resultados educativos no solo están condicionados a la renta per cápita de un país. También pueden variar si el alumno solo tiene un progenitor o asiste a una escuela rural.”[viii]

Según la Teoría de los Procesos de Trabajo desarrollada en el libro “Teoría del Cambio. Otro mundo es posible”[ix], el origen de este mal se encuentra en el tipo de repartición de la riqueza creada entre todos los habitantes de un país.

Desde hace varios miles de años, a nivel de la Humanidad, se instala en la actividad socio-económica un tipo de repartición bien específico. Se trata de la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica, mediante la cual, la totalidad de ese resultado es apropiado por quien maneja el acto económico.

En el caso de América del Sur, es un fenómeno que se produce luego de la invasión española de 1532. Los invasores se apropian la totalidad de las tierras cultivables, a la época, el elemento esencial de la actividad económica. Los invasores se apropian, además, de todos los recursos naturales e, incluso, se apropian la totalidad del resultado del trabajo gratuito de los sobrevivientes de la guerra.

Este tipo de repartición del resultado de la actividad económica se viene practicando hasta nuestros días; es decir, durante el Coloniaje y la República. La solución cae por su propio peso. Se trata de reinstalar la Repartición más o menos Igualitaria del resultado de la actividad económica que se practicaba entre los pueblos originarios del Tawantinsuyo.

En breve, de lo que se trata es de crear otro sector de la actividad económica, en una economía de mercado. Un sector en donde todas sus empresas se gestionarán sobre dos importantes mecanismos: la Repartición Igualitaria del resultado de sus empresas y la propiedad comunitaria de sus activos.

El mecanismo de la Repartición Igualitaria se puede entender como la repartición igualitaria de las ganancias de todas sus empresas, entre todos los habitantes del país. Esto se ´plasmará, en términos concretos en la Remuneración de Base de todos los habitantes del país, desde que nacen hasta el final de sus días. Este ingreso monetario no tiene ninguna relación con el trabajo. Y cada persona lo recibirá automáticamente porque es miembro de su sociedad.

Aquí la fórmula de la Repartición Igualitaria:

(PBI2-W2) / N = r

En donde PBI2 es el Producto Bruto Interno del sector 2 a crear desde cero, W2 es la masa de salarios de los trabajadores del sector 2, N es la totalidad de la población del país y, “r” es la Remuneración de Base que percibirá cada uno de los habitantes del país.

A nivel de sociedad, este tipo de repartición se convierte en una Repartición más o menos Igualitaria, en estos términos:

PBI = PBI1 + PBI2   (El PBI del país es igual al valor agregado por el sector 1 y el sector 2)

PBI1 = G1 + W1       (En donde G1 es la masa de ganancias de los empresarios del sector 1)

PBI2 = W2 + rN

Y, W1 + W2 = W     (La masa de salarios del sector 1 y del sector 2 forma la masa de salarios de todos los trabajadores del país)

Efectuando los remplazos correspondientes, se obtiene la estructura de la Repartición más o menos igualitaria del resultado de la actividad económica a nivel país:

PBI = G1 + W + rN

Por su parte, la propiedad comunitaria, o colectiva, significa que la totalidad de los activos pertenece a todos los habitantes del país y, a ninguno en particular. Esta noción de propiedad es la que practicaron igualmente los pueblos originarios del Tawantinsuyo.

Con la propiedad comunitaria se asegura, en el tiempo, una repartición más o menos igualitaria de la totalidad del Producto Bruto Interno del país entre todos los habitantes, así como el financiamiento ilimitado y gratuito para la creación y desarrollo de sus empresas. Estos dos elementos nos estarían garantizando, a su vez, una igualdad de oportunidades para todos los habitantes del país, desde su nacimiento hasta el final de sus días. En donde se encuentre la persona, sin importar la lengua o religión que practique, tendrá una igual oportunidad para desarrollar sus habilidades y competencias, que cualquier hijo de vecino.

Es este zócalo que garantizará una actividad económica con trabajadores-conceptores de alto nivel, así como de personas que disfruten, en igualdad de condiciones, los logros de la Humanidad en todos los aspectos de la vida.

Un sistema de formación profesional en la era de los conocimientos y de la igualdad de oportunidades

El nuevo sistema de formación profesional:

1.      Comienza bien antes del nacimiento de la persona, con una planificación familiar

2.     Entre los 0 y 6 años de edad, la familia, la sociedad y la escuela se encargarán de identificar la potencialidad del niño

3.     Entre los 7 y 12 años de edad afirmará sus habilidades y competencias

4.    Entre los 13 y 15 años de edad, el joven culminará su formación profesional con una creación, invención, innovación, descubrimiento, en el dominio de sus habilidades y competencias

De igual modo, las características esenciales del nuevo sistema de formación profesional  serán las siguientes:

1.      Plena autonomía del Centro de Formación Profesional, en términos de financiamiento y administración

2.     Educación  a la carta. Nunca más la educación en masa, repetitiva, centralista, sin motivación

3.     La posibilidad por parte de los alumnos de poder sufragar, ellos mismos, un buen nivel de formación profesional

4.    Un sistema de formación profesional abierto al mundo

Con ello, igualmente, dejaremos claramente establecida la diferencia entre educación y formación profesional. Mientras que la educación es un asunto de familia y de sociedad, la formación profesional está íntimamente ligada a la evolución de los procesos de trabajo; en corto, de la evolución de las formas de trabajar que la Humanidad desarrolla en su camino.

Y para terminar, recordaremos el pensamiento de Theodore Schultz, Premio Nobel de Economía 1979, quien subraya lo siguiente: “La llave de la productividad económica a venir y de la contribución al bienestar humano se encuentra tanto en las aptitudes adquiridas de la población del mundo entero como en el progreso de los conocimientos útiles. […] Son las inversiones en la calidad de la población y en los conocimientos, que determinarán, por una buena parte, las perspectivas futuras de la humanidad.”[x]

Saint-Nazaire, Francia, 26 de noviembre del 2020



[i] OPPENHEIMER Andrés, [2005] Cuentos Chinos. El engaño de Washington, la mentira populista y la esperanza de América Latina, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, p. 303

[ii] SALINAS Hugo [1993] Hacia dónde va la economía-mundo. Teoría sobre los procesos de trabajo, Universidad Nacional San Agustín, Arequipa, Tercera edición revisada, Perú, 2011, pp. 239-262

[x] SCHULTZ Theodore William, [1981] Il n'est de richesse que d'hommes: investissement humain et qualité de

la population, Bonnel Editions, 1983, p. 11

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