sábado, 30 de diciembre de 2023

DEGENERACIÓN POLÍTICA Y EL SALVATAJE DE LA "DEMOCRACIA"

 


Escribe: Milcíades Ruiz

Toda degradación es un proceso de descomposición de la materia. Sucede con los suelos agrícolas que se vuelven improductivos. La degradación de frutos los pudre, como nuestro organismo se degrada hasta la muerte. Pero, lo peor para nosotros es la degradación moral. En el año 2023, la degradación política, degeneró la moral en todos los ámbitos. ¿Podemos revertir este proceso de deterioro?

Quienes concebimos la degradación como proceso dialéctico, luchamos contra el sistema de dominación capitalista, porque sabemos que su ciclo llegará a su fin, como sucedió con el sistema de dominación esclavista, colonial y monárquico. ¿Cuán cerca está de su fin?, Eso depende de la magnitud de nuestra reacción. Es nuestra responsabilidad histórica.

Entonces, para nosotros no se trata de revertir el deterioro del sistema de dominación. Eso sería lograr que se recupere y nos oprima con más ganas, cuando lo que nos conviene es, acelerar su deterioro. En nuestro país, comprobamos que, a mayor degradación del sistema de gobierno, se genera un creciente repudio popular.

Toda degradación política tiene un punto de quiebre como ocurrió con la marcha de los cuatro suyos que, hizo huir a los cabecillas de la mafia gobernante de la década de 1990, por encima del acta de sujeción de las fuerzas armadas. De suceder esto, las fuerzas populares deberían estar preparados para gobernar y no dejarse arrebatar la victoria por políticos sin escrúpulos.

Pero sucede que, a veces entendemos las cosas al revés. Al pedir tercamente nuevas elecciones en repudio a los actuales gobernantes que hemos elegido, lo que estamos haciendo es socorrer al moribundo sistema que nos oprime, creyendo que salvamos la “democracia”. Con el adelanto eleccionario, tendremos cambio de personas repudiables, pero el sistema seguirá fabricando gobernantes indeseables.

Nos estrellamos y llenamos de insultos a los gobernantes que nos defraudan, pidiendo su renuncia. Pero ellos, son producto del sistema. Es justo que lo hagamos, pero al que hay que atacar en mayor medida es al sistema que los coloca en el poder. Si no se cambia el sistema electoral, el resultado será el mismo cuantas veces hagamos nuevas elecciones. Ya hemos pasado por eso y no aprendemos.

Es que los gobernantes están condicionados por el sistema que, los hace actuar de manera repudiables para los oprimidos, pero satisfactoriamente para los opresores que, financiaron sus estatus. Es el sistema el que degrada los partidos políticos desde antes de asumir los mandos. Figurar en la lista de candidatos tiene un costo elevado y no acceden los más honestos, ni los más capacitados, sino, los que pagaron los cupos, aunque tengan malos antecedentes.

No hay castigo para quienes incumplen las promesas electorales. Perico Castillo y su sucesora, llegaron al poder enarbolando banderas marxistas leninistas, con un plan de gobierno legalizado por el poder electoral. Sin embargo, llegados al poder, tiraron todo al tacho y gobernaron con otro programa ajustado al modelo neoliberal, (Ver DS N° 164-2021-pcm). Cometieron delito de fraude contra sus electores, pero es así como llegan al poder los partidos políticos. Así, está diseñado el sistema electoral.

Predominan los partidos políticos de derecha en la correlación de fuerzas del escenario electoral y en el Parlamento, porque en el sistema político rige la democracia del dinero. Reunir el número de firmas de respaldo para la inscripción no es problema para dichos partidos porque las firmas se compran y es legal hacerlo. Llegan al poder, sin tener representatividad de sectores sociales, y es el marketing electoral de mayor financiamiento, el que determina la votación.

Mientras no se modifique el sistema electoral, el pueblo siempre será minoría en el Parlamento y los grupos dominantes siempre tendrán mayoría en todas las decisiones de gobierno, aunque respondan a sectores minoritarios. Actualmente, son más de 20 los partidos de derecha inscritos, mientras que partidos populares no llegan ni a tres, aunque tampoco son auténticos. A esto, se le llama “democracia”. Salvar a la democracia, es entonces, salvar esta injusticia.

De modo que, por más que se enarbole la promesa de una nueva constitución de la república, el sistema electoral hará que resulte lo contrario, a la ilusión popular. Pero, son muchos los amarres electorales aprobados por esa fantasiosa mayoría minoritaria que, históricamente ha acondicionado el fraude electoral. Sin embargo, lo aceptamos sin reparar que, impide el acceso al poder de los auténticos representantes de las mayorías nacionales.

No obstante, no se lucha contra el sistema electoral causante de las desigualdades e injusticias políticas. Solo pedimos el cambio de las personas elegidas. La renuncia de gobernantes, no resuelve las trampas del sistema político que, permanece estable e incólume. Esto favorece a las fuerzas opresoras a las que conviene que el pueblo oprimido siempre se equivoque apuntando mal a sus objetivos de lucha.

La degradación económica ocasionada por el neoliberalismo, ha degenerado la moralidad de instituciones y personas en todos los ámbitos. La corrupción ha socavado incluso a las fuerzas armadas y policiales, organismos públicos y empresas privadas que, actúan como corruptoras mediante sobornos de toda índole, para obtener licencias y adjudicaciones de obras o de servicios lucrativos.

Todo servicio público se privatiza bajo la filosofía neoliberal, pasando a ser negocio lucrativo a costa nuestra. Esto es lo que pasa también con la política, convertida en negocio lucrativo. Tenemos entonces una democracia lucrativa como estamos comprobando con la voracidad de los partidos políticos predominantes que buscan capturar todos los poderes del estado, para armar una organización criminal.

Esta degradación ha infectado también el poder judicial, el ministerio público, la defensoría del pueblo, el poder electoral, etc. Lógicamente, donde prendió más la degeneración moral fue, en las organizaciones políticas en los que, las mafias descaradamente, se muestran imparables porque no hay resistencia popular, sino penalización de la protesta social.

La degradación política ha diseminado el partido político Perú Libre, perdiendo credibilidad por sus inmoralidades hasta llegar a pactar con la extrema derecha por intereses mezquinos. Sus principales líderes están prófugos de la justicia por delitos vergonzosos. Pero la degradación involucra a todas las organizaciones políticas de derecha e izquierda. Esta, no logran sacudirse de la degradación generalizada.

Hay mucho que decir respecto a esta temática, que excede la extensión de esta nota. Pero lo importante es tomar consciencia de esta degradación y sacudirse de ella. No solo quedarse en la autocrítica y, tragarse la ostia para volver a lo mismo. Si somos revolucionarios debemos empezar por revolucionar nuestras instituciones políticas permitiendo la renovación total.

Finalizamos el año en condiciones de deterioro desalentador, pero si nos proponemos podemos resurgir fortalecidos. Tracemos metas y estrategias de mejoramiento orgánico, metodológico y de planteamientos ideológicos para el año que viene. Que tengan un buen año venidero. Un abrazo para todos y todas.

Diciembre 30-2023

Mayor información en https://wordpress.com/view/republicaequitativa.wordpress.com

 

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