Por Administrator
VIERNES 22 DE DICIEMBRE DE 2023, 21:00H
Carlos X. Blanco
Diego Fusaro (Turín, 1983) es un gran
conocedor de las filosofías de Fichte, Hegel, Marx y Gramsci, entre otros
autores clave de la Filosofía. Con gran placer, he procurado en los años
recientes dar a conocer alguna de sus obras en el idioma español, tratando así
de paliar la indigencia teórica en la que se encuentran los estudios sobre Marx
y el abandono que sufre esta egregia figura entre la izquierda “woke” de
España, hoy mayoritaria, colaboradora necesaria del Sistema y cómplice del
nefasto gobierno actual. En 2023 he contribuido a dar a la luz la versión
española de su gran obra Marx y la Esclavitud (SND), un
erudito texto fusariano en el que se trata de esclarecer el concepto de
esclavitud en Marx así como la vigencia misma de esta categoría bajo la férula
del capitalismo. Además de traducir, prologar o difundir la obra de Diego,
también me causa placer y alegría poder conversar con él y compartir sus
respuestas ante los lectores de esta revista.
Diego, dinos, ¿por qué un libro sobre
Marx y la esclavitud?
El libro surgió fundamentalmente
porque tengo la convicción, expresada en el libro «Bienvenido Marx», de que el
pensamiento filosófico y político de Marx es esencialmente una reelaboración de
dos figuras fundamentales de la filosofía de Hegel: la conciencia infeliz y la
dialéctica entre siervo y señor.
2.
¿Puede considerarse
el trabajo asalariado en el capitalismo una nueva forma de esclavitud?
El trabajo asalariado, tal como lo
analiza Marx en sus escritos, especialmente después de 1845, es de hecho la
forma moderna de esclavitud. Decir que la lucha de clases es el fundamento de
toda la historia, como hacen Marx y Engels en El Manifiesto
del Partido Comunista, significa básicamente que la historia es una lucha
entre esclavos y amos, y la esclavitud en la modernidad se expresa como una
forma de esclavitud asalariada. Un tipo de esclavitud muy especial, que se basa
en la existencia de sujetos formalmente libres e iguales pero económicamente
diferenciados como lo son el obrero y el capitalista. La esclavitud asalariada
moderna no surge de las leyes ni de las diferencias de clase, sino simplemente
de la diversificación de las funciones sociales y económicas. Por lo tanto,
presupone al mismo tiempo la libertad formal y la desigualdad material.
Marx emplea la expresión Lohnsklaverei,
esclavitud asalariada, muchas veces en sus escritos. Y en mi opinión no se
trata sólo de una metáfora. Quiere argumentar que incluso la del asalariado es
a todos los efectos una esclavitud, aunque muy diferente de la del siervo y del
antiguo esclavo. En un pasaje de «El Capital», Marx dice que el esclavo romano
estaba atado por cadenas a su amo mientras que el esclavo asalariado está atado
al suyo por hilos invisibles. El esclavo se mantenía vivo gracias a la comida y
lo mismo ocurre con el trabajador, ya que a este último también se le paga no
por las horas de trabajo sino por los costes de producción que se utilizan para
mantenerlo vivo. El esclavo antiguo era propiedad de su amo, el esclavo
asalariado es propiedad de toda la clase capitalista.
3.
¿Hablaba Karl Marx
de «esclavitud capitalista» en un sentido puramente informal?
En las etapas originales del
capitalismo, las que Marx investiga en el capítulo sobre la acumulación
originaria, El Capital no desdeña utilizar la violencia y la esclavitud en su
forma directa para imponerse. Pero está claro que un capitalismo en pleno
funcionamiento ya no necesita la esclavitud directa, porque funciona mejor con
la esclavitud asalariada y formalmente libre.
4.
¿La «trata de
blancas» universal, es decir, la prostitución, entra en la categoría de
esclavitud?
La prostitución trata a las mujeres
como mercancías seductoras y, en palabras de Gramsci, como mamíferos de lujo.
Es sin duda una de las muchas formas de mercantilización capitalista y también
puede enmarcarse perfectamente como una forma particularmente repugnante de
esclavitud.
5.
¿Cómo juzgaría Marx
el tráfico de niños y de inmigrantes ilegales en la actualidad?
El tráfico de niños e inmigrantes
también entra de lleno en las formas de esclavitud del capital, y es realmente
curioso que el progresismo neoliberal nunca repare en este aspecto, limitándose
a celebrar la inmigración como una oportunidad para la inclusión y la libre
circulación.
6.
¿Crees que muchas
ONG proinmigración son neoesclavistas? ¿Cómo podríamos convencer a los votantes
y políticos «progresistas» y «sin fronteras» de que su actitud inmigracionista
es en realidad esclavitud?
En términos generales, yo diría que
la inmigración masiva actual es una deportación a gran escala de brazos baratos
que el capital utiliza para tener talleres que explotar con los que, en
general, abaratar los costes laborales. La inmigración masiva es parte
integrante de la lucha de clases descendente que libra el capital contra los
trabajadores inmigrantes y nativos.
7.
¿Sería la
cooperación con los países del Sur la mejor manera de combatir el retorno de la
esclavitud en forma de inmigración ilegal incontrolada?
Sin duda es necesario cooperar con
los países de la periferia del mundo, como lo llama Wallerstein. Sobre todo,
hay que volver a crear un movimiento obrero a escala internacional. Y no
olvidemos que la inmigración tiene su origen en el hecho de que los países que
la suministran son casi siempre objeto del colonialismo y del imperialismo
occidentales.
8.
¿Tiene algo que ver
el rechazo del marxismo por parte de la izquierda del Sistema (en España,
Podemos, Sumar, separatistas y otras fuerzas de la izquierda «woke») con su
complicidad con el sistema neoliberal y neoesclavista?
Desgraciadamente, el marxismo es hoy
prácticamente inexistente, salvo como nicho de eruditos relegado a polvorientas
aulas universitarias y, por tanto, carente de influencia en el debate público y
en la política. Como intenté demostrar en mi reciente libro Sinistrash,
la izquierda ha abandonado por completo a Marx, Gramsci y Lenin para
convertirse a las razones del neoliberalismo progresista. De roja, la izquierda
ha pasado a ser fucsia y arco iris, fiel guardiana del equilibrio de poder
capitalista a escala mundial. Lo que la derecha del dinero quiere, la
izquierda del disfraz lo justifica ideológicamente. Desde la
inmigración masiva hasta la destrucción de los Estados-nación soberanos, desde
la demolición de la familia hasta la neutralización de las identidades
culturales. Lo Woke señala precisamente esto, la reconversión
de la izquierda del marxismo a una ideología arco iris de simple glorificación
de las relaciones de poder capitalistas. Lo que llaman derechos civiles son en
realidad caprichos consumistas individualistas de las clases adineradas, que
quieren tanta libertad como puedan comprar
9.
Cuanto más oficial
y retórico se vuelve el feminismo, más indignas son tratadas las mujeres en
Occidente ¿Es antimarxista el feminismo que da poder al Sistema? En una
sociedad de consumo cibernético, ¿las mujeres no son tanto o más esclavas que
hace cuarenta años?
El noble feminismo de los años 60 era
anticapitalista. El ridículo feminismo actual es ultracapitalista. De hecho, no
es más que una batalla por la individualización de las costumbres y el consumo
que no tiene nada que ver con los derechos de la mujer, sino sólo con la
expansión ilimitada del capital y la forma mercancía.
Muchas gracias, Diego, por tus
palabras. Y gracias, también, por colaborar con nosotros, tus amigos españoles.
Fuente: https://geoestrategia.es/noticia/41999/opinion/entrevista-a-diego-fusaro.html
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