05/MAR/2024
Odessa, esa gran ciudad autónoma y cosmopolita en Ucrania, en la
que, en palabras de Pushkin, “se puede oler Europa, se puede hablar francés y
encontrar prensa europea”, vio nacer a David Zimkhe Zelman Berov Goldendach en
el seno de una familia judía acomodada un 10 de marzo de 1870. La ciudad
llamada la Perla
del Mar Negro o la Palmira del Sur era hogar de
una numerosa comunidad judía (en el censo de 1897 comprendía el 37 % de la
población). Ciudad de tristes pogroms zaristas (1821, 1859,
1871, 1881, 1905). En ese suelo contradictorio y nutricio creció Riazanov, una
de las figuras más capacitadas, comprometidas y relevantes del marxismo. Su nombre de guerra fue tomado
del apellido del personaje principal, un escéptico radical a lo Bazarov, de un
cuento del escritor populista Sleptsov: Tiempos difíciles.
Hasta
1917, firmó sus obras como Nikolai Riazanov o Rjasanoff. Nikolai,
aparentemente, pasó incólume de su antiguo apodo conspirativo populista.
Excéntrico, de excepcional memoria, volátil y romántico, intelectual imponente
e imbuido de una capacidad de trabajo ilimitada. Un viejo amigo y futuro editor
de Izvestiia, Steklov, lo recuerda
“leyendo siempre y en todo lugar: cuando caminaba, en compañía de otros,
cenando”, y que “a pesar de su juventud, tenía una educación superior y era un
‘bibliófilo’ en el mejor sentido de la palabra”; además, “le encantaba detectar
en las obras de los representantes más respetados del pensamiento marxista,
desviaciones del método y de la cosmovisión genuinamente marxistas y
desenmascarar estas desviaciones”. Trotsky lo definía como “orgánicamente
incapaz de cobardía, o de perogrullo”, añadiendo que “toda ostentación vistosa
de lealtad le repugnaba”.
Opositor
frecuente de las posiciones de Lenin (se consideraba bolchevique no-leninista)
o del poderoso Stalin (a quien en plena campaña contra Trotsky interrumpió con
un “¡Déjalo, Koba! No te pongas en ridículo. Todo el mundo sabe muy bien que la
teoría no es tu fuerte”). Lunacharsky lo llamaba “indiscutiblemente el hombre
más culto en nuestro partido”, pero tan independiente y autónomo que John Silas
Reed lo describe “as
a bitterly objecting minority of one” [un minoritario implacable].
David fue revolucionario desde la adolescencia: los 14 años era correo secreto de los
populistas; a los 16 fue excluido del Liceo por incapacidad en sus habilidades
de estudio.
Fue
considerado el primer marxista entre los círculos de Odessa; en esa época leyó
ingenuamente Das
Kapital, según su testimonio “sin poseer una comprensión exacta del
marxismo ni de la misión histórica del proletariado”. Arrestado por primera vez
en 1887 en prisión prepara lecturas de Marx y traduce escritos de David
Ricardo. En 1889 asistió al congreso de la II Internacional Socialista en París
y se puso en contacto con revolucionarios rusos y luminarias del socialismo
europeo: Bebel, Kautsky, Bernstein, Luxemburg, Hilferding, Rapoport, Iglesias,
e incluso con la hija de Marx, Laura, y su marido, Lafargue. La necesidad,
forma forzosa de la virtud, le obliga a hablar varias lenguas (alemán, francés,
inglés; respetablemente se hace entender en polaco e italiano).
En
1892 es condenado a cuatro años de prisión y exiliado a Kishinev; en 1900 pudo
liberarse de la supervisión policial y escapa al extranjero acompañado de su
inseparable esposa. En 1901 en Berlín es fundador de la fracción Borba (Lucha), con Steklov y
Gurevich, comenzando a usar el seudónimo definitivo en artículos para Iskra y Zaria. Borba reclamaba un diseño
organizativo basado en el marxismo revolucionario, la inevitabilidad de una
revolución en dos etapas, el rol central del proletariado en el derrocamiento
del zarismo, oponiéndose al tándem Lenin-Plejánov en una larga e impotente
crítica al programa de Iskra.
En el mítico congreso de 1903 en
Bélgica, el de la escisión entre bolcheviques y mencheviques, critica el nuevo
sectarismo, el fetiche antidemocrático del “centralismo democrático”, su
fracción fue expulsada y obligada a disolverse. Por fuera de las dos
tendencias, con las cuales no se identifica como Trotsky, organiza un grupo
propio y autónomo de las finanzas de la II Internacional y lucha por construir
un partido socialista copiado del alemán. Retorna a Rusia en 1905, militando en
organizaciones de los trabajadores metalúrgicos de San Petersburgo y en la
fracción socialdemócrata de la Duma. En 1907 es de nuevo arrestado, en el
reflujo de la revolución de 1905, y retoma, una vez más, el camino del exilio
europeo.
Marksovedenie: el nacimiento de la marxología
Los siguientes diez años vivirá en Occidente y se dedicará a
investigar y escribir sobre la historia del anarquismo, el socialismo y el
movimiento obrero europeo. La casualidad es una forma de la necesidad. El
exilio forja un marxista crítico y erudito. Escribe en el diario teórico del
SPD, Die Neue Zeit; en Der Kampf y en el Archiv für die Geschichte des Sozialismus und
der Arbeiterbewegung de Grünberg. Sus trabajos de esta época
versan sobre Marx y la Rusia zarista, Marx y el trabajo periodístico, Engels y
la cuestión polaca, la mayoría publicados en alemán y luego en ruso. Además su
amistad con Bebel y Kautsky le permite libre acceso a la babilónica biblioteca
del SPD y, lo más decisivo, al Nachlass (manuscritos) de
Engels y Marx.
Es
un revolucionario nato unido a un formidable marxista erudito con un instinto
archivista obsesivo. Lo definieron como aquel que “por una duda en una coma en
un manuscrito de Engels o Marx era capaz de viajar toda la noche en un tren de
cuarta clase sin calefacción desde Viena a Londres”. Kautsky, el Papa del marxismo, le escribe
proponiéndole que sea el responsable de una inédita historia de la Iª
Internacional: “Cuando tuve la oportunidad de familiarizarme con su
investigación de las obras de Marx, inmediatamente me vino a la mente que usted
es la persona adecuada para este trabajo de expertos sobre el marxismo, el
movimiento sindical, que está familiarizado con las relaciones internacionales
como ningún otro, un experto en nuestra literatura socialista que podría
preparar el trabajo ejemplar de la Internacional.”
El
primer volumen, con el que se enfrentó a falsificaciones de historiadores
anarquistas y proudhonianos, fue redactado en 1914, pero el estallido de la
Primera Guerra impidió publicarla cuando se corregían sus pruebas de imprenta.
Se publicará en ruso y en alemán recién en 1925. Con el progreso de su trabajo
en los proyectos de La
cuestión oriental, el libro de la Primera Internacional y a través
de la extensa colección e investigación intensiva sobre el legado literario,
Riazanov formó gradualmente un marco para el proyecto MEGA [Obras completas de
Marx-Engels]. Después de encontrar artículos desconocidos de Marx en el Museo
Británico, Riazanov escribió a Kautsky y le indicó proféticamente: “Ahora sí
que se podría hacer una colección completa de todos estos artículos para unas
futuras Obras completas' de Marx. Es el
primer indicio consciente de la necesidad de unas obras en edición crítica e
histórica de los textos de Engels y Marx.
En
1910, para discutir el futuro editorial y la situación del Nachlass de Engels y Marx, se
realiza en Viena una conferencia secreta durante la cual se presentó por
primera vez un plan editorial de las obras completas. Fueron invitados
destacados marxistas, editores y teóricos de la socialdemocracia, entre otros
Adler, Bauer, Braun, Hilferding, Renner y, por supuesto, Riazanov. Aunque el alma mater de la iniciativa
era Adolf Braun, Riazanov trazó las líneas generales del Editionsplan, principios
editoriales que heredaría la futura MEGA. Su cercanía con una de las hijas de
Marx, Laura, le da la posibilidad de investigar los archivos familiares y la
correspondencia más íntima. Tanta era su fama de especialista marxiano que se
le invita a la casa de los Lafargue en Francia para que clasifique y ordene
documentos inéditos. En 1911 encontró borradores de cartas in-octavo inéditas: eran
respuestas polémicas de Marx a la populista Vera Zasúlich (las pudo publicar recién
en 1923 en una recopilación de materiales sobre la historia del movimiento
revolucionario ruso). Gracias a Bebel tuvo acceso ilimitado a los archivos del
partido y a la correspondencia completa de Engels y Marx. El SPD [Partido
socialdemócrata de Alemania] lo urge a continuar el irregular trabajo de
divulgación de Bernstein y Mehring de trabajos olvidados, inhallables o
inéditos.
En
1913, al expirar los derechos editoriales de Engels y Marx quedaba expedita la
posibilidad de publicar todos los materiales sin obstáculos jurídicos por
cualquier editor. En 1917 Riazanov pudo publicar dos volúmenes, de un plan de
cuatro tomos, de escritos de los años 1850 de Marx y Engels; 250 artículos
desconocidos para el gran público de diarios en los que colaboraban, como The New York Tribune, The People’s Paper y Neue Oder Zeitung. Con una
introducción editorial de su pluma, los Gesammelte Schriften von Karl Marx und
Friedrich Engels, 1852 bis 1862 serán la mejor edición
científica de Engels y Marx editada en Occidente hasta la aparición de MEGA.
Entre
1908-1917 publicará un centenar de folletos, artículos, libros, ensayos,
reseñas de libros, presentaciones, notas y otros textos originales de o sobre
Engels y Marx. En ellos se establece los puntos principales de la Marksovedenie, la
marxología, que se plasmarán en el MEI [Marx-Engels institut] y en el proyecto
editorial MEGA. La idea básica era aplicar la concepción materialista de la
historia al estudio de los propios Marx y Engels, comprendiéndolos como
personalidades que interactúan dialécticamente con fuerzas y estructuras
históricas objetivas. Sus puntos fundamentales son: publicación de las obras
completas con todos los requisitos científicos y hermenéuticos, completa y
sistemática, dotada de introducción, aparato de citas erudito e índices
extensos; acompañar la edición con sendas biografía exhaustivas y no
hagiográficas de Engels y Marx; publicar juntos los escritos de Engels y Marx
dada la estrecha relación de camaradería, familiar, histórico-partidista y
científica; finalmente una edición popular de Das Kapital, dotada de índice y
citas, introducción biográfica y guía para su lectura. Llegado a este punto un
contemporáneo podía decir que Riazanov “conocía hasta los puntos y comas de los
escritos de Marx y Engels”. Y no se equivocaba.
“Sólo soy un marxista, y como
marxista soy comunista”
No abandonó jamás la militancia: participó en escuelas de
cuadros de las facciones del POSDR: en 1909 con Bogdanov, bolchevique
no-leninista, y su escuela en Capri (financiada por Gorki); en 1911 en la escuela
de Longjumeau (París), de Lenin. Riazanov describe así la escisión: “los
bolcheviques se han dividido en dos fracciones: 1) leninistas,
que incluye a los bolcheviques iniciales pero sin machistas (seguidores de la
filosofía de Mach), expropiadores ni
antiparlamentaristas; 2) bolcheviques
puros, incluídos los del diario Vpered, con Bogdanov, Lunacharsky
y Liadov".
Por
ese tiempo fue aliado de Trotsky, escribe en Nashe Slovo. Estallada la guerra
en 1914, participó como internacionalista en la Conferencia de Zimmerwald. La
revolución de febrero de 1917 lo encuentra exiliado en Suiza. Retorna a Rusia
en mayo, atravesando Alemania en tren, igual que lo había hecho Lenin. Militará
en el Mezhduraiontsy, grupo interdistrital de Petersburgo fundado en 1913, amalgama
de bolcheviques no-leninistas, mencheviques de izquierda e internacionalistas
(Trotsky, Lunacharsky, Sukhanov, Joffe, Uritsky, etc.). En julio-agosto se
funden con los bolcheviques leninistas después del intento de golpe de Estado
de Kornilov. Riazanov se transforma en uno de los más prominentes oradores y
activistas sindicales antes de octubre del 1917. Es elegido para la presidencia
del II Congreso de todos los Soviets y miembro ejecutivo del Consejo Central
Sindical de Rusia.
En
octubre se opone al putsch y
la insurrección armada propuesta por Lenin. Después de la toma del poder,
trabaja como miembro ejecutivo del Comisariado de Educación (Narkompros) bajo
la dirección de Lunacharsky. Se opone a las posiciones del partido: sostiene la
existencia de un sistema soviético pluripartidista y no deja de llamar a
mencheviques y social-revolucionarios camaradas. Se opone a la dictadura
del Comité Central, a las cooptaciones, al uso de la fuerza, la pena de muerte
y la represión contra partidos obreros, a la dispersión de la Asamblea
Constituyente, al Tratado de Brest-Litovsk.
En
el debate sobre la cuestión sindical se enfrenta tanto a Trotsky como a Lenin,
defendiendo la independencia y autonomía de los sindicatos. Lucha denodadamente
por la libre expresión dentro del partido, la legalidad fraccional y una
genuina democracia obrera. Es una quijotesca cruzada contra la burocracia y la
imposición del Partiinost.
Por el momento, su prestigio intelectual y militante hace que nadie tenga
autoridad para callarlo, censurarlo o intentar expulsarlo (ni siquiera Lenin).
Pero, poco a poco, su influencia fue neutralizada, primero en el ámbito
sindical. Su propio partido se lo prohíbe en 1921. Riazanov no se amedrenta: ya
muerto Lenin y durante el Congreso del partido en 1924 declara: “sin derecho y
responsabilidad a expresar nuestras opiniones esto no puede llamarse Partido
Comunista”. En un discurso en la Kommunistischeskoi Akademii (Academia
de los profesores rojos) declara: “No soy bolchevique, no soy menchevique y no soy
leninista. Sólo soy un marxista, y como marxista soy comunista”. Sabía que
estaba condenado, solo era cuestión de tiempo.
Recuperar al Marx auténtico
Riazanov fue nombrado director de los servicios de archivo de la
URSS. Estuvo trabajando con destreza y enorme energía entre 1918 y 1920.
Rescatando bibliotecas, documentos y materiales de los archivos de los
diferentes estados y administraciones se gana el respeto y la lealtad de
muchísimos especialistas y académicos no-bolcheviques, en especial en la Universidad
de Moscú. En diciembre de 1920, el Comité Central promueve la idea de fundar un
neo-victoriano Museo
del marxismo, idea que Riazanov transforma en otra cosa: un
instituto de investigaciones moderno, un laboratorio en el cual historiadores y
militantes puedan estudiar, en las más favorables condiciones, nacimiento,
desarrollo y maduración de la teoría y la práctica del comunismo crítico y que,
al mismo tiempo, se transforme en un centro de difusión (“propaganda
científica”, en palabras de Riazanov) del propio marxismo. Es natural: tanto él
como Lenin y la mayoría de los socialdemócratas europeos basaban su
conocimiento bibliográfico en el trabajo editorial de Engels y en la oferta
editorial mezquina del SPD.
El conocimiento del comunismo
crítico de Engels y Marx en las grandes organizaciones obreras, así como en el
propio partido bolchevique, eran muy deficientes u horrorosas, permitiendo el
desarrollo de líneas políticas utópicas o reformistas. A principios del siglo
XX, Marx seguía siendo un perfecto desconocido, como había prevista Labriola, o
una figura desfigurada. Lenin aprendería la lección: una de las primeras
medidas de la nueva URSS, luego del fin de comunismo de guerra en 1921, las
rebeliones campesinas y el levantamiento sangriento de Kronstadt, será el
lanzamiento del primer proyecto editorial crítico de la obra de Engels y Marx.
Lenin
le dió un impulso esencial al preguntarle a Riazanov en febrero de 1921: “¿Hay
esperanzas de que recopilemos en Moscú todo lo que publicaron Marx y
Engels?”. El Comité Central aprobó en 1921 la fundación del Instituto
Marx-Engels (MEI), que funcionará en el palacio expropiado a los príncipes
Dolgorukov, en el barrio Znamenka: durante la Unión Soviética: calle
Marx-Engels. Riazanov creía que el marxismo (si es que existe
algo así) no podía ser entendido ni regenerado aislado de su contexto
histórico.
El
instituto pretenderá estudiar científicamente a los clásicos relacionándolos
con la amplia historia del anarquismo, el socialismo y el movimiento obrero
europeo. El MEI incluirá biblioteca, archivo, y museo, dividido en cinco
departamentos (Kabinetts):
Marx y Engels, historia del socialismo y el anarquismo, economía política,
filosofía e historia de Inglaterra, Francia y Alemania. Seis meses después el
MEI, bajo jurisdicción de la Academia Socialista, es transferido a la
jurisdicción del Comité Ejecutivo del Congreso de los Soviets (del cual
Riazanov era miembro). ¿El objetivo? Sacar al instituto de todo control directo
del Partido Comunista.
Riazanov
no sucumbe al espíritu autoritario del Partiinost (mentalidad de
partido). El MEI empieza a ser observado por el aparato [del partido] como
formador de disidentes (de un staff de 109 miembros, sólo
39 tenían el carné del partido). El corazón del instituto era su biblioteca. No
sólo incluía trabajos escolares sobre la historia del anarquismo, el
socialismo, el comunismo y el movimiento obrero, sino libros raros, incunables,
diarios, pasquines, manuscritos, primeras ediciones de clásicos (desde Moro,
Harrington hasta el Manifiesto
Comunista).
Riazanov creó una red internacional
de corresponsales autorizados para buscar y adquirir libros raros y manuscritos
en todas las capitales europeas. Uno de ellos, por ejemplo, fue Boris Souvarine
en París; otro Boris Nicolaïevski en Berlín. Además intentó desarrollar
contactos permanentes con Japón (Instituto Ohara, editorial Iwanami), España (a
través de Wenceslao Roces) e Inglaterra.
Según
un balance de enero de 1925, la librería del Instituto poseía 15 628 volúmenes,
además de manuscritos de Marx y Engels y documentos de la historia y de los
integrantes de la Iª Internacional, el Saint-Simonismo, el Fourierismo, todo
Babeuf, Blanqui y el movimiento obrero revolucionario y reformista europeo
(incluido un periódico obrero editado por Lassalle en su juventud). Incluso
periódicos originales en los cuales habían colaborado Marx y Engels, el Vorwärts de 1844, y la Rheinische Zeitung de
1842-43.
En 1930 la biblioteca incluía 450
000 volúmenes, la mayoría raros o incunables. Entre 1925 y 1930, el número de
documentos originales fotocopiados se incrementó de 40.000 a 175.000, de los
cuales nada menos que 55 000 eran documentos escritos por Engels o Marx. El
trabajo de Riazanov, y el soporte financiero en una época de guerra civil,
cerco internacional, represión y revueltas (Kronstadt, Mackhno, Tambov, huelgas
en centros industriales) fu increíble y nos habla no sólo de su habilidad, sino
del extraordinario apoyo en las altas esferas del gobierno bolchevique. En esos
años, además de Lenin, Riazanov contaba con el apoyo incondicional de Kámenev,
Bujarin y Kalinin.
Una utopía editorial llamada MEGA
Uno de los grandes méritos de Riazanov, no el menor, fue el
haber sido el alma
mater de la gran empresa editorial de las primeras obras
completas críticas de Engels-Marx, la mítica MEGA (siglas de Marx-Engels Gesammtausgabe)
publicada simultáneamente en la URSS y Alemania entre 1921 y 1931. Desde 1922
se lanzó, con un extraordinario ímpetu, a la búsqueda y salvamento de todos los
materiales documentales para apoyar el lanzamiento; su sueño era una primera
edición científica exhaustiva en ruso y alemán. En seguida lanzó su plan de
obras completas de Engels y Marx, reclutando especialistas en lenguas
extranjeras (francés, inglés, alemán) sin considerar sus viejas alineaciones
pre-1917. En 1923 Riazanov viajó a Berlín, para firmar un convenio de
colaboración con el archivo del partido y de coedición con el SPD, y a su
regreso presentó en la Academia Socialista de Moscú un comunicado sobre el
legado literario de Engels y Marx, donde se nos presenta el estado del Nachlass como las desventuras
de La ideología alemana. En 1924, el
SPD autorizó oficialmente al MEI a fotocopiar su archivo partidario in extenso, incluyendo el Nachlass, su correspondencia y
bibliotecas privadas (maltratadas y desperdigadas); Riazanov recordaba más
tarde: “En 1900 había visto en Berlín esa biblioteca dispersa sin ningún orden
en varias habitaciones. Así es como desaparecieron miles de obras
pertenecientes a los creadores del socialismo científico. Ni siquiera se
tomaron el trabajo de verificar si no contenían, al margen, notas de lectura,
algunas huellas del trabajo intelectual de Marx o de Engels. Una parte de los
manuscritos que, normalmente, habría debido ser despachada a los archivos del
Partido Socialdemócrata en Berlín, fue conservada por Bernstein, y la
correspondencia de Engels y la parte más importante de las obras que permanecen
desconocidas hasta la actualidad quedaron en Londres".
En el Vº
Congreso de la Internacional Comunista (IC) en 1924 se le otorgó un lugar
especial a Riazanov para que hiciera conocer su proyecto editorial; su ponencia
“El trabajo de Marx y Engels”, terminó siendo resolución oficial. En ella
señalaba
la absoluta necesidad de la publicación lo más
exhaustiva posible de todos los trabajos y cartas de Marx y Engels con un
aparato y comentarios crítico-históricos. Solamente una edición de estas
características será un monumento digno de los fundadores de la investigación
científica
y
justificaba políticamente la edición por las deficiencias en la formación de
las nuevas generaciones. Contando las peripecias del Nachlass literario, señalaba
que
después de considerables problemas, por fin
hemos conseguido los manuscritos, tenemos facsímiles fotográficos de todos los
manuscritos no publicados por Engels y Marx. Además del manuscrito en alemán
del texto sobre la Ideología
alemana, tenemos un número de manuscritos escritos por Engels en el
comienzo de los años ochenta del siglo pasado, como complemento de su Anti-Dühring. Estos manuscritos
fueron escondidos en el verdadero
sentido de la palabra, porque tengo comprobado que nadie sabía de ellos, ni los
conocía, excepto Bernstein.
Finalmente,
Riazanov presentó el proyecto MEGA oficialmente:
Nuestra tarea principal consiste en la
publicación de una edición completa y técnicamente perfecta en un par de miles
de copias para todas las mayores bibliotecas. Pero también tenemos otra tarea
ante nosotros, que no es menos importante. Difícilmente podemos esperar que una
edición de cincuenta volúmenes (y es muy difícil que no sea menos de eso) se
encuentre al alcance de todos. Tenemos que hacer una selección de la obra de
Marx y Engels para todos los países. Esta selección contendrá todas las obras
más importantes de Marx y Engels describiendo todas las fases de su desarrollo
intelectual. La primera parte, la parte general debe ser una edición para todos
los países. Luego viene la segunda parte, adaptado a las necesidades nacionales
de los distintos países.
Riazanov concluyó diciendo que
en el curso de los últimos años, he sido capaz
de añadir mucho a nuestra colección de manuscritos de Marx y Engels, y estaré
muy agradecido si todos los miembros del Partido (y no sólo el Partido) nos
ayudaran en esta labor. Mi petición a todas las partes es que envíen todo
(incluso lo que parece poco interesante para usted es interesante para
nosotros) aquello conectado con Marx y Engels al Instituto Marx-Engels de
Moscú.
Indudablemente la empresa editorial
apuntaba políticamente a un combate ideológico contra el revisionismo, la
vulgarización y banalización de Marx.
Como
refuerzo científico al trabajo editorial, Riazanov planificó dos publicaciones
científicas: una anual, Arkhiv
K. Marksa I F. Engel’sa, revista-libro de 600 páginas in octavo); y otra semestral Letopisi Marksizma (Anales
del marxismo), de la cual aparecieron trece números entre 1926 y 1930. En
cuanto a Letopisi
Marksizma, muchos de sus artículos de divulgación se publicaron en
la versión alemana, Unter
dem Banner des Marxismus, que apareció en 1925, y que después
reproducían los partidos de la IC.
El Arkhiv… tuvo dos ciclos
político-editoriales, marcados por la purga de Riazanov y su equipo (1931) y la
derrota de la revolución alemana y el ascenso del nacionalsocialismo en 1933.
En ella aparecieron textos seminales del corpus del futuro marxismo occidental: secciones de La Ideología alemana; los Manuscritos económico-filosóficos de
1844, la Crítica
a la Filosofía del Derecho de Hegel de 1843 y la Dialéctica de la Naturaleza. En el Arkhiv, de sesgo filosófico
antimecanicista, colaboraba, y era co-editor, Deborin y su grupo de defensores
de la dialéctica (Karev, Luppol), y en la revista también escribió Lukács, con
un ensayo sobre Moses Hess. Riazanov, como Lukács, percibía el comunismo
crítico principalmente como praxis revolucionaria proletaria. A diferencia de Lukács,
cuando Riazanov hablaba del método hablaba
del método histórico-crítico concreto utilizado por Marx y Engels; el materialismo dialéctico era
definido como el estudio de
la historia de la sociedad humana como el
proceso de cambio de las personas bajo la influencia de la naturaleza y el
cambio de este último bajo la influencia de gente que actúa.
El
esfuerzo no concluía aquí: había diseñado una Biblioteca del Materialismo, ediciones
críticas de Holbach, Hobbes, Diderot, La Mettrie, etc.; obras completas de
figuras claves del movimiento socialista mundial, como Plejánov, Kautsky,
Labriola, Karl Liebknecht, Rosa Luxemburg o Paul Lafargue. Además una Biblioteca Marxista, incluyendo
ediciones anotadas de los clásicos del marxismo, entre ellas la versión al
cuidado de Riazanov del Manifiesto
Comunista, una Biblioteca
de Clásicos de la Economía Política con Smith, Ricardo,
Quesnay. Por supuesto, ediciones anotadas de Hegel y Feuerbach.
Un marxista erudito de alcance
internacional
Otra meta literaria de Riazanov era publicar una amplia e
insuperable biografía intelectual sobre Marx. Nunca pudo completar este
trabajo, como le sucedió al propio Engels. Sus dos mayores trabajos de los años
1920 se aproximan a este deseo: un informe popular sobre la vida y pensamiento
de Marx y Engels (de 1923), basado en lecturas en la Academia Socialista, y una
colección de ensayos, Ocherki
po istorii Marksizma (1923), en dos tomos, una re-impresión de
sus escritos pre-revolucionarios. Riazanov no era un pensador original, ni un
creador vanguardista: en esas obras expone a Marx en sus textos, los documentos
hablan por sí solos. Su relación con los Nachlass literarios de Marx y
Engels puede ser llamada de piedad
positivista: el documento desnudo y completo (textual e
intertextualmente al estilo del historiador Ranke) es el elemento esencial en
la investigación histórica y con el poder de regenerar en plenitud la teoría.
En
1927 recibe el Premio Lenin; en 1928 es uno de los pocos marxistas miembro
pleno de la Academia de la Ciencia. En 1930 Riazanov llega al cenit de su
carrera, es reconocido internacionalmente y su posición en la URSS, ya en manos
de Stalin, es aparentemente segura. En diez años ha elevado al instituto en el
centro mundial de estudios sobre Marx o de la historia social europea. Es una Mecca para investigadores de
todo el Mundo, a pesar del anticlimax staliniano:
allí llega a trabajar en 1929 un joven y brillante filósofo yanqui, Sydney
Hook. Lo visitan personalidades como Kautsky, Clara Zetkin, Bela Kun, Emile
Vandervelde, Albert Thomas, Charles Rappoport, Henri Barbusse, Maxim Gorky;
colaboradores internacionales incluyendo a Lukács (quién leyó por primera vez
los Manuscritos de 1844 decisivos
para su evolución), Pollock (“Escuela de Frankfurt”), etc.
Riazanov
se hizo construir una pequeña residencia anexa al palacio, una réplica de la
casa de Engels en Mánchester que aún se conserva, donde maneja el instituto
como un Grand Seigneur. Se lo puede ver en
el jardín removiendo la nieve, ayudando al personal de limpieza o reforzando su
prohibición estricta de fumar. El anarco-comunista Serge, que vivió en la URSS,
nos ha dejado un vívido retrato en sus Memorias de un revolucionario:
Riazanov, uno de los fundadores del movimiento
obrero ruso (que dirigía el Instituto Marx-Engels) alcanzaba hacia los sesenta
años la cúspide de un destino que podría parecer un éxito excepcional en
tiempos tan crueles. Había consagrado una gran parte de su vida al estudio más
escrupuloso de la biografía y de los textos de Marx; y la revolución lo
colmaba; en el partido bolchevique, su independencia de espíritu era respetada.
Era el único que había elevado incesantemente su voz contra la pena de muerte,
incluso durante el terror, reclamando sin cesar la estricta limitación de los
derechos de la CHEKA y luego la OGPU. Los heréticos de todas clases,
socialistas, mencheviques, u opositores de derecha e izquierda, encontraban paz
y trabajo en su instituto, con tal que tuvieran amor al conocimiento. Seguía
siendo el hombre que había dicho en plena conferencia: “No soy de esos viejos
bolcheviques a los que durante veinte años Lenin trató de viejos imbéciles. Me
encontrécon él varias veces: corpulento, de brazos fuertes, barba y bigote
tupidos y blancos, mirada tensa, frente olímpica, temperamento tormentoso,
palabra irónica. Naturalmente a menudo detenían a sus colaboradores heréticos y
él los defendía con circunspección. Tenía entrada libre en todas partes, los
dirigentes temían un poco su hablar franco.
¿Un poco? Stalin visita el MEI en
1927 y al ver los retratos de Marx, Engels y Lenin, pregunta: “¿Dónde está mi
retrato?”. Riazanov replica: “Marx y Engels son mis maestros; Lenin fue mi
camarada. ¿Pero qué eres tú para mí?”. En 1929, en una conferencia del partido,
afirma: “El Politburó ya no necesita ningún marxista”.
Se
niega a participar en los faustos de obsecuencia y culto a la personalidad en
el cincuenta aniversario del secretario general Stalin. Riazanov elige sus
colaboradores por su capacidad científica: estando ya exiliado Trotsky en
Alma-Ata lo contacta… ¡para que trabaje en la edición crítica de la obra
polémica de Marx Herr
Vogt!, incluso le encarga revisar traducciones y realizar
correcciones en las pruebas de imprenta de los volúmenes de Marx y Engels, algo
que le aseguraba a Trotsky un ingreso vital en esos momentos, ya que no tenía
medios de subsistencia al ser expulsado del VKP (b) [Partido Comunista panruso
¡(bolchevique). En 1930, la prensa soviética festejó su sesenta cumpleaños como
evento nacional. Apareció un grueso libro de jubileo ex profeso titulado En su puesto de combate! Edición especial por el sexagésimo aniversario
de D. B. Riazanov, donde escriben en su honor Bujarin, Kalinin,
Rykov y otras figuras célebres de la Nomenklatura. En un comunicado
oficial del Comité Central, que firma Stalin, se le anuncia un futuro
promisorio de leal servicio al partido y se lo glorifica como “un infatigable
luchador por el triunfo de las ideas de los grandes maestros del proletariado
internacional: Marx, Engels y Lenin”; los diarios oficiales, dirigidos por
Bujarin, no escatimaban elogios: “el más eminente marxólogo de nuestros tiempos”
-dice Izvestia; el Pravda afirma que es “una
personalidad científica mundial” que ha dado “más de cuarenta años de su vida a
la causa de las clases trabajadoras” y que “organizó un instituto científico
que es orgullo de nuestra ciencia revolucionaria”, y “bajo la dirección
científica y administrativa directa de Riazanov… el MEI estuvo en los primeros
puestos en la lucha por el triunfo de la teoría revolucionaria del
proletariado”, tanto “por su considerable labor científica e investigadora en
el terreno de la marxología, como por su actividad en el movimiento sindical
mundial”.
En
su intervención en nombre de la IC, Clara Zetkin señaló pomposamente que “en la
base de la gran monumento al trabajo científico creativo del Estado soviético
se encuentra tallado de manera indeleble el nombre de Riazanov”; la publicación
oficial de la IC, Inprecorr,
lo califica de “el erudito marxista más importante y de mayor renombre de
nuestra época”.
Para
coronar el homenaje, se le condecoró con la prestigiosa Orden de la Bandera Roja del Trabajo.
Pero debajo de los fastos se podían oír los sordos ruidos de la lucha interna.
Ya a principios de 1930, Stalin, en franca lucha contra Riazanov, decidió
confiar en jóvenes aspirantes del Instituto de Profesores Rojos para promover
la separación absoluta entre la filosofía y la ciencia, tarea de lucha
ideológica que consideraba indispensable para “para implementar la crítica
completa” de todas las instituciones culturales soviéticas. Decía Stalin que
tenemos que remover y cavar todo el estiércol
que se ha acumulado en la filosofía y las ciencias naturales. Eliminar todo lo
que han escrito los del grupo ‘deborinista’ (Deborin-Riazanov) y quebrarlo...
y concluía diciendo que
hay que asestar el golpe, es el principal
problema para ir venciendo en todas las direcciones. Preparaos para la batalla.
No hay que olvidarse de debemos producir la salida de Riazanov del Instituto
Marx-Engels.
Objeto de represión
En menos de un año Riazanov fue arrestado, encarcelado, exiliado
y expulsado, no sólo del instituto, sino del partido. En diciembre de 1930 se
desplegó una operación a gran escala. La excusa policial fue la existencia de
una ficticia y antisoviética organización llamada “Unión de Oficinas del Comité
Central del Partido menchevique” (sic), fueron acusados de querer quebrar la
economía soviética; uno de los primeros detenidos fue el trágico Isaak Illich
Rubin, historiador y economista del staff del MEI. Se acusó a
Riazanov de ocultar correspondencia
menchevique terrorista y documentos antisoviéticos que le entregaba Rubin. Los
documentos que habría ocultado Riazanov
era una carta muy crítica de Marx, de 1881, sobre el joven Kautsky (luego
plenamente confirmada por la historia), entregada por la antigua menchevique
Lidia Zederbaum-Dan, hermana de Mártov, en 1925.
La
caza de brujas era simple y brutal: la menchevique Lidia Zederbaum le
entregó a Riazanov la carta de Marx en 1925. ¿Por qué se la dio? ¿Como prenda
de la amistad de Riazanov con los mencheviques y de su futura colaboración en
la conspiración contra la dictadura del proletariado? La etiqueta menchevique tiene que
cerrarle la boca a cualquiera que dudara, especialmente debido a que Riazanov
“ocultó cuidadosamente” la carta desde 1925. ¿Por qué la ocultó? Obviamente,
para salvaguardar los intereses de Kautsky y del menchevismo mundial (cuyo
centro es el fantasmagórico e inexistente Centro internacional).
Al
idealismo menchevizante en
la teoría se le sumaba el menchevismo mendaz más práctico y
contrarrevolucionario. Idealismo
menchevizante era un término técnico pseudofilosófico que se
utilizó ampliamente en la literatura del Dia Mat soviética y
extranjera a partir de la década de 1930 hasta comienzos de la década de 1950.
Originalmente se refería a los errores cometidos por el grupo del filósofo
Deborin ligado al MEI de Riazanov.
La
palabra menchevizante significaba que
la separación de la teoría de la práctica por Deborin y sus discípulos fue
considerada como una resurrección de un dogma político particular, el de los
mencheviques, y la palabra idealismo,
que la identificación de Deborin de la dialéctica de Hegel con Marx era
considerada una reencarnación y refugio en una variante del idealismo.
Más
tarde, el término idealismo
menchevizante se extendió a algunos errores teóricos de muchas
disciplinas académicas (por ejemplo, en desviaciones y errores en la economía
política) y se estableció como sinónimo de herejía antimarxista y revisión
idealista del leninismo. Bajo el estalinismo, ser acusado de idealista menchevique podía
conllevar una condena de muerte in fieri. Rubin, bajo tortura y
con la amenaza de encarcelar a su familia, firma a la OGPU una confesión falsa;
incluso escribió una carta donde hablaba de los supuestos documentos
mencheviques escondidos y que se había readmitido a Riazanov en el partido
menchevique.
Riazanov
se indignó al enterarse que uno de sus miembros ha sido arrestado y ante lo que
llamó “locura organizada por el Buró Político” del VKP(b) exigió una reunión vis-à-vis con Stalin. En el
registro conservado en los archivos estatales de las entradas al Kremlin figura
la visita de Riazanov el día 12 de febrero de 1931, a las 17:10; lo esperaban
los miembros más leales de Stalin en el Buró Político del VKP(b): allí estaban
Molotov, Kaganovich, Postyshev, y más tarde llegó el temido jefe de la OGPU de
esa época, Menzhinsky. Riazanov exigió ver la explosiva carta-confesión de
Rubin o los documentos mencheviques de marras, que no aparecieron.
Según
las memorias de Sher, la discusión fue a gritos, un antiguo menchevique que colaboraba
ahora con la OGPU. Stalin le gritaba a Riazanov: “¡¿Dónde están los
documentos?!”, a lo que Riazanov respondía: “¡Nunca los encontrarán si es que
no los traen ustedes mismos!” Se ordenó a dos altos oficiales de la OGPU que
registraran el MEI, y Riazanov salió del Kremlin con ellos a las 20:00 horas.
Una comisión de la policía política (OGPU) enviada al Instituto Marx-Engels
durante la noche del 12 al 13 de febrero de 1931, es decir, inmediatamente
después de la conversación personal de Riazanov con Stalin en el Kremlin, antes
de su purga y depuración total, comprobó alarmada que en la sección de
filosofía ¡no había ni un libro de Lenin!, y sí, por ejemplo, de muchos
“filósofos contemporáneos”. Además se enseñaba a “idealistas obscurantistas”
(sic) como Schopenhauer o Husserl. La noche del 15 de febrero de 1931, la OGPU
lo detuvo en la Lubianka bajo el inventado motivo de recibir paquetes del
extranjero, de aquel fantasmal Centro Internacional menchevique.
El mecanismo no se detuvo, a pesar que no ha existía ninguna sentencia legal ni
procedimiento administrativo: el 17 de febrero 1931 la Presidencia del Comité
Central del VKP(b) lo excluye del partido por estar en rebeldía; el 20 de
febrero el Buró Político emite una resolución titulada “Acerca del Instituto de
Marx-Engels”, pronunciándose por: “a) una junta provisional procederá a la
disolución del MEI; b) asignar como director del MEI a Adoratskii y c) asignar
como director adjunto del MEI a Tovstukha".
En
la razzia ideológica que se
desencadena a continuación, son despedidos expeditivamente 131 empleados de un
total de 243. Esto fue seguido por la exclusión de Riazanov de la Academia de
Ciencias de la URSS y de la Academia Comunista, además de la expulsión de otras
organizaciones e instituciones. Se le encarceló en el Gulag de Suzdal,
especializado en presos políticos, en un régimen de aislamiento individual
durante seis meses. El 16 de abril de 1931, por su estado de salud, la
OGPU decide enviarle al exilio en aldeas cercanas de Saratov, en el Volga.
Como
era habitual con los represaliados, en febrero de 1931, los editores y
bibliotecarios recibieron la orden de expurgar las obras personales y sus
cuidadas ediciones de Engels, Marx, Plejánov y la Iª Internacional, etc. Los
libros no se quemaban, tenían un doble curioso destino: un ejemplar de cada
libro era enviado a la biblioteca personal de Stalin y el resto se enviaba al
batán para hacer nueva pasta de papel. Para concluir la parábola, detenido
Riazanov, Pravda publica en marzo
de 1931 una nota titulada “Marx sobre Karl Kautsky”, firmada misteriosamente
por “Instituto Marx-Engels”, sin ningún comentario ni introducción, y que
concluye así: “La conocida menchevique Lidia Zederbaum-Dan le entregó la carta
original a Riazanov ya en 1925, quien la ocultó cuidadosamente”. Por el
momento, se cierra el telón.
Hasta
el momento de su detención, solo se publicaron once volúmenes (de un proyecto
de cuarenta y dos) y siete estaban in
progress (entre ellos los famosos y desconocidos Gründrisse). En 1931, el mismo año
del arresto de Riazanov, el reemplazante de Riazanov tras la purga del MEI, el pedante y oscuro apparatchik Vladimir V.
Adoratskij, primer candidato de Lenin a dirigir el MEI, realizó un discurso en
el que definía el trabajo editorial de su predecesor en la dirección del
instituto como “una traición directa (direktem Verrat) a la causa del
proletariado”, ya que había privilegiado la publicación
de aquellos
trabajos de Marx y Engels cuando aún eran jóvenes-hegelianos, o en el cual se
comenzaba el pasaje al materialismo dialéctico, movimiento que representaba los
primeros pasos en la nueva concepción del Mundo… se trata de uno de los delitos
más graves que cometió Riazanov en su sabotaje a una edición popular e
internacional de los trabajos de Marx y Engels.
¿Y
la obra todavía pendiente de Marx y Engels realizada por el equipo de Riazanov?
Algunos los continuará su sucesor Adoratskii (objeto de represión en 1940 y
ejecutado en 1945), y bajo su férula serán publicados entre 1931 y 1935 otros
seis volúmenes de MEGA preparados por el MEI menchevique antes de 1931.
Finalmente, en 1936 se detuvo toda actividad editorial del Marx inédito. El
último estertor fue la publicación separada (exclusivamente en ruso) en dos
volúmenes, en 1940, de los manuscritos de Marx de 1857-58, los Gründrisse der Kritik der politischen Ökonomie.
El método estalinista fue completo: expulsión, exilio, prisión y muerte de sus
colaboradores, suspensión total del plan editorial, colocar bajo el
martillo-pistón a las pruebas impresas; desaparición de todas las bibliotecas
públicas rusas y extranjeras; depuración de las obras de
Marx y Engels en ediciones populares,
aligeradas de toda erudición. Poco a poco Stalin fue sustituyendo la empresa
editorial crítico-histórica de MEGA por una serie de publicaciones
aisladas, diseminadas, sin ningún plan conjunto, ni criterio filológico y
doxográfico.
Un final ignominioso: exiliado,
aislado, ejecutado
Riazanov vivió a orillas del Volga condenado a la miseria y al
hambre, a la decadencia psíquica y física. Bibliotecas y editoriales recibieron
la orden de expurgar sus obras y sus ediciones. Simplemente dejó de existir,
pero él no lo sabía. Vivió a duras penas de traducir pequeños textos para la
universidad local. Compartió sus pobres raciones con decenas de famélicos
durante la hambruna de 1932-1933 (cuatro años más tarde esta militancia fue considerada
una pérfida maniobra antisoviética). En 1934, el Buró Político le permite
viajar a Moscú para poder atender a su esposa enferma. Según informes de
Kalinin, antiguo protector y admirador, Stalin le ofreció un compromiso:
Riazanov debía escribir un comunicado de arrepentimiento público, reconocer su
culpabilidad en la conjura menchevique-trotskista y
se le rehabilitaría en toda la regla. Riazanov rechazó el acuerdo y exigió la
revisión inmediata de su caso.
A
mediados de 1934 fue enviado de nuevo al exilio en Saratov ad eternum. El VKP(b) de Saratov,
en el seno del cual cobijaban algunos de sus admiradores, le concede en 1934 un
pequeño trabajo para subsistir como consultor bibliotecario en la Biblioteca de
la Universidad. El 11 de junio de 1937 el mundo se sobresaltó ante la noticia
de la decapitación de toda la cúpula del Ejército Soviético. La caída de los
generales rojos desató una explosión de terror nacional, dirigida contra mandos
directivos en todos los niveles y esferas. Por primera vez, Stalin reprimió a
gran escala personas que nunca habían sido opositoras abiertas y que siempre se
habían alineado junto a él en las disputas internas del partido.
La nueva política represiva tenía
por objetivo destruir a todos los sospechosos de deslealtades pasadas,
presentes o imaginarias con respecto al grupo dirigente de Stalin. Terror ciego
y de masas, con un motivo político claro: en 1936 la URSS había adoptado una
nueva Constitución que contemplaba la elección de un nuevo órgano legislativo,
el Soviet Supremo, al que podía votar formalmente el conjunto adulto de la
población, con un sistema de papeletas secretas que estaba programándose para
1937. Estas elecciones, según decreto de junio de 1937, se referían a los
escaños contestados y varios candidatos harían campaña por ellos.
El
mismo día en que la prensa oficial publicó las normas sobre las inminentes
elecciones, Stalin envió un telegrama a todas las organizaciones del VKP (b) en
el que exigía la ejecución en masa de todos los elementos “antisoviéticos” y la
re-instalación de la figura penal de la “Troika”, tribunales ad hoc de tres personas. Las troikas habían funcionado
durante la Guerra Civil de 1918-1921 para procesar en el campo de batalla los
enemigos del pueblo de manera expeditiva, sin recurrir a procedimientos
judiciales ordinarios. Stalin las recuperó en 1929 durante la colectivización
forzosa para dictar sentencias de deportación o muerte contra opositores a las
explotaciones agrícolas colectivas. Su reaparición en 1937 era reflejo, para la
cúpula del régimen stalinista, que existía una crisis mortal en la URSS.
Las
nuevas troikas modelo 1937 estaban compuestas por el primer secretario local
del partido, el procurador y el jefe de la NKVD en el territorio. Durante ese
año dictarían 688 000 sentencias (87 % de todas las sentencias en la URSS), la
mayoría condenas a fusilamiento. En esa segunda mitad de 1937, la mayoría de
los comisarios populares (equivalente a ministros en Occidente), casi todos los
primeros secretarios regionales del partido y millares de funcionarios fueron
calificados de traidores y
detenidos. Al parecer, la mayoría de estos funcionarios superiores, de esta nobleza de Estado fue ejecutada
entre 1937 y 1940.
En
junio de 1937 A. A. Andreev, emisario enviado por el Politburó y personaje de
confianza de Stalin, viajó a Saratov para destituir al líder territorial, con
órdenes de inspeccionar a
la cúpula partidaria local. El mecanismo orwelliano era similar en todas
partes: seguidamente se convocaba un pleno del comité local en el cual el
emisario formulaba los cargos que pesaban contra el secretario regional y los suyos; normalmente, el
Secretario intervenía (si estaba en libertad) y luego los miembros del Comité
Central local denunciaban a su líder, que era a su vez destituido y detenido.
Mediante
esta típica operación en el Gran Terror 1937-1938 Stalin liquidó toda la cúpula
del partido en Saratov por negligencias varias y traición, al haber protegido a ese genio
maligno. Riazanov esperaba su detención, que se produjo en la noche del 22 de
julio de 1937. Tenemos la reconstrucción de su duro interrogatorio por parte de
la ahora NKVD de Yezhov: Riazanov se negó a representar el papel de arrepentido,
no entró en el juego de la delación. Negó una y otra vez las delirantes
acusaciones en dos duros interrogatorios los días 26 y 28 de julio. A la Nomenklatura no le sirvió
para el ritual público en los juicios populares. Riazanov anuló la lógica de lo
que Radek, otro represaliado, llamó la álgebra de la confesión.
Según la fórmula de Stalin, la
crítica equivalía a oposición; la oposición inevitablemente implicaba y
derivaba en conspiración; la conspiración significaba traición.
Algebraicamente, por lo tanto, la mínima oposición al régimen o la no
notificación de dicha oposición, era parangonable a un acto de terrorismo. El
19 de enero de 1938 el procurador general de Saratov le dirige una larga
acusación de seis páginas, donde entre otras denuncias señala “la extrema
hostilidad personal de Riazanov con respecto al camarada Stalin”.
Finalmente, el 21 de enero fue
juzgado a puerta cerrada. La sesión se abrió a las 19:45 horas y se cerró a las
20:00 horas. El Colegio Militar de la Corte Suprema de la URSS de Saratov lo
condenó a muerte por pertenecer a una “organización terrorista trotskista” y
“la difusión de invenciones calumniosas sobre el partido y el poder soviético”
y, en virtud del artículo 58 del Código Penal de la URSS, a la pena máxima. Fue
ejecutado el mismo día.
La
tragedia humana del terror stalinista se extendió a familiares y amigos.
Sabemos que Stalin, Molotov y otros miembros del Politburó aprobaban
rutinariamente las listas de mujeres (madres, esposas) e hijos de los Ennemis deu Peuple que debían
ser reprimidos. No solo desaparecían los padres y las madres calificados de
enemigos, sino que, a menudo, los familiares de los detenidos eran detenidos a
su vez.
El
castigo indirecto tenía una utilidad política más elevada y calculada: la
amenaza que los parientes serían castigados podía tener una influencia
disuasoria sobre los potenciales disidentes o críticos, además evitaban la
difusión pública de sentimientos negativos o eventuales protestas. Su esposa
Ana Levovna fue arrestada y como esposa de un enemigo público condenada a
ocho años de prisión en un gulag, del cual será puesta en libertad en 1943, sin
conocer el destino final de su marido.
En
julio de 1957 Ana dirigió una carta a Nikita Kruschev preguntando por el
paradero de su esposo. Ambos fueron rehabilitados oficialmente en 1958 y
readmitidos como miembros en el Partido Comunista. Recién el 22 de marzo de
1990 Riazanov fue reincorporado post mortem a la Academia de
Ciencias de la URSS. Al día siguiente de su ejecución fueron arrestados sus
familiares directos e inmediatamente agentes de la NKVD arribaron a su humilde
dacha para cumplir la última parte de la sentencia: confiscación de sus bienes
personales para el Estado y destrucción de lo inútil. Cargaron todos sus libros
en la parte trasera de un camión. Los papeles y notas restantes de Riazanov
fueron desparramados en el suelo para alimentar el fuego, incluido todo lo que
se encontraba sobre su escritorio de estudio. Entre ellos un retrato del joven
Engels con una inscripción dedicada de puño y letra por la hija de Marx, Laura
Lafargue, con quién había trabajado en 1911. “¿Quién es éste?”, preguntó uno de
los milicianos con su gorra azul-roja a su nieta. “Es Friedrich Engels”,
respondió. “¿Y quién es Engels?”, respondió el agente mientras arrojaba el
daguerrotipo a las llamas.
Nicolás González Varela, es
ensayista, editor, traductor y periodista cultural.
Fuente: https://vientosur.info/ryazanov-comunista-disidente-editor-de-engels-y-marx/
No hay comentarios:
Publicar un comentario