Escribe: Milciades Ruiz
El actual sistema político, es
segregacionista. Los sectores sociales de mayor pobreza, en estado minusválido,
son obligados a competir en una carrera electoral, con atletas dopados
económicamente. El modelo de república de 1821, es ya obsoleto, tras doscientos
años de ejercicio antidemocrático. La democracia representativa, sobre la base
de partidos políticos, es repudiada. No representa a los sectores mayoritarios,
sino a cúpulas mayormente mafiosas.
Al hablar de sistema político, me
estoy refiriendo a la organización administrativa de la república y su
funcionamiento: Órganos de gobierno, órganos ejecutivos de las decisiones de
gobierno o, administración pública y, órganos electorales que, en conjunto,
constituyen el estado o, aparato administrativo de la sociedad peruana. Este
estado, es altamente discriminatorio desde sus orígenes.
Durante todo este tiempo, se ha
venido utilizando la falacia política de hablar de estado, como sinónimo de
país, sociedad, pueblo, patria y, nación, con la cual, los dominadores sociales
confunden a los dominados, víctimas de esta estafa semántica. Pero no es lo
mismo hablar de la defensa de los intereses de la sociedad, cuando en realidad,
se trata de intereses de la dominación.
El proyecto de la vía interoceánica
fue declarado de interés nacional, pero los interesados solo eran, la empresa
corruptora O´Debrecht y el corrupto presidente Toledo, hoy en la cárcel por
recibir un porcentaje del precio sobrevalorado de dicho proyecto. Lo mismo
sucede con los proyectos de irrigación sufragados con nuestros tributos y,
muchas otras disposiciones legislativas, en nombre de las cuales nos estafan.
Todo esto, porque en el poder de decisión solo están representados los sectores
dominantes.
Hace dos siglos, al lograse la
independencia del virreinato, se optó por el modelo republicano siguiendo
pautas europeas. Por ejemplo, la separación de poderes, (doctrina de
Montesquieu) es copia de extranjera, ajena a nuestra realidad, como muchas
otras pautas europeas, establecidas en las primeras constituciones de la
república peruana. Las poblaciones autóctonas, dueños originarios del
territorio nacional, no tenían derecho a estar representadas en ningún cargo
público, como hasta ahora.
En cambio, Hipólito Unanue, habiendo
sido representante del virrey en las conferencias con San Martín, para un alto
al fuego, habiendo sido del campo enemigo, nacido en Arica, estuvo como
diputado representando a Puno, en el primer Congreso Constituyente de la
república. Incluso extranjeros como José Joaquín Olmedo, nacido en Guayaquil
que pertenecía a la Gran Colombia, vino a Lima en 1822 y fue designado diputado
en el Congreso Constituyente, en representación también de la provincia de
Puno.
Más aun, el oficial realista José La
Mar, que habiendo nacido en el Virreinato de Santa Fe, no solo fue designado
diputado por Huaylas, sino también, primer presidente constitucional del Perú.
Pero hay muchas otras suplantaciones a lo largo de la república que, en
200 años, nunca ha sido representativa de todos los sectores de la sociedad
peruana.
Hasta hoy nos rige, la constitución
neoliberal que nos dejó el presidente Fujimori, cuya nacionalidad japonesa fue
denunciada por la revista Caretas y otros medios. Pero a lo que voy, es que,
siendo el sistema político republicano vigente, segregacionista e irracional,
lo que correspondería es corregirlo. Es aquí, donde podríamos poner el dedo en
la llaga, en favor de nuestra plataforma política, levantando la bandera del
derecho a la representación política para todos los sectores sociales del Perú.
¿Tienen derecho a un cupo
representativo en los órganos de gobierno, nacional, regional y local, los
indígenas de la selva? Ni en su propio suelo. ¿Y el campesinado, que constituye
la mayor fuerza laboral del país? Según el último censo del 2017, los indígenas
originarios de los andes, constituyen el 25% de la población. ¿Tienen estos,
derecho a la representatividad política en todos los niveles? ¿Y los de origen
quechua que son más del 50%, frente a los de lengua castellana que son el 43%?
No hay partido político que asuma la
defensa del derecho a la representatividad política de los diversos sectores
demográficos porque sería ir contra su exclusividad electoral. Pues entonces,
levantemos la bandera de una democracia representativa de todos los sectores
demográficos, a través de sus entidades propias y, no solamente a través de
partidos políticos, muchos de los cuales son extraños en el interior del país y
sus candidaturas no son representativas de la población local.
Ni qué decir de los sectores laborales.
Los colegios profesionales son más representativos que algunos partidos
políticos, como sucede con algunas organizaciones gremiales nacionales. ¿Por
qué, negarles el derecho de representatividad política? Se supone que allí,
están los mejores especialistas en cada área de gobierno ministerial, ¿Por qué
no enarbolar un gabinete ministerial, proveniente de los sectores
especializados?
Tenemos que atrevernos a revolucionar
el estado actual de nuestra situación política. El continuismo conservador mantiene
las injusticias bi centenarias, en beneficio de las clases dominantes y nos
convierte en cómplices. Así como defendemos los derechos humanos individuales,
con mayor razón, deberíamos defender los derechos humanos colectivos.
Una nueva democracia, debe levantarse
desde abajo. Centralizar y verticalizar el poder es antidemocrático. Un sistema
horizontal no solo es democrático sino de justicia social y desarrollo
compartido equitativamente. Es hora de plantear innovaciones necesarias para
nuestro país. Los derechos ciudadanos enarbolados por los revolucionarios
franceses en 1789, cambiaron el mundo, acabando con el absolutismo monárquico.
Podemos acabar con el absolutismo
republicano que segrega políticamente a los sectores populares. Una
representatividad territorial y una laboral, desde la base de nuestra sociedad,
en los órganos de gobierno de todo nivel, puede abrirnos las puertas a un nuevo
ciclo en la historia de la humanidad, con un sistema de vida más equitativo.
Si movilizamos una corriente doctrinaria
en este sentido, la izquierda podría recuperarse y expandirse ampliamente, con
apoyo popular. “No hay mal que, por bien, no venga”. Convirtamos la crisis en
expansión de ideas. Generar condiciones anímicas sobre la base de
sustentabilidad de propuestas racionales, puede ser una opción para el
crecimiento de nuestras filas. Salvo mejor parecer.
Agosto 5 del 2024
Mayor información en https://wordpress.com/view/republicaequitativa.wordpress.com
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