viernes, 2 de noviembre de 2012

POLÉMICA PALINGENÉSICA: LA SANTA CRUZADA DE LA INSUSTANCIALIDAD Y LAS TAREAS DEL PRESENTE





Cuando la piñata favorita era objeto de un vendaval de libelos de los pro activos de la desactivación. Aparece inesperadamente en el ciberespacio un ilustre desconocido. El hombre irrumpe un veinte de setiembre ¡cuál Pegaso sobre un aprisco atiborrado de carneros! Y los carneros desconcertados, no saben cómo proceder. ¿Quién o qué extraña encarnación era el insólito personaje? ¿Qué hacer? ¿A dónde ir o simplemente hacerse el longui? Instintivamente los topes, manotazos y patadas no tardaron en salir a relucir pero sin orden ni dirección. Borreguilmente acostumbrados a tomar como  blanco de sus embestidas la biografía de sus “enemigos” no encontraron, finalmente, más argumento que colgarle el sambenito de ¡revisionista!

Pero, veamos una pequeña muestra de los interminables ríos de bits (lea el buen entendedor: excreciones de hígado de una parte y ecuanimidad de la otra), que proliferan en el ciberespacio.

Batalla de ideas o ataque a personas

Santiago Ibarra: «Señor Leyva, ya se lo han dicho: si usted no da su verdadera identidad quedará como un pobre mentiroso y un triste cobarde.»

Un tal Raúl Ticona lo secunda: «Una cosa me llama poderosamente la atención, me sorprende altamente, me deja estupefacto. Pese a los constantes pedidos de los compañeros Daniel Chumpitaz, Jaime Lastra y Santiago Ibarra que el señor Eusebio Leyva diga cuál es su verdadera identidad. Haga el favor de dar su verdadera identidad señor Leyva, por respeto a los foristas. Ya se lo han pedido (aunque sea indirectamente) en varias oportunidades. De otra manera usted quedará como un pobre mentiroso y un triste cobarde.»

Algo después el mismo Ticona reitera: «Mi interpelación a usted, es que de una vez por todas, y sin piruetas, revele su identidad al movimiento. Haga todo lo que sea necesario y suficiente para que en el movimiento se sepa bien quién es usted.» 

Santiago Ibarra vuelve a lo mismo como disco rayado: «yo le dije a Leyva: "Yo no soy ningún miedoso señor Leyva. Pero, usted sí: nadie lo conoce en el movimiento, y desde que iniciara sus infecundas intervenciones, en fecha 20.09.12, es decir, hace 36 días, no ha revelado su identidad, a pesar de la interpelación que en este sentido ha sido objeto en más de una oportunidad." Ya han transcurrido 38 días, y Leyva sigue sin dar su identidad. ¿Quién es el miedoso entonces?»

Eusebio Leyva no  se calla: «Oiga señor Raúl Ticona, así como usted no me conoce, yo a usted tampoco lo conozco, como se dice en criollo, "ni en matanza de perros", así que para qué tanto brinco si el suelo está parejo. ¿Nunca escuchó el nombre Eusebio? ¿Nunca oyó mentar el apellido Leyva? ¿Qué de raro hay en el nombre Eusebio Leyva que tanto escozor le causa?... tal vez, la impotencia que siente al asociarlo con el penoso papel, papelón diría, que están escenificando los "agonistas del socialismo".»

Finalmente, Eusebio Leyva, responde al interrogatorio de tontos de capirote porque ni siquiera llegan a bedel de algún servicio de “inteligencia”: «qué cosa quiere el señorito Ibarra para satisfacer su curiosidad revolucionaria: ¿una fotografía mía CALATO??? o se contentaría con una copia del DNI, legalizada y autentificada por notario?» 

Y para terminar de amolar a los Caballeros de la Santa Cruzada Anti revisionista, interviene otra persona, a la cuál seguramente también acusaran como mínimo de parcializada.

Juvenal Luna: «Si el señor Leyva o como se llame no desea dar a conocer su verdadera identidad, es un problema solo de él. No tienen que obligarlo. Si no lo quieren leer lo saludable sería ignorarlo o marcar como correo no deseado y listo. En muchos casos de los agregados a este foro, que no deseo leerlos simplemente los marco como no deseados y listo. Déjense de "estar haciendo hígado" y punto. Salvo mejor opinión.»

A todo esto que nos dice Gustavo Pérez, un revisionista, como pocos. Revisionista porque estudia la experiencia de las generaciones pasadas para encontrar respuestas a los problemas del presente. El escribe, los Caballeros de la Santa Cruzada, que no se amarran la lengua, ahora dirán como buenos cruzados:

Llegaron los sarracenos
y nos molieron a palos,
que Dios ayuda a los malos
cuando son mas que los buenos.

Una apostilla mínima

Los Caballeros de la Santa Cruzada son de los que dicen nosotros somos los buenos; nosotros ni más ni menos. A propósito de este tipo  de gente, Lenin solía comentar, que la historia gusta de la ironía, que la vida se complace en hacer bromas a la gente, que uno va a una habitación y se encuentra en otra. “En la historia –dice- esto les ocurre sin cesar a los hombres, grupos y tendencias que no han entendido, que no han comprendido cuál es su verdadera esencia, es decir, hacia qué clase tienden en realidad (y no como ellos se imaginan).” Pues sí, así  es la vida (y lo decía Lenin que jamás perdió el tiempo, en discusiones desvinculadas de la lucha de masas y menos por una coma o un guión). Una cosa es lo que las personas piensan de sí mismas y otra lo que su actuación dice. El ilustre desconocido tiene el mérito de haber obligado, tal vez sin quererlo, que “unas preguntas de lo más elementales” desaten una guerrita electrónica. Y en el curso de la batalla, heridos los Caballeros de la Santa Cruzada, muestran lo que realmente representa su doctrinarismo libresco: un obstáculo, una traba, un estorbo, para la organización de las fuerzas sociales.

El lector podrá observar la caballerosidad con que se tratan los personajes de esta intríngulis: señor para acá, señor para allá. Eusebio Leyva pese a ser calificado pobre, triste, mentiroso y cobarde no pierde la compostura ni la cortesía con el hijo de su padre. A sabiendas que del buen trato muchas veces nace el ingratoEl mozo imberbe insiste e insiste, exigiendo que se desbautice, declarando que no es quien es sino quien él desea que sea. Sabemos que la paranoia está a un paso de la locura pero también es resultado de una enfermedad en política. Al doctrinario, al dogmático, al fanático, al sectario, al fundamentalista, no le cabe en la cabeza que los personajes o las cosas no sean como ellos lo imaginan. Por tanto, tienen que demostrar COMO SEA que es como ellos lo creen. Allí está la razón de tanta insistencia, de tanta machaconería, en que el adversario no es quien es, como si importara mucho QUIEN ES en un debate de IDEAS. Y allí está la raíz de su ideismo como filosofía y la metafísica como método de análisis.

Un debate de ideas, para marxistas y leninistas de todas las latitudes, tiene como centro los problemas y soluciones a la organización de la resistencia al capitalismo. En modo alguno, la biografía de los adversarios ni las flatulencias de tal o cual personaje. El élan vital de los socialistas es la organización de la lucha de clase; es decir, la organización de los de abajo para combatir el orden social, sus instituciones, sus injusticias y sus crímenes.

En cambio, la concepción individualista pone el acento en el sujeto de la historia. Por eso, los fariseos del socialismo, miran la historia con la lupa del yo-yo como si la historia la hicieran los individuos a lo Plejánov. Incapaces de elevarse una pulgada, repiten y repiten lo dicho por las generaciones pasadas, y pretenden alzarse sobre los desechos y la ruina de los demás. Obsesivamente persiguen a sus adversarios como si la vida se les fuera en ello. Y es que para ellos los soldados, y no las organizaciones, son los culpables de todos los males sociales. Para estos organizar la resistencia al capitalismo NO es primordial; importante, en cambio, SI es atacar a los ex compañeros de viaje, escudriñando obsesivamente los errores o en todo caso inventándolos. Así vemos a los Caballeros de la Santa Cruzada hablar a nombre del colectivismo, de la idea socialista; pero, sus hechos prueban lo contrario, actúan como vulgares individualistas, adoradores del yo-yo. El sello de clase emerge por todos los poros de estos despistados que creen ir a la habitación socialista; pero, en realidad se encuentran en otra, la habitación de los liberales.Lo importante –concluye Lenin el razonamiento mencionado líneas arriba– es cómo la historia y la política desenmascaran a los grupos y  tendencias y revelan el carácter burgués oculto detrás de sus frases «seudosocialistas» o «seudomarxistas».”[1]

La obra de Lenin se defiende sola. No necesita abogados de medio pelo. La vitalidad del leninismo es la vitalidad del marxismo. Mariátegui señaló en su tiempo que Lenin es el restaurador más enérgico y fecundo del pensamiento marxista. Para Lenin no había metas imposibles, sólo hombres incapaces. Hoy, en plena crisis terminal del capitalismo, emulemos su ejemplo y pongamos en tensión todas nuestras fuerzas Tejiendo la Red con sus urdimbres y tramas. Y dejemos a los incapaces con sus murmuraciones e intrigas.

En el trabajo político tenemos que seguir a José Carlos Mariátegui y César Vallejo. Este último decía: Confianza en muchos, pero ya no en uno; en el cauce, jamás en la corrientey en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo. Ese es el punto: confianza en muchos, porque de ellos saldrán los nuevos José Carlos; y, confianza en ti sólo, porque una partícula puede atraer y poner en movimiento a muchas partículas. La partícula aislada es incapaz de hacer historia. Así se reinventan los organismos en la naturaleza y en la vida social. Las partículas afines, en el gran caos de la naturaleza y la sociedad, se aproximan para dar vida a formas superiores de organización. Es decir, sólo en el trabajo de masas (en el caos de los mercados) se podrá encontrar a los próximos, aquéllos elementos afines, que pueden constituir la base de una organización superior.

Y es que el trabajo político va de lo simple o singular a lo complejo o general porque se trata de articular las partículas dispersas en la gran red del socialismo peruano. De otro modo, cómo podría construirse el hormiguero sin las hormigas representativas de cada sector productivo – social – poblacional. Sólo así podremos construir una red que sea termómetro del estado de ánimo de la población en sus diferentes estamentos y, a la vez, vanguardia de la clase trabajadora. Entonces, ¡Preparar la organización es la voz de orden del presente!

Tacna, 01 Noviembre 2012
Edgar Bolaños Marín







[1] Lenin, Los métodos de la intelectualidad burguesa en su lucha contra los obreros, Ob. Completas, tomo XXI, junio 1914, Pág. 378

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