Dr. Hugo SALINAS
Introducción
Los países
“subdesarrollados”, como el nuestro, sufren tres graves problemas: El primero
es la pobreza, cuya raíz del mal se encuentra en la Repartición
Individualista del resultado de la actividad económica. Es
decir, con este tipo de repartición, solo un reducido número de personas se
apropia la casi totalidad del valor agregado por la actividad económica, en
flujo y en stocks. Esta situación se agrava con un nuevo mecanismo de extorsión
(la
Configuración Mundial ) que succiona casi todo el valor
agregado por los pueblos del mundo y lo concentra en las grandes
multinacionales, generando con ello extrema pobreza en los países del Sur.
El segundo, y grave
problema, es la desocupación masiva de la población económicamente activa. Una
enfermedad social cuya raíz se encuentra en la combinación de una forma de
trabajar bien precisa, que llamo “proceso artificial de producción”,
desarrollado en Repartición Individualista del resultado de la actividad
económica. Así, la principal fuente de riqueza de una sociedad es
miserablemente desperdiciada.
El tercer problema de
los países del Tercer y Cuarto Mundo tiene que ver con el atraso en la forma de
cómo crear bienes económicos. Un atraso que acumula un retardo de cientos, y
hasta miles de años. En este artículo nos ocuparemos brevemente de este grave
problema; es decir, del atraso en las formas de trabajar que utilizan las
poblaciones de los países del Sur para crear bienes económicos. Pero, al mismo
tiempo, una nueva forma de trabajar en curso de instalación exige un moderno sistema
educativo. Dos fenómenos que se excluyen uno al otro.
Comencemos por precisar
las diferentes formas de trabajar que la Humanidad ha utilizado, desde sus orígenes, para supervivir
y resolver sus necesidades de confort material e inmaterial.
1.
Los conocimientos en el
corazón de una nueva forma de trabajar
Hasta la fecha, la Humanidad ha practicado
cuatro formas diferentes de trabajar para recolectar o producir bienes
económicos, una superior a la otra. Actualmente se encuentra en curso de
instalación una nueva forma de trabajar, muy superior a las precedentes, y que
pone al desnudo las deficiencias del presente sistema educativo.
A.
La evolución de los
procesos de trabajo
Un proceso de trabajo
es una forma bien precisa de trabajar en la creación de bienes económicos. Los
seres humanos, en sus orígenes, utilizaron sus manos, sus brazos y otras partes
de su cuerpo, para resolver el problema de supervivencia. Sin contar con
herramientas de trabajo, el grupo social realizó la actividad de recolección,
caza y pesca. Esta es una forma bien precisa de trabajar que permitió
supervivir a los primeros seres humanos que poblaron el planeta Tierra.
Al cabo de cientos, de
miles de años de práctica cotidiana, este “proceso de trabajo a mano desnuda”
es remplazado por otro, en donde se utilizan herramientas de trabajo tales como
el mazo, la lanza y la flecha. La productividad del trabajo se incrementa y,
con ello, la cantidad y variedad de bienes alimenticios. Este “proceso de
trabajo con herramientas” se mejora con el tallado de la piedra y las aleaciones
de metales.
Muy recientemente, hace
unos diez mil años aproximadamente, una tercera forma bien precisa de trabajar
aparece en la historia de la
Humanidad. En el centro del proceso de trabajo ya no se
encuentra ni la mano desnuda del trabajador ni sus herramientas de trabajo. Se
trata de algo nuevo: la tierra cultivable. Con ella, las aleas de la Naturaleza son
reducidas drásticamente. En adelante, el grupo social puede reproducir lo que la Naturaleza produce, en
las cantidades suficientes para cubrir sus necesidades alimenticias; facilita
el aumento de la población, y los grupos sociales ya no tienen necesidad de
desplazarse. El ser humano deja de ser nómade para convertirse en sedentario.
Se trata de los “dos procesos naturales de producción”, la agricultura y la
ganadería.
Tres formas de trabajar
que inciden esencialmente en resolver las necesidades alimenticias del grupo
social. Pero las necesidades del ser humano no son solamente alimenticias. Son
igualmente de confort. Es necesario protegerse del clima y de las asperezas de la Naturaleza. Ante
ello, una cuarta forma de trabajar bien precisa se hará paulatinamente
presente. Una vez instalado, en el centro de este nuevo proceso de trabajo se
encuentra la máquina. Es el fundamento de la revolución industrial, de la
producción en serie, con economías de escala; del consumo en masa, de la
interdependencia en la producción, de la moneda y del precio de los bienes
económicos. En suma, se instala una economía de mercado dentro de una
economía-mundo.
Esta nueva forma de
trabajar, que lo llamo “proceso artificial de producción”, prácticamente ha
resuelto las necesidades de confort que requiere todo ser humano. No obstante,
las necesidades de los seres humanos no son solamente de alimentación, vestidos
y otros bienes de confort. Son igualmente del desarrollo de la misma persona,
de su sociedad, y de su familia. Todo indica que este nuevo rubro de
necesidades será abordado directamente por otra forma de trabajar en donde los
conocimientos y competencias del trabajador remplazan a la mano desnuda, a la
tierra cultivable y a las máquinas, como elemento central del proceso de
trabajo.
Se trata de una forma
de trabajar que ya no recolecta o produce bienes materiales. Se trata de un
proceso de trabajo que elabora bienes inmateriales. Entonces, ya no se trata de
producir sino de elaborar bienes económicos. Ya no se trata de una economía de
producción de bienes materiales sino de una economía de elaboración de bienes
inmateriales. Además, los bienes que genera son únicos, no requieren de una
producción en masa. Dichos bienes no se consumen, se utilizan simplemente.
Y esta nueva forma de
trabajar, que lo llamo “proceso de trabajo de concepción”, ya ingresó con toda
su fuerza en los países del Norte. Incluso ya cuenta con su bolsa de valores
Nasdaq, así como la economía industrial tuvo la siena, el Dow Jones. Su impulso
es tan fuerte que la actividad económica inmaterial se está imponiendo al mundo
económico material. El valor agregado por la economía inmaterial es muy
superior al que genera actualmente la economía material. Y dentro de los
multimillonarios del mundo, los representantes de la economía inmaterial ocupan
los primeros puestos, como es el caso de Bill Gates.
Es un proceso de
trabajo que se funda en los conocimientos y competencias del trabajador
(conceptor), quien utiliza los conocimientos alcanzados por la Humanidad para, a partir
de ello, crear, innovar, descubrir o inventar. Son conocimientos que se aplican
sobre conocimientos para elaborar nuevos conocimientos. La totalidad de
elementos del “proceso de trabajo de concepción” son inmateriales, a excepción
del soporte que es material y cuyo costo es insignificante con relación al
precio de venta del bien inmaterial.
Las herramientas de
trabajo de esta nueva forma de trabajar, como es el caso de las nuevas
tecnologías de información y de comunicación, no siendo materiales le permite
abordar y resolver problemas fisiológicos, psicológicos, sociales, etc.
Problemas imposibles de ser tratados con las formas de trabajar precedentes. Nuevas
áreas de la ciencia y de la técnica aparecen, como la nanotecnología y la
biotecnología. Su output no requiere ser duplicado o producido en serie porque,
cada resultado es ya sea una innovación, una invención, un descubrimiento, o
una creación.
Y, por supuesto, esta
nueva forma de trabajar, que tiene como elemento central a los conocimientos y
competencias del trabajador, exige un sistema educativo muy superior y
diferente al requerido para formar al obrero, al empleado o al intelectual
diletante. La nueva forma de trabajar, el “proceso de trabajo de concepción”,
exige refundar el sistema educativo, más aún si se trata de los países del Sur,
como es el caso nuestro.
B.
Las principales
características del trabajador-conceptor
El trabajador-conceptor
de la economía inmaterial tiene por misión permanente el de resolver problemas,
creando, innovando, descubriendo o inventando. Para ello, tiene que poner en
tensión permanente su capacidad de iniciativa, reflexión y de síntesis. Además
de que cada nuevo problema a resolver le exige nuevos conocimientos y nuevas
competencias. Es un volver a comenzar. Y su sistema educativo tiene que estar
adaptado a esa nueva realidad.
Además, el conceptor
tiene que ser un trabajador autónomo y, al mismo tiempo, dispuesto a trabajar
en tareas multidisciplinarias. Un trabajador abierto al mundo y a sí mismo, muy
diferente al obrero de trabajo repetitivo y en serie, o al campesino que
únicamente se encarga de replicar lo que la Naturaleza produce.
¿Cuáles serán,
entonces, las características definitivas del trabajador-conceptor una vez que
la economía inmaterial llegue a la plenitud de su desarrollo? Difícil de
prever. Baste solamente recordar, como experiencia y ejemplo, el corrido del
trabajador-obrero. Comienza en los albores de la Humanidad creando e
innovando sus herramientas de trabajo. Esta actitud creativa, en aquel
entonces, no esel elemento fundamental del proceso de trabajo en curso. Es el
resultado de estos actos de creación e innovación que se convierten en el elemento
fundamental del “proceso de trabajo con herramientas”.
De igual modo, el ser
humano crea el fuego, conserva los alimentos, o da nacimiento a la alfarería y
a la textilería. Pero esos actos creativos no son tampoco el elemento central
del proceso de trabajo en curso que eran “los dos procesos naturales de
producción”: la agricultura y la ganadería. Sin embargo, como es el caso de la
alfarería y de la textilería, son los inicios de una actividad que escapa a la
simple réplica de “reproducir lo que la Naturaleza produce”. Son bienes económicos
nuevos, que resuelven necesidades, y que nunca antes existieron como los
utensilios de barro, el hilo, el tejido, el poncho, las sandalias, etc.
Además, comienza a
apreciarse una característica mayor en la producción de estos nuevos bienes
económicos. No son de destinación exclusiva para el autoconsumo. Se hila y se
teje sobre todo para el intercambio. Al inicio en la forma de trueque que,
luego, da nacimiento a la actividad mercantil. Este trabajo, cuyo resultado es diferente
al trabajo del campesino, es el que da nacimiento a lo que luego será el obrero
actual.
Poco a poco se desliga
de sus tareas campesinas para dedicarse completamente a su actividad textil,
por ejemplo. El crecimiento de la actividad textil impone pasar de un trabajo
con herramientas manuales hacia otro con la ayuda de máquinas, de más en más
sofisticadas. El obrero ya no se ocupa de toda la línea de fabricación textil.
La división del trabajo lo conduce a una especialización de más en más rutinaria
pero altamente productiva.
Luego viene la
robotización y la automatización. Aparece un grupo especializado de obreros
encargados del mantenimiento de la planta, de las innovaciones necesarias. Así
van naciendo los centros de investigación y desarrollo. Durante estos miles de
años de formación de este “proceso de trabajo artificial de producción”, el
trabajador ha sufrido mutaciones sustanciales, a pesar de pertenecer al mismo
proceso de trabajo, el proceso artificial de producción. Esto mismo se espera del
trabajador-conceptor, elemento central del proceso de trabajo de concepción. Tendrá
un corrido evolutivo, con toda seguridad.
Pero, a presente, ¿por
qué el sistema educativo actual es una traba al desarrollo de este nuevo
trabajador-conceptor?
C.
Las limitaciones del presente
sistema educativo
En los países del
Tercer y Cuarto Mundo, para que el trabajador-conceptor y el proceso de trabajo
al cual pertenece, desplace a las otras formas de trabajar en la conducción de
la actividad económica, debe superar serias limitaciones creadas en el curso
del tiempo. Es el caso, por ejemplo, de la supervivencia de procesos de trabajo
anteriores, muy atrasados, con casi nulo valor agregado.
Ahí tenemos en nuestro
suelo, al interior de la selva, grupos sociales que viven todavía de la caza y
de la pesca. O de otros grupos que, además, practican una insipiente
agricultura primaria. Son miles de años de atraso en la forma de producir
bienes económicos. Sin olvidar que en nuestra serranía se practica todavía una
agricultura sobre la base de arados y bueyes que tienen una productividad
ínfima comparada con las nuevas tecnologías de producción agrícola. Un atraso
de cientos de años.
Como consecuencia de la
división internacional del trabajo, bajo el imperio de la Repartición Individualista ,
a los países del Sur, como es el caso nuestro, les ha tocado realizar una
actividad extractiva, de exportación de productos primarios y alimenticios que
engruesa financieramente a las grandes empresas multinacionales, pero no
dinamiza la economía nacional. Y los cientos de años de trabajo repetitivo de
los campesinos, obreros y empleados del país, sin mayor reflexión y sin ninguna
participación en los planes de producción y de repartición de utilidades, nos ha conducido a un estado de sumisión y de
pérdida de autonomía y de iniciativa, contrario al comportamiento del
empresario, del entrepreneur y del trabajador-conceptor.
Este ineficaz modelo de
desarrollo económico de los países del Sur ha impuesto un sistema educativo
centralizado, totalitario, con insuficiencia de infraestructura y de recursos
pedagógicos. Una educación para la masa, no para el individuo. Una educación
para reforzar una cultura de servidumbre, no del hombre libre. Para ser un buen
siervo o asalariado no se requiere ni de pensar ni de reflexionar ni de tomar
iniciativas. Es suficiente, en el caso del asalariado por ejemplo, saber leer,
escribir, contar y ejecutar las órdenes del patrón. Para la formación de dicho
asalariado no se requiere un sistema educativo de alto nivel. Es, además,
peligroso, como lo decían los gamonales.
Por ello, el sistema
educativo de un país del Sur como el nuestro, no requiere de un presupuesto
público, como lo exige la preparación de un entrepreneur, de un empresario o de
un trabajador-conceptor, perteneciente a una nueva economía inmaterial. Porque
ya no se trata solamente de saber producir
en serie, sino de elaborar bienes económicos únicos, para lo cual se
requiere de un permanente aprendizaje de nuevos conocimientos. Se requiere
igualmente liberarse de la servidumbre y de la colonización mental para
convertirse en personas con iniciativa y dispuesto a tomar riesgos como los
empresarios. Es decir, es necesario moldear un nuevo sistema educativo cuyo eje
principal sea la ciencia, la técnica y el arte de saber llegar al consumidor
final.
A continuación
presentaremos las fases de un nuevo sistema educativo que facilita el
desarrollo del trabajador-conceptor, elemento fundamental de una nueva manera
de trabajar que se basa en conocimientos para generar nuevos conocimientos, en
tanto que bienes económicos. De igual modo insistiremos no solamente en saber
producir y elaborar, sino también en saber vender y llegar al cliente final.
2.
La economía inmaterial
exige un nuevo modelo de sistema educativo
Un nuevo modelo de
sistema educativo, acorde con el proceso de trabajo de concepción, debe
comenzar antes del nacimiento del trabajador-conceptor. Y a partir de la
inserción profesional, la asimilación de conocimientos continúa de una manera
permanente. Y esta lógica del nuevo modelo de sistema educativo es simple de
entender si tomamos en consideración que, cada nuevo bien de la economía
inmaterial es ya sea una innovación, un descubrimiento, una invención o una
creación, que exige de nuevos conocimientos.
A.
La búsqueda de
aptitudes y competencias, primera fase de un nuevo sistema educativo
Si tomamos en
consideración las características del trabajador-conceptor, el sistema
educativo de una sociedad que se base en la economía inmaterial debe comenzar
bien antes del nacimiento del futuro trabajador. La planificación toma una real
importancia en la constitución de la familia y de la procreación. El nacimiento
del futuro trabajador-conceptor exige de sus padres un acto deseado y
planificado. El equilibrio psicológico del recién nacido, así como el de sus
padres, será el punto de partida de un ser humano sin trabas ni complejos. El
nuevo ser está llamado a tener un comportamiento proactivo y un sentido
equilibrado en la toma de decisiones.
Indudablemente que este
primer tramo en el sistema educativo que demanda el proceso de trabajo de
concepción será llevado a buen término a condición de eliminar el desempleo,
las grandes desigualdades económicas y el atraso en las formas de trabajar,
trabas a una planificación equilibrada entre familia, trabajo y sociedad.
Una política de
encuentro entre la persona y su sociedad es bastante tardía cuando se realiza
en el momento de ser contratado para un puesto de trabajo. Incluso es un poco
tarde cuando se realiza al momento del nacimiento del nuevo ciudadano. El
encuentro debe producirse antes de la concepción del bebe
Por ello, la niñez debe
comenzar a ser atendida antes de su llegada al mundo. El período de gestación
en el vientre de la madre es una época crítica para contar con un niño en la
cabalidad de sus aptitudes y competencias futuras. Pero, ¿el nacimiento de un
niño, en un excelente estado físico, mental y espiritual, es responsabilidad
únicamente de los padres de familia?
El bebe debe ser
recibido y, si se quiere, criado no solamente por los padres de familia. Por
más instruidos que lo sean, les faltará conocimientos que son desarrollados en
diferentes disciplinas científicas. Unas se orientan al buen cuidado físico de
la persona, otras a su salud mental o espiritual. Es un cuidado multidisciplinario
que se debe poner al servicio de ese nuevo ciudadano. Y disciplinas que ellas
mismas están en constante evolución y diversificación.
El segundo tramo de la
primera fase del sistema educativo se realizará entre los 0 y 8años de edad.
Los límites de los tramos en el sistema educativo son referenciales. No son
claustros rígidos como sucede en el sistema educativo actual. Se desplazarán
hacia uno u otro lado en función del tiempo que toma la clara percepción de las
aptitudes y competencias de cada individuo. Aun cuando es bien conocido que
estos límites referenciales se acortan de más en más.
En este segundo tramo,
un buen sistema educativo para una buena formación profesional tendrá como meta
detectar toda la potencialidad en aptitudes y competencias del futuro
trabajador-conceptor. Entonces, la
búsqueda de aptitudes y competencias de las personas debe comenzar desde el
nacimiento del bebe. Y, una vez más, esta tarea no puede dejarse solamente a la
responsabilidad de los padres de familia. Por más buena intención y
conocimientos que ellos tengan, no estarán en la capacidad, técnica y
científica, para abordar a cabalidad esta primera fase de desarrollo de la
persona. Es una tarea multidisciplinaria. Se requiere de personal especializado
que irá evolucionando a medida que “crece” el niño. Es decir, entre los 0 y 8
años de existencia de una persona, ella ya habrá definido sus aptitudes y
competencias a consolidarlos dentro de su fase juvenil.
Una vez más, el hecho
de que el bebe, desde su nacimiento, cuente con los recursos financieros
necesarios para afrontar sus gastos, facilitará su desarrollo personal. En
estas condiciones, la búsqueda de aptitudes y competencias en cada uno de los
niños tendrá resultados muy favorables, tanto para la persona en cuestión como
para la sociedad.
B.
Consolidación de
aptitudes y competencias, segunda fase del nuevo sistema educativo
El tercer tramo,
segunda fase de un buen sistema educativo para una buena formación profesional,
se encuentra entre los 9 y 15 años de edad, durante el cual cada persona
intensificará su formación para consolidar sus habilidades y competencias. No
admite, por tanto, una formación totalitaria, masificada. Por el contrario, la
formación será personalizada y en función de los requerimientos de cada
individuo. Una formación a la carta.
En la actualidad, la
fase juvenil se sitúa entre los 9 y 15 años de edad. Ya ha quedado olvidado en
la historia el hecho de que la mayoría de edad se adquiere a los 21 años. Ahora
mismo, la edad adulta a 18 años comienza a ser cuestionada, porque ya no
corresponde a la evolución física, mental y psicológica de los jóvenes. Ellos
devienen adultos cada vez más temprano. Y este proceso se acelera a medida que
los progresos vienen de todos lados. Un contacto directo con la sociedad
mundial sigue haciendo madurar aceleradamente a nuestros jóvenes.
Este hecho
incontestable debe ser tomado en cuenta si se quiere reconciliar a la juventud
con su sociedad. Los íconos de la nueva juventud ya no tienen 30 años de edad,
peor aún 60 como fue hasta hace poco. Los actores del cine se han rejuvenecido
tremendamente. Las estrellas del fútbol y de la música son prácticamente
“menores de edad”. Doctores en diferentes disciplinas del saber humano son
igualmente “menores de edad”. Todos ellos se sitúan apenas entre los 10 y 15 años de edad. Actualmente, es en ese
período de edad que ellos devienen adultos. Es en ese período de edad que ellos
deben, con la ayuda de los padres de familia y de la sociedad, consolidar sus
aptitudes y competencias.
Esto hace que la
búsqueda de aptitudes y competencias se realice más temprano de lo que hasta
ahora tenemos por costumbre. De ahí que, muchos de los héroes de la juventud
actual comenzaron a desarrollar intensamente sus aptitudes y competencias, ya
bien definidas, mucho antes de los 10 años de edad. Y esta búsqueda y
definición es una actividad personalizada. Ella no funciona en grupo, menos aún
en centros de formación con 50 alumnos por clase.
Una temprana autonomía
e individualidad es la norma de un nuevo sistema educativo tendiente hacia una eficiente
y eficaz formación profesional. Ello exige la redefinición de los grados y
niveles de formación adaptados con la edad, aptitudes y competencias de cada
uno de los niños y de los jóvenes. Una vez más, los límites para una formación
que apoye intensivamente el desarrollo de las aptitudes y competencias de una
persona, son referenciales. Incluso, en este tramo volveremos a ver personas
adultas que buscan una reorientación en el desarrollo de sus aptitudes y
competencias. La formación actualizada y permanente del trabajador-conceptor lo
exige.
Corrientemente se
confunde educación y formación profesional. Nuestros sistemas de “educación
pública” son mayormente orientados a la formación profesional. Y la preparación
científico-técnica no es suficiente para educar al ciudadano.
La formación de una
persona es un proceso multidisciplinario y multidireccional al mismo tiempo, y
la educación es mayormente producto del contacto con su sociedad, transmitido
por la palabra, los hechos, los sentimientos y las actitudes de su entorno. Es
en este proceso que la persona adquiere los valores y las costumbres imperantes
en su medio. La educación es un proceso de socialización, mientras que la
formación profesional es mayormente un proceso de aprendizaje de conocimientos,
aptitudes y competencias.
Es al final de esta
segunda fase de un nuevo sistema de educación que el individuo optará por ejercer
una especialidad, resolver un problema científico o de aplicación técnica;
resolver un problema de carácter humano o societal, etc., dentro del abanico de
posibilidades que le presenta la actividad económica, social, cultural,
política y científica. Estamos hablando de la tercera fase de un nuevo modelo
de sistema educativo: la inserción profesional.
C.
La inserción
profesional
La inserción
profesional es la tercera fase o cuarta etapa del nuevo modelo de sistema
educativo. Ella comienza a los 16 años de edad y termina administrativamente a
los 65 años de edad, momento del inicio de la jubilación. Sin embargo, la
naturaleza del proceso de trabajo de concepción facilita que las personas
puedan seguir “laborando”, sin mayor dificultad, hasta el momento de su muerte,
estimada en promedio según la esperanza de vida en los países del Sur, a los 75
años de edad.
Igualmente, esta
tercera fase del nuevo modelo de sistema educativo se caracteriza por una
interacción permanente entre el ejercicio profesional y la educación permanente
en función de la tribu a la cual pertenece el individuo. Esta interacción, como
lo veremos luego, será más intensiva entre los profesionales dedicados a
resolver problemas y, menos intensiva entre los profesionales dedicados a
actividades tradicionales, de soporte o el back-office.
La inserción
profesional en forma directa al mercado de trabajo no es limitante para iniciar
procesos de reconversión profesional. El nuevo sistema educativo estará
diseñado para tal fin. Sabido es que, un mundo en mutación requiere de
reformulaciones ya sea por un cambio de actitud, una tardía percepción de
competencias o, simplemente, el agotamiento de ciertas ramas de actividad
profesional.
Dentro de la masa de
personas que ingresan a la tercera fase del nuevo modelo del sistema educativo
existen esencialmente cuatro tribus. Una que se inserta directamente en los
proyectos de investigación y desarrollo en ejecución o en formación. La segunda
tribu está compuesta por aquellos que aceptan el reto de investigar o
desarrollar temas propuestos por las empresas públicas o privadas. La tercera
tribu de trabajadores-conceptores está compuesta por aquellos que proponen la
investigación o desarrollo de sus propias interrogantes, de sus propios
“problemas”.
Los trabajadores-conceptores
de cada una de estas tribus, según sus propios problemas de investigación y
desarrollo, pertenecerán a Centros de Investigación y de Desarrollo (CID).Cada
uno de estos CID’s serán empresas. Y como tales cuentan con una autonomía
administrativa y financiera. Por lo expuesto, existirá un número grande de
CID’s, tantos como problemas a resolver tiene la actividad económica, las
personas y la sociedad. Ellos serán el núcleo duro de la Universidad. La
integran pero solamente dentro de un plano de coordinación y trabajo
multidisciplinario. La búsqueda de resultados lo exige.
El nivel de crecimiento
de la actividad económica, la salud de las personas y de la sociedad será el
reflejo del estado de eficiencia de estos CID’s; es decir, de la capacidad de
sus trabajadores-conceptores en la solución de problemas y en la
comercialización de las mismas, lo que repercutirá en la salud financiera de
cada uno de estos Centros de Investigación y Desarrollo.
Cada bien económico
elaborado por intermedio de estas empresas es el resultado de un trabajo de
investigación o de aplicación tecnológica. Si este es el lecho de cultivo de
esta nueva forma de trabajar, el sistema universitario debe responder a esta
necesidad para que, cada persona, pueda expresar sus aptitudes y competencias
en la mejor forma posible, para bien de él y de la sociedad.
El nuevo sistema de
educación se regirá por aptitudes y competencias. Una vez identificadas las
aptitudes y competencias del niño, la sociedad, a través de su sistema de formación,
debe apoyarlo para que lo exprese correctamente. Se debe dejar a un lado, por
tanto, la formación pre-establecida, con programas de estudios
pre-establecidos, con horarios pre-establecidos, etc. que no hacen que encasillar a los estudiantes en estándares que tienen
muy poco que ver con las competencias y aptitudes de los mismos.
Es indispensable, con
la puesta en marcha del proceso de trabajo de concepción, que la formación sea
personalizada para aprovechar al máximo las posibilidades abiertas por dicha
forma de trabajar. El programa de formación de cada estudiante deberá ir
adaptándose a la evolución de su propia personalidad, de sus propias
ambiciones, de sus propios sueños, de su propio trabajo profesional.
De esta forma, el
objetivo por problemas es lo que dará forma y estructura a la Universidad. Así ,
la Universidad
se orientará a resolver las necesidades sentidas por la sociedad, por cada uno
de sus integrantes, a nivel de personas o de grupos y, sobre todo, por el mismo
universitario. Las necesidades de ayer no son las mismas que las de ahora. Los
bienes que sirven a resolver necesidades de ayer no son los mismos que los de
ahora. Y rápidamente se deben constituir equipos de investigación o de
aplicación tecnológica para resolver los problemas de ahora. El objetivo por
problemas es la naturaleza de la
Universidad dentro de una economía basada en el proceso de
trabajo de concepción.
Entonces, a la Universidad ya no se
vendrá a “aprender” sino a ejecutar la línea de actividad escogida y reforzada
intelectualmente en la fase precedente de desarrollo intensivo de aptitudes y
competencias. Y la
Universidad debe englobar a todas las actividades del mundo
real, sin ninguna distinción, porque en cualquiera de esos campos surgirá una
creación, innovación, invención o descubrimiento que requiere la persona, la
familia, la sociedad y la actividad económica misma. El nuevo sistema
universitario no será más elitista ni seccionado por disciplinas académicas.
Este debería ser el contenido de la tercera fase de un nuevo sistema educativo.
Existe otra tribu de
trabajadores-conceptores que se encuentran en todas partes de la actividad
económica. Ellos son los trabajadores que, durante el ejercicio de sus
funciones, por su experiencia, competencia y conocimientos logran plasmar
procesos de innovación, descubrimiento, invención o creación en sus centros de
trabajo. Buen número de estos procesos sirven a incrementar la productividad de
sus propios centros de trabajo. Pero existe un número de innovaciones,
descubrimientos, invenciones o creaciones que pueden ser materia de
comercialización; es decir, se abre la posibilidad de creación de nuevas
empresas.
Se cuenta igualmente
con otra tribu de trabajadores-conceptores. Se trata de las personas preparadas
para formar a otras personas, en temas específicos o por especialidades de las
ciencias y humanidades. Ellos se ubican dentro de los centros de formación o en
la clásica enseñanza universitaria por disciplinas de la ciencia y humanidades.
En los dos últimos
casos de inserción profesional, no se trata de alumnos. Ellos son trabajadores.
En unos casos son trabajadores en actividad y, en otros, trabajadores en
formación. Todos ellos cuentan con una remuneración. Son asalariados de un
determinado centro de trabajo. Al mismo tiempo, es su centro de trabajo que
cubre los costos en los centros de formación o en las especialidades de la
enseñanza universitaria clásica.
De esta forma, los
centros de formación o de enseñanza universitaria clásica cuentan con un
financiamiento para el pago de sus trabajadores y otros gastos administrativos.
Un tipo de financiamiento y de formación que garantiza eficiencia tanto de
parte de los centros de formación, del aprendizaje de los trabajadores-alumnos
y de la inversión realizada por los centros de trabajo.
3.
Epílogo: las
empresas-país y el nuevo modelo de sistema educativo
Es necesario realizar
una precisión. Lo expuesto hasta aquí va en el entendido de concebir este nuevo
modelo del sistema educativo bajo el supuesto de las condiciones existentes. Es
decir, bajo el supuesto de que la actividad económica seguirá contando como a
uno de sus dos elementos a la Repartición
Individualista de las utilidades de la empresa y a la Configuración Mundial ,
mecanismo de succión ascendente del valor agregado los pueblos del mundo hacia
las grandes empresas multinacionales. Es decir, el financiamiento de las
universidades viene a partir del presupuesto público o de la contribución de
las empresas privadas.
Sin embargo, es bueno
anotar que, el proceso de trabajo de concepción conlleva en su elemento
fundamental, los conocimientos, la fuente de la reinstalación de la Repartición Igualitaria
de las utilidades de las empresas. Y ello es posible porque los conocimientos y
las competencias se encuentran incrustadas en el propio trabajador-conceptor,
imposible de que sea apropiado por cualquiera otra persona con fines de
continuar o establecer una relación de dominación.
Esto hace posible,
entonces, la puesta en práctica, desde
ahora, de una economía de mercado a dos sectores, en donde el primer sector
comprenderá a todas las empresas actualmente existentes. Corresponderá al
segundo sector económico, a crear desde cero, acoger a las nuevas empresas-país
que serán financiadas por el país y, por consiguiente, sus utilidades
pertenecerán a todos los habitantes del país en igualdad de condiciones.
Es el nacimiento de la Remuneración de Base,
para todas las personas, sin distinción de credo, de raza o de género. Una
remuneración que no está en función de un trabajo realizado, como es el caso
del salario, sino porque se es miembro de una sociedad. Será el mecanismo
económico que servirá de tejido protector para todos los miembros de la
sociedad y, al mismo tiempo, de facilitador de la cohesión social y de la libre
determinación de las personas. Ese será el caso de los recién nacidos, de los
niños, jóvenes, universitarios, quienes, con un sostén financiero de la
sociedad, podrán gozar a plenitud del nuevo modelo de sistema educativo que
propongo.
De esta forma, las
cuatro tribus de trabajadores-conceptores tendrán una ventaja doble. Primero,
mientras inician su trabajo de investigación y desarrollo tendrán el sostén
financiero automático del país a través de una Remuneración de Base. Segundo,
una vez llevado a cabo un descubrimiento, una creación, una invención o una
innovación, contarán con un financiamiento ilimitado y gratuito para la
constitución y desarrollo de la empresas-país correspondiente. Nada impide que,
vistos los avances del proyecto de investigación y desarrollo, ya se pueda
contar con el financiamiento correspondiente. Esto es lo que podríamos llamar
la cuadratura del círculo.
Entonces, puesto que la Universidad se
dedicará a “resolver problemas” a través de la elaboración bienes económicos,
cada una de esas soluciones será el germen de una nueva empresa. Y es a través
del resultado de estas empresas que se medirá la eficiencia del sistema
universitario. Muchos de los proyectos de investigación y desarrollo podrán
fracasar, pero es totalmente seguro que algunos de ellos lograrán su objetivo:
llegar al consumidor final. Con ello se podrá rembolsar el dinero avanzado por
el país y, además, se podrá seguir financiando los proyectos de investigación y
desarrollo que proponen los trabajadores-universitarios. Ya no son “alumnos”.
Ellos pertenecen a la nueva clase de trabajadores, los conceptores, elemento
central de la nueva economía inmaterial.
Bajo estas condiciones,
la preferencia de cada universitario será mucho más realista: una decisión en
función de sus aptitudes y competencias y, en función de sus ingresos /
egresos. Ello permitirá un equilibrio entre la libertad de escoger el centro de
investigación y desarrollo, el tipo de formación, y el monto de la inversión a
realizar. De igual modo, en estas condiciones, la Universidad estará
obligada a preservar la calidad de sus centros de investigación y desarrollo, y
el costo de la misma, con relación al resto de establecimientos.
Para poder cumplir este
objetivo, la Universidad
deberá contar con una autonomía económica, financiera y administrativa. Dicha
autonomía le permitirá ejercer la competencia con otras universidades y
establecimientos de investigación y desarrollo. Y como toda empresa, los
establecimientos que no logran equilibrar, por menos, sus ingresos a sus
egresos están obligados a salir del mercado. La productividad del
establecimiento es una marca, garantía de eficiencia y de confianza de los
usuarios.
.Lima, 9 de marzo del
2013
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