domingo, 17 de marzo de 2013

LA ECONOMÍA INMATERIAL EXIGE UN NUEVO MODELO DE SISTEMA EDUCATIVO




Dr. Hugo SALINAS

Introducción

Los países “subdesarrollados”, como el nuestro, sufren tres graves problemas: El primero es la pobreza, cuya raíz del mal se encuentra en la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica. Es decir, con este tipo de repartición, solo un reducido número de personas se apropia la casi totalidad del valor agregado por la actividad económica, en flujo y en stocks. Esta situación se agrava con un nuevo mecanismo de extorsión (la Configuración Mundial) que succiona casi todo el valor agregado por los pueblos del mundo y lo concentra en las grandes multinacionales, generando con ello extrema pobreza en los países del Sur.

El segundo, y grave problema, es la desocupación masiva de la población económicamente activa. Una enfermedad social cuya raíz se encuentra en la combinación de una forma de trabajar bien precisa, que llamo “proceso artificial de producción”, desarrollado en Repartición Individualista del resultado de la actividad económica. Así, la principal fuente de riqueza de una sociedad es miserablemente desperdiciada.

El tercer problema de los países del Tercer y Cuarto Mundo tiene que ver con el atraso en la forma de cómo crear bienes económicos. Un atraso que acumula un retardo de cientos, y hasta miles de años. En este artículo nos ocuparemos brevemente de este grave problema; es decir, del atraso en las formas de trabajar que utilizan las poblaciones de los países del Sur para crear bienes económicos. Pero, al mismo tiempo, una nueva forma de trabajar en curso de instalación exige un moderno sistema educativo. Dos fenómenos que se excluyen uno al otro.

Comencemos por precisar las diferentes formas de trabajar que la Humanidad ha utilizado, desde sus orígenes, para supervivir y resolver sus necesidades de confort material e inmaterial.

1.     Los conocimientos en el corazón de una nueva forma de trabajar

Hasta la fecha, la Humanidad ha practicado cuatro formas diferentes de trabajar para recolectar o producir bienes económicos, una superior a la otra. Actualmente se encuentra en curso de instalación una nueva forma de trabajar, muy superior a las precedentes, y que pone al desnudo las deficiencias del presente sistema educativo.

A.    La evolución de los procesos de trabajo

Un proceso de trabajo es una forma bien precisa de trabajar en la creación de bienes económicos. Los seres humanos, en sus orígenes, utilizaron sus manos, sus brazos y otras partes de su cuerpo, para resolver el problema de supervivencia. Sin contar con herramientas de trabajo, el grupo social realizó la actividad de recolección, caza y pesca. Esta es una forma bien precisa de trabajar que permitió supervivir a los primeros seres humanos que poblaron el planeta Tierra.

Al cabo de cientos, de miles de años de práctica cotidiana, este “proceso de trabajo a mano desnuda” es remplazado por otro, en donde se utilizan herramientas de trabajo tales como el mazo, la lanza y la flecha. La productividad del trabajo se incrementa y, con ello, la cantidad y variedad de bienes alimenticios. Este “proceso de trabajo con herramientas” se mejora con el tallado de la piedra y las aleaciones de metales.

Muy recientemente, hace unos diez mil años aproximadamente, una tercera forma bien precisa de trabajar aparece en la historia de la Humanidad. En el centro del proceso de trabajo ya no se encuentra ni la mano desnuda del trabajador ni sus herramientas de trabajo. Se trata de algo nuevo: la tierra cultivable. Con ella, las aleas de la Naturaleza son reducidas drásticamente. En adelante, el grupo social puede reproducir lo que la Naturaleza produce, en las cantidades suficientes para cubrir sus necesidades alimenticias; facilita el aumento de la población, y los grupos sociales ya no tienen necesidad de desplazarse. El ser humano deja de ser nómade para convertirse en sedentario. Se trata de los “dos procesos naturales de producción”, la agricultura y la ganadería.

Tres formas de trabajar que inciden esencialmente en resolver las necesidades alimenticias del grupo social. Pero las necesidades del ser humano no son solamente alimenticias. Son igualmente de confort. Es necesario protegerse del clima y de las asperezas de la Naturaleza. Ante ello, una cuarta forma de trabajar bien precisa se hará paulatinamente presente. Una vez instalado, en el centro de este nuevo proceso de trabajo se encuentra la máquina. Es el fundamento de la revolución industrial, de la producción en serie, con economías de escala; del consumo en masa, de la interdependencia en la producción, de la moneda y del precio de los bienes económicos. En suma, se instala una economía de mercado dentro de una economía-mundo.

Esta nueva forma de trabajar, que lo llamo “proceso artificial de producción”, prácticamente ha resuelto las necesidades de confort que requiere todo ser humano. No obstante, las necesidades de los seres humanos no son solamente de alimentación, vestidos y otros bienes de confort. Son igualmente del desarrollo de la misma persona, de su sociedad, y de su familia. Todo indica que este nuevo rubro de necesidades será abordado directamente por otra forma de trabajar en donde los conocimientos y competencias del trabajador remplazan a la mano desnuda, a la tierra cultivable y a las máquinas, como elemento central del proceso de trabajo.

Se trata de una forma de trabajar que ya no recolecta o produce bienes materiales. Se trata de un proceso de trabajo que elabora bienes inmateriales. Entonces, ya no se trata de producir sino de elaborar bienes económicos. Ya no se trata de una economía de producción de bienes materiales sino de una economía de elaboración de bienes inmateriales. Además, los bienes que genera son únicos, no requieren de una producción en masa. Dichos bienes no se consumen, se utilizan simplemente.

Y esta nueva forma de trabajar, que lo llamo “proceso de trabajo de concepción”, ya ingresó con toda su fuerza en los países del Norte. Incluso ya cuenta con su bolsa de valores Nasdaq, así como la economía industrial tuvo la siena, el Dow Jones. Su impulso es tan fuerte que la actividad económica inmaterial se está imponiendo al mundo económico material. El valor agregado por la economía inmaterial es muy superior al que genera actualmente la economía material. Y dentro de los multimillonarios del mundo, los representantes de la economía inmaterial ocupan los primeros puestos, como es el caso de Bill Gates.

Es un proceso de trabajo que se funda en los conocimientos y competencias del trabajador (conceptor), quien utiliza los conocimientos alcanzados por la Humanidad para, a partir de ello, crear, innovar, descubrir o inventar. Son conocimientos que se aplican sobre conocimientos para elaborar nuevos conocimientos. La totalidad de elementos del “proceso de trabajo de concepción” son inmateriales, a excepción del soporte que es material y cuyo costo es insignificante con relación al precio de venta del bien inmaterial.

Las herramientas de trabajo de esta nueva forma de trabajar, como es el caso de las nuevas tecnologías de información y de comunicación, no siendo materiales le permite abordar y resolver problemas fisiológicos, psicológicos, sociales, etc. Problemas imposibles de ser tratados con las formas de trabajar precedentes. Nuevas áreas de la ciencia y de la técnica aparecen, como la nanotecnología y la biotecnología. Su output no requiere ser duplicado o producido en serie porque, cada resultado es ya sea una innovación, una invención, un descubrimiento, o una creación.

Y, por supuesto, esta nueva forma de trabajar, que tiene como elemento central a los conocimientos y competencias del trabajador, exige un sistema educativo muy superior y diferente al requerido para formar al obrero, al empleado o al intelectual diletante. La nueva forma de trabajar, el “proceso de trabajo de concepción”, exige refundar el sistema educativo, más aún si se trata de los países del Sur, como es el caso nuestro.

B.    Las principales características del trabajador-conceptor

El trabajador-conceptor de la economía inmaterial tiene por misión permanente el de resolver problemas, creando, innovando, descubriendo o inventando. Para ello, tiene que poner en tensión permanente su capacidad de iniciativa, reflexión y de síntesis. Además de que cada nuevo problema a resolver le exige nuevos conocimientos y nuevas competencias. Es un volver a comenzar. Y su sistema educativo tiene que estar adaptado a esa nueva realidad.

Además, el conceptor tiene que ser un trabajador autónomo y, al mismo tiempo, dispuesto a trabajar en tareas multidisciplinarias. Un trabajador abierto al mundo y a sí mismo, muy diferente al obrero de trabajo repetitivo y en serie, o al campesino que únicamente se encarga de replicar lo que la Naturaleza produce.

¿Cuáles serán, entonces, las características definitivas del trabajador-conceptor una vez que la economía inmaterial llegue a la plenitud de su desarrollo? Difícil de prever. Baste solamente recordar, como experiencia y ejemplo, el corrido del trabajador-obrero. Comienza en los albores de la Humanidad creando e innovando sus herramientas de trabajo. Esta actitud creativa, en aquel entonces, no esel elemento fundamental del proceso de trabajo en curso. Es el resultado de estos actos de creación e innovación que se convierten en el elemento fundamental del “proceso de trabajo con herramientas”.

De igual modo, el ser humano crea el fuego, conserva los alimentos, o da nacimiento a la alfarería y a la textilería. Pero esos actos creativos no son tampoco el elemento central del proceso de trabajo en curso que eran “los dos procesos naturales de producción”: la agricultura y la ganadería. Sin embargo, como es el caso de la alfarería y de la textilería, son los inicios de una actividad que escapa a la simple réplica de “reproducir lo que la Naturaleza produce”. Son bienes económicos nuevos, que resuelven necesidades, y que nunca antes existieron como los utensilios de barro, el hilo, el tejido, el poncho, las sandalias, etc.

Además, comienza a apreciarse una característica mayor en la producción de estos nuevos bienes económicos. No son de destinación exclusiva para el autoconsumo. Se hila y se teje sobre todo para el intercambio. Al inicio en la forma de trueque que, luego, da nacimiento a la actividad mercantil. Este trabajo, cuyo resultado es diferente al trabajo del campesino, es el que da nacimiento a lo que luego será el obrero actual.

Poco a poco se desliga de sus tareas campesinas para dedicarse completamente a su actividad textil, por ejemplo. El crecimiento de la actividad textil impone pasar de un trabajo con herramientas manuales hacia otro con la ayuda de máquinas, de más en más sofisticadas. El obrero ya no se ocupa de toda la línea de fabricación textil. La división del trabajo lo conduce a una especialización de más en más rutinaria pero altamente productiva.

Luego viene la robotización y la automatización. Aparece un grupo especializado de obreros encargados del mantenimiento de la planta, de las innovaciones necesarias. Así van naciendo los centros de investigación y desarrollo. Durante estos miles de años de formación de este “proceso de trabajo artificial de producción”, el trabajador ha sufrido mutaciones sustanciales, a pesar de pertenecer al mismo proceso de trabajo, el proceso artificial de producción. Esto mismo se espera del trabajador-conceptor, elemento central del proceso de trabajo de concepción. Tendrá un corrido evolutivo, con toda seguridad.

Pero, a presente, ¿por qué el sistema educativo actual es una traba al desarrollo de este nuevo trabajador-conceptor?

C.    Las limitaciones del presente sistema educativo

En los países del Tercer y Cuarto Mundo, para que el trabajador-conceptor y el proceso de trabajo al cual pertenece, desplace a las otras formas de trabajar en la conducción de la actividad económica, debe superar serias limitaciones creadas en el curso del tiempo. Es el caso, por ejemplo, de la supervivencia de procesos de trabajo anteriores, muy atrasados, con casi nulo valor agregado.

Ahí tenemos en nuestro suelo, al interior de la selva, grupos sociales que viven todavía de la caza y de la pesca. O de otros grupos que, además, practican una insipiente agricultura primaria. Son miles de años de atraso en la forma de producir bienes económicos. Sin olvidar que en nuestra serranía se practica todavía una agricultura sobre la base de arados y bueyes que tienen una productividad ínfima comparada con las nuevas tecnologías de producción agrícola. Un atraso de cientos de años.

Como consecuencia de la división internacional del trabajo, bajo el imperio de la Repartición Individualista, a los países del Sur, como es el caso nuestro, les ha tocado realizar una actividad extractiva, de exportación de productos primarios y alimenticios que engruesa financieramente a las grandes empresas multinacionales, pero no dinamiza la economía nacional. Y los cientos de años de trabajo repetitivo de los campesinos, obreros y empleados del país, sin mayor reflexión y sin ninguna participación en los planes de producción y de repartición de utilidades,  nos ha conducido a un estado de sumisión y de pérdida de autonomía y de iniciativa, contrario al comportamiento del empresario, del entrepreneur y del trabajador-conceptor.

Este ineficaz modelo de desarrollo económico de los países del Sur ha impuesto un sistema educativo centralizado, totalitario, con insuficiencia de infraestructura y de recursos pedagógicos. Una educación para la masa, no para el individuo. Una educación para reforzar una cultura de servidumbre, no del hombre libre. Para ser un buen siervo o asalariado no se requiere ni de pensar ni de reflexionar ni de tomar iniciativas. Es suficiente, en el caso del asalariado por ejemplo, saber leer, escribir, contar y ejecutar las órdenes del patrón. Para la formación de dicho asalariado no se requiere un sistema educativo de alto nivel. Es, además, peligroso, como lo decían los gamonales.

Por ello, el sistema educativo de un país del Sur como el nuestro, no requiere de un presupuesto público, como lo exige la preparación de un entrepreneur, de un empresario o de un trabajador-conceptor, perteneciente a una nueva economía inmaterial. Porque ya no se trata solamente de saber producir  en serie, sino de elaborar bienes económicos únicos, para lo cual se requiere de un permanente aprendizaje de nuevos conocimientos. Se requiere igualmente liberarse de la servidumbre y de la colonización mental para convertirse en personas con iniciativa y dispuesto a tomar riesgos como los empresarios. Es decir, es necesario moldear un nuevo sistema educativo cuyo eje principal sea la ciencia, la técnica y el arte de saber llegar al consumidor final.

A continuación presentaremos las fases de un nuevo sistema educativo que facilita el desarrollo del trabajador-conceptor, elemento fundamental de una nueva manera de trabajar que se basa en conocimientos para generar nuevos conocimientos, en tanto que bienes económicos. De igual modo insistiremos no solamente en saber producir y elaborar, sino también en saber vender y llegar al cliente final.

2.    La economía inmaterial exige un nuevo modelo de sistema educativo

Un nuevo modelo de sistema educativo, acorde con el proceso de trabajo de concepción, debe comenzar antes del nacimiento del trabajador-conceptor. Y a partir de la inserción profesional, la asimilación de conocimientos continúa de una manera permanente. Y esta lógica del nuevo modelo de sistema educativo es simple de entender si tomamos en consideración que, cada nuevo bien de la economía inmaterial es ya sea una innovación, un descubrimiento, una invención o una creación, que exige de nuevos conocimientos.

A.    La búsqueda de aptitudes y competencias, primera fase de un nuevo sistema educativo

Si tomamos en consideración las características del trabajador-conceptor, el sistema educativo de una sociedad que se base en la economía inmaterial debe comenzar bien antes del nacimiento del futuro trabajador. La planificación toma una real importancia en la constitución de la familia y de la procreación. El nacimiento del futuro trabajador-conceptor exige de sus padres un acto deseado y planificado. El equilibrio psicológico del recién nacido, así como el de sus padres, será el punto de partida de un ser humano sin trabas ni complejos. El nuevo ser está llamado a tener un comportamiento proactivo y un sentido equilibrado en la toma de decisiones.

Indudablemente que este primer tramo en el sistema educativo que demanda el proceso de trabajo de concepción será llevado a buen término a condición de eliminar el desempleo, las grandes desigualdades económicas y el atraso en las formas de trabajar, trabas a una planificación equilibrada entre familia, trabajo y sociedad.

Una política de encuentro entre la persona y su sociedad es bastante tardía cuando se realiza en el momento de ser contratado para un puesto de trabajo. Incluso es un poco tarde cuando se realiza al momento del nacimiento del nuevo ciudadano. El encuentro debe producirse antes de la concepción del bebe

Por ello, la niñez debe comenzar a ser atendida antes de su llegada al mundo. El período de gestación en el vientre de la madre es una época crítica para contar con un niño en la cabalidad de sus aptitudes y competencias futuras. Pero, ¿el nacimiento de un niño, en un excelente estado físico, mental y espiritual, es responsabilidad únicamente de los padres de familia?

El bebe debe ser recibido y, si se quiere, criado no solamente por los padres de familia. Por más instruidos que lo sean, les faltará conocimientos que son desarrollados en diferentes disciplinas científicas. Unas se orientan al buen cuidado físico de la persona, otras a su salud mental o espiritual. Es un cuidado multidisciplinario que se debe poner al servicio de ese nuevo ciudadano. Y disciplinas que ellas mismas están en constante evolución y diversificación.

El segundo tramo de la primera fase del sistema educativo se realizará entre los 0 y 8años de edad. Los límites de los tramos en el sistema educativo son referenciales. No son claustros rígidos como sucede en el sistema educativo actual. Se desplazarán hacia uno u otro lado en función del tiempo que toma la clara percepción de las aptitudes y competencias de cada individuo. Aun cuando es bien conocido que estos límites referenciales se acortan de más en más.

En este segundo tramo, un buen sistema educativo para una buena formación profesional tendrá como meta detectar toda la potencialidad en aptitudes y competencias del futuro trabajador-conceptor.  Entonces, la búsqueda de aptitudes y competencias de las personas debe comenzar desde el nacimiento del bebe. Y, una vez más, esta tarea no puede dejarse solamente a la responsabilidad de los padres de familia. Por más buena intención y conocimientos que ellos tengan, no estarán en la capacidad, técnica y científica, para abordar a cabalidad esta primera fase de desarrollo de la persona. Es una tarea multidisciplinaria. Se requiere de personal especializado que irá evolucionando a medida que “crece” el niño. Es decir, entre los 0 y 8 años de existencia de una persona, ella ya habrá definido sus aptitudes y competencias a consolidarlos dentro de su fase juvenil.

Una vez más, el hecho de que el bebe, desde su nacimiento, cuente con los recursos financieros necesarios para afrontar sus gastos, facilitará su desarrollo personal. En estas condiciones, la búsqueda de aptitudes y competencias en cada uno de los niños tendrá resultados muy favorables, tanto para la persona en cuestión como para la sociedad.

B.    Consolidación de aptitudes y competencias, segunda fase del nuevo sistema educativo

El tercer tramo, segunda fase de un buen sistema educativo para una buena formación profesional, se encuentra entre los 9 y 15 años de edad, durante el cual cada persona intensificará su formación para consolidar sus habilidades y competencias. No admite, por tanto, una formación totalitaria, masificada. Por el contrario, la formación será personalizada y en función de los requerimientos de cada individuo. Una formación a la carta.

En la actualidad, la fase juvenil se sitúa entre los 9 y 15 años de edad. Ya ha quedado olvidado en la historia el hecho de que la mayoría de edad se adquiere a los 21 años. Ahora mismo, la edad adulta a 18 años comienza a ser cuestionada, porque ya no corresponde a la evolución física, mental y psicológica de los jóvenes. Ellos devienen adultos cada vez más temprano. Y este proceso se acelera a medida que los progresos vienen de todos lados. Un contacto directo con la sociedad mundial sigue haciendo madurar aceleradamente a nuestros jóvenes.

Este hecho incontestable debe ser tomado en cuenta si se quiere reconciliar a la juventud con su sociedad. Los íconos de la nueva juventud ya no tienen 30 años de edad, peor aún 60 como fue hasta hace poco. Los actores del cine se han rejuvenecido tremendamente. Las estrellas del fútbol y de la música son prácticamente “menores de edad”. Doctores en diferentes disciplinas del saber humano son igualmente “menores de edad”. Todos ellos se sitúan apenas entre los  10 y 15 años de edad. Actualmente, es en ese período de edad que ellos devienen adultos. Es en ese período de edad que ellos deben, con la ayuda de los padres de familia y de la sociedad, consolidar sus aptitudes y competencias.

Esto hace que la búsqueda de aptitudes y competencias se realice más temprano de lo que hasta ahora tenemos por costumbre. De ahí que, muchos de los héroes de la juventud actual comenzaron a desarrollar intensamente sus aptitudes y competencias, ya bien definidas, mucho antes de los 10 años de edad. Y esta búsqueda y definición es una actividad personalizada. Ella no funciona en grupo, menos aún en centros de formación con 50 alumnos por clase.

Una temprana autonomía e individualidad es la norma de un nuevo sistema educativo tendiente hacia una eficiente y eficaz formación profesional. Ello exige la redefinición de los grados y niveles de formación adaptados con la edad, aptitudes y competencias de cada uno de los niños y de los jóvenes. Una vez más, los límites para una formación que apoye intensivamente el desarrollo de las aptitudes y competencias de una persona, son referenciales. Incluso, en este tramo volveremos a ver personas adultas que buscan una reorientación en el desarrollo de sus aptitudes y competencias. La formación actualizada y permanente del trabajador-conceptor lo exige.

Corrientemente se confunde educación y formación profesional. Nuestros sistemas de “educación pública” son mayormente orientados a la formación profesional. Y la preparación científico-técnica no es suficiente para educar al ciudadano.

La formación de una persona es un proceso multidisciplinario y multidireccional al mismo tiempo, y la educación es mayormente producto del contacto con su sociedad, transmitido por la palabra, los hechos, los sentimientos y las actitudes de su entorno. Es en este proceso que la persona adquiere los valores y las costumbres imperantes en su medio. La educación es un proceso de socialización, mientras que la formación profesional es mayormente un proceso de aprendizaje de conocimientos, aptitudes y competencias.

Es al final de esta segunda fase de un nuevo sistema de educación que el individuo optará por ejercer una especialidad, resolver un problema científico o de aplicación técnica; resolver un problema de carácter humano o societal, etc., dentro del abanico de posibilidades que le presenta la actividad económica, social, cultural, política y científica. Estamos hablando de la tercera fase de un nuevo modelo de sistema educativo: la inserción profesional.

C.    La inserción profesional

La inserción profesional es la tercera fase o cuarta etapa del nuevo modelo de sistema educativo. Ella comienza a los 16 años de edad y termina administrativamente a los 65 años de edad, momento del inicio de la jubilación. Sin embargo, la naturaleza del proceso de trabajo de concepción facilita que las personas puedan seguir “laborando”, sin mayor dificultad, hasta el momento de su muerte, estimada en promedio según la esperanza de vida en los países del Sur, a los 75 años de edad.

Igualmente, esta tercera fase del nuevo modelo de sistema educativo se caracteriza por una interacción permanente entre el ejercicio profesional y la educación permanente en función de la tribu a la cual pertenece el individuo. Esta interacción, como lo veremos luego, será más intensiva entre los profesionales dedicados a resolver problemas y, menos intensiva entre los profesionales dedicados a actividades tradicionales, de soporte o el back-office.

La inserción profesional en forma directa al mercado de trabajo no es limitante para iniciar procesos de reconversión profesional. El nuevo sistema educativo estará diseñado para tal fin. Sabido es que, un mundo en mutación requiere de reformulaciones ya sea por un cambio de actitud, una tardía percepción de competencias o, simplemente, el agotamiento de ciertas ramas de actividad profesional.

Dentro de la masa de personas que ingresan a la tercera fase del nuevo modelo del sistema educativo existen esencialmente cuatro tribus. Una que se inserta directamente en los proyectos de investigación y desarrollo en ejecución o en formación. La segunda tribu está compuesta por aquellos que aceptan el reto de investigar o desarrollar temas propuestos por las empresas públicas o privadas. La tercera tribu de trabajadores-conceptores está compuesta por aquellos que proponen la investigación o desarrollo de sus propias interrogantes, de sus propios “problemas”.

Los trabajadores-conceptores de cada una de estas tribus, según sus propios problemas de investigación y desarrollo, pertenecerán a Centros de Investigación y de Desarrollo (CID).Cada uno de estos CID’s serán empresas. Y como tales cuentan con una autonomía administrativa y financiera. Por lo expuesto, existirá un número grande de CID’s, tantos como problemas a resolver tiene la actividad económica, las personas y la sociedad. Ellos serán el núcleo duro de la Universidad. La integran pero solamente dentro de un plano de coordinación y trabajo multidisciplinario. La búsqueda de resultados lo exige.

El nivel de crecimiento de la actividad económica, la salud de las personas y de la sociedad será el reflejo del estado de eficiencia de estos CID’s; es decir, de la capacidad de sus trabajadores-conceptores en la solución de problemas y en la comercialización de las mismas, lo que repercutirá en la salud financiera de cada uno de estos Centros de Investigación y Desarrollo.

Cada bien económico elaborado por intermedio de estas empresas es el resultado de un trabajo de investigación o de aplicación tecnológica. Si este es el lecho de cultivo de esta nueva forma de trabajar, el sistema universitario debe responder a esta necesidad para que, cada persona, pueda expresar sus aptitudes y competencias en la mejor forma posible, para bien de él y de la sociedad.

El nuevo sistema de educación se regirá por aptitudes y competencias. Una vez identificadas las aptitudes y competencias del niño, la sociedad, a través de su sistema de formación, debe apoyarlo para que lo exprese correctamente. Se debe dejar a un lado, por tanto, la formación pre-establecida, con programas de estudios pre-establecidos, con horarios pre-establecidos, etc. que no hacen que encasillar  a los estudiantes en estándares que tienen muy poco que ver con las competencias y aptitudes de los mismos.

Es indispensable, con la puesta en marcha del proceso de trabajo de concepción, que la formación sea personalizada para aprovechar al máximo las posibilidades abiertas por dicha forma de trabajar. El programa de formación de cada estudiante deberá ir adaptándose a la evolución de su propia personalidad, de sus propias ambiciones, de sus propios sueños, de su propio trabajo profesional.

De esta forma, el objetivo por problemas es lo que dará forma y estructura a la Universidad. Así, la Universidad se orientará a resolver las necesidades sentidas por la sociedad, por cada uno de sus integrantes, a nivel de personas o de grupos y, sobre todo, por el mismo universitario. Las necesidades de ayer no son las mismas que las de ahora. Los bienes que sirven a resolver necesidades de ayer no son los mismos que los de ahora. Y rápidamente se deben constituir equipos de investigación o de aplicación tecnológica para resolver los problemas de ahora. El objetivo por problemas es la naturaleza de la Universidad dentro de una economía basada en el proceso de trabajo de concepción.

Entonces, a la Universidad ya no se vendrá a “aprender” sino a ejecutar la línea de actividad escogida y reforzada intelectualmente en la fase precedente de desarrollo intensivo de aptitudes y competencias. Y la Universidad debe englobar a todas las actividades del mundo real, sin ninguna distinción, porque en cualquiera de esos campos surgirá una creación, innovación, invención o descubrimiento que requiere la persona, la familia, la sociedad y la actividad económica misma. El nuevo sistema universitario no será más elitista ni seccionado por disciplinas académicas. Este debería ser el contenido de la tercera fase de un nuevo sistema educativo.

Existe otra tribu de trabajadores-conceptores que se encuentran en todas partes de la actividad económica. Ellos son los trabajadores que, durante el ejercicio de sus funciones, por su experiencia, competencia y conocimientos logran plasmar procesos de innovación, descubrimiento, invención o creación en sus centros de trabajo. Buen número de estos procesos sirven a incrementar la productividad de sus propios centros de trabajo. Pero existe un número de innovaciones, descubrimientos, invenciones o creaciones que pueden ser materia de comercialización; es decir, se abre la posibilidad de creación de nuevas empresas.

Se cuenta igualmente con otra tribu de trabajadores-conceptores. Se trata de las personas preparadas para formar a otras personas, en temas específicos o por especialidades de las ciencias y humanidades. Ellos se ubican dentro de los centros de formación o en la clásica enseñanza universitaria por disciplinas de la ciencia y humanidades.

En los dos últimos casos de inserción profesional, no se trata de alumnos. Ellos son trabajadores. En unos casos son trabajadores en actividad y, en otros, trabajadores en formación. Todos ellos cuentan con una remuneración. Son asalariados de un determinado centro de trabajo. Al mismo tiempo, es su centro de trabajo que cubre los costos en los centros de formación o en las especialidades de la enseñanza universitaria clásica.

De esta forma, los centros de formación o de enseñanza universitaria clásica cuentan con un financiamiento para el pago de sus trabajadores y otros gastos administrativos. Un tipo de financiamiento y de formación que garantiza eficiencia tanto de parte de los centros de formación, del aprendizaje de los trabajadores-alumnos y de la inversión realizada por los centros de trabajo.

3.    Epílogo: las empresas-país y el nuevo modelo de sistema educativo

Es necesario realizar una precisión. Lo expuesto hasta aquí va en el entendido de concebir este nuevo modelo del sistema educativo bajo el supuesto de las condiciones existentes. Es decir, bajo el supuesto de que la actividad económica seguirá contando como a uno de sus dos elementos a la Repartición Individualista de las utilidades de la empresa y a la Configuración Mundial, mecanismo de succión ascendente del valor agregado los pueblos del mundo hacia las grandes empresas multinacionales. Es decir, el financiamiento de las universidades viene a partir del presupuesto público o de la contribución de las empresas privadas.

Sin embargo, es bueno anotar que, el proceso de trabajo de concepción conlleva en su elemento fundamental, los conocimientos, la fuente de la reinstalación de la Repartición Igualitaria de las utilidades de las empresas. Y ello es posible porque los conocimientos y las competencias se encuentran incrustadas en el propio trabajador-conceptor, imposible de que sea apropiado por cualquiera otra persona con fines de continuar o establecer una relación de dominación.

Esto hace posible, entonces, la puesta  en práctica, desde ahora, de una economía de mercado a dos sectores, en donde el primer sector comprenderá a todas las empresas actualmente existentes. Corresponderá al segundo sector económico, a crear desde cero, acoger a las nuevas empresas-país que serán financiadas por el país y, por consiguiente, sus utilidades pertenecerán a todos los habitantes del país en igualdad de condiciones.

Es el nacimiento de la Remuneración de Base, para todas las personas, sin distinción de credo, de raza o de género. Una remuneración que no está en función de un trabajo realizado, como es el caso del salario, sino porque se es miembro de una sociedad. Será el mecanismo económico que servirá de tejido protector para todos los miembros de la sociedad y, al mismo tiempo, de facilitador de la cohesión social y de la libre determinación de las personas. Ese será el caso de los recién nacidos, de los niños, jóvenes, universitarios, quienes, con un sostén financiero de la sociedad, podrán gozar a plenitud del nuevo modelo de sistema educativo que propongo.

De esta forma, las cuatro tribus de trabajadores-conceptores tendrán una ventaja doble. Primero, mientras inician su trabajo de investigación y desarrollo tendrán el sostén financiero automático del país a través de una Remuneración de Base. Segundo, una vez llevado a cabo un descubrimiento, una creación, una invención o una innovación, contarán con un financiamiento ilimitado y gratuito para la constitución y desarrollo de la empresas-país correspondiente. Nada impide que, vistos los avances del proyecto de investigación y desarrollo, ya se pueda contar con el financiamiento correspondiente. Esto es lo que podríamos llamar la cuadratura del círculo.

Entonces, puesto que la Universidad se dedicará a “resolver problemas” a través de la elaboración bienes económicos, cada una de esas soluciones será el germen de una nueva empresa. Y es a través del resultado de estas empresas que se medirá la eficiencia del sistema universitario. Muchos de los proyectos de investigación y desarrollo podrán fracasar, pero es totalmente seguro que algunos de ellos lograrán su objetivo: llegar al consumidor final. Con ello se podrá rembolsar el dinero avanzado por el país y, además, se podrá seguir financiando los proyectos de investigación y desarrollo que proponen los trabajadores-universitarios. Ya no son “alumnos”. Ellos pertenecen a la nueva clase de trabajadores, los conceptores, elemento central de la nueva economía inmaterial.

Bajo estas condiciones, la preferencia de cada universitario será mucho más realista: una decisión en función de sus aptitudes y competencias y, en función de sus ingresos / egresos. Ello permitirá un equilibrio entre la libertad de escoger el centro de investigación y desarrollo, el tipo de formación, y el monto de la inversión a realizar. De igual modo, en estas condiciones, la Universidad estará obligada a preservar la calidad de sus centros de investigación y desarrollo, y el costo de la misma, con relación al resto de establecimientos.

Para poder cumplir este objetivo, la Universidad deberá contar con una autonomía económica, financiera y administrativa. Dicha autonomía le permitirá ejercer la competencia con otras universidades y establecimientos de investigación y desarrollo. Y como toda empresa, los establecimientos que no logran equilibrar, por menos, sus ingresos a sus egresos están obligados a salir del mercado. La productividad del establecimiento es una marca, garantía de eficiencia y de confianza de los usuarios.

.Lima, 9 de marzo del 2013

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