08-03-2013
Excelente y de imprescindible lectura
resulta el libro de Pilar Calveiro,Violencias de Estado, la guerra
antiterrorista y la guerra contra el crimen como medios de control global,
(Siglo XXI editores, 2012). Argentina de nacimiento y radicada en México desde
1979, la colega Calveiro sostiene que vivimos en la actualidad una reorganización hegemónica
planetariabasada en una violencia estatal que se despliega principalmente a
través de dos grandes combates, definidos como guerras contra el terrorismo y
contra el crimen, mismas que habilitan el escenario bélico que requieren las
dominaciones autoritarias, y facilitando las formas más radicales de la
violencia represiva. La guerra anti-terrorista permite mantener y expandir el
nuevo orden global, mientras la llamada guerra contra el crimen “recurre a una
reorganización jurídica y penitenciaria que conduce al encierro creciente de
personas, en especial jóvenes y pobres, en aras de la supuesta seguridad
interior de los Estados. Ambas guerras se entrelazan, se construyen y se dictan
desde los poderes centrales –ya sean Estados-nación u organismos estatales
supranacionales—y son instrumentos útiles para la reorganización global.”
Iniciada con unos puntos de partida y un marco
de referencia en los que se
debate en torno a los conceptos de modernidad, hegemonía, reconfiguración
hegemónica (sus rupturas y continuidades), bipolaridad, genocidio,
totalitarismo, entre otros, así como el paso de un mundo bipolar a otro
globalizado, la obra continua en dos partes tituladas Violencias globales:
I.- Terrorismo: el enemigo externo. II.- Delincuencia: el enemigo interno, con
un cierre con pistas sobre el Estado global. Ante la vastedad del libro, sus
profundidades teóricas, los múltiples alcances de sus reflexiones y lo reducido
de este espacio, expondré sólo algunos aspectos que llamaron mi atención.
Para la autora, los rasgos más
sobresalientes de esta reorganización hegemónica son: el pasaje de un modelo
bipolar a otro global, ambos con un fuerte componente autoritario; en lo
económico, acumulación y concentración neoliberal dentro de un mercado
globalizado; en lo político, debilitamiento de la autonomía del Estado-nación y
el desarrollo de redes de poder estatal-privadas de carácter trasnacional, así
como la instauración de democracias procedimentales; en lo social, la
incorporación de tecnología –en especial de comunicación- que modifica tiempo y
espacio; en lo subjetivo, una individualidad blanda, aislada, en retracción
hacia lo privado, como esfera de consumo de bienes y de cuerpos, todo ello con
un uso importante y diferenciado de la violencia, que se articula con las
nuevas formas de lo político, social y subjetivo.
Esta autora mantiene que las guerras sucias del siglo XX, prefiguran ciertos modos
represivos del mundo global actual, con Estados Unidos a la cabeza, y con la
imposición de un estado de excepción que articula una red represiva legal con
otra ilegal, y en la que se va conformando unEstado criminal. “Ganar la guerra sucia –afirma
Calveiro-- fue una precondición para tener alguna posibilidad en la nueva fase
de acumulación. Así fue como se invirtieron todos los recursos necesarios para
asegurar la derrota de cualquier proyecto alternativo en América, una derrota
que fue no sólo militar sino también política. Se selló entonces el triunfo de
una nueva forma de organización nacional, acorde con la reorganización
hegemónica global, que supuso: el vaciamiento de las economías mediante la
imposición del modelo neoliberal, el vaciamiento de la política con la
implantación primero de dictaduras deshock, pero enseguida de
democracias formales e incluso autoritarias, producto de la eliminación de
todas las formas de organización y liderazgo alternativos, y por último, el
vaciamiento del sentido mismo de la nación y de la identidad Latinoamericana
con la incrustación de nuevas coordenadas de sentido individualistas,
mercantiles y apolíticas.”
Es extraordinaria la revisión
histórico-crítica de la autora sobre los significados de las dos guerras
mundiales, sus costos en vidas humanas, principalmente de civiles, consideradas
poblaciones prescindibles e indeseables; la relación entre los genocidios en
los campos de concentración, con la producción industrial, tecnificada y
burocrática de la sociedad de masas que caracterizó aquel momento del
capitalismo. Es especialmente aleccionador y clarificarte su escrutinio sobre
el concepto de totalitarismo, y las diferencias entre fascismo y estalinismo a
partir de un señalamiento crucial de Calveiro: “La crítica al totalitarismo,
hoy por hoy, debe pasar por el anticapitalismo.”
Muy sugerente la idea de la autora de
que el hecho que cierra la
Segunda Guerra y abre el periodo de la Guerra Fría , como conector entre ambos momentos, fue el
lanzamiento de las bombas atómicas sobre dos ciudades japonesas, y su
conclusión de que el genocidio y el ataque indiscriminado sobre población civil
son prácticas fuertemente emparentadas, y conllevan la creencia “de que existe
un otro racial, religioso o nacional sobre el que se puede imponer cualquier
sufrimiento y a cualquier costo, amparándose en una racionalidad de eficiencia
bélica, política, económica o biológica. La construcción social de ese otro
como alguien exento de todo derecho está en la base del Estado de excepción.”
Lo expuesto es tan sólo una reducida
muestra de la riqueza temática y analítica de un texto pletórico de reflexiones
rigurosas sobre los dramáticos efectos de las violencias de Estado, tanto en el
ámbito global, como nacional, que contiene, además, una detallada investigación
del “modelo mexicano”. Un valioso aporte al pensamiento crítico que debe ser
estudiado a cabalidad.
Fuente: Rebelion
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