Los obreros toman las riendas en Grecia
VioMe, de la quiebra a la autogestión
05-03-2013
En la
convulsa situación laboral griega, la decisión de los obreros de VioMe (Viomijanikí
Metaleftikí, Industrial Minera) de hacerse con las riendas de la factoría
ha supuesto un revulsivo para muchos otros trabajadores que, de pronto,
comienzan a vislumbrar la que podría ser su única posibilidad para conservar el
puesto de trabajo y su salario.
VioMe es una de las mil empresas que
semanalmente cierran sus puertas en Grecia desde el inicio de la crisis. Solo
que en su caso los problemas iniciados hace tres años han finalizado con la
ocupación de la fábrica y el reinicio de la producción por parte de sus
empleados bajo un sistema asambleario y autogestionado. Situada en la segunda
ciudad del país, Tesalónica, y filial de Philkeram-Johnson (el mayor fabricante
de azulejos y materiales cerámicos de Grecia), la empresa se dedicaba a la
fabricación de materiales y productos químicos destinados al sector de la
construcción. En 2009 y 2010, VioMe obtuvo beneficios por valor de 2,7 millones
de euros, llegando a vender sus productos a las empresas encargadas de
construir el aeropuerto de Dubai, entre otras. Pero a finales de ese año,
coincidiendo con la irrupción de la crisis de la deuda soberana en Grecia, la
gestión del negocio comenzó a hacer aguas y pocos meses después, en mayo de
2011, la empresa se declaró en suspensión de pagos.
A partir de ese momento los empleados
trataron por todos los medios de mantener sus puestos de trabajo y de volver a
percibir sus salarios. Su propuesta de comprar las acciones de la empresa,
dejando claro que no se harían cargo de las deudas acumuladas por la
administración anterior, fue rechazada por los propietarios. En la misma línea
el ministerio de Trabajo denegó su demanda de ayuda financiera, pese a contar
con programas destinados a desempleados que tratan de iniciar su propio
negocio. Tampoco llegó a materializarse una ayuda de emergencia de 1.000 euros
prometida por los responsables de Trabajo al no lograr el visto bueno de los de
Hacienda. E igualmente fue desestimada por el Gobierno la solicitud de crear un
marco legal que contemplara la creación de cooperativas laborales bajo gestión
asamblearia.
Llegados a este punto, la plantilla
consideró que la única respuesta razonable a la tragedia del desempleo (que en
Grecia ya se acerca al 30%) es que la fábrica pasase a manos de los
trabajadores y se estableciera un sistema de producción equitativo, sin
jerarquía ni explotación.
La propuesta fue recibida con
indiferencia por el Estado y con cierta frialdad por parte de las burocracias
sindicales. Solo el movimiento social acogió la noticia con gran entusiasmo, y
mediante una iniciativa de solidaridad desarrollada dentro y fuera del país se
consiguió reunir, durante los últimos seis meses, el apoyo social y los fondos
necesarios para poner de nuevo en funcionamiento la factoría. A nivel
internacional se sumaron a la campaña intelectuales de la talla de Naomi Klein,
David Harvey, John Holloway, Silvia Federici o Raúl Zibechi. Pero además se
recibió ayuda económica de organizaciones populares y sindicales de América
Latina y Europa, así como un buen número de resoluciones de apoyo procedentes
de colectivos de muchos países.
Una empresa que comienza ahora
La pasada semana, GARA se desplazó
hasta VioMe para conocer de primera mano la situación de la fábrica y las
expectativas de sus trabajadores, convertidos ahora en gestores de su propio
destino. En una fría y húmeda mañana visitamos unas instalaciones que comienzan
a despertar del letargo de meses.
Lo primero que nos llamó la atención
fue la ilusión en el proyecto y la certeza de estar en el camino correcto. La
crisis en el sector de la construcción, que ha sufrido una recesión del 80%
desde el inicio de la crisis, no ha frenado el entusiasmo de los trabajadores a
la hora de poner en pie la factoría. Aunque el dinero procedente de donaciones
y conciertos de apoyo supone el presupuesto de los dos próximos meses, su
principal prioridad es comenzar a vender a los clientes las existencias
almacenadas, para poder dar paso a la nueva producción.
Dimitri Nikolaidis, electricista y
responsable del mantenimiento de las máquinas, es uno de los 35 operarios
comprometidos en el proyecto, toda vez que los componentes de los departamentos
de administración y productos químicos rechazaran sumarse a la empresa
colectiva. «Nos hemos quedado trabajadores y técnicos -explicó Nikolaidis-; se
fueron los químicos y estamos buscando ayuda para esos puestos».
Sin embargo, el principal obstáculo es
la prolongada ausencia de ingresos. Su última nómina llegó en setiembre de
2011, desde entonces -según señaló- «tenemos serios problemas de supervivencia.
Muchos sindicatos nos ayudan con comida y por eso seguimos aquí, gracias a las
donaciones de muchas personas seguimos aquí luchando con coraje».
Durante nuestra conversación,
Nikolaidis mostró su firmeza y convencimiento en el éxito de la empresa,
subrayando que, en su opinión, «funcionará. Además, no tenemos nada que perder,
así que vamos a intentarlo con todas nuestras fuerzas. Cuando no tienes nada
¿qué haces? ¿Te sientas en casa a ver la televisión esperando a que Dios te de
algo? A nosotros nos ha dado esta fábrica así que la usaremos, lucharemos hasta
el final, tenemos que intentarlo».
Otro trabajador de la planta, Alekos
Sideridis, nos detalló la dura lucha sindical llevada a cabo durante los meses
en que la anterior dirección de la fábrica comenzó a reducir salarios y
derechos laborales.
«En 2010, cuando los problemas
económicos afectaron a la empresa, empezaron con los recortes y los
trabajadores intentamos negociar con la dirección, al tiempo que iniciamos
huelgas, paros de la fábrica, bloqueamos sus puertas....pero no hubo respuesta.
En abril de 2011 nos rebajaron el salario y un mes después dejaron de pagarnos.
Seguimos acudiendo al puesto de trabajo para poder exigir nuestros sueldos pero
sin producir más. Finalmente, la justicia dictaminó que no podíamos ser
despedidos mientras no recibiéramos lo que se nos debía».
Durante todo ese tiempo surgieron
varias ideas sobre lo que se podía hacer. Finalmente se optó por tomar la
fábrica, como pago de lo adeudado, y reanudar la producción para mantener el
empleo. 35 de los 42 trabajadores apoyaron la medida, y a partir de ese momento
comenzaron a realizar turnos de vigilancia, 24 horas al día, para evitar que
desmantelaran las instalaciones llevándose los equipos o las existencias
almacenadas.
Por el momento, no han tenido ningún
contacto con los anteriores propietarios, «en los últimos dos años únicamente
hemos mantenido conversaciones con el Ministerio y parece que quieren hacer
algo», pero no existe ninguna propuesta formal. Sin embargo, la perspectiva de
trabajar sin patrón es una de las consecuencias más positivas de esta nueva
etapa. A la pregunta se si «están mejor sin jefes», le siguió un rotundo «sí,
sí, claro, sin ninguna discusión».
Como su compañero, Sideridis destacó la
extremadamente dura situación personal en la que se hallan. «Para nuestras
familias no hay otro camino, tenemos que sobrevivir en estos tiempos tan
difíciles. Hace meses que no cobramos pero gracias a la solidaridad de Grecia y
también de otras partes del mundo estamos todavía vivos. Nuestra lucha es
diaria», remarcó. Comentó al respecto que han recibido la visita de personas
procedentes de algunas de las fábricas ocupadas en Argentina.
Sideridis reconoció que la primera idea
que llegó a su cabeza cuando, meses atrás, dejaron de pagarle su salario fue
violenta. «Creo que todos los trabajadores tuvimos el mismo pensamiento, quizá
por nuestra cultura», pero posteriormente y con la mente en frío, llegó a
encontrar junto a sus compañeros «un camino que ha sido la mejor solución».
Desde hace algo más de dos semanas
todos los trabajadores se reúnen en asamblea a primera hora de la mañana para
discutir el orden del día, «nos asignamos las tareas de acuerdo con la
especialidad de cada uno y para que todo el mundo esté en el lugar que se le
necesite. Luego empezamos con el control del stock y posteriormente vendemos
los productos en subasta».
No dudó en animar a los trabajadores de
otros pueblos y naciones a tomar el camino de la autogestión, pues «sin
trabajo, sin dinero, sin ayuda del Estado y con las fábricas cerradas, no hay
otra solución que pensar en hacer lo mismo que nosotros». Por encima de
culturas y fronteras «cuando no tienes nada que perder, esta es la solución»,
sentenció.
Antes de finalizar la visita, otros
trabajadores allí presentes también nos insistieron en que «la lucha no debe
limitarse a VioMe, para que sea victoriosa debe generalizarse y extenderse a todas
las fábricas y empresas que están cerrando», porque solo a través de una red de
fábricas autogestionadas será posible alumbrar un nuevo tipo de economía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario