Nota muy breve
En nuestro tiempo los valores son sinónimo de justiprecio, de tasación,
de coste. Los bobos que se creen muy listos no pierden nunca de vista los
mercados bursátiles; es que la vida de lujos, mujeres, droga y entretenimiento
se les puede esfumar en cualquier descuido. Wilfredo Ardito Vega tiene mucha
razón cuando aconseja: "No te preocupes tanto si cae la Bolsa de Valores, sino cuando los verdaderos
valores estén por los suelos".
12.03.2013
EBM
Un Tema de Actualidad
No hay día en que se oiga en un
medio de comunicación la letanía “se están perdiendo los valores” o “los
jóvenes de hoy ya no respetan nada”, un mantra que todo el mundo parece aceptar
y que sirve, entonces, para introducir toda clase de falacias estadísticas:
como que los jóvenes de ahora son más violentos que los de antes, o que la
sociedad en general está sumida en decadencia moral.
Basta con echar un ojo a los
índices de homicidios de cualquier país civilizado para comprobar que las
personas tienden, cada vez menos, a matar al prójimo. Si bien es cierto que en
1960 hubo un repunte brutal de homicidios en Estados Unidos y Europa, la curva,
en general, siempre ha sido descendente.
Los jóvenes de antes, pues, eran
más violentos y faltos de empatía que los de ahora. Y, bueno, siempre han
existido voces que hablaban de la decadencia moral, sobre todo de las nuevas
generaciones: Aristóteles decía “Los jóvenes de hoy no tienen control y están
siempre de mal humor. Han perdido el respeto a los mayores, no saben lo que es
la educación y carecen de toda moral.” Platón abundaba en ello: “¿Qué está
ocurriendo con nuestros jóvenes? Faltan al respeto a sus mayores, desobedecen a
sus padres. Desdeñan la ley. Se rebelan en las calles inflamados de ideas
descabelladas. Su moral está decayendo. ¿Qué va a ser de ellos?”. Incluso
podemos ir 4.800 años atrás en el tiempo y leer las siguientes inscripciones de
una tablilla asiria: “En estos últimos tiempos, nuestra tierra está
degenerando. Hay señales de que el mundo está llegando
rápidamente a su fin. El cohecho y la corrupción son comunes”
A esto se suma la dificultad que
implica definir qué son los valores. Si asumiéramos esta supuesta pérdida de
valores, ¿a qué valores nos estaríamos refiriendo? Tal vez se estén
sustituyendo unos valores por otros, ¿sabemos a ciencia cierta que los de
antaño eran mejores que los de hogaño? Si partimos de la base de que los
valores correctos no deben sustituirse por otros valores, ¿entonces habría
existido alguna clase de evolución en los valores vigentes de cualquier época?
¿Dejar de tratar a los negros o a las mujeres como infrahumanos no supuso la
pérdida de determinados valores?
Además, los expertos de ciencias
sociales (con demasiadas variables que controlar) que afirman que los jóvenes
de ahora son más violentos que los de antes aducen causas ambivalentes y poco
concretas: porque son muy mimados, porque no tienen suficiente atención de los
padres, porque viven en familias desestructuradas, porque viven en familias
acomodadas que se creen superiores a quienes mortifican, etc. Todo vale, tanto
una cosa como la contraria. Pero nadie alcanza a dar una razón unívoca y
estadísticamente significativa. Tal vez porque no es verdad que los jóvenes de
ahora sean más violentos que los de antes.
Hay un factor que no es causa,
pero sí que es poéticamente significativo. Ya que científicamente no pueden
aclararse los motivos del repunte de violencia en determinados jóvenes (sí es
cierto que hay jóvenes más violentos y descarnados, pero no ocurre de forma
generalizada… y tampoco antes había tanta cobertura mediática para
denunciarlo), asumiendo eso, digo, que haya un repunte de violentos, entonces
podríamos acogernos a la poesía para reflexionar de otro modo sobre el
problema: la infancia nunca fue de los niños, la infancia siempre fue de
quienes la perdieron.
Determinados colectivos han
luchado y sangrado para obtener su cuota de protagonismo en la historia. Las
mujeres a fin de recibir el mismo trato que los hombres. Los negros, tanto de
lo mismo. Todos ellos ambicionando más libertad. Una vez obtenida ésta, los
efectos secundarios pueden ser nocivos… pero nunca debemos olvidar lo obtenido
en primera instancia. Bajo esta misma lógica, quizá ha llegado el momento de
que niños y jóvenes empiecen a reclamar también su pequeña cuota de
protagonismo que siempre les fue negada. Y también su pequeña cuota de poder.
De esos niños, que les ha llegado su momento de rebelión como tantos otros
colectivos, hay unos, una minoría que mediáticamente tiene mucho eco, que
manifiestan su frustración a través de la violencia.
Porque, a pesar de que los
videojuegos violentos son ya un pasatiempo esencial, que disponemos de
pornografía bizarra a través de Internet, que determinado cine es más explícito
que nunca con la hemoglobina y el cuestionamiento moral y religioso, la
violencia real no ha hecho más que disminuir.
Los seguidores de música punk,
heavy o hip hop, con pintas que producen miedo cerval, botas militares,
piercings, mirada fría y demás aditivos, son personas que pueden ser
perfectamente educados, ecologistas, veganos y hasta tímidos y reflexivos, tal
y como os expliqué en Dime qué música escuchas y te diré cómo eres. En Bobos en el paraíso, un libro publicado
por el periodista David Brooks en el año 2000 ya se observaba que muchos
miembros de la clase media se han transformado en “bohemios burgueses”
(BOurgeoisBOhemians), que fingen el aspecto de personas situadas en los
márgenes de la sociedad mientras viven un estilo de vida totalmente
convencional.
Una sociedad con valores es
aquélla que evalúa continuamente cuáles son los aspectos de las normas de una
cultura a los que merece la pena atenerse y cuáles ya resultan obsoletos, no
una sociedad monolítica e intocada.
Cierto es que la gente es más
desinhibida que antes, que los alumnos son más descarados con los profesores
que antes, que las normas en general no se siguen con tanta inflexibilidad.
Pero ello precisamente revela que vivimos en una sociedad con más valores que
nunca: antes, dichas normas, no se seguían porque la gente alumbrara más
valores sino por miedo (tanto punitivo como social). No enseñar escote porque
todo el mundo te llamará puta por la calle no es tener más valores. No
cuestionar al profesor porque éste te dará un reglazo en la mano (y al que
luego no podrás denunciar por agresión) no es tener más valores.
Lo explica así el psicólogo
cognitivo Steven Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro:
Hace siglos, quizá nuestros
antepasados tuvieron que reprimir cualquiera señal de espontaneidad e
individualidad con el fin de civilizarse, pero ahora que las normas de la no
violencia están consolidadas, podemos ceder un poco ante inhibiciones concretas
que acaso parezcan obsoletas. Según esta línea argumental, el hecho de que las
mujeres enseñen mucha carne o que los hombres suelten tacos en público no es
señal de decadencia cultural. Al revés, es señal de que viven en una sociedad
tan civilizada que no han de temer que, en respuesta a ello, vayan a sufrir
hostigamiento o agresión. Como dijo el novelista Robert Howard, “los hombres
civilizados son más descorteses que salvajes porque saben que no les van a
partir el cráneo por ello”. Quizás haya llegado incluso la época en que yo
pueda usar el cuchillo para empujar los guisantes hasta el tenedor.
@SergioParra
[humanistas_arreligiosos] ¿Se están perdiendo los valores?
¿Qué valores? -
27 de diciembre de 2012 | 04:41 CET
Editor en Xatakaciencia
4 marzo 201316:42
http://www.xatakaciencia.com/psicologia/se-estan-perdiendo-los-valores-que-valores
Aurelio Miní a través de
returns.groups.yahoo.com
para: Aurelio Miní Sánchez nautaretis@yahoo.com
Nota.-
Siempre
retorna la evaluación de que “todo tiempo pasado fue mejor” Ya JCM había
aclarado que, en verdad, el poema castellano decía “cómo, a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado fue mejor”
El autor
menciona unas tablillas cuneiformes (de 4.800 años atrás) y expresiones de
filósofos griegos clásicos (de más de 2.000 años) con el mismo estribillo.
Ahora que
está de moda el negacionismo (criminalización de la protesta popular), es
necesario repasar conceptos en debate. Engels tiene un vigente análisis acerca
de la violencia. Y hay violencias y violencias. No es lo mismo la violencia
oficial por defender un sistema caduco inepto y corrupto, que la violencia como
“partera de la historia”
Por eso, es
actual y necesario debatir qué es una
sociedad con valores.
Ragarro
12.03.13
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