miércoles, 13 de marzo de 2013

MÉXICO: ¿QUE NOS DIJERON LOS ZAPATISTAS CON SU SILENCIO?



 SYLVIA MARCOS

Martes 5 de marzo de 2013

 [El pasado 21 de diciembre miles de zapatistas hicieron el mismo recorrido que el 1 de enero de 1994, desde las Comunidades de la sierra y la selva de Chiapas, a las cabeceras municipales. Esta vez sin armas, cubiertos por sus pasamontañas, pañuelo rojo al cuello. Con paso lento pero firme marcharon en silencio. En torno a 40.000 zapatistas llegaron a las plazas de San Cristobal de las Casas y otras cuatro ciudades chiapanecas, levantaron el puño, esperaron y se fueron. "¿Escucharon?" preguntaba horas después el subcomandante Marcos.

De este impresionante evento, por cuanto solo se escuchaba el silencio de las 40.000 personas, justo el mismo día en el que se anunciaba el fin del mundo de la era Maya, nos da cuenta y lo analiza con conocimiento de causa, la antropóloga feminista Sylvia Marcos, testigo privilegiada del mismo.]

En estas tierras, las personas se saludan frecuentemente diciendo: “¿que dice tu corazón”? o “¿como esta tu corazón?”Hoy, quiero hablarles de aquello que dice mi corazón después de escuchar el Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena, Comandancia General del EZLN.

Primero, ¿quienes son, nos dicen los caminantes del 21 de diciembre, los autores del comunicado? Son “los que no claudican, los que no se venden, los que no se rinden”.

Y ahora mi pregunta: ¿Qué dice mi corazón ante esta movilización zapatista? Mi corazón, que es también pensamiento, acción, organización, amor ¿Qué dice mi corazón? Que esos cuerpos de hombres y mujeres, mayoritariamente jóvenes y jóvenas zapatistas, alineados marchando en silencia bajo la lluvia, esas 40.000 mil personas que caminaron disciplinadas, organizadas, calladas, dicen que la práctica y teoría política zapatista no solo sigue viva, sino que crece, se afirma y que resurge cuando todo parece derrumbarse a su alrededor. Me dicen que la teoría política se hace con el cuerpo, con el movimiento, con el compromiso que elude la verborrea teórica abstracta. Que esa movilización silenciosa es pura corporización de la teoría, y que ésta es uno más de los aportes de los pueblos mayas. Si no incorporamos nuestros cuerpos en las reivindicaciones y análisis que hacemos, no estamos haciendo teoría verdadera.

¿Que me dicen esos miles de mujeres y hombres marchando a la par y caminando juntos? Que son mujeres zapatistas caminando juntitas al lado de sus hombres. Y ¿Qué me dice esto a mí, mujer feminista? Que la simultaneidad en las luchas por los derechos de los pueblos y los derechos de las mujeres es un hecho logrado entre las zapatistas. Que no se puede priorizar uno sobre el otro. Que como diría la afro-americana bell hooks /1, las prioridades no pueden alternarse estrictamente. Que aquella teoría de las posicionalidades, esbozada por ella, tiene que tener la flexibilidad de repetir la prioridad de los pueblos mientras en otras ocasiones, insiste también en la prioridad de los derechos de las mujeres. Que ambas reivindicaciones van a la par.

Que si no unimos, como feministas, nuestras luchas como mujeres con las de la comunidad en la que estamos inmersas, vamos a reproducir las banales demandas de mujeres, sólo por ser mujeres, sin consciencia de las injusticias sufridas por la colectividad que nos circunda (o en la que estamos insertas o inmersas). Esas mujeres jóvenes zapatistas estuvieron marchando al lado de los varones, caminando “a la par” y “al lado”: como lo han repetido innumerables veces sus madres y abuelas maestras del proceso zapatista. Nos muestran, me muestran, lo que la “educación autónoma” ha logrado en las comunidades de base zapatistas, sin abuso de palabras, simplemente marchando en sus cuerpos, y unidas por la búsqueda del otro mundo vislumbrado y constituido que han empezado a construir.

Y se movilizaron el día que tuvo lugar el cambio de Era Maya.

¿Que nos dice esa fecha, por qué haberla escogido? ¿Que me dice? Que los zapatistas siguen, se inspiran, en las raigambres filosóficas de sus ancestros mayas. Y que además no hay tal “fin del mundo”. Que, en sus mundos, el tiempo lineal que tiene un inicio y un fin, es decir que empieza y termina, no tiene nada que decirles. Que para ellas y ellos, el tiempo y el lugar se funden y se repiten en ciclos y espirales. Que sus tiempos y los nuestros no muy bien cuadran. Que no están al fin de nada, que, al contrario, ellos y ellas están creando el mundo nuevo y entran a la nueva Era recreándola.

Que su mundo no solo permanece, sino que resurge y que aquí están porque nunca se han ido. Que han crecido e incrementado sus propuestas. Bien saben que los agreden sistemáticamente, pero ellos vinieron a demostrar que ellos y ellas resisten porque son más fuertes que la violencia que los quiere desaparecer, diezmar y destruir porque prevalecen por la paciencia, la constancia, la búsqueda de una paz con justicia y dignidad. Que es la fuerza de sus ancestros que vuelve a manifestarse a través de ellos. Que se puede hacer y pensar Otro Mundo.

Y que nosotras podemos imaginar ese otro mundo a través de sus ojos, porque ellas y ellos lo están haciendo ahora, aquí, y en concreto. Con sus cuerpos y no sólo con discursos. Así la filosofía maya se asienta en la fusión de cuerpo, mente y espíritu. No se hacen teorías abstractas desincorporadas. El ser es uno y es todo a la vez y además esta interconectado con el cosmos que lo recrea y al localizarlo, es decir confinarlo en un lugar, lo amplia a la vez, ya que todo lugar sólo es lugar en un cosmos.

Todo eso nos dice, me dice, la movilización de esos zapatistas y de esas zapatistas aguerridos y aguerridas, fuertes, que reconociéndose se despliegan en miles de miles y marchan en silencio bajo la lluvia. ¿Quien decía que habían desaparecido? ¿Quien decía que ya no existían? Algunos medios, quizás amedrentados por los poderes, pero de voz estruendosa. Como si los medios tuvieran el poder de hacer aparecer y desaparecer las realidades que los de abajo construyen. Como si fueran unos magos con su varita de palabras huecas.

En cambio, ¿Qué más me dicen, nos dicen, las y los zapatistas silenciosos marchando? Que son un colectivo de comunidades. Que su concepto de democracia va más allá de la democracia representativa. Que son participativos, que 40.000 mil de ellas y ellos supieron demostrar como viven la democracia y el consenso en sus lugares. Que la democracia es comunitaria también. Que está constreñida por las tradiciones del mandar obedeciendo. Que esta democracia zapatista está reconceptualizada y tiene que emerger del todo comunitario que sólo se implementa por aquellos elegidos para esto.

Con sus cuerpos lo dicen, nos lo dicen. Eso me han dicho y eso leo en sus cuerpos humedecidos de lluvia y sus pies descalzos. No vinieron unos cuantos “representantes elegidos”. Participaron todos lo que pudieron. No había cuotas. Ni siquiera necesitaron voceros porque el silencio grita, el silencio ruge. Su silencio nos invitó a escucharlos, a brindarles algo de escucha, de esa escucha tan escasa que casi habíamos desaprendido a brindar. Todo eso me dijeron con su movilización.

Muchos de ellas y ellos nacieron o crecieron después del estallido público del 1994 y se han formado con la innovadora “educación autónoma” comunitaria. Fueron los niños y niñas que comparten una chupadita del dulce que alguno de ellos pudo recibir en el final de curso. Para ellas y ellos, esta chupadita compartida de un dulce de sabor es la metáfora de la dulzura de compartir que ellos saben vivir. Esa es la primera “educación autónoma” que los marca para siempre. Los agresores a estos núcleos educativos, los paramilitares financiados por los poderes tanto fácticos como gubernamentales le tienen miedo. Temen lo que ya aparece: nuevos seres con visión y fuerza y con proyecto social y político propio.

¿Que nos dicen que me dicen cuando marchan con la bandera mexicana extendida entre sus en manos? Que su búsqueda de autonomía no significa soberanía fuera de nuestro México. Que su concepto de ciudadanía exige fundarse en el de Estado/sujeto plurinacional. Que la ciudadanía “étnico-cultural” como la llama Boaventura de Souza Santos, es una parte importante de su identidad cultural. Que esta ciudadanía amplía y resignifica lo que conocemos como “ciudadanía” en los estados neoliberales. Que quieren ser Tzoltziles y mexicanos, Tojolabales y mexicanos, Chol y Mexicanos, Tzeltales, Zoque y Mam, pero siempre mexicanos.

Todo esto que parece pura teoría política, nos lo dicen con sus cuerpos marchando con la bandera mexicana asida en sus manos. Asida y elevada frente a la Catedral. La teoría sin piso, sin guaraches y sin siquiera tenis, los pasos dados sin pisar fuerte un suelo no es teoría, diría Marcos

¿Que me dicen y me han dicho estos compas marchando este 21 de Diciembre, inicio de una nueva Era?

Que son Mayas y que enriquecen su propuesta política con sus tradiciones ancestrales revitalizadas y recreadas hoy.

Que las mujeres zapatistas caminan al lado y a la par de sus hombres para lograr una justicia para sus pueblos y para ellas como mujeres.

Que el camino hacia ese mundo nuevo tiene que hacerse por todas y todos y que ellas y ellos han hecho ya un buen trecho.

Que no hay que desfallecer, que tenemos que aceptar “ser prisioneros de la esperanza”, como dicen los palestinos.

Que la “ciudadanía” tiene que pensarse desde la plurinacionalidad y la democracia desde lo comunitario y participativo, y desde el “nosotros” en clave Maya.

Todo esto nos lo dijeron en silencio, callados y sin hablar.

Escucharon?

Escuchemos…

Sylvia Marcos forma parte del Seminario de Antropología y Género de UNAM

Notas
/1 bell hooks es el nombre con el que firma sus escritos Gloria Jean Watkins, escritora y activista feminista afroamericana. Su escrito más conocido aquí es "Mujeres negras: Dar forma a la teoría feminista"


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