Dr. Hugo SALINAS
Desde su nacimiento, la política y la economía vienen juntos, como dos
hermanos gemelos. Pero la evolución de la actividad económica ha hecho factible
su separación a fin de que la economía de mercado se desarrolle con eficiencia
y eficacia. Pero es la Repartición Individualista del resultado de la actividad
económica que ha condicionado, de una manera irracional y mafiosa, el continuismo
de su ligazón.
Intentos de separación han existido a lo largo de los últimos siglos.
Sin embargo, las ideas no estaban muy precisas. Es el proceso artificial de
producción, una forma de trabajar que se instala hace unos seis siglos
aproximadamente, que nos brinda todo el andamiaje necesario para efectuar esta
tarea histórica. Esta forma de trabajar nos permite precisar los linderos de la
economía.
A. Todas las obras, bienes y servicios que son parte
de una economía de mercado deben ser ejecutados o producidos por empresas
Es indudable que es necesario “limpiar” a los órganos políticos del
Gobierno, de actividades que no son de su competencia. El criterio principal
que se debe tener en mente es el siguiente: todas las obras, bienes y servicios
que actualmente brinda el Gobierno, y que son susceptibles de una economía de
mercado, deben ser ejecutados o producidos por empresas. Es la mejor garantía
de eficiencia y de eficacia en el uso de los recursos humanos, materiales y
financieros. Una vez que se ponga en marcha una economía de mercado con dos sectores (de interés general), no
existirá ningún criterio racional que justifique esta irracionalidad.
Sucede que, en una economía de mercado de Repartición Individualista,
como la que existe actualmente, el Gobierno se ha encontrado en la obligación
de cubrir grandes franjas de la actividad económica que no eran servidas,
primero, como consecuencia de la falta de comunicación entre la empresa y la
sociedad y, segundo, porque no son del interés de las empresas a Repartición
Individualista.
El Gobierno debió igualmente asumir servicios acordes con las
necesidades de la vida moderna como el registro de nacimientos, y los
documentos de identidad de la persona. El Gobierno se fue convirtiendo así en
una empresa ejecutora de obras, de bienes y de servicios que muy bien podían
ser ejecutados por empresas privadas. El solo impedimento era que, por un lado,
dichas actividades no reportan grandes utilidades y, por otro lado, los
demandantes de esos servicios son en su mayoría personas sin suficientes
ingresos para sufragar, por lo menos, los costos de dichas actividades. Con el
tiempo, se instaló un hábito que todo servicio que no reportara grandes
utilidades debería ser asumido por el Gobierno.
En cambio, en una economía de
mercado con dos sectores ya no será válido este argumento. Primero, porque
existirá un financiamiento “gratuito” para la creación de empresas del sector
2. Segundo, porque todas y cada una de las personas recibirán una Remuneración
de Base en función del total de las utilidades de dichas empresas. Tercero,
porque el sector 2 de una economía de mercado de interés general, a través de
sus empresas, podrá cubrir eficazmente la ejecución y mantenimiento de dichas
obras, y la producción y elaboración de bienes y servicios. Cuarto, porque el
objetivo supremo es satisfacer las necesidades de la población. Para lo cual,
es suficiente que las empresas guarden el equilibrio ingresos / egresos.
Ejemplos notorios que facilitan la transferencia comienzan a producirse
en el campo de la educación, de la salud e incluso de servicios como es el caso
de los documentos de identidad. El buen funcionamiento de la educación privada,
del servicio de salud privado e incluso de instituciones (empresas) autónomas
para el servicio nacional de los documentos de identidad, prueban
fehacientemente que son actividades concernientes a una economía de mercado.
La relación será directa entre la empresa y la persona demandante de la
obra, del bien o del servicio. Será como cuando tenemos necesidad de comprar
pan para saciar nuestra hambre. Nunca se nos ocurriría, teniendo ingresos,
acudir al Gobierno para cubrir esta necesidad. Por este medio, el pan lo
tendríamos el año siguiente y a un precio muy elevado. Haremos lo que se hace
actualmente de una manera muy natural: elegir entre las diferentes panaderías
para luego acudir directamente a la tienda (empresa) que lo vende en la mejor
calidad y al mejor precio
B. Autonomía de la economía
La actividad económica no podrá desarrollarse normalmente mientras las
empresas sufran la opresión político-mafioso de nuestros “representantes”, y
mientras la política se desenvuelva dentro de un Gobierno de corrupción
permanente.
i.
Liberemos a las empresas de la opresión político-mafioso
Las empresas son las unidades celulares del proceso artificial de
producción, y lo son igualmente del proceso de trabajo de concepción, puesto
que estas dos formas de trabajar se desarrollan dentro del cuadro de una
economía de mercado. Ellas constituyen las formas de trabajar las mejor
concebidas, hasta el momento, para producir y elaborar bienes y servicios. El
proceso artificial de producción es lo mejor en la producción de bienes
materiales. El proceso de trabajo de concepción es lo mejor en la elaboración
de bienes inmateriales. Si queremos que se manifiesten con toda su fuerza
productiva, es necesario liberarlas de todas las trabas a su normal
funcionamiento.
Las empresas, desde su nacimiento, desgraciadamente, se han desarrollado
dentro del cuadro del sector privado de interés individualista, en donde el
principal aliciente de la producción es llenar las arcas de un puñado de
familias. No es ni el progreso ni el bienestar general que les interesa. Es
indudable que los empresarios se encuentran obligados de producir, pero su
objetivo principal no es el bienestar de las personas sino las ganancias.
Últimamente, dentro de los excesos de una economía financiera animada por la
especulación, incluso esta obligación de producir para hacer dinero les ha sido
liberada. Ahora se ha impuesto una actividad económica dirigida a hacer dinero
a partir del dinero.
Encontrándose desnaturalizado el objetivo de la actividad económica, la
empresa tiene dificultades para manifestarse libremente. No es por azar que
tantas invenciones, creaciones y descubrimientos duermen el sueño de los justos,
o pasan simplemente al olvido hasta que alguien viene a recordarnos de su
existencia. No es por azar, tampoco, que el 90% de las transacciones
financieras están orientadas a la especulación. Y esto, con el consentimiento
general de la mayoría de la población.
Es alucinante si somos conscientes de los hechos siguientes. Mientras
que las tres cuartas partes de los seres humanos viven en la pobreza, y
millones de entre ellos al borde de la muerte por hambre, desde hace seis
siglos el proceso artificial de producción nos ofrece una manera de trabajar
que resuelve todas las necesidades materiales del ser humano. Mientras que
millones de personas de todas partes del mundo viven prácticamente toda su vida
útil en el desempleo, desde hace seis siglos el proceso artificial de
producción nos ofrece todas las posibilidades de trabajar con el pleno empleo
de los recursos humanos. Mientras que el proceso artificial de producción teje
una red a nivel del planeta para que todos vivan unidos, los dirigentes,
aquellos que manejan la economía y se benefician de su gestión individualista,
han decidido parcelar el planeta en países “autónomos e independientes” para
mejor extorsionarlos.
ii.
Separemos a la economía de la política y de la corrupción
Actualmente, no se puede hacer la diferencia entre una actividad
económica sana y otra, producto de la criminalidad. Jean de Maillard precisa
que “la economía del crimen [se encuentra] mezclada completamente con la
economía legal.”[i]
Algo peor, actualmente “el crimen y las finanzas no pueden desligarse el uno
del otro, porque el crecimiento de uno resulta necesario para el crecimiento
del otro”.[ii]
La economía y la política, al más alto nivel, están totalmente sumidos
en la criminalidad. “Se comprende entonces, continúa Maillard, por qué la lucha
contra el crimen organizado y el dinero sucio es tan ineficaz en todas partes
del mundo.”[iii]
Este fenómeno malsano es alimentado esencialmente por dos fuentes. De un
lado, la economía en curso, y desde hace diez mil años, se encuentra
administrado por un puñado de familias que se apropian, con el consentimiento
general, la totalidad del resultado neto de la actividad económica generado por
todo un pueblo. En nuestros días son los propietarios y accionistas que se
benefician de esa decisión de la sociedad. De otro lado, el Gobierno, el que
creemos que es neutro y agente regulador entre los empresarios y los
asalariados, nace y se desarrolla al servicio de los empresarios y de los
accionistas.
Es tiempo que este vicio termine. La política no tiene ninguna necesidad
del dominio de la economía para cumplir su rol. Al contrario, liberarse de esa
carga permitirá a los ciudadanos dedicados a la política de proponer
alternativas de sociedad mucho más en interés con la comunidad. Devolvamos a la
política su espíritu noble y orientado únicamente a buscar el buen camino por
un mejor futuro de todos los ciudadanos. Alejémonos de esta política de interés
partidario y mafioso.
En este sentido, todos los cargos políticos, desde el más alto nivel
hasta el más pequeño, no deben tener ninguna relación directa con la economía
ni con el presupuesto público. Ni siquiera debería existir la responsabilidad
compartida. El político es y será responsable por sus actos políticos, y el empresario
por la gestión de la actividad económica.
C. Los políticos a la política
La política y los políticos deben volver a identificarse con los rangos
nobles de los “sages” de los primeros grupos sociales. Deben avizorar lejos,
muy lejos. Deben construir los senderos imaginarios para conducir a su “gente”
hacia nuevos horizontes, nuevas aventuras humanas. El rol del político no es ni
inaugurar obras ni vender su “decisión” a la empresa que mejor ofrece. No es
tampoco realizar promesas incumplidas.
La política es una de las tareas más nobles del ser humano. ¿Por qué
rebajarlo a un comportamiento mafioso, que utiliza los poderes conferidos para
beneficio personal, de grupo, de familia? Algo más, las personas ¿necesitamos
de intermediarios, o de una Cámara de Legisladores?
i.
¿Necesitamos de intermediarios?
Los “políticos” se han convertido en los intermediarios entre el usuario
y la empresa. Cualquier obra que puede ser planeada, valorizada, ejecutada, en
una relación directa entre la empresa y los usuarios, intercede el político
para cobrar el consabido 10% a la empresa por cederle la buena pro y, hacerse
de la vista gorda con relación a la calidad del trabajo realizado.
La mayoría de “políticos” no se contentan solamente con ese 10%, van
mucho más allá. Los presupuestos de obras son inflados, o en algunos casos ni
siquiera se han efectuado los trabajos pero los asientos contables lo dan por
terminado. No contentos con usar y abusar de los presupuestos de obras se
lanzan sobre el contribuyente que ve, año tras año, incrementar sus tributos
por servicios que nunca han existido como en el de limpieza pública, jardines y
otros.
Este círculo vicioso, además, crea una relación enfermiza entre el
contribuyente que no tiene ninguna forma de escaparse de ese flagelo, y la caja
única del presupuesto nacional manejado por el jefe de Gobierno (central,
regional o local). A partir de este pináculo comienza el descenso infernal de
las asignaciones presupuestales por un mecanismo de desconcentración hacia los
diferentes niveles de gestión político-económica. En cada nivel existen los
“mordiscos” de los “ratas”, como los contribuyentes llaman a los políticos.
Cuando la administración pública licita las obras o las entrega en
gestión directa, los dados ya están echados. A pesar de que el Código de
Licitaciones previene toda forma de corrupción, el 10% y otros arreglos, ya
pasaron bajo la mesa.
ii.
¿Es necesario una Cámara de Legisladores?
Casi todos los gobiernos “democráticos” actualmente cuentan con una
Cámara de Legisladores, compuesto en algunos casos de una sola sala y en otros
de dos salas. La idea es que dicha cámara sirva de equilibrio o de contra-poder
presidencial.
El primer defecto de la Cámara de Legisladores es que sus miembros son propuestos
a elección por los mismos partidos políticos que proponen al presidente de la
República. Esto conduce a que, en los hechos, existe un solo poder, el del
Ejecutivo. El “poder legislativo” se convierte en la correa de transmisión de
las decisiones del Presidente de la República. Es necesario, y urgente, romper
ese cordón umbilical.
El segundo defecto del “poder legislativo” es convertirse en “representantes
del pueblo”. Hoy en día es completamente irracional seguir nombrando “representantes”,
cuando cada ciudadano puede exprimir su voluntad directamente. Las nuevas
tecnologías de comunicación e información permiten que los ciudadanos puedan
ejercer su derecho al voto, en tiempo real y desde el lugar en donde se
encuentren.
El tercer defecto del “poder legislativo” es irrogarse un rol para el
cual no está preparado y, en el mejor de los casos, es humanamente imposible. Este
irracional sistema conduce a que, por un lado, cada uno de los “representantes”
debe ser un especialista en los miles de sujetos a legislar (absurdidad total)
y, por otro lado, se cuenta con millones de funcionarios públicos,
especializados en casi todas las ramas de la administración, ignorados
totalmente. ¿Cómo un legislador puede conocer los mil casos concretos a
legislar? ¿Cómo puede tener la capacidad de sustituir a los millones de
funcionarios que se encuentran todos los días confrontados con la realidad a
legislar? ¿Cómo hacer compatible entre una legislación genérica y todos los casos a legislar que son
concretos y únicos?
Esto hace que, todos los miembros del Congreso se encuentran obligados a
contratar “expertos” para poder afrontar la absurdidad. Duplicidad en el cargo,
despilfarro de recursos, fuente de corrupción. Este sistema de ejercer el Poder
Legislativo no tiene razón de existencia. Además, más del 50% de las leyes
votadas, nunca se han aplicado. “Como se observa, del conjunto de instituciones
de la sociedad, América Latina, tiene las instituciones más corruptas en el
mundo, dentro de las cuales se ubican en los primeros lugares los Parlamentos o
Asambleas Nacionales y el Poder Judicial (…),”[iv] nos dicen Thierry
Baudassé y Adolfo Hinojosa Pérez.
iii.
¿El rol del político es ser gerente de una ciudad, del país?
En la búsqueda de eliminar la corrupción y convertir en eficiente y
eficaz a la gestión pública, se ha difundido la idea de
que el “gobernante”, local o nacional, debe provenir del sector empresarial.
¡Qué mejor prueba de eficiencia!, argumentan.
En realidad, lo que sucede es que se ha instalado una confusión entre
acción política y acción empresarial. Y lo que ha permitido este desliz es
precisamente que la economía se encuentra bien instalada en la actividad diaria
del político. Se diría que existe más de economía que de política en el
quehacer diario de los políticos actuales en todas las regiones del mundo.
Actualizado el 4 de julio del 2013
[i]MAILLARD,
Jean de, y otros, [1998] Un
monde sansloi. La criminalitéfinancière en images,
Ediciones Stock, 2000, Paris, Francia, p. 72
[ii]MAILLARD,
Jean de, y otros, [1998] Un monde sans loi. La criminalitéfinancière en
images, Ediciones Stock, 2000, Paris, Francia, p. 76
[iii]MAILLARD,
Jean de, y otros, [1998]Un monde sans loi. La criminalitéfinancière en
images, Ediciones Stock, 2000, Paris,
Francia, p. 40
[iv]BAUDASSÉ Thierry e Hinojosa Pérez Adolfo, [2008]El Capital
Social : Teoría y sus Implicancias en América Latina, Fondo Editorial
de la Universidad
de San Martín de Porres, Lima, Perú, p. 121
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