PIERRE ROUSSET
Lunes 3 de febrero de 2014
En
abril 2013, el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ) ha
aprovechado una “fuga” monumental: 2,5 millones de documentos sobre operaciones
realizadas por dos sociedades de servicios financieros basadas en el paraíso
fiscal de las Islas Vírgenes británicas (Caribe). Como consecuencia, estallaron
numerosos escándalos, en particular en Occidente. Esos documentos se refieren
también a cerca de 22.000 residentes de China continental y de Hong Kong. Ha
sido preciso el trabajo de un equipo de periodistas para identificar a estos
últimos. Le Monde, asociado a la ICIJ, ha publicado sobre este tema
un dossier de 12 páginas en los números del jueves 23 al sábado 25 de enero de
2014. Los resultados de la investigación son, señala, “para cortar el aliento”,
debido al abanico de sectores económicos implicados y la amplitud de las
fortunas amasadas que superan con mucho cualquier previsión.
Corrupción y blanqueo, es el paraíso... fiscal
En
el corazón de la investigación, los “príncipes rojos”, “ligados por la sangre o
el matrimonio” a los altos dirigentes del partido y del estado, que se han
aprovechado del secreto bancario para crear sociedades offshore o
colocar sus bienes mal adquiridos: allegados del actual presidente Xi Jinping,
de su predecesor Hu Jintao, de los exprimeros ministros Wen Jiabao o Li Peng,
pero también al menos quince de las más grandes fortunas del país, miembros de
la Asamblea Nacional, generales... Los paraísos fiscales permiten crear
empresas que escapan al control de las autoridades, operar con la mayor
opacidad y blanquear los capitales, falsificar el precio de las mercancías
exportadas o importadas... Los llamados paraísos acogen también el fruto de la
corrupción o del desvío masivo de dinero. Todo ello quedando (por ahora) fuera
del alcance de la justicia o de los arreglos de cuentas políticas en el seno
del partido....
Las
sumas implicadas son gigantescas. La investigación del ICIJ aclara el papel de
las instituciones financieras occidentales en el funcionamiento del sistema,
con UBS, el mayor banco europeo de gestión de fortuna, o el Crédit Suisse, en
las primeras plazas. Favorecen los movimientos ocultos o ilícitos de capitales.
A cambio, los “príncipes rojos” les abren las puertas del poder político. En
definitiva, ¡la élite china se comporta como cualquier otra élite burguesa!.
Antes de las reformas económicas iniciadas a partir de los años 1980 por Deng Xiaoping,
y luego la retrocesión en 1997 de Hong Kong (colonia británica) a la China
continental, esta posición privilegiada de “hijo de” o de “hija de” (como Li
Xiaolin, hija de Li Peng) al mundo de los negocios no habría sido posible. Los
privilegios de un alto burócrata estaban ligados a su función. La fortuna de un
burgués es privatizable, transmisible a su familia. La diferencia es enorme.
Todo
el mundo reconoce que el capitalismo florece en China, pero algunos siguen
creyendo (tanto en la derecha como en la izquierda) que el estado sigue siendo
“comunista” (?), puesto que el partido mantendría el control de la política
económica. La investigación del ICIJ confirma sin embargo hasta qué punto poder
y capitalismo mantienen hoy relaciones incestuosas. Decididamente no hay ya
muralla china entre un burócrata y un burgués.
30/01/2014
Traducción:
Faustino Eguberri para VIENTO SUR
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