jueves, 20 de marzo de 2014

JORGE OSHIRO HIGA: “EL PERÚ SIGUE SIENDO UNA NACIONALIDAD EN FORMACIÓN”.



La sociedad nikkei y los nikkeis en general evolucionamos en todos los campos: financieros, profesionales, artísticos, entre otros. Que mejor que una entrevista a Jorge Oshiro para que nos ofrezca una visión filosófica de esta evolución en los diferentes campos de la vida.
Lugar y fecha de nacimiento: Lima, 25 de febrero de 1942
Padres:
·         Bunsey Oshiro (Nago shi)
·         Usa Higa (Nago shi)
Profesión: Profesor, traductor, escritor y filósofo.
Dentro de sus proyectos sobre Okinawa y el Japón está escribir una filosofía okinawense, como también una psicología de los Uchinanchu partiendo del «Ichariba Choodee»

- ¿Qué tiempo tiene en Alemania?
Estoy en Europa desde 1967. Primero en París y luego en Hamburgo desde el 69. Viví once años en Hamburgo y luego me vine aquí a Bremen. Es decir estoy más de 40 años en tierra germánica.

- ¿A qué se debió esta decisión?
Nadie sale por tanto tiempo de su país, de su patria; nadie deja voluntariamente a su familia, a sus amigos, su lengua. Si abandona su lugar de nacimiento y permanece tanto tiempo en un lugar extraño o extranjero tienen que haber razones muy poderosas. Siempre hay determinados problemas que lo obligan a dar este paso tan duro. En mi caso personal estos problemas tienen que ver con algo que llamamos “identidad cultural”.

- ¿Cómo se decidió por el estudio de la filosofía?
Precisamente el estudio de la filosofía fue la razón inmediata de mi llegada y la larga estadía en Alemania. Y en verdad, gran parte de la filosofía moderna es filosofía alemana: Leibniz, Kant, Hegel, Marx Schopenhauer, Nietzsche, Husserl, etcétera. Son filósofos alemanes. Ya desde los inicios del estudio de filosofía en la Universidad Católica escuchaba regularmente: si quieres estudiar seriamente filosofía, tienes que aprender alemán y vivir en Alemania. Cuarenta años después puedo decir que esta idea no era falsa, que había mucho de verdad en ello. Lo que no quiero decir que sin alemán no se pueda filosofar. Indudablemente esto es falso. Pero con el conocimiento del alemán y conociéndolo desde dentro tiene uno un instrumento valioso para la reflexión filosófica.

- ¿Es decir que su decisión por estudiar filosofía se debió en buena parte por el hecho de ser nikkei?
Pues todos los hijos de extranjeros en un determinado país tienen esta dificultad (la identidad cultural), como nosotros, hijos de japoneses nacidos en el Perú. Pero lo que es particular en mi caso es la forma de enfocarlo, de plantearlo y de resolverlo. Desde muy joven he tenido esta tendencia de “ir hasta las raíces de la cuestión”, para comprender un problema es decir filosóficamente.
Definiendo el termino nikkei…
Cuando yo dejé Lima (1967) no existía el término “Nikkei”. Lo que existía eran issei, nisei, sansei, etcétera. Por issei entendíamos los japoneses/okinawenses que habían llegado al Perú. Los “nissei” era la “segunda generación” (o también la síntesis de dos mundos), “sansei”, tercera generación, etc.
Que el término “nissei” se refiera a una generación, es muy relativo. Pues dentro de ellos había por lo menos dos generaciones. En mi familia mis hermanos mayores eran tan “nissei” como yo. Sin embargo eran de otra generación en cuanto a modo de comportarse, modo de pensar. Ellos eran mucho más japoneses que yo. Es decir se acercaban mucho más a mis padres (issei) que a los más jóvenes.
Sin embargo comparando con el nuevo término “Nikkei”, las ideas de nissei, sansei, eran algo más precisas. La nueva palabra es más global y corre el peligro de ser demasiado abstracta, es decir, querer decir mucho y no decir realmente casi nada.
Mientras que con el término “nissei” hablaba de hijos de emigrantes japoneses, y el sansei, hijo de los nissei, el nikkei habla simplemente de “descendencia japonesa” dejando en la abstracción la cercanía o lejanía de esa descendencia. Es decir la cercanía o lejanía de las raíces culturales. Con otras palabras se queda en la abstracción el tema de identidad cultural.
De allí venga probablemente esa necesidad de “definir” el término “nikkei”.

- ¿Qué es un nikkei-peruano?
Comencemos con el segundo atributo, el «ser-peruano». O para decirlo con Aristóteles: género próximo. Si digo el “hombre es un ser viviente o un animal que piensa”; si quiero definir al hombre y digo: «es un ser viviente», este es el género próximo. Con este atributo lo coloco junto con todos los seres de la naturaleza que viven. Y luego lo distingo de todo el resto de la naturaleza con la diferencia específica, es un ser que piensa.
Lo mismo con el atributo “peruano” ubico miles o mejor: millones de seres humanos que caben en esta definición. Y con la diferencia específica, “nikkei” distingo a un grupo dentro del género próximo, millones de peruanos. Un grupo dentro de esa totalidad que llamamos peruanos. Esto en cuanto a la forma lógica del tema. Pasemos ahora a su contenido.
Cuando hablamos de peruanos, estamos hablando de una nacionalidad o de una nación. Es decir cuando hablamos de un «nikkei-peruano» estamos hablando de la nacionalidad de un grupo de personas. Así lo distinguimos de un nikkei-argentino, de un nikkei-boliviano, de un nikkei venezolano, francés, etc. Pero también lo podemos a extender a un nikkei-latinoamericano o un nikkei-europeo.

- Pero detengámonos un momento sobre el concepto de nacionalidad…
En los años veinte del siglo pasado por primera vez en su historia republicana una generación notable de pensadores peruanos se plantea por primera vez de forma crítica la difícil pregunta de qué es el Perú. Y el más distinguido de todos ellos, José Carlos Mariátegui, escribirá: “El Perú es todavía una nacionalidad en formación“. Y lo va a escribir en un librito con un título muy significativo: «Peruanicemos al Perú». («Lo nacional y lo exótico»).
Para este pensador lo que entendemos como “peruano” todavía no existe, es un proyecto a realizar. En otro lugar escribe él:
“El pasado, sobre todo, dispersa, aísla, separa, diferencia demasiado los elementos de la nacionalidad, tan mal combinados, tan mal concertados todavía. El pasado nos enemista. Al porvenir le toca darnos unidad.”
Casi noventa años después la tarea sigue abierta para nosotros los peruanos, el Perú sigue siendo una nacionalidad en formación.
Cada peruano contribuye o tiene que contribuir a esta gigantesca tarea de la construcción de la colectiva y solidaria nacionalidad. Y tiene que contribuir a partir de sus propias raíces. El andino con su raíz andina, el afro-peruano con sus raíces africanas, los peruanos de origen europeo de la misma manera. De la misma manera los nikkeis.

- Pero ¿cuál es la raíz de los nikkeis?
Antes de responder fijémonos que aquí no se trata de una raíz en cuanto a nacionalidad. Pues nuestra nacionalidad es peruana. La raíz de los nikkei es japonesa u okinawense. Y aquí es necesario diferenciarla con toda claridad. Afirmar que la raíz de los nikkei es (exclusivamente) japonesa es deformar la realidad pues no se trata de una raíz nacional, sino cultural e histórica con una tradición completamente clara e distinta a la tradición japonesa.
Por todo lo dicho hablar del “nikkei-peruano” es hablar ambivalentemente. Mucho más claro y libre de confusiones es hablar de un peruano de origen okinawense, o un «peruano-okinawense»; o de un peruano de origen japonés, o un peruano-japonés.
1. Sobre la religiosidad de los nikkei
Hablar sobre los sentimientos religiosos de un determinado grupo o un pueblo es siempre complejo y delicado. Y exige de nosotros un gran respeto y sensibilidad. Y aquí quiero hacer un puente con lo dicho en nuestro punto uno, sobre los nikkeis.
Como nos referimos aquí de un hecho cultural específico, tendría que preguntar: ¿A que grupo específico se refiere uno cuando se habla de “nikkei”? Nos referimos a los descendientes japoneses o a los descendientes okinawenses.
Yo voy a hablar aquí de este segundo grupo, pues es el que mejor conozco, es decir que lo he vivido en los primeros 25 años de mi vida.
Ahora bien. El sentimiento religioso profundo de los uchinanchus tiene que ver directamente con el culto a nuestros antepasados, con el culto a nuestros muertos.
Voy a permitirme aquí repetir brevemente algo que ya he dicho en otro texto .
Las personas que nosotros estimamos o queremos, se presentan siempre en dos dimensiones diferentes. Cuando ellos están con nosotros, en su presencia. Y cuando ellos están ausentes. Cuando ellos están presentes descubrimos algunos aspectos valiosos de su ser. Cuando ellos no están con nosotros, decimos que lo o la extrañamos, lo/la echamos de menos. Que no es otra cosa que el descubrimiento de una ausencia, de un vacío. Esta conciencia de este vacío es fundamentalmente dolorosa. Y lo primero que queremos es que él o ella (el padre o la madre, la novia o el novio, el hermano o hermano, el hijo o la hija, el amigo, la amiga, etc.) vuelven a estar con nosotros. Esto es lo tremendamente humano que todos sentimos.
Esta ausencia es tan importante como la presencia para descubrir al ser querido. Y en esta ausencia comienza en todos los seres que comienzan a querer a otro un proceso de idealización o sublimación. En la ausencia el ser querido comienza a ser idealizado. Toda forma de amor sería imposible sin esta idealización. El amor no es otra cosa que el descubrimientos de determinado valores que encontramos en el ser que queremos (belleza, bondad, inteligencia, amabilidad, etc.). Es en la ausencia que este descubrimiento se idealizará y allí comienza este complejo fenómeno que llamamos amor.
Cuando un ser querido se nos muerte la ausencia se vuelve definitiva y la idealización absoluta. Así nace el kamisama. Que es la idealización consciente y absoluta del ser que amamos y lo hemos perdido definitivamente. Nosotros sufrimos y tratamos de sobrevivir esta ausencia en cuanto que idealizamos al fallecido.
La idealización del fallecido es un hecho religioso. O mejor es un hecho religioso-poético. Con la idealización creamos un sentimiento de lo bello; necesitamos esta poesía, es decir el proceso de embellecimiento para poder sobrevivir. Necesitamos a nuestros «kamisama» para seguir sobreviviendo dentro del dolor. Y nuestro «kami» siempre tiene un rostro, el rostro del ser querido que hemos perdido para siempre. Aquí no pensamos necesariamente en un cielo abstracto adonde van todos los muertos. Los muertos están en nuestro corazón, en el amor que sentimos por ellos y que la muerte no puede destruir. Decimos a nuestro muerto: te amo, y te amaré siempre; estarás siempre conmigo. Esto es lo fundamental. Podemos tener un altar donde venerarlos ofreciendo nuestro “senko”. Esto es la forma exterior-social de ese amor que tenemos interiormente.
Esto es lo esencial en todo fenómeno religioso. En el centro está siempre el amor a un ser querido que se nos ha muerto. Expresa un terrible conflicto existencial entre el amor que nosotros lo sentimos eterno, que nosotros lo queremos eterno, que nunca termine, y el hecho desgarrador que el amor en la presencia termina algún día. Así comienza el amor en la ausencia definitiva.
Sí, la religión (poesía) es el amor en la ausencia definitiva. Si somos religiosos es porque alguien que hemos querido en vida (en la presencia), lo queremos ahora en la ausencia porque se nos ha muerto. Somos religiosos porque amamos y porque es imposible dejar de amar a quien hemos comenzado a amar verdaderamente, es decir en lo más profundo de nuestro ser. Si no amáramos profundamente, no habría religión de ninguna naturaleza. Ni siquiera podríamos imaginar algo parecido.
Hemos partido de nuestros sentimientos religiosos como uchinanchus, como okinawenses. Hemos hablado que este sentimiento religioso descansa en el culto a los muertos, es decir a nuestros antepasados. Pero profundizando estas consideraciones llegamos que esta forma de comprender la religión no se puede limitar a los okinawenses, porque es un fenómeno universal. Todos los seres humanos que aman profundamente encuentran o encontrarán el sentimiento religioso, porque la religión no es otra cosa que el amor a la persona ausente, es el amor en la ausencia.
Si comprendemos la religión en ese núcleo esencial, como amor en la ausencia, podremos comprender que palabras como “ateo”, en el sentido del no creyente religioso no tiene sentido, como también no tiene sentido hablar de “religión oficial”.
Aquí encontramos la palabra “religión” en otro sentido completamente diferente. Así tenemos la “religión católica”, religión protestante, religión budista, shintoista, religión judía, etc. Aquí la religión no es poesía, sino es teología. Es decir un sistema de pensamiento que tratan de explicar el mundo, y dentro de él al hombre. Este sistema tiene además todo un aparato eclesiástico con sus sacerdotes, su obispos, sus cardenales y los miles de jerarquías y privilegios, etc. A medida que ha pasado el tiempo más sofisticados se han convertido todos esos sistemas y más alejados están de su sentido original, descrito arriba. Y los últimos escándalos en la iglesia cristiana (católicos como protestantes) en relación a los abusos sexuales con los niños que cometen sus sacerdotes con franca complicidad de los estamentos superiores, muestran la putrefacción de estos sistemas ideológicos.
Tal vez se pueda responder a tu pregunta en el sentido que muchos nikkei estén buscando el sentido original de la religiosidad descrito arriba, como amor en la ausencia de los seres queridos y que en nuestra tradición okinawense se exprese en el culto a los antepasados.

Filosofía occidental y filosofía oriental.
Estrictamente hablando la “filosofía” es una invención occidental, una invención europea, una invención que comenzó con los griegos.
Lo que existe o ha existido en todas partes, en Occidente como en Oriente (en China, en la India, etc.) en el Norte como en el Sur (en las culturas anteriores a la conquista y colonización) es la búsqueda de la “sofía”, es decir la sabiduría. Todos los pueblos del mundo han tenido o tienen sus sabios. Y como la sabiduría es un conocimiento que se adquiere con muchos años de experiencias y reflexión, estos sabios son siempre personas, hombres y mujeres maduras. La sabiduría no se llega en la juventud.
Aún en la misma Grecia, allí donde se comenzó con la filosofía, cinco siglos antes de nuestra era, también lo que predominaba era la búsqueda de la sabiduría. Y los grandes nombres que conocemos antes de la aparición de Platón y Aristóteles son todos ellos considerados como sabios: Tales, Anaximandro, Anaxímenes, etc.) Sócrates es el hombre de la frontera entre el sofos (sabio) y el filósofo.
Así se entiende la primera definición del filó-sofo: el amigo (filo) del sabio (sofos). Lo que existian eran los sofos. Eran estos sofos los hombres más admirados y respetados de su tiempo, precisamente por su sabiduría. Lo que viene después era algo mucho más modesto. Eran aquellos que por su admiración de la sabiduría, buscaban lo que precisamente era la sabiduría.
Aquí encontramos la primera gran diferencia entre el sofos (el sabio) y el filósofo. El sofos vivía (practicaba) la sabiduría, el filósofo estudiaba lo que era la sabiduría. Así aparece la Teoría. El filósofo es un teórico. Pero este carácter implicaba la aparición de un nuevo gran elemento que va cambiar el destino de estos países: la introducción de la escritura. Los sabios no escribían, vivían. Y Sócrates, como el último de los sabios en Grecia, tampoco escribió ninguna línea. Otro personaje considerado como gran sabio es Buda. Buda tampoco escribió ninguna línea. El trabajo de escribir lo harían sus discípulos.
Otro gran elemento al lado de la escritura es la ciencia (matemática). Tenemos la leyenda que Platón (filósofo) tenía una Academia. Al frente de la Academia había un letrero que decía: “No ingrese aquí aquel que no conozca las matemáticas”.
Tenemos entonces que en todas las culturas siempre han existido la búsqueda (práctica) de la sabiduría y que toda cultura siempre han tenido sus sabios. Lo mismo pasó en la vieja Grecia. Pero hay algo nuevo que aparece en Grecia. Acompañando los nuevos avances de las matemáticas que ya existían en otras culturas (ejemplo en el Egipto faraónico) aparece en este viejo país una nueva disciplina de llamamos filosofía. Y con esta nueva disciplina aparece un concepto central, la razón matemática o cuantitativa.
En este sentido Grecia es el primer capítulo de un desarrollo que se va a prolongar hasta el presente. Esta es historia del Racionalismo. La novedad entonces es la aparición en el pensamiento de un núcleo que rompe con el pensar hasta el momento vigente. El pensamiento tradicional era (es) reitero fundamentalmente práctico. El nuevo pensar acentúa el aspecto teórico y escrito. Y el fundamento de este pensar es matemático-cuantitativo.
Este pensar racionalista-europeo es altamente reductivo. Es decir el gran complejo de la realidad a una sola dimensión: la relación cuantitativa. Es decir esta visión está obsesionada a medir, pesar, calcular cada vez con más precisión.
En el siglo XVII el desarrollo de este pensar va tener un nuevo gran impulso con el Renacimiento. Dos motores podemos nombrar: el nuevo avance de las matemáticas (cálculo infinitesimal, Descartes, Leibnis) a nivel científico; la aparición de los elementos de la aceleración del mercado y de la industria. Y esto se va a sintetizar con el predominio cada vez mayor del dinero dentro de la vida de la sociedad. Y dentro de ella el predominio de una nueva clase: la burguesía. Por otro lado comienza con la influencia de la burguesía la importancia del individualismo dentro del contexto social.
No debemos olvidar otro gran factor que impulsará con los ya citados este desarrollo. El fenómeno de la colonización del resto del mundo (África, Asia, América).
Así se va a extender por todo el mundo una forma de pensar matemático-cuantitativa, basada en el dinero, en el individualismo, impulsada por la gran industria y el colonialismo por todo el mundo.
Así se rompe esta división entre Occidente y Oriente. Pues el Capitalismo europeo primero y luego el norteamericano se ha extendido, dominándolo, por todo el mundo.

- ¿Hay todavía un pensamiento oriental y otro occidental?
Para responder adecuadamente tenemos primero que hacer una consideración. Lo que existe dentro de este contexto es un pensamiento dominante, un pensamiento que tiene mayor influencia que los otros. Pero que no es el único. Frente a este pensamiento dominante existen otros pensamientos diferentes al pensar dominante.
Lo que llamamos por filosofía occidental es la filosofía racionalista-individualista-cuantitativa-capitalista como lo hemos visto arriba. Y este pensar domina tanto en Europa como en los EEUU así como también en el Japón. Pero tanto en Europa, EEUU y el Japón (como en el resto del mundo) existen otros modos de pensar que no descansan en la lógica del Poder sino que tienen otros parámetros diferentes. Dentro de estos pensamientos diferentes al pensamiento dominante podemos encontrar un tipo del pensar que se acerca a lo que tradicionalmente decimos sabiduría.

- Acerca de la sociedad nikkei en el futuro….
Ya decía anteriormente que el término nikkei era ambivalente. Este término deja en la abstracción la importante cuestión de la raíz histórica de dos grupos de peruanos, que aunque con muchos puntos de coincidencias, culturalmente son diferentes. Ahora bien para comprender mejor el futuro, es necesario ver con nitidez el pasado.
La Asociación Okinawense del Perú hablando de su misión dice:
“Conservar y difundir nuestro legado okinawense-peruano en homenaje a nuestros mayores, integrando a nuestra colectividad en torno a sus fraternos valores y ancestrales tradiciones.”
Esta es una magnífica formulación. Acentúa con claridad necesaria todo el legado que hemos recibido de nuestros padres y abuelos, de nuestros ancestros. Este legado es de extraordinario valor. De allí la importancia de conocerlo y vivirlo.
Pero es necesario dar un paso más. Conservaremos mejor este legado de fraternos valores si tenemos con nosotros la lengua misma de nuestros ancestros, el UCHINAGUCHI.
La lengua y la cultura
La lengua no es un mero instrumento de comunicación de una cultura. La filosofía del lenguaje nos muestra que la lengua es la cultura misma. Es en la lengua donde la cultura se expresa específicamente. Esto quiere decir que es principalmente en el Uchinaguchi donde encontraremos lo más íntimo de la cultura de los Uchinanchus. El legado de nuestro ancestro se encuentra sustancialmente en su propia lengua. Ellos no nos han transmitido su cultura en nihongo, como todavía algunos piensan. Esto es un grave error.
Pensemos un momento: nosotros peruanos, costeños, criollos, transmitimos nuestra cultura propia de la costa y criollo en inglés, o en francés. Imagínense nuestros valses criollos de los Troveros Criollos traducido al francés. Eso sería posible, pero ¿qué quedaría del criollismo del Carreta Jorge Pérez, cantando “Yo la quería patita” en francés? De allí que si alguien quiere estudiar la cultura de un país, lo primero que tiene que hacer es dedicarse a estudiar su lengua. Este es el primer paso, primero e imprescindible.
Ya en el siglo XVIII Wilhelm von Humboldt (el hermano de Alejandro, el descubridor de la corriente fría en el Pacífico que lleva su nombre) que fue unos de los últimos genios universales alemanes, afirmaba con acierto que toda lengua tiene en sí misma una “Weltanschauung”, una visión del mundo, es decir, una filosofía propia llena de sabiduría. Y la filosofía y la psicología de los okinawenses está muy bien expresada en el «Ichari-ba-choode».
Desde hace más de medio siglo, desde mi niñez y en toda mi juventud he escuchado ininterrumpidamente eso que el UCHINAGUchi no es una lengua, es solamente un dialecto, un hogen. Un hogen del japonés. Una especie de lengua de segunda categoría, de la misma manera que durante siglos se ha dicho que el quechua no era una lengua, solamente un dialecto. Esto es completamente falso. Y no solamente falso, esto es racismo lingüístico. Esto es expresión de desprecio por la gente que habla esa lengua.
El UCHINAGUCHI es una lengua autónoma y no es ningún dialecto del japonés ni de otra lengua. Tiene muchas coincidencias con el japonés, como el castellano tiene muchas coincidencias con el italiano o el francés. Y a nadie se le va a ocurrir decir que el español es un dialecto del francés o al revés.
Es en su historia y en su lengua que el okinawense-peruano encontrará los elementos que él requiere para vislumbrar su futuro.
En sus raíces históricas encontrará esa fraternidad que requiere para su integración en esta realidad peruana, todavía en proceso de buscar su unidad en un mundo sumergido en la concurrencia individualista, donde el dinero parece ser el único objetivo que se puede aspirar, en una civilización donde la ciencia parece haber perdido su norte orientador, allí el espíritu abierto y fraterno del Uchinanchu encontrará su mejor contribución viviendo intensamente su identificación con la ancestral tradición del “ICHARI-BA CHOODE”. En otras palabras: en sus propias raíces encontrará el okinawense-peruano su mejor manera de integrarse a esta nacionalidad en formación que es el Perú como decía Mariátegui.

- ¿Cuántos libros has publicado?
Razón y mito. El pensamiento filosófico de José Carlos Mariátegui. Pero tengo algunos libros escritos pero no publicados. El libro sobre Mariátegui me costó casi diez años de trabajo, el otro sobre Spinoza (filósofo holandés) también me costó como ocho años (interrumpidos) de trabajo; y otro sobre el pensador italiano Gramsci necesité otros cinco años. Estos dos últimos no los he publicado porque todavía no me gustan lo suficiente para llevarlo a la imprenta.

- ¿Y algún trabajo sobre Okinawa?
Estoy preparando el tercer libro sobre el Uchinaguchi, la lengua de Okinawa («Tanoshii Uchinaguchi»). Soy de la convicción que para entender una cultura es imprescindible conocer su lengua y conocerla desde dentro. Sin la lengua nuestra comprensión de la cultura será siempre incompleta. ¿Cómo conocer la cultura peruana de la costa, la cultura criolla, sin conocer el castellano? Sería muy superficial e incompleta. ¿Cómo conocer la cultura alemana o francesa o inglesa sin el alemán, el francés o el inglés?
Por esta simple razón nuestra comprensión de la cultura de nuestros padres y antepasados será siempre incompleta sin la lengua y sin su historia.
Dentro de los proyectos sobre Okinawa y el Japón están también escribir una filosofía okinawense, como también una psicología de los Uchinanchu partiendo del «Ichariba Choodee». Esto será para los próximos años.
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Fuente:
Publicado por Ruben kanagusuku en 17:04
24 Noviembre, 2010



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