I
¿SE ACABÓ LA LUCHA DE CLASES EN COLOMBIA?
Alberto Pinzón Sánchez (especial para ARGENPRESS.info)
El segundo tiempo electoral que acaba de terminar
en Colombia y ha reelegido (con cerca de un millón de votos de diferencia) al
presidente-candidato Santos por sobre el candidato de la alianza
“Uribe-Pastrana”, junto con la nueva calidad política que de este hecho
electoral se deriva, exige un debate analítico imprescindible.
Lo primero que se debe resaltar es
que, a pesar de una muy alta abstención del 52% , por primera vez en la
historia de Colombia, así estuviera velado por las consignas electorales, la Solución
Política al conflicto armado colombiano o la paz como finalmente dio en
llamarse, se impuso como punto central del debate eleccionario sobre los demás
aspectos político-sociales de Colombia, adquiriendo una calidad de plebiscito
por la paz que finalmente recibió los 7 millones 814 mil votos depositados por
JM Santos.
Lo segundo, es la imposición en el
imaginario colectivo que se hizo del análisis materialista histórico o
marxista, que para los fines electoreros del momento, se retorció hasta construir
una artificio dicotómico y anti dialéctico entre una supuesta “modernidad”
representada por una “burguesía progresista” encabezada por Santos , y una
“pre-modernidad latifundista y violenta” acaudillada por Uribe-Pastrana, lo que
a la postre logró desdibujar el verdadero y real análisis clasista y su sistema
de contradicciones existentes entre las dos fracciones de UNA misma clase
social dominante (la oligarquía trasnacionalizada) ambas fuertemente
cohesionadas y pegadas al capital financiero trasnacional o Imperialista
mundial. Sin ir muy lejos se puede citar, por ejemplo, cómo Santos tiene a Luis
Carlos Sarmiento Angulo de apoyo y el Uribe-Pastranismo a su socio Fabio
Echeverri Correa.
Así resultó muy fácil para los “dicotómicos y
polarizadores de la izquierda electoral”, justificar la gambeta de su apoyo
abierto y su voto por JM Santos, uno de los mejores exponentes de esa
oligarquía trasnacional dominante estrechamente ligada al neoliberalismo
imperialista mundial, enfrentado momentáneamente a otros dos probados agentes
financieros trasnacionales aliados como Uribe y Pastrana, con quienes tiene
unas contradicciones de percepción sobre la forma de Solucionar el conflicto
social y armado colombiano y sobre el modo de insertar la economía y la
sociedad colombiana en el actual “concierto de las naciones”. Nada más.
Así, la dicotomía ideal (que no contradicción
material) entre “modernidad santista” y “pre-modernidad violenta
Uribe-Pastranista”, logró imponerse por medio de la interesada intoxicación y
polarización mediática agenciada por todos los medios de comunicación, y
permitió la “cooptación y la división” de un amplio sector de la Izquierda
electoral que ayudó al resultado electoral que le ha dado el triunfo a JM
Santos, pero que a su vez ha dejado al Uribo-Pastranismo como única fuerza de
oposición consolidada a nivel local y regional, con casi 7 millones de votos,
20 senadores y un partido disciplinado a zurriagazos.
Lo tercero es que, los
tradicionales poderes fácticos de la clase dominante colombiana como la Iglesia
y la Fuerza Pública, esta vez han entrado en la contienda de manera distinta:
La Iglesia, para no contra decir el llamado del Papa a la paz en Colombia, en
lugar de utilizar el pulpito para “llamar a los colombianos a elegir los
mejores” como siempre lo ha hecho, optó por guardar un silencio sospechoso y
cómplice para no descalificar directamente a ninguno de los dos candidatos
presentados.
Y la heroica Fuerza Pública, además de los falsos
comunicados de siempre “neutralizando algún importante cabecilla financiero” de
algún frente guerrillero, entró de lleno en el debate electoral aunque
dividida: el sector que con el min-guerra Pinzón forma parte del binomio
Rojista Gobierno-Fuerzas Armadas, apoyó directamente a Santos; mientras que
otro sector activo de generales en la reserva y retirados (ACORE) junto con
mandos de batallones regionales, participaron directamente impulsando la
solución militar y anticomunista al conflicto colombiano propuesta por el
pelele del Uribe-Pastranismo.
Un cuarto hecho destacable es el
papel jugado por el vicepresidente Angelino Garzón, personaje muy ligado a la
conferencia episcopal colombiana y ministro de trabajo de Pastrana, quien con
su comportamiento errático y sin ningún reato (quizás debido a su afasia cerebral)
resultó formando parte de la alianza de Uribe-Pastrana y abriéndole (a futuro)
un espacio peligroso al vicepresidente actualmente electo Vargas Lleras,
ambicioso e insaciable mascarón de proa del militarismo colombiano. Por algo
este cacique del clientelismo, tal vez para no mostrar su mano mutilada en su
lucha intestina con Uribe, en la foto del triunfo electoral de la familia
Santos, no exhibe la palma con la palabra escrita Paz como todos los demás.
¿Qué viene a continuación? Es de presumir que después
del carácter de “batalla militar” que los medios le dieron a estas elecciones,
venga por parte de la fracción ganadora un ordenamiento en el campo de batalla:
recogida de muertos y heridos, revisión de reliquias, pendones y banderas para
dedicarse a continuar la implementación del plan neoliberal oligárquico trazado
y hace tiempo diseñado para lo que ellos llaman el “post-conflicto”.
Y para la izquierda (tanto la electoral como la que
no participó en elecciones) un volver a la realidad pura y dura de la real y
cotidiana lucha de clases: desarrollar hasta su máxima potencialidad mediante
la movilización social el Frente Amplio y unitario por la Paz con justicia
social, la Democracia y la Soberanía, y por la Solución Política definitiva al
conflicto social y armado colombiano; en el entendido que la tan mentada
contradicción señalada por el general von Clausewitz entre lo Político y lo
Militar de un conflicto como el colombiano, siempre será definido en el tablado
de la política, tal y como lo estamos viendo.
Y esta es la quinta y última
enseñanza: Que el partido anti-comunista que constituye la denominada Fuerza
Pública de Colombia ha sido obligado esta vez a dar la “batalla”, no como
enemigo agazapado y clandestino de la paz sino en el terreno público de lo
político, lo que de por sí constituye un gran triunfo. Sin que esto quiera
decir que haya sido derrotado. Todo lo contrario. Seguirá (con el gringo) ahí y
esto, hay que tenerlo siempre presente.
Fuente imagen: SEMANA
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fecha: 16 de junio de 2014, 11:30
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II
GANÓ EL “MENOSPIOR”
La primera vuelta de las elecciones presidenciales
en Colombia se realizó el 25 de mayo. Al respecto, el 26 se difundió un tema
con el siguiente comentario:
“El
25 de mayo participaron cinco candidatos. De 47’121.089 hbts., los electores
son 32’975.158. De ellos votaron 13’209.561 (40.65%) Voto Válido: 12’844.949,
Voto Blanco: 770.496, Voto Nulo: 311.655. Zuloaga (extrema derecha): 3’758.936
(29.26%), Santos (derecha): 3’298.203 (25.67%), Marta Lucía Ramírez (derecha):
1’995.212 (15.53%), Clara López (centro izquierda): 1’957.215 (15.23%),
Peñalosa (centro centro): 1’064.887 (8.29%) El primer ganador fue el
Registrador Carlos Ariel Sánchez, que preparó el proceso electoral
minuciosamente, como describe el artículo. El proceso electoral se abrió a las
8 de la mañana y se cerró a las 4 de la tarde. A los 10 minutos ya estaba
expidiendo el primer boletín. A las 6 de la tarde ¡ya estaba dando los
resultados finales! El segundo ganador fue la abstención: de 10 electores sólo
votaron 4, ¡60% de abstención! (En Chile fue del 55%; en EUA es habitual el
70%) El 15 de junio, la segunda vuelta será entre Zuloaga y Santos por “la
guerra sin fin o el fin de la guerra”, ¿por el menospior?¡Aprendamos
la lección!”
Así,
para la segunda ronda electoral habían quedado Zuloaga y Santos (uno
ex-ministro de economía y otro ex-ministro de defensa de Uribe) Los tres, pues,
de extrema derecha, neoliberales. Sin embargo, el primero apareció como de
extrema derecha y el segundo como de derecha a secas.
El
25 de mayo, al ganar la primera vuelta, el primero expresó que “el 7 de agosto,
cuando me posesione, suspenderé de inmediato las conversaciones de paz de La
Habana” Ni corto ni perezoso el otro replicó que: “el 15 de junio se votará por
el fin de la guerra o por la guerra sin fin” Así se simplificó el panorama:
Santos
representa el fin de la guerra
Zuloaga
representa la guerra sin fin
|
Y
desde el día siguiente, el tema de “la paz” fue repetido de la madrugada al
anochecer, pasando a segundo plano cualquier otro tema, y por sustracción de
materia el principal del país, la crisis social con su base la crisis económica
El
14 de junio, Uribe denunció “el mayor fraude electoral del candidato presidente
Santos” Así, por sus sondeos internos propios ya estaba señalando que su
candidato Zuloaga no ganaba la segunda vuelta. Y eso ocurrió, efectivamente. El
15 de junio, la votación se cerró a las 4 de la tarde. De nuevo, el primer
ganador fue el Registrador, pues, cerrada la votación a las 4 de la tarde, a
las 5 ya estaba difundido el resultado electoral con el triunfo del
“menospior”:
Santos
|
7.816.986
|
50.95 %
|
Zuloaga
|
6.905.001
|
45.00 %
|
En blanco
|
619.396
|
4.03
%
|
Votaron
|
15.794.940
|
47.89 %
|
Abstención
|
16.180.218
|
52.11 %
|
Por
supuesto, la derecha apoyó a Zuloaga, la izquierda apoyó
a Santos. En el país se difunde la expresión “untarse de pueblo”, buscar que la
izquierda lo apoye. Y lo logró Santos con su “el fin de la guerra” Y ahora es
un demócrata cabal, tanto que ha recibido de inmediato la visita y el aplauso
del vicepresidente de EUA.
Pero
Santos, como Ministro de Guerra y como Presidente no ha perdido un minuto en
continuar el proceso, ¡de 50 años! para masacrar al pueblo y a la guerrilla.
Fue obra suya cuando ministro aumentar en el país las bases yanquis a 8, con
las que el Comando Sur controla toda Sud América y directa y cercanamente a
Venezuela; bombardear Sucumbíos, pisoteando la soberanía de Ecuador, para
asesinar a Reyes, dirigente guerrillero empeñado en el fin del conflicto
armado; asesinar al “Mono Jojoj” y otros altos dirigentes guerrilleros;
bombardear zonas guerrilleras asesorado, armado y acompañado logísticamente por
la CIA. Tiene arte y parte en la afiliación de Colombia a la OTAN, en la
formación de la Alianza Pacífico contra UNASUR.
El
proceso electoral colombiano es complejo en extremo. El actual es uno de los
procesos que más ha polarizado a intelectuales prestantes, organizaciones
culturales, literarias, artísticas, grupos políticos, obreros, campesinos,
estudiantes. El artículo de Alberto Pinzón Sánchez lo señala en líneas
generales.
Los dirigentes de las FARC-EP en La Habana tuvieron
el buen criterio de no estar a favor de uno u otro candidato. Varias veces han
llegado a la mesa de negociaciones, que fueron levantadas por los gobiernos de
turno. Por ejemplo, las conversaciones en el Caguán, con despeje de territorio,
fueron realizadas por el gobierno de turno con el objetivo de implantar el Plan
Colombia, reingeniería del ejército oficial que estaba perdiendo la guerra.
Cuando se desarrolló este Plan, redactado en inglés e impuesto por el gobierno
yanqui, el gobierno colombiano rompió las negociaciones pisoteando lo acordado
previamente con la guerrilla. Pero esta vez, de los cinco puntos de las
Conversaciones en La Habana ya se han acordado tres y está en pleno desarrollo
el cuarto. (1. DESARROLLO RURAL, 2. GARANTÍAS PARA EL EJERCICIO DE LA OPOSICIÓN POLÍTICA, 3. EL FIN MISMO
DEL CONFLICTO ARMADO, 4. EL NARCOTRÁFICO, 5. LOS DERECHOS DE LAS VICTIMAS (Es posible, entonces, culminar el proceso)
Esquemáticamente:
*El
gobierno necesita del campo para sus objetivos económicos
*La Farc-EP
necesita de la ciudad para sus objetivos políticos
*El
gobierno, sin el fin de la guerra sí puede alcanzar sus
objetivos económicos
*La
Farc-EP, sin el fin de la guerra no puede alcanzar sus
objetivos políticos
|
Objetivo
básico del gobierno es desarrollar la locomotora minera, eufemismo para el
crecimiento extractivista depredador. Objetivo básico de la guerrilla es
levantar nuevamente la actividad en la ciudad, pues su organismo anterior Unión
Patriótica fue masacrado, cayendo cinco mil activistas de todo nivel en el
cínicamente llamado “baile rojo” por el oficialismo.
Entonces,
la solución del conflicto armado sigue en pie. Es el nudo gordiano de todos los
demás problemas. Por eso, ahora es de necesidad analizar:
*La lucha
reivindicativa: trabajo-educación-salud
*La lucha
electoral: el eterno mal menor
*La lucha
armada
Cada
una es forma principal de lucha en su momento. Solo la lucha armada es la forma
superior de lucha. Sus condiciones subjetivas dependen de las condiciones
objetivas, más que cualquiera de las otras dos.
Respecto
a la lucha electoral, está en primer lugar el debate acerca del abstencionismo
y del voto en blanco. El abstencionismo es el ideal del sistema dominante, que
actúa como en las sociedades anónimas, donde unos cuantos accionistas deciden
por la mayoría abstencionista. El voto en blanco tiene casilla propia, algo inusual
en procesos de otros países, pero que aún no se sabe utilizar.
Además, el sistema permite al pueblo votar pero no tener candidato propio. Así,
su tarea es votar por el eterno “mal menor” Una organización que se apropie del
constitucional voto en blanco, y logre establecer constitucionalmente sanciones
al abstencionista, lograría transformar el sufragio universal de medio de
engaño en instrumento de emancipación.
Mientras,
en cada proceso se tendrá que cumplir la tarea asignada por el sistema, de
votar por el mal menor primero, o el “menospior” en la segunda ronda.
¡Aprendamos
la lección!
Ragarro
20.06.14
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