viernes, 13 de marzo de 2015

OPÚSCULO SOBRE LA INSURGENCIA GUERRILLERA PERUANA DE 1965 EN SU 50º ANIVERSARIO Tercera Parte (3-3)






6. EL TERCER INTENTO

La dispersión de nuestra guerrilla sucedía en momentos en que el jefe de nuestra red urbana, Juan Pablo Chang, estaba de viaje para participar en la histórica Conferencia Tricontinental de La Habana de Enero de 1966, conjuntamente con los líderes revolucionarios de África, Asia y Latinoamérica (S. Allende, Marulanda, Percof, Douglas Bravo, Ortega, Turcios Lima, entre otros). Ignoraba todo lo que venía sucediendo en la zona de combate por lo que, recibió con entusiasmo la decisión del “Che” de venir a integrarse a nuestra guerrilla.

Estando de incógnito el “Che” se despidió de la Tricontinental mediante carta en la que lanzaba la consigna de “Crear uno, dos, tres, muchos Vietnam”, como estrategia de lucha mundial contra el imperialismo. Se hicieron los preparativos para el viaje clandestino del Che al Perú, mientras por otro lado Juan Pablo Chang retornaba al país para organizar la incorporación de dicho líder internacional a nuestra guerrilla.

El Che tuvo que sortear las dificultades de su recorrido clandestino rumbo al Perú. Pero nuestra guerrilla estaba diezmada y dispersa por lo que no había garantías de que pudiéramos trasladar al Che a la zona de alzamiento. Se tuvo que cambiar planes abriendo un nuevo foco en la selva de Puno a la que era más factible que pudiera llegar el Che con la seguridad requerida. Se trabajó de inmediato y se organizó todo para tal efecto.

No obstante, ante la incertidumbre sobre las condiciones en Perú, el Che se detiene en Bolivia y toma más tarde la alternativa de organizar un foco guerrillero en este país, con el mismo nombre de nuestro movimiento, y con algunos de nuestros integrantes que venían de prepararse en Cuba. La campaña guerrillera del “Che” en Bolivia duró hasta Octubre de 1967.

Murieron combatiendo en la guerrilla del ELN boliviano al mando del “Che” nuestros compañeros Juan Pablo Chang Navarro-Lévano- “Francisco”, Lucio E. Galván Hidalgo- “Eustaquio”, encargado de las comunicaciones y Restituto José Cabrera Flores –“Negro”, médico de la guerrilla. En la red urbana de este histórico movimiento en Bolivia sobrevivió nuestro compañero Julio Dagnino Pacheco- “Sánchez” corriendo todos los riesgos de su misión revolucionaria.

Tras la muerte del “Che” y el descubrimiento del foco guerrillero en la selva del Tambopata – Puno, por documentos capturados junto al diario del “Che”, se tuvo que postergar el inicio de operaciones allí, pero al año siguiente Belaunde fue depuesto de facto por un grupo militar encabezado por el General Juan Velasco Alvarado. El gobierno militar asumió parte de nuestras banderas, favoreciendo con una radical reforma agraria a nuestra base social.

En todas las etapas de la campaña guerrillera, hubo muchos otros revolucionarios involucrados arriesgándolo todo. El científico Dr. Zuño Burstein Alva, Jefe en enfermedades tropicales del Hospital Dos de Mayo, nos ayudó mucho en la clandestinidad, tanto en nuestra preparación sobre primeros auxilios como, poniendo todo su empeño en combatir la leishmaniasis que afectaba al grupo guerrillero.

El empresario de logística minera Carlos Zegarra que había recibido preparación guerrillera, tuvo a su cargo la introducción de armamento para nuestra misión, contribuyendo también con el apoyo económico en diversas ocasiones. Así como ellos, hubo muchos otros cuadros revolucionarios que formaron parte de nuestra organización en diversos campos. Todos ellos, merecen el reconocimiento de la patria y de la historia.

En el desarrollo de todo este dramático episodio histórico destaca el liderazgo del Combatiente en Jefe, compañero Héctor Béjar Rivera, bajo cuyo mando el Ejército de Liberación Nacional- E.L.N. cumplió su rol revolucionario. Este líder revolucionario llevó sobre sus hombros la gran responsabilidad histórica de conducir la gesta guerrillera con mucho temple, entereza y valentía, asumiendo los riesgos políticos y de su propia vida desde el mismo campo de batalla.

Su honestidad revolucionaria y su trayectoria consecuente, no ha sido debidamente valorada por la mezquindad que afecta nuestro campo político. La muerte no es un requisito para reconocer a los héroes que sobrevivieron luchando por la patria. La historia se encargará de darle el sitial que le corresponde.

7. CONCLUSIÓN

Con la muerte del Che en Bolivia, se cierra el capítulo más glorioso de la historia revolucionaria latinoamericana por el socialismo en la década de 1960. En lo que al Perú respecta, podemos decir que asumimos nuestra responsabilidad histórica en un momento en que se presentó la oportunidad de emprender la revolución por una patria socialista. No lo logramos pero al menos, lo intentamos aún a costa de nuestras vidas. Si nos equivocamos, fue de buena fe. Si perdimos, lo hicimos con dignidad. Nunca por oportunismo ni personalismo.

Tuvimos que abrimos paso venciendo obstáculos en nuestro propio campo que nos mezquinó su apoyo favoreciendo al enemigo. Conspiraron contra nuestro mejor desempeño el oportunismo electorero, el egoísmo sectario y la deshonestidad política. Esta izquierda nociva nos ha seguido criticando aún después de la campaña guerrillera para justificar su cobardía. Ningún reconocimiento al esfuerzo desplegado.

La lección histórica es que, a pesar de todo, forzamos cambios históricos que vinieron luego en la década de 1970. El heroísmo guerrillero de 1965- 1967, también estremeció la conciencia de los altos oficiales del Ejército que encabezados por el general Juan Velasco Alvarado, comprendieron que no valía la pena el derramamiento de sangre entre peruanos en beneficio de la oligarquía. Ellos tomaron algunas de nuestras banderas de lucha y asumieron el poder político para iniciar un proceso de reformas estructurales que por entonces, cambiaron el país.

Los guerrilleros fuimos amnistiados, se promulgó una radical reforma agraria, se nacionalizó la explotación del petróleo y de recursos minerales expropiando a las empresas norteamericanas. En el balance, podemos decir a favor de nuestro haber, que contribuimos a que la oligarquía terrateniente y el gamonalismo fueran eliminados definitivamente, liberando a los campesinos del yugo que arrastraban desde sus ancestros tras la conquista española.

Hemos visto llorar de alegría a recios campesinos tras liberarlos de la opresión del amo terrateniente. Cada vez que hacíamos entrega de las tierras a los vasallos de las haciendas por mandato de la reforma agraria, estos generalmente explotaban en llanto emotivo y nos abrazaban como salvadores. Llegaba a su fin, la abusiva opresión feudal que por siglos les arrebató sus tierras desde el sometimiento del Tahuantinsuyo a una potencia extranjera.

Cuantas humillaciones, asesinatos, violaciones a hijas y esposas de los campesinos, carcelería, despojos, castigos corporales y abusos de toda índole, se han evitado al impedir que el feudalismo continuara hasta ahora. Aunque la reforma agraria fue desactivada y la contrarrevolución frustró el proceso de reformas estructurales de la década de 1970, el Perú es ahora distinto a lo que fue bajo el dominio oligárquico y feudal. Lo que pasó después con nuestro país es ya conocido.

Han transcurrido 50 años desde nuestra insurgencia armada de 1965, como también es el tiempo que las guerrillas colombianas llevan combatiendo y cuyas organizaciones nacieron a la par con las nuestras. Pero si comparamos resultados efectivos podemos decir que nuestros logros, aún siendo indirectos fueron mayores y los costos, mucho menores. Es que los procesos históricos suceden de manera diferente en cada país.

Las guerrillas de 1965 por una revolución socialista tuvieron corta duración pero si comparamos costos beneficio e influencia histórica con lo hecho por la izquierda electorera en estos 50 años, quizá tengamos que reformular nuestros planteamientos. Las luchas de masas en protesta frente al abuso gubernamental suelen ser más efectivas cuando se carece de poder político.

La conclusión es que, el pueblo sumiso que solo se defiende pero no lucha, se condena a sí mismo. Para que haya cambio, no basta el reclamo ni la protesta pasiva. Hay que pasar a la acción revolucionaria si queremos un mundo mejor. Los derechos ciudadanos se consiguen con la lucha aún a costa de muchas vidas y derrotas temporales.

Los fracasos de las luchas populares por la liberación son muchas veces precursores del triunfo final. Por ello, no deben ser motivo de desaliento sino de persistencia porque siempre es un paso más en el avance hacia la meta final.

La gesta de Túpac Amaru terminó en derrota militar pero estremeció la consciencia de liberación en toda América no solamente en aquel momento de su rebelión sino también hasta ahora, su lucha ha quedado como un sentimiento ancestral que se conserva entre nosotros de generación en generación porque muchas aspiraciones aun están pendientes.

La oportunidad histórica fue bien aprovechada por los revolucionarios independentistas que liberaron a los virreinatos de la monarquía española y el triunfo fue rotundo. Eso fue lo que quisimos conseguir los revolucionarios socialistas de la década de 1960 al pretender aprovechar el momento histórico para liberar a nuestra patria de las garras del imperialismo.

No lo conseguimos y muchos no pudieron volver a casa. Sin embargo, pese a los reveses, los ideales siguen incólumes y el triunfo llegará tarde o temprano. Eso lo sabe el pueblo que, pese al tiempo transcurrido, aún flamea la insigne figura heroica del Che y de los guerrilleros peruanos en el pensamiento, en el corazón, en las banderas de sus luchas cotidianas.

La revolución no es propiedad de ningún partido político. La revolución es obra del pueblo. Esa es la condición de ser del socialismo. Nuestra formación revolucionaria fue humanista y por ello, jamás pasó por nuestra mente el repudiable método del terrorismo cuya tiranía es incompatible con la causa socialista y ajena a una democracia con justicia social.

Está claro que vivimos en una dictadura mundial que condiciona nuestras vidas y la lucha debe continuar hasta alcanzar el triunfo anhelado. Tenemos la historia de nuestra parte y al igual que la monarquía absoluta feneció por obra del pueblo revolucionario, así también el sistema de dominación capitalista avanza inexorablemente a su final en la medida que el pueblo revolucionario de ahora, logre inclinar la balanza a su favor en la lucha por un mundo más equitativo.

El día que se escriba la historia verdadera, los heroicos combatientes revolucionarios de la década de 1960 tendrán el reconocimiento merecido que hoy está proscrito en la historia oficial pero no en el corazón de nuestro pueblo. Por ahora solo podemos decir: ¡Gloria eterna en nuestra historia, a los combatientes revolucionarios que ofrendaron su vida luchando por la República Socialista del Perú!

Lima Febrero del 2015
Milciades Ruiz
Ex jefe del Estado Mayor
EJERCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL- ELN




Guerrillas 1965 opúsculo 50 aniversario
Milciades Ruiz
8 de marzo 2015
Estimados amigos: Este año se cumplen 50 años de la insurgencia guerrillera en el Perú. Uno de los protagonistas ha elaborado un opúsculo conmemorativo en el que se revelan algunos detalles inéditos de ese episodio histórico. Los que tengan interés en el asunto pueden acceder al documento pulsando el siguiente enlace.
https://republicaequitativa.wordpress.com/
Quienes deseen copia del texto y datos adicionales me avisan. Saludos cordiales.
Atte. Milciades Ruiz
Otra información en http://www.gestiones-rurales.blogspot.com/
Mayores detalles en http://www.gestionesrurales.apiaperu.com/

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