Manuel
Kellner
Miércoles 15
de abril de 2015
No es fácil
tener datos precisos sobre la riqueza de los ricos. Los multimillonarios y las
multimillonarias tienen como primera virtud una discreción ejemplar. Para saber
más de lo que se podría suponer, necesitamos la ciencia, y así hacer hipótesis
y aproximaciones. Según el World Wealth Report habría en Alemania un millón de
millonarios con una fortuna que sumaría 2,7 billones de euros. Se creía hasta
ahora que el 0,1% de las familias más ricas poseía el 5% del conjunto de las
riquezas alemanas, pero de hecho parecen poseer más bien entre el 14% y el 16%.
Asímismo se creía que el 1% de las familias más ricas poseían el 18% de las
riquezas alemanas, pero de hecho parecen poseer el 31%. Y el 10% de las
familias más ricas poseerían entre el 63% y el 71% de las riquezas de Alemania.
De los 2,7
billones de euros citados, el 8% de los herederos tendrá el 40%, mientras que
la mitad de la población no tendrá nada o tendrá menos que nada: deudas. Desde
hace decenios, la política establecida no hace nada por frenar las desigualdades.
Muy al contrario. No hay ya impuestos sobre las fortunas, y respecto a los
impuestos sobre las rentas más altas (“Spitzensteuersatz”), con el 45%
(sin el “Solidaritätszuschlag” introducido inicialmente para
subvencionar el desarrollo económico de los nuevos Länder de la ex RDA, con él
se llega aproximadamente al 47,5%) se recauda bastante menos hoy que bajo los
gobiernos conservadores-liberales de Helmut Kohl, por ejemplo, en 1983 era el
56%. Se añade a esto toda una serie de regalos fiscales a los ricos y a las
grandes empresas así como una gama increíble de recursos para “aliviar” sus
deberes fiscales como millonarios o como grandes empresas.
La realidad
social complementaria de la riqueza, es la pobreza. Pues aunque la economía
alemana parezca ser una isla de prosperidad en comparación con muchos otros
países de la UE, hay cada vez más pobres en Alemania, y su situación empeora.
En el año 2025, según las proyecciones, 1,5 millones de pensionistas deberán
recibir ayudas sociales, pues sus pensiones no bastarán para sobrevivir.
En febrero
de 2015, el Paritätischer Wohlfahrtsverband (central de las asociaciones
de ayuda social) ha publicado un informe titulado “Die zerklüftete Republik”
(La república agrietada) que asume y completa los diagnósticos de otros
informes semejantes ( www.der-paritaetische.de/armutsbericht/service-download).
Este informe confirma que la pobreza aumenta constantemente en Alemania, y que
las primeras víctimas de esta tendencia profunda son las personas sin empleo,
las familias monoparentales, las mujeres y los niños, los inmigrantes y los
asalariados de rentas más bajas.
Además del
crecimiento de la desigualdad global, este informe sobre la base de las cifras
de 2006 a 2013 demuestra igualmente una tendencia ascendente a la desigualdad
regional de la pobreza: en 2006, la diferencia máxima del grado de pobreza
entre los diferentes Länder se situaba aún en el 17,8% y en 2013 era ya el
24,8%. Además, el desarrollo de la pobreza se ha desconectado del desarrollo de
las riquezas en general y también de la tasa de paro. De 2006 a 2013, el PIB ha
subido constantemente 413 000 millones de euros por año (salvo en el año de
crisis 2009) para llegar a 2,81 billones de euros. Al mismo tiempo, la tasa de
paro oficial ha bajado de 10,8% al 6,9% (un 36,1% menos). Pero durante el mismo
período, los pobres han pasado de ser el 14% al 15,5% de la población (han
aumentado un 10,7%), con una tendencia a la aceleración desde 2010.
Según el
informe, esto traduce una clara tendencia a más desigualdad en la distribución
de las rentas y de las riquezas y el ascenso espectacular del trabajo precario
como consecuencia de las “reformas” Harz IV creando una capa cada vez mayor de
“working poor” (trabajadores pobres), como dicen los anglosajones.
Además, la política oficial ha reducido sistemáticamente los medios financieros
para la creación de empleos y ha contribuido así a mantener a las personas que
cobran los mínimos sociales (según SGBII, Hartz IV) en su situación de
imposibilidad de acceder al mercado de trabajo. Es, aún más según este informe,
no tanto el desarrollo económico en sí mismo como la política neoliberal y la
disciplina presupuestaria de hierro impuesta por ella, la que explica el
ascenso de la pobreza en Alemania.
El informe
contiene también reivindicaciones para mejorar la situación. Como
reivindicación estrella se encuentra la demanda de instalar un salario mínimo
mucho más alto que los 8,5 euros por hora más o menos en vigor, pues los 8,5
euros son muy insuficientes para proteger contra la pobreza a los asalariados
afectados, por no hablar de los pensionistas alimentados sobre la base de un
salario mínimo tan bajo. Pero el informe dice poco o nada concreto sobre las
reivindicaciones necesarias para combatir la pobreza y la desigualdad social
crecientes, por ejemplo, en materia de política fiscal.
La política
establecida no combate la pobreza pero, en cambio, combate a los pobres. Las
personas dependientes de las ayudas sociales son literalmente acosadas con
amenazas de sanciones. A la menor oportunidad, son víctimas de deducciones de
su pequeños subsidios. En muchos casos, esperan semanas, incluso meses antes de
cobrar lo que les corresponde tras haber demandado formalmente su derecho a
cobrar la ayuda social Hartz IV. A menudo, se les piden repetidamente pruebas
de que están desprovistas de todo recurso, por ejemplo, los provenientes de
familiares o eventuales parejas. Muy a menudo, los demandantes de las ayudas sociales
no son informados completamente sobre sus derechos y cobran por tanto subsidios
menores de los que les corresponderían por la ley. En un número de casos
importante, “desaparecen” documentos en las oficinas de trabajo
(Arbeitsagenturen) sencillamente porque, por falta de personal cada vez más
grave, los “agentes” que trabajan en ellas no llegan a hacer su trabajo de
forma conveniente.
Resulta
difícil de creer, pero cada vez más gente en Alemania, un país tan rico, recoge
las botellas por la calle para conseguir un poco del dinero necesario para
sobrevivir. Pero felizmente hay buena gente sensible a la suerte de estos
desheredados. En Stuttgart, algunos políticos locales del partido de los Verdes
así como el consejo ciudadano de los jóvenes proponen marcar las bolsas de
basura con “anillos” azules para hacer más fácil la búsqueda de las botellas.
¡He aquí al menos una propuesta valiente que pueda dar todo su sentido al
término “reforma social” tan desnaturalizado por la ideología neoliberal
triunfante!
Traducción:
Faustino Eguberri para VIENTO SUR
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