José Carlos Mariátegui, José María Arguedas y Alberto Flores Galindo.
Paralelos históricos. A los tres los tergiversaron más póstumamente que en
tiempo real.
Por Gran Combo club - Publicado el
26-03-2012
A Tito, extrañando haberlo conocido alguito más.
Tres
debates del siglo pasado que considero emblemáticos, fundadores y en los que
veo una clara continuidad: en los veintes el debate de las tesis de José Carlos
Mariátegui en la reunión de la Internacional Comunista en Buenos Aires, en los
sesentas el debate de la novela de José María Arguedas “Todas las sangres” en
el Instituto de Estudios Peruanos, y en los ochentas el debate de Alberto
Flores Galindo sobre “la Utopía Andina” con los “zorros” y diversos
detractores. Hay claros paralelos entre estos tres hombres y entre estos tres
debates. Los tres son acalorados, participan contendores hábiles e inteligentes
y tienen varios puntos en común. Mariátegui debate con la Internacional, pero
también forma parte de ella; Arguedas debate con el IEP, pero también forma
parte de éste, Flores Galindo debate con los intelectuales “zorros”, pero todos
forman parte de la “nueva izquierda” de los sesentas y setentas. Los tres
debates se inician con sus protagonistas en vida, pero adquieren mayor
trascendencia en los años y décadas siguientes, con sus principales
protagonistas fallecidos.
Mariátegui, Arguedas y Flores Galindo creen en el
estado peruano, no en la autodeterminación de los pueblos indígenas, pero se
centran en aspectos diferentes: Mariátegui en la propiedad de la tierra,
Arguedas en la cultura andina y Flores Galindo en la utopía andina. Los tres en
su momento ponen el dedo en la llaga en una sociedad que no quiere reconocer la
opresión que sufría la mayoría indígena. Según los tres el capitalismo en el
Perú no saca a las mayorías indígenas de la opresión que habían sufrido
históricamente. La modernidad leguiísta esconde la supervivencia de un mundo de
opresión terrateniente sobre los yanaconas. La modernidad belaundista esconde
la supervivencia de un mundo de castas en que los “indios” seguían siendo
despojados, explotados y humillados. La modernidad post-velasquista esconde la
supervivencia de un mundo andino rebelde, potencialmente revolucionario.
A los tres los tergiversan, más que en tiempo real,
cuando ya han fallecido. A Mariátegui, más que Vittorio Codovilla en Buenos
Aires, años después Eudocio Ravínes lo declara “no proletario” y “no leninista”
(“El mariateguismo es una confusión de ideas de las más diversas fuentes”,
1933) y luego el historiador soviético V. M. Miroshevsky en 1942 lo caracteriza
como narodnik, un
“populista” a la rusa.1
A Arguedas, más que en la mesa redonda del IEP, años después Mario Vargas Llosa
en la “Utopía Arcaica” le atribuye que el mundo que dibuja en sus novelas es
una ficción, producto más de los traumas de Arguedas que de una real
explotación de los “indios” a manos de los terratenientes, ver 1995:
El doble rasero de Mario Vargas. A Flores Galindo, más que en tiempo real,
años después en diversos entornos lo presentan como un pro-senderista y
sugieren que éste habría identificado a Sendero Luminoso con la realización de
la “utopía andina”, ver La
polémica Flores-Degregori (libios contra zorros). Nada más equivocado e
injusto.
Los tres, Mariátegui, Arguedas y Flores, siguen un
proceso de radicalización, en direcciones similares: Mariátegui desde su “Edad
de Piedra” hacia la Internacional Comunista, Arguedas y Flores hacia su
explícito apoyo y vinculación con Cuba y su rechazo al imperialismo
estadounidense. Mariátegui escribe el ensayo “El problema de las razas en
América Latina” a solicitud de Codovilla, ver Pueblos
originarios e izquierdas originarias. Arguedas es jurado del premio “Casa
de las Américas” en 1968 en el género novela, aquí.2
Flores Galindo gana el premio “Casa de la Américas” en 1986 en la categoría de
“Ensayo Histórico Social” con “Buscando un Inca: identidad y utopía en los
Andes”. En la época de la guerra fría y cuando varios intelectuales
(ex)izquierdistas peruanos se orientaban más hacia la órbita de USAID, estos
acercamientos, estar dispuesto a ser jurado o participar de un concurso de
ensayo en Cuba, constituían una gran definición política.
Los tres son enterrados con sus seguidores cantando
“La Internacional”. El cortejo fúnebre de José Carlos Mariátegui llega desde
Jirón Washingon a Paseo Colón. Sin importar cualquier desaveniencia ocurrida en
Buenos Aires, la muchedumbre que lleva banderas rojas en forma espontánea canta
La Internacional. En el entierro de José María Arguedas, quien más que marxista
era simpatizante de la antropología estadounidense, suenan notas de violín, arpa
y quena, le cantan un jarawi, y luego cientos de estudiantes que portan
banderas de Cuba y Vietnam cantan La Internacional. Los amigos y seguidores del
recién fallecido Alberto Flores Galindo le rinden homenaje en la Casona de San
Marcos. Sin importar que la ardiente pluma de Flores Galindo fuera tan crítica
y mordaz con la organización comunista, ¿qué le cantan? Nada menos que La Internacional.
Creo que en nuestra historia difícilmente
encontraremos paralelos tan claros como los existentes entre estos tres grandes
peruanos.
A. Un paralelo adicional en estos tres peruanos es
que los tres murieron cuando había un cambio de época. Mariátegui murió en los
años finales del leguiismo. No llegó a ver lo que ocurriría en el país con
Sánchez Cerro y la mayor represión de las dictaduras oligárquicas que le
siguieron. Arguedas murió a comienzos del velasquismo. No llegó a ver las
reformas antioligárquicas de ese gobierno. Flores Galindo murió a finales del
primer alanismo. No llegó a ver la recuperación del poder oligárquico hecha por
el fujimorismo. En realidad, de diferente manera, por afirmación o negación,
los tres contribuyeron al advenimiento de una nueva época, que no alcanzaron a
ver.
P.S. Hace dos años, en Pascuas y Flores,
me ocupé del paralelo existente entre Alberto Flores Galindo e Isaac Deutscher,
ambos nada prestos a desengaños y creyentes “en las posibilidades del
socialismo de depurarse y ofrecer algo mucho mejor que las dictaduras allende
la cortina de hierro”. A 22 años de la muerte del historiador peruano van estas
líneas de homenaje.
- Como señalé en Izquierdas racistas
Una vez en una entrevista
televisada le preguntaron a Sandro Mariátegui cómo así su padre era un
comunista tan emblemático y él en cambio era un alto dirigente populista. El
entrevistado replicó que su padre según los propios comunistas en realidad era
un “populista” (1) y que efectivamente, él (Sandro) veía mucha coincidencia
entre el “Peruanicemos
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