Center
for Global Justice
23-04-2015
Traducción
del inglés: Atenea Acevedo
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Reseña
crítica de Imagine: Living in a Socialist USA de
Frances Goldin, Debby Smith y Michael Steven Smith, editores; HarperCollins
Publishers, Nueva York, N.Y. 2014
¿Fascismo? No, eso no puede suceder aquí.
La inspiración para el socialismo debe
permear los obstáculos para convertirse en realidad. ¿Cuál es su mayor
obstáculo?
Tras la huella de los escasos analistas
sociopolíticos sagaces de los últimos cien años, los muy perceptivos ensayistas
publicados en la obra Imagine: Living in a Socialist USA plantean de
inmediato el urgente e inevitable dilema del precario momento histórico que
vivimos: socialismo o barbarie. La primera vez que la humanidad estuvo ante esa
encrucijada fue durante la crisis del capitalismo en la primera posguerra,
cuando Rosa Luxemburgo lanzó la llamada de advertencia y poco después, en 1922,
los Camisas Negras marcharon en las calles de Roma; menos de diez años más
tarde apareció el fascismo y los Camisas Pardas recorrieron Alemania con las
banderas del nazismo. Desde los terribles años de la Segunda Guerra Mundial,
aunque muchos analistas del fascismo/nazismo han escrito importantes estudios,
el segundo gran momento en que la voz de alarma de Rosa Luxemburgo volvió a
hacerse presente con mayúsculas y en negritas, fue en el título de Socialismo
o barbarie, oportuna obra de István Mézsáros que vio la luz en 2001, año en
que el fascismo estadounidense se volvió más frontal y el peligro que
representa se manifestó en una lucha interna de clases y la inagotable guerra
imperialista en el extranjero. Como el propio Mèszàros sostiene en El
desafío y la carga del tiempo histórico , publicado siete años más tarde,
el dilema que hoy enfrentamos tiene su semilla en el creciente corporacionismo
[1] estadounidense [2] y la esperanza de un futuro socialista.
Si bien el principal mensaje de Imagine
es de esperanza e inspiración para un futuro mejor, el prefacio de Frances
Goldin pone de inmediato en claro el tema de fondo, donde la única opción es
“devolver el poder a la clase trabajadora, de lo contrario corremos el riesgo
de vivir en un Estado bárbaro y fascista”. En el capítulo 13 el periodista Juan
González subraya la advertencia de Goldin con las siguientes palabras en la
primera línea del último párrafo de su texto: “Es muy probable que la próxima
crisis económica desate un movimiento neofascista mucho más poderoso de lo que
la mayoría somos capaces de imaginar”. A lo largo del libro otros autores
presentan tendencias similares hacia el autoritarismo o la dictadura.
Ante la amenaza real de la barbarie y la
opción socialista, los autores de Imagine plantean con realismo los
desafíos y las tareas que enfrentamos con un cierto sentido de esperanza, capaz
de resultar inspirador. Al tiempo que dan una firme voz de alarma respecto de
la posibilidad de que el fascismo se instaure como consecuencia de la actual
volatilidad política y económica en los Estados Unidos, los autores prefieren
mantenerse optimistas. Después de un breve, claro e incisivo análisis de “Lo
que no funciona en el capitalismo” en la primera parte del libro, proceden a
analizar los peligros actuales de capitalismo corporativo y su expansiva
amenaza contra las instituciones democráticas para más adelante, en la segunda
parte titulada “Imaginar el socialismo”, proponer una mirada optimista hacia lo
que sería el socialismo en los Estados Unidos. A lo largo de los veinte
capítulos que, estrechamente vinculados, comprenden esa segunda parte, los
autores desarrollan su visión común de la esperanza al describir sus propios
conceptos de una sociedad más equitativa, reorganizada conforme a un modo
alternativo de reproducción social, a la vez que detallan con decisión los
esfuerzos necesarios para concretar una sociedad firmemente arraigada en la justicia
social y económica. No obstante, en la tercera parte de la obra ponderan por
completo las dificultades para “Conquistar los sueños…”
A lo largo de todos los capítulos de Imagine
se aprecia una importante guía que lleva al lector atento por los senderos poco
frecuentados de un camino trillado pero mal entendido hacia la escisión
política que nos acecha: “socialismo o barbarie”. Tales senderos, presentes en
treintaiún capítulos claros e ilustrativos, los autores abordan de manera
contundente una larga serie de problemas sociales, políticos y económicos que
conciernen a la mayoría de los estadounidenses. Mediante una amplia gama de
temas relacionados, como la expresión artística, el consumo y abuso de drogas,
la ecología, la educación, la calidad y accesibilidad de los alimentos, la
vivienda, la sanidad y atención médica, la inmigración, los índices de
encarcelamiento, el derecho y la injusticia, los medios en todas sus formas,
las orientaciones sexuales, la generación y distribución de la riqueza, el cómo
poner fin a la pobreza al tiempo que se crean oportunidades de empleo digno,
los autores analizan prácticamente todos los factores que afectan las
aspiraciones humanas individuales y colectivas en cuanto a una vida mejor, con
empleos y comunidades seguras.
En conjunto, estos ensayos “inspiran
esperanza” en un momento de creciente ansiedad social, ansiedad que se
profundiza en las actuales condiciones que el mundo corporativo denomina
“austeridad” y que han llevado el miedo a todos los sectores de la clase
trabajadora, conformada por los pobres que trabajan de sol a sol, los
subempleados, los desempleados y los antiguos trabajadores, hoy jubilados, que
luchan por sobrevivir. Los ensayistas de Imagine merecen un fuerte
aplauso por poner en nuestras manos un análisis exhaustivo y a la vez conciso
de las crecientes consecuencias negativas de la manipulación que las
corporaciones ejercen sobre un Estado controlado por los capitalistas, sin
dejar de señalar lo que es posible y debe hacerse a fin de generar las condiciones
para un futuro económico más equitativo, que trascienda la codicia
corporacionista y permita la satisfacción de necesidades humanas largo tiempo
olvidadas.
Escrito con un estilo que atrapa, en
ocasiones incluso entretenido y accesible al lector promedio, los autores de Imagine
nos brindan un documento formativo que puede ser la base de numerosos debates
en el hogar y en el trabajo, una obra capaz de detonar el intercambio de ideas
entre las familias estadounidenses y quizás fuera de las fronteras. Recomiendo
este libro a modo de introducción en grupos de debate para la clase trabajadora
que se desempeña en todo tipo de ámbitos: oficinas, fábricas, grupos de
estudiantes. Hay que reconocer que la obra de los autores se presta a la
creatividad popular, siempre dejándonos una tarea pendiente.
Imagine es un detonador: necesitamos difundir su
contenido para materializar sus beneficios
Si bien los autores de Imagine
presentan de manera magistral numerosas y complejas cuestiones sociales,
políticas y económicas con un lenguaje accesible, en conjunto hacen un llamado
implícito a la retroalimentación de los lectores, un llamado que podríamos
hacer llegar con toda intención a los nuevos inmigrantes a partir de dos
estrategias: traducir el libro y crear un sitio web multilingüe para un debate
abierto. Podemos suponer que las comunidades de inmigrantes serán una
importante fuente de ideas creativas si logramos ampliar la discusión e invitar
su participación que, sin duda, inyectará dinamismo a este indispensable debate
social.
Puesto que la población estadounidense es
hoy más diversa que nunca antes en la historia, debemos alentar la
participación de quienes no hablan inglés y conocer sus puntos de vista
respecto de la transición en la que habremos de embarcarnos. Muchos de ellos
tienen más experiencia que nosotros a partir de lo vivido en sus países de
origen. Debemos exhortarlos a participar. A medida que más grupos articulen y
compartan sus ideas, lo que seguramente profundizará el análisis de los autores
de Imagine, y a medida que cada grupo intente poner sus ideas en
práctica, también contribuirán a ampliar el pensamiento crítico necesario para
difundir los beneficios de una sociedad socialista, al tiempo que ayudan a la
población a comprender en qué consiste la barbarie que atenaza a la sociedad
estadounidense.
Tal como los autores de Imagine lo
expresan, cada uno a su manera, en la tercera parte del libro, todos tenemos
mucho por hacer. La principal tarea es partir de una muy diversa población para
fundar una nueva unidad nacional/popular en la izquierda. Este es nuestro mayor
desafío en el camino hacia una alternativa socialista. No podemos limitarnos a
plantear convincentes argumentos para explicar la migración y la explotación de
la mano de obra migrante; debemos instaurar una política de apoyo que realmente
acoja a los inmigrantes que sin duda aportarán un gran acervo de conocimientos,
puntos de vista, experiencias y energía a un proyecto socialista. Nuestro
mensaje debe ser tan claro y abierto como categórico.
Tareas pendientes: más formación y
motivación
Los autores y editores de Imagine
eligieron dedicar el grueso de la obra a la descripción positiva de lo que
sería una cotidianidad socialista en los Estados Unidos y al enorme esfuerzo
político y social colectivo que se necesita para “Conquistar los sueños...”.
Pareciera que también decidieron restar importancia tanto al abordaje de la
teoría socialista (marxista) como a un abordaje más completo e igualmente
necesario de las recientes mutaciones del corporacionismo, es decir, fascismo.
Se trata de dos tareas formativas que no pueden esperar.
Como atinadamente lo señalan varios
autores, gran parte de la tarea pendiente es superar la “mala prensa” del
socialismo que los medios se han empeñado en producir y divulgar. Si bien los
autores optaron por inspirar esperanza en el potencial positivo de una vida
socialista en el futuro ante el creciente y oscuro peligro que representa el
surgimiento del fascismo estadounidense, han dejado importantes lagunas que los
grupos de estudio deberán atender a fin de explicar y analizar la ruta que
habremos de seguir. No cabe duda que los esfuerzos por construir un futuro
socialista estarán enmarcados en un contexto definido por el omnipresente
poderío de las corporaciones. En varias páginas de Imagine se enfatiza
la necesidad de analizar más a fondo la amenaza del fascismo y desarrollar una
interpretación social de nuestra realidad actual para orientar una serie de
acciones políticas que conduzcan a la formación de una alternativa socialista.
Sin embargo, pareciera que a fin de evitar una considerable digresión los
autores omitieron un debate analítico del fascismo y el socialismo, o quizás
consideran que la literatura sobre el fascismo ya es demasiado conocida y que
abordar detalladamente el método de análisis marxista acabaría por ser un
distractor. Suponiendo que hayan decidido integrar la teoría socialista en los
ensayos de “Imaginar el socialismo” y en la tercera parte “Conquistar los
sueños…”, todo indica que juntos eligieron proceder a exponer sin más preámbulo
los problemas actuales del capitalismo corporativo en la primera parte como
referencia económica y social pertinente que explica la urgente necesidad de un
cambio. Corresponde pues profundizar mucho más en un análisis exhaustivo de lo
que será nuestro camino hacia el socialismo, atravesando los numerosos
obstáculos que plantea la consolidación del corporacionismo. El reto está claro
y debemos asumirlo: no hay práctica congruente sin teoría.
Una teoría de la praxis: apenas un
bosquejo
Sin dejar de respetar las decisiones
editoriales en cuanto al contenido y el énfasis de los temas, cabe señalar que
los autores son conscientes de la importancia de una teoría de la práctica y de
un cuidadoso análisis del fascismo al estilo estadounidense, pero han preferido
posponer estos elementos. La primera página, bajo el título “Elogio de Imagine”,
presenta una reflexión de Glen Ford que plantea la cuestión crucial de la
teoría al cuestionar de manera frontal cómo es que la gran constelación humana
concreta una ruptura y una transición a una nueva época. Y va más allá: “Al
responder a esta pregunta, los socialistas deben aplicar los principios
universales a todo un mundo de particularidades”. Con este breve comentario
pone sobre la mesa el meollo del método teoría/práctica a modo de sugerencia.
En evidente sintonía con Glen Ford, cinco de los ensayistas (Kazembe Balagun,
Michael Zweig, Clifford D. Conner, Dianne Feeley y Paul Le Blanc) de la tercera
parte aportan breves bosquejos de teoría en relación con la práctica.
Por ejemplo, Paul Le Blanc concluye el
capítulo “La tercera revolución estadounidense” con el siguiente consejo para
los activistas: “Enfrenten el reto de formular tácticas e iniciativas
formativas y de organización, así como estrategias generales para construir un
movimiento masivo”. Así, al igual que otros autores, subraya indirectamente el
llamado a una teoría coherente de la práctica, pero no lo desarrolla.
El lector atento deberá ser capaz de
inferir, a partir de los textos de estos cinco autores, los elementos de una
teoría de la práctica para nuestros tiempos, una teoría aún por desarrollar.
De manera similar, otros autores
evidencian una confianza generalizada en el conocimiento de los lectores
respecto del fascismo/nazismo y abordan esta amenaza como algo que vendrá sin
detenerse en analizar la historia de los Estados Unidos ni la obvia presencia
de estos monstruos en las instituciones. Por ejemplo, al comentar el cada vez
más profundo control que ejercen las corporaciones, no explican del todo la
magnitud o el alcance de su penetrante influencia cultural, aunque está
implícita en todas partes. Además, quizás porque las generaciones de
estadounidenses nacidos después de la Segunda Guerra Mundial suelen enorgullecerse
de los esfuerzos de sus padres y abuelos por derrotar a los nazis y los
fascistas en aquella guerra, quizás los autores y editores pensaron que no era
necesario dedicar un capítulo al nazismo: pareciera que el antifascismo es algo
asumido. No obstante, debemos recordar que demasiadas personas nacidas en la
segunda posguerra WII parecen haber olvidado el trasfondo cultural de los
hechos o nunca aprendieron la lección. Hay una importante brecha de
conocimientos que debemos eliminar. Asimismo, ante el prolongado y meticuloso
esfuerzo de los medios dominantes por hacer equivalentes fascismo y comunismo,
y por ende socialismo durante toda la posguerra, los responsables de la
formación desde la izquierda tendrán que asumir los complejos retos que implica
explicar la historia del fascismo y el corporacionismo, incluidas sus diversas
y nativas expresiones, además de su modalidad actual: el muy arraigado
corporacionismo estadounidense.
En busca de más orientación. La teoría es
esencial, los principios son vitales.
Si, como propongo, nuestro principal reto
es superar nuestras propias limitaciones históricas como izquierda, entonces
debemos aportar ideas a la producción de un diálogo abierto y dinámico,
conducente a una ampliación de la teoría de la práctica más urgente que nunca a
fin de orientar mejor nuestras acciones políticas frente a la creciente amenaza
del fascismo. No bastará con simplemente “trascender el capitalismo”, porque el
capitalismo ha hecho patente una y otra vez su resiliencia y nosotros, como
atinadamente señalan los autores, debemos transitar hacia el socialismo tan
rápido como sea posible. Para lograr esa transición de manera decidida frente a
la consolidación del poder del corporacionismo estadounidense debemos asumir la
enorme responsabilidad histórica de elaborar y difundir una teoría y un método
propios en varios idiomas, y dar vida a la capacidad de su desarrollo interno.
Los lúcidos autores de Imagine aportan un documento de gran valor
pedagógico que, en tanto referente de nuestros diversos círculos de debate,
habrá de ayudarnos a avanzar en el camino conducente a un diálogo más amplio,
pues se trata de un texto fundacional que amerita ser analizado y utilizado como
instrumento vivo de formación.
La formulación de una nueva agenda
socialista será una tarea constante que habremos de acometer sometidos al
continuo embate de las corporaciones. Su pleno potencial solo podrá
desarrollarse si es una agenda nacional e internacional, universal y
particular. El tiempo apremia. En la introducción a Socialismo o barbarie en
2001, István Mészáros advirtió:
“...si en el siglo XXI ocurriera
realmente el triunfalismo del ‘siglo americano del capital’ no habrá en el
futuro otros siglos para la humanidad […] El futuro del socialismo será
decidido en los Estados Unidos, por más pesimista que esto pueda parecer”.
Esa enorme carga común recae hoy, en este
delicado momento histórico, sobre los hombros de los estadounidenses, pero debe
insertarse en el contexto de una lucha internacional que convoca a todas las
familias trabajadoras allende las fronteras culturales y geográficas. Si bien
debe tener un carácter local/nacional e internacional, también debe situarse en
forma realista dentro de nuestro análisis de las actuales relaciones de fuerzas
en el ámbito internacional.
Si queremos construir una realidad
socialista a la sombra del fascismo estadounidense debemos asumir la enorme
responsabilidad de concientizar a la opinión pública. El contenido de un plan
de formación desde la izquierda debe basarse en una teoría de la práctica donde
la primera nutra a la segunda y donde la práctica, cuidadosamente evaluada,
nutra a su vez a una teoría en expansión. El principal nexo social para el desarrollo
de una teoría coherente de la práctica ha de centrarse en las necesidades y
percepciones actuales de todas las familias trabajadoras y de todos aquellos
hoy excluidos de las filas del empleo. La lucha en los Estados Unidos deberá
pues adoptar la forma de una movilización incluyente de familias trabajadoras
organizadas en la comunidad y el espacio laboral a fin de asumir el control de
sus vidas. Arraigar esa lucha en una práctica de resiliencia dinámica exigirá
una teoría en permanente ampliación que oriente las estrategias congruentes con
tácticas interrelacionadas.
En el artículo “A Practical Solution to
an Urgent Need” (Una solución práctica a una necesidad urgente), publicado en
el número de abril de 2014 de Monthly Review, Greg Shotwell, jubilado y miembro
del sindicato UAW, coincide con esta propuesta y atinadamente apunta:
Necesitamos identificar una meta y una
tarea y un colectivo más allá del grupo de estudio, la toma de un parque o la
participación pasiva en una burocracia donde priman las viejas reglas
parlamentarias. Necesitamos organizar un sindicato que una y no divida a las
masas, un sindicato con puños […] puños que sean la extensión de un cuerpo
conformado por personas dispuestas a luchar por la justicia económica […], por
la integridad laboral, por la dignidad de todos los trabajadores en ese espacio
donde inevitablemente empieza la lucha efectiva de clases: el espacio laboral (“A Practical Solution to an Urgent
Need”, Greg Shotwell; Monthly Review, vol. 65, no. 11, abril de 2014).
Como señala Mészáros en la primera parte
de Socialismo o barbarie : “…partimos de la realidad del
‘siglo americano’ y nos dirigimos a una encrucijada”. Estamos en el camino y
ahora toca cruzar la frontera sin retorno, pues enfrentamos el desafío y la
carga del tiempo histórico . Socialismo o barbarie.
¿Qué es el socialismo? Dignidad, respeto, igualdad (sustantiva) y amor: Título del capítulo 10 de la obra Imagine: Living in a Socialist USA, de la autoría de Blanche Wiesen Cook. El paréntesis es un agregado del autor.
Notas:
[1] Corporatism en el original; hemos
optado por corporacionismo (dominio de las grandes corporaciones) a fin
de evitar confusiones corporativismo (doctrina política y social que
propugna la intervención del Estado en la solución de los conflictos de orden
laboral, mediante la creación de corporaciones profesionales que agrupen a
trabajadores y empresarios). N de la t.
[2] “¡El corporacionismo es fascismo!”,
Giovanni Gentile, principal teórico del fascismo de Benito Mussolini.
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