jueves, 14 de mayo de 2015

MI PROTESTA ES TU PROTESTA





Estimados amigos:

Nuevamente por la ambición de las empresas y por un Estado sin calificación de profesionales y de gente decidida ha poner las cosas tal como son, traen como consecuencia los conflictos, en especial del orden minero.

En el valle del Tambo se han realizado y se realizan enfrentamientos entre la policía y las manchas desordenadas de agricultores que gozan de la bondad del valle en referencia.

Indudablemente cuando hay enfrentamientos surgen los grupos extremistas de distinta procedencia, se dice que para movilizar a estos “anti mineros” están financiados no sólo por las empresas de la competencia, sino por las ONGs, lo que ha resultado en este caso que un conductor/caudillo (no líder) se ha prestado a coimear con la misma empresa Southerm que quiere imponer condiciones para explotar la mina que se le ha concedido. Si estos conductores de los enfrentamientos son líderes no harían  violencia y se entregaban por un plato de lentejas.

El personaje captado no es cualquier hijo de vecino, pertenece o perteneció al movimiento o partido Tierra y Libertad que dirige el sacerdote de permiso Marco Arana, que dicho sea de paso, ha expulsado a su correligionario; y, de paso hemos apreciado en un programa televisivo cual es currículum que hace gala Marco Arana, en cuanto a los años que ha dedicado a estudiar principalmente en el extranjero cuando era sacerdote y cuando trata de no serlo, en universidades que le han dado títulos de especialista en medio ambiente, en ecología y en conflictos sociales. Arana no es un improvisado

Me cuesta creer que este sacerdote suspendido tenga dotes de agitador y de matón para que en las luchas por las minas convenza a sus seguidores a agitar y a matar. Esto demuestra que nuestras autoridades no le han iniciado juicios como para llevarlo a la cárcel o hacerlo responsable de los daños que causan nuestros compatriotas que protestan, sabiéndolo o no, que lo que están haciendo es a favor de su diario vivir.

Por otro lado tenemos, la parte que se vale el Estado para la represión, como una de sus funciones para poner orden a los desmanes de los protestantes, ellos como sabemos resultan que han disminuido en número de efectivos, por lo menos desde hace una década. Asimismo, todos sabemos que no están bien equipados, tal es el caso que cuando se enfrentan a las turbas son arrinconados y maltratados sin piedad.

Sin embargo, he esperado algunos días para que la noticia de la muerte del un brigadier, policía de 32 años de servicio que últimamente laboraba en las secciones de tránsito del Cuzco, fue reclutado para aumentar el número de efectivos, le dieron su escudo, su casco y su vara, pero según los policías retirados y su propio padre y hermano, también ex policías, dijeron que no le habían entregado las bombas lacrimógenas para defenderse cunado las dioió, se habían terminado. Y como hemos dicho, ningún diario ha continuado averiguando e investigando como los hermanos policías están equipados y preparados para detener las protestas, pero esta vez en el marco de la democracia y el respeto a los derechos humanos. Así, nuestro brigadier fue muerto, no solitariamente, sino acompañado de sus compañeros que al parecer si tenían las bombas lacrimógenas.

Yo, como hijo de Oficial Superior de la Guardia Civil, ahora Policía, formo parte y nadie me puede negar que soy un miembro de la familia policial, y eso me lleva a protestar por la muerte del hermano brigadier. Mi protesta también se alarga a lo que ocurre con los enfrentamientos de peruanos agricultores y policías mal pagados y mal equipados.

Mi protesta no es lírica ni oportunista, porque he tenido un padre que no ha estado de adorno como muchos jefes actuales de la PNP. Quien pregunta que ha hecho o que hizo mi padre en casi 40 años al servicio de la civilidad, inmediatamente sabrá que con las justas, a pesar de su alto grado vivía en un departamento que compró en un edificio de “clase Media”.

Estos conflictos tienen culpables, como hemos dicho anteriormente, y comenzaremos por el Estado y quiénes son sus autoridades. Gran parte de las reuniones con las mujeres y hombres del valle del Tambo las hacía ir a la ciudad de Arequipa, pregunto ¿los ministros cuántas veces más se hospedaron en Arequipa en relación a la provincia de Islay?

Los mediadores de última hora en representación del Estado no han sido capaces de exponer las fallas del primer informe sobre el orden ecológico, con 138 situaciones por resolver. Tampoco han sido capaces de señalar claramente como corresponde en una democracia en que nada se puede esconder, todo es visible, porque dudo que las correcciones a las 138 faltas del estudio del MEM han sido todas motivo de correcciones; y dónde estuvo y está el Ministerio del Ambiente, para qué lo hemos creado, si seguimos la misma política de siempre, en que lamentablemente los funcionarios del MEN son amiguitos de los funcionarios de las empresas mineras concesionarias.

Nada ha cambiado, más bien seguimos igual o peor para resolver los conflictos, y tenemos que decir que estos dos últimos gobiernos de García Pérez y OHT se ha hecho los desentendidos y no han ejercido su deber como jefes de Estado ante lo que se dice: al estar en juego miles de millones de dólares por invertir. Un presidente de un país pobre, pero gracias al buen humor de algunos o de muchos economistas somos emergentes, y que en estos días pasaremos a formar parte del primer mundo.

Finalmente, sigo protestando porque soy peruano y formo parte de la familia policial, que dicho sea de paso sigue siendo la PNP desde hace 50 años la cenicienta de las instituciones armadas, además de tener ministros por lo menos hasta este último que no aparece como caído del palto, incluido el vociferante y alegre General E.P. en retiro Urresti.

Nota: para mayor conocimiento del caso se anexa el artículo “La sangre y la tinta” de Sinesio López Jiménez.


Atentamente,

Fernando Arce



La sangre y la tinta

Sinesio López Jiménez
Diario “La República”, 14 de Mayo de 2015

Tía María no solo tiene quien la defienda (el Estado) sino también quien le escriba (la prensa conservadora). La sangre y la tinta se mezclan para defender, imponer y legitimar los intereses de una empresa en contra de los intereses legítimos de un amplio sector de la población de Arequipa. Lo peor del caso es que algunos escribas de ultraderecha quieren más sangre siempre y cuando no sea la suya sino la de los otros. No es la primera vez. Ya tuvimos el caso reciente de Conga en Cajamarca, el no tan reciente de Cerro de Pasco y otros más. En realidad, es la historia de siempre. En gran medida, la historia peruana (lo digo sin demagogia y más bien con pena) está hecha de sangre y de tinta. Es el lado malo de la historia porque el Perú tiene también otra historia edificante.

En todos los casos, el conjunto del Estado se pone en movimiento para apoyar a la gran empresa y reprimir a la población. Asume su representación y apalea y dispara contra la población. Apela a todas sus competencias  (que quizás son muchas) y a sus capacidades (que son pocas) para ponerlas al servicio de intereses particulares en desmedro de los intereses de la gente. Los funcionarios (algunos eficientes y honestos), los ministerios (algunos organizados especialmente para defender a la población), las leyes (los fiscales y los jueces), la policía y el ejército, la mayoría de los aparatos del Estado acuden presurosos a defender a Tía María e imponer el orden en Cocachacra, Islay y Arequipa.

El Estado, el gobierno, la empresa y la derecha buscan un chivo expiatorio y lo han encontrado supuestamente en “los terroristas antimineros” y en las izquierdas que acompañan las protestas de la gente que defiende la agricultura, el medio ambiente y su vida misma. Las culpables son las izquierdas que manipulan a la población supuestamente ignorante. Son antimineros que no quieren el progreso del país, pero se oculta el  hecho de que esas mismas izquierdas acompañan el diálogo y las negociaciones de la población con las empresas mineras que funcionan en otras zonas del país. Las izquierdas no inventan las protestas sociales que son de diverso tipo, unas son de oposición a la minería y otras de negociación.  Solo las acompañan y buscan representar a los sectores contestatarios, como todas las izquierdas de todo el mundo.

¿Por qué el Estado peruano se pone (en general) al servicio de los intereses particulares de la gran empresa minera? Hay varias razones, pero destaco dos. La primera, la explotación de los recursos naturales brindan al Estado abundantes ingresos fiscales fáciles. Este facilismo, como han mostrado muchos investigadores sobre el Estado,  bloquea a la larga la posibilidad de construir un Estado con capacidades de diverso tipo. Segundo, el Estado no es autónomo sino que se somete fácilmente a los intereses de las élites privadas, a las presiones sociales y a los grandes poderes internacionales. Eso se debe, entre otras cosas,  a la inexistencia de una élite de funcionarios públicos calificados que puedan competir de igual a igual con la élite privada y a los gobernantes que, pese a haber ganado las elecciones con los votos de los sectores contestarios, terminan gobernando para los ricos.

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