“los Filósofos sólo
han interpretado de diferente manera el Mundo, pero de lo que se trata es de
transformarlo”1
Hace veinte años que Karl Marx tendió su formidable
cabeza sobre la tranquilidad, y no obstante, tan sólo hace unos años hemos
experimentado lo que se ha calificado en la lengua de los profesores alemanes
“la crisis del marxismo”, basta con echar una mirada a las masas para concebir
la obra del pensamiento marxista en su gitantesco fervor, que sólo hoy siguen
de por sí el Socialismo en Alemania por su significado en la vida pública de todos
los países llamados civilizados.
Se trataría de formular aquello que Marx hizo para el
movimiento obrero hoy, así se podría decir: Marx ha descubierto, por así
decirlo, la clase trabajadora moderna como categoría histórica, esto es, como
una clase con condiciones existenciales determinadas históricamente y las leyes
del movimiento. Antes de Marx ya existían en los países capitalistas una masa
de trabajadores asalariados, que guiados por su homogeneidad de su existencia
social a la Solidaridad dentro de la sociedad burguesa, buscaban a tientos un
resquicio a su situación y en parte un puente hacia el alabado país del
Socialismo. Primero Marx ha elevado esta Masa hacia la clase, mientras
la unió a ella a través de su tarea histórica particular: a través de la tarea
de la conquista del poder político por medio de la convulsión socialista.
El puente que Marx ha erigido entre el movimiento
proletario y el Socialismo fué el siguiente: lucha de clase para la toma del poder politico.
La burguesía se mostró desde siempre con un instinto
seguro, particularmente cuando dió caza a las pretensiónes políticas del
proletariado con odio y temor. Ya en el año 1831, cuando Casimir Perier informó
en Noviembre en la cámara de los diputados francesa sobre el primer impulso de
la clase trabajadora en el Continente, sobre la revuelta de los tejedores de
seda en Lyon2, dijo:
“Señores míos, podemos estar tranquilos! En el movimiento de los trabajadores de
Lyon no ha emergido nada de Politica“. Cada impulso político del
proletariado fue, a saber, para las clases dominantes un preludio de la
emancipación que se avecinaba de los trabajadores de su tutela política por la
burguesía.
Pero Marx primero ha logrado fijar la política de la
clase trabajadora en el suelo de la lucha de clases conciente y así forjar el
arma letal contra el orden social existente. La base de la política obrera
socialdemócrata de hoy es, a saber, el parecer histórico materialista en
general y la teoría marxista del desarrollo capitalista en particular.
Sólo para quién es igualmente un misterio la esencia de la política
socialdemócrata y la esencia del marxismo, puede pensar la socialdemocracia,
sobre todo la política obrera de conciencia de clase, fuera de las enseñanzas
marxistas.
Friedrich Engels ha formulado en su “Feuerbach”
la esencia de la Filosofía como cuestión eterna después de la relación del
pensar y el ser, de la conciencia humana en el mundo material objetivo.
Traslademos los conceptos de Ser y Pensar al mundo natural
abstracto y la especulación individual, donde la Filosofía profesional da una
vuelta con la vara, al territorio de la vida socializada, así se deja decir, en
sentido fundado, la misma cosa del Socialismo. Este fué desde tiempos
inmemorables la tecla, la búsqueda del medio y el camino para llevar en
consonacia el ser con el pensar, a saber, la forma existencial socializada con
la conciencia socializada
Se ha reservado para Marx y su amigo
Engels, encontrar la solución de la tarea, en la que se habían esforzado una
centuria. A través del descubrimiento de que la historia de todas las
sociedades hasta hoy están en la última linea de la historia de su
relaciones de producción e intercambio, y que el desarrollo de ésta se impone
bajo el dominio de la propiedad privada en las instituciones políticas y
sociales como lucha de clases, a través de ese descubrimiento Marx ha
descarnado el más importante resorte de la historia. Con esto había ganado
primero una aclaración para la desproporción necesaria entre la conciencia y el
ser, entre el querer humano y el hacer social, entre los propósitos y los
resultados en la formas sociales hasta hoy.
A través del pensamiento marxista ha llegado por tanto la
humanidad en primer lugar después del secreto de su propio proceso social. A
través de la desvelación de las leyes del desarrollo capitalista había
mostrado, pero en la lejanía, que la sociedad en su naturalidad, estado
inconciente en el que hizo su historia, como las abejas forman sus celdas de cera,
en el Estadio de la conciencia, queriendo, fué una historia humana de
verdad, en la que la voluntad de la sociedad y su hacer, por primera vez, vino
en consonancia en conjunto, en la que el humano social, por primera vez, desde
siglos realizó el hacer, como el quería.
Esto supuso definitivamente, según Engels, “el salto del
imperio animal a la libertad humana”3, que por
primera vez para la sociedad general sería realizada la convulsión socialista,
efectuándose ya dentro del orden de hoy día – en la política
socialdemócrata. Con el hilo de ariadna4 la doctrina
marxista esta en la mano del partido de los trabajadores, hoy el único que sabe
desde el punto de vista histórico que hace, y por eso hace, lo que el quiere.
En ello yace todo el secreto del poder socialdemócrata.
El mundo burgués queda perplejo desde hace largo ante la
indestructibilidad asombrosa y el progreso continuo de la Socialdemocracia. De
tiempo en tiempo se encuentran tontos seniles aislados, a los que la burguesía
aconseja, que deslumbran nuestra política a través de logros morales particulares,
para tomar en nostros “un ejemplo”, para beber de la sabiduria misteriosa y del
idealismo del socialdemocracia. Ellos no asimilaron que lo que para la política
de la clase trabajadora aspirante es manantial de vida y fuente juvenil de la
fuerza, para los partidos burgueses es veneno letal.
Entonces, qué es de hecho aquello que nos da ante todo la
fuerza moral interna, para soportar y sacudirnos de la más grande opresión,
como una docena de años de leyes (anti)socialistas, con ese coraje risueño? Es
esto la perseverancia de los desheredados en la persecución de unas mejoras
materiales de su situación? El proletariado moderno no es el filisteo, ni el
pequeño burgués, para el que se torna en Héroe en aras de la comodidad diaria.
La placa de sobrio pecho estrecho de las Trade-Union mundial inglesa, muestra
lo poco que está en condiciones de producir un vuelo moral en las alturas la
mera perspectiva sobre las escasas ventajas materiales en la clase trabajadora.
Es esto como para los cristianos primitivos, para quienes
el estoicismo ascético era una secta, que en relación directa con las
persecuciones siempre centello una fogata de luz?. El proletariado moderno,
como heredero y alumno de la sociedad burguesa es mucho más que un materialista
nato, más que un humano de carne y hueso, para sacar de la correspondiente
moral esclava de la tortura exclusivamente amor y fuerza para su idea.
Es finalmente la “justicia” de la cosa que nosotros
conducimos, lo que nos hace invencible? La cuestión de los cartistas y los weitlingianos
(Wilhelm Weitling)5, la
cuestión de la escuela socialista-utópica no fué menos “justa”, y sucumbió toda
esta en conjunto tan pronto a la resistencia de la sociedad existente.
Cuando el movimiento obrero de hoy agita triunfante las
advertencias, a pesar de todos los golpes del mundo opositor, así es ante todo
el discernimiento tranquilo en la equidad legal del desarrollo histórico
objetivo, que el discernimiento de facto, que “la producción capitalista
produce…con la necesidad de un proceso natural su propia expropiación”6– a saber:
la expropiación de los expropiadores a través de la convulsión socialista-,
este discernimiento es, en el que se divisa el afianzamiento fijo de la
victoria final y del que no sólo saca el ímpetu, sino también la paciencia, la
fuerza para el acto y el valor hacia la perseverancia.
La primera condición para una política combativa existosa
es la comprensión de los movimientos de los oponentes. Pero, qué nos da la
llave para la compresión de la política burguesa hasta en su más pequeña
ramificación, hasta en el enredo de la política diaria, una comprensión que nos
libre igualmente de las sorpresas como de las ilusiones?. No otra cosa que la
cognición de que todas las formas de conciencia social se deben explicar en su
división interna de clases -e intereses de grupos, de las contradicciones de la
vida material y en última instancia “de los conflictos presentes entre las
fuerzas productivas socializadas y las relaciones de producción”.
Y que nos da la capacidad, de amoldar nuestra política a
las nuevas apariencias de la vida política, como por ejemplo la política
mundial, y de estimar esta con una profundidad de juicio, ante todo, tambien
sin particular talento y sentido profundo, que de con el núcleo mismo de la
apariencia, mientras el más talentoso crítico de la burguesía solo tienta en su
superficie o se enreda por cada mirada en la profundidad en contradicciones sin
salida? Nuevamente no otra cosa que la visión conjunta sobre el desarrollo
histórico en marcha en la mano de las leyes que son “el modo de producción de
la vida material”, que “condiciona el proceso de vida socia, político y
espiritual”.
Pero ante todo que nos da una escala para la selección
del único medio y camino en la lucha para impedir la experimentación sin método
y del despilfarre de fuerza en la aventura utópica? Es la dirección del proceso
económico y político en la Sociedad de hoy, una vez reconocido, en la que
nosotros podríamos mesurar no sólo nuestro plan de batalla en sus lineas
gruesa, sino también cada detalle de nuestras aspiraciones políticas. Gracias a
ese manual ha resultado la clase trabajadora, para cambiar a la gran idea del
objetivo final del Socialismo en la moneda fraccionaria de la política diaria y
elevar el pequeño trabajo político del día a día hacia la herramienta ejecutiva
de la gran idea. Hubo antes de Marx una política burguesa que guiaba a los
trabajadores, y hubo un socialismo revolucioniario. Ya es dado desde Marx y a
través de Marx política de trabajadores socialista que es, simultáneamente
y en el más pleno sentido,ambas palabras: política real revolucionarias.
A saber, cuando nosotros reconocemos
como política real una política que se estanca sólo en objetivos accesibles y
sabe perseguir con medios efectivos sobre el camino más corto, así se
diferencia en ello la política de clase proletaria en el espíritu marxista de
la política burguesa, que la política burguesa es del punto de vista de los éxitos
diarios material reales, mientras la política socialista es del punto de
vista de la tendencia de desarrollo histórico. Esta es exactamente la misma
diferencia como la que hay entre la teoría del valor económica vulgar, que toma
el valor como una apariencia real del punto de vista del puesto del mercado, y
la teoría de Marx, que la toma como una relación socializada de una época
determinada históricamente.
Pero la política realista proletaria es también
revolucionaria, en tanto esta transciende todas sus pretensiones parciales en
el conjunto sobre los cuadros del orden existente, en la que esta trabaja, en
tanto esta se contempla consciente sólo como la prefase del acto que se
realizará sobre la política del proletariado predominante y revuelto.
De este modo es todo: la fuerza moral, con la que
nosotros superamos los bienes muebles, nuestra táctica en la lucha hasta el
pormenor, la crítica que ejercemos al adversario, nuestra agitación diaria con
la que ganamos las masas, nuestro hacer completo hasta la punta del dedo,
atravesando y dilucidando de la enseñanza que Marx produjo. Y cuando
abandonamos aquí y allí la ilusión, nuestra política de hoy con todo nuestro
poder interno sería independiente de la teoría marxista, como habló la prosa
moral burguesa, también donde nosotros no la conocemos.
Es suficiente con tener presente el logro marxista para
entender que Marx se debío hacer enemigo mortal de la sociedad burguesa a
través de la convulsión originada por él en el Socialismo, como en la política
de los trabajadores. Para la clase dominante
estaba claro: sobreponerse al movimiento obrero moderno significa sobreponerse
a Marx. Los 20 años desde la muerte de Marx han sido una fila ininterumpida de
intentos que aniquiló el espíritu marxista en el movimiento obrero teórico y
práctico.
La historia del movimiento obrero desde el principio se
ha forjeceado entre el utopismo revolucionario-socialista y la política real
burguesa. El suelo histórico de las primeras formó la sociedad burguesa total o
semiabsolutista. El apartado revolucionario-utópico del Socialismo en el oeste
de Europa finaliza en la mayoría y todo con el despliegue de la dominación de
clase burguesa – aunque observamos recaidas aisladas hasta en el tiempo más
nuevo-. El otro peligro – el hundimiento en la chapucería de la política real
burguesa – irrumpe al principio con el fortalecimieto del movimiento obrero
sobre el suelo del parlamentarismo.
Del parlamentarismo burgués se deberían sacar armas para
la superación práctica de la política revolucionaria del proletariado,
la lucha de clases tendría que sustituir la federación democrática de clases y
la paz social de la reforma.
Y qué se ha conseguido? La ilusión quiere durar un rato
aquí y allí, la ineptitud del método burgués de la política real para la clase
trabajadora se ha mostrado inmediatamente. El fiasco del ministerialismo en
Francia7, la
traición del liberalismo en Bélgica8, el colapso
del parlamentarismo en Alemania9 – golpe a
golpe cayó en pedazos el corto sueño del “desarrollo tranquilo”. La ley
marxista de la agudización tendencial de las oposiciones sociales como base de
la lucha de clases fracturó triunfante el carril, y cada día traía nuevos
signos y prodigios. En Holanda han salido 24 horas los huelguistas del
ferrocarril abriendo como un terremoto en la noche una fisura en medio de la
sociedad, la lucha de clases flameó hacia arriba y Holanda está ardiendo.10
Así quiebra en un país después de otro bajo la “huelga de
masas de los batallones de trabajadores” del suelo de la democracia burguesa,
para traer a la clase trabajadora siempre de nuevo hacia la consciencia de que
la legalidad burguesa, como un delgada capa de hielo, no podrá despachar su
pretensión final. Este es el resultado de muchos intentos de superar la
“práctica” de Marx.
La superación teórica del marxismo la han tomado
cientos de apologetas aplicados de la burguesía como su tarea de por vida, como
trampolín de su carrera profesional. Qué han conseguido? Lo que han llevado a
cabo es provocar el convencimiento de “unilateralidad” y la “exageración” de
Marx en los círculos de la inteligencia creyente. Pero mismo lo más grave bajo
los ideólogos buergueses, como (Rudolf) Stammler11, han
reconocido que “frente a una enseñanza tan profundamente productiva” con “cada
deficiencia, con algo más o menos” nada podría conseguirse. De por sí, qué pudo
ser capaz de hacer la ciencia burguesa para contraponer las enseñanzas
marxistas frente al todo?
Desde que
Marx ha acercado al territorio de la Filosofía el prestigio del punto de vista
histórico de la clase trabajadora de la Historia y la economía, se ha cortado
el hilo de la investigación burguesa de ese territorio. La Filosofía de la
naturaleza, en el sentido clásico está llegando a su término. La Economía
nacional científicica está llegando a su término. En la investigación
histórica, donde no domina el de Materialismo inconciente o inconsecuente, ha
ocupado la posición cada una de las Teorías unitarias en todos los colores
fluorescentes del eclécticismo, esto es, la renuncia a la aclaración unitaria
del proceso histórico, esto significa, a la Filosofía de la historia
principalmente. La Economía vacila entre dos escuelas, la “histórica” y la
“subjetiva”, de las cuales la una es una protesta contra la otra, y ambas son
una protesta contra Marx, cuando la una, para negar a Marx, niega
principalmente la Teoría económica, esto es, el conocimiento en ese territorio;
pero la otra niega el único – objetivo – método de investigación, que ha puesto
primero la economía nacional junto a la ciencia.
Pero la Feria de libros de ciencias sociales trae aún,
como siempre, cada mes toda una montaña de productos de la diligencia burguesa,
y de los profesores modernos aplicados serán arrojados sobre el Mercado los más
gruesos tomos con original velocidad capitalista y mecánica. Pero son o
monografías diligentes, donde entierra la investigación la aparente astilla
como un pájaro avestruz con la cabeza bajo la arena, para no deber de ver
ningún gran nexo y sólo trabajar para las demandas del día, o donde serán
simulados pensamientos o “teorías sociales”, porque es en último término
siempre sólo un reflejo del pensamiento de Marx, bajo el que se esconde
cargadas laminas de ornamentación al gusto de la “moderna” mercadería de bazar.
Un pensamiento al vuelo autónomo, una mirada audaz a lo lejos, una deducción
vivificante no se puede encontrar en ninguna parte.
Y cuando el progreso social de nuevo ha levantado una
nueva lista de problemas científicos, cuya solución aún aguarda, asi es
nuevamente sólo el método marxista el que ofrece el manejo para su
solución.
Por doquier es así sólo la falta de teoría lo que la
ciencia social burguesa de la teoría marxista, escépticismo cognitivo, puede
hacer para contraponer el conocimiento marxista. La enseñza marxista es hija de
la ciencia burguesa, pero el nacimiento de esa hija le ha costado la vida a la
madre.
Así pues ha golpeado directamente con las armas en la
mano tanto en la Teoría como en la Práctica el auge del movimiento obrero de la
sociedad burguesa, con la que quería arremeter contra el Socialismo de Marx. Y
hoy, 20 años después de la muerte de Marx, es este tan impotente al lado de él,
pero Marx está más vivo que nunca.
Por supuesto queda un consuelo restante en la sociedad de
hoy. Mientras esta se fatiga en vano para encontrar un medio de superación de
las enseñanza marxista, no se percata que el único medio en efecto para esto
está velado en esa enseñanza. Hasta la médula histórico, pretende esta una
validez temporal limitada. Hasta la médula dialéctico, porta esta en sí mismo
el germen seguro de su hundimiento.
La enseñanza marxista existe en el contorno más común,
cuando nosotros prescindimos de su parte imperecedera, a saber, de su método de
investigación histórico, en la cognición del camino histórico, que procede del
último “antagonismo”, basado en la oposición de clases fundada en la forma
social conduce a una sociedad comunista construida basada en los interéses
comúnes de todos los miembros.
Ésta es ante todo también, como las teorías clásicas
anteriores de economía nacional, el reflejo mental de un determinado período
del desarrollo económico y política, a saber, de la transición del capitalismo
a la fase socialista de la Historia. La transición histórica reconocida por
Marx no podrá, a saber, para nada consumarse sin que sea publicitado el
conocimiento marxista sobre lo social, hacia el conocimiento de una clase
social determinada, del moderno proletariado. La convulsión histórica formulada
en la toería marxista tiene como requisitos que la teoría de Marx sea
hacia la forma de consciencia de la clase trabajadora y, como tal, como
elemento mismo de la Historia.
Así se corrobora la enseñanza marxista progresiva con
cada nuevo proletariado que será portador de la lucha de clases. La enseñanza marxista
es así al mismo tiempo una parte del proceso histórico, y así mismo también un
proceso, y la revolucisón social será el capítulo final del Manifiesto
Comunista.
La enseñanza marxista habrá superado, por consiguiente,
tarde o temprano, en su parte más peligrosa al orden social existente. Pero
sólo junto con el orden social existente.
(Marzo 1903)
_____________________
Traducido del alemán para Marxismo Crítico de Juan Miguel
Salinas Granados
Notas
2 La
insurrección de los tejedores de seda en Lyon en el año 1831 fue el primer
alzamiento político autónomo de la clase trabajadora contra la burguesía. Este
inició el comienzo del movimiento obrero moderno. Hubo un nuevo intento de
insurrección también en Lyon en el año 1834
3 Con esto
primero se separa el humano, en un sentido fundado, definitivamente del reino
animal, da un paso hacia la condición de existencia animal en sentido humano…es
el salto de la Humanidad al reino de la necesidad al reino de la Libertad”
(Friedrich Engels: Señor Eugen Dührings, convulsión de la ciencia
[Anti-Dühring], en Marx y Engels, Obras, Tomo 20, Berlín 1968, p.264
4 En la
mitología griega Ariadna dio un hilo a Teseus, para que así pudiera encontrar
de vuelta el camino del Laberinto de Minotauro.
5 Cartistas:
el primer movimiento obrero politico que durante los años 1830 y 1840 organizó
a la clase obrera británica para un programa de reformas políticas radicales
(la carta del pueblo). Después de 1848 entró en decadencia, como otros
movimientos revolucionarios y semirevolucionarios de aquellos tiempos por toda
Europa. Weitlingianos: partidarios de comunista utópico alemán Wilhelm
Weitling, al que Marx alabó como el primer teórico del proletariado alemán
7 El 28 de
Mayo de 1902 el gobierno de Waldeck-Rousseau tuvo que dimitir, en la que el
socialista oportunista Alexandre-Ètienne Millerand fué desde 1899 ministro de
comercio.
8 En Abril de
1902 la burguesía liberal hubo de comportarse abiertamente enemiga a los
trabajadores, a pesar de la alianza con el partido obrero por la lucha para el
sufragio universal.
9 Estimada la
tendencia en auge para ello, para discutir cuestiones políticas importantes no
en el Dieta Imperial (Reichstag), hasta que fuera concluido detrás de
bastidores un chanchullo entre el gobierno y los distintos partidos burgueses.
La Dieta Imperial fué ganada para los poco críticos simpatizantes/auxiliares
ejecutivos (Jasager, DUDEN: Mitläfer).
10El gobierno
había tomado con ocasión de la Huelga de los trabajadores del puerto y los
ferroviarios de Amsterdand y Rotterdama finales de Enero de 1903 para someter
el Proyecto de ley al parlamento contra el derecho a Huelga de los
trabajadores. Conttra este sometimiento a la insurrección se dieron muchas
asambleas de protestas bajo la clase obrera
11 Rudolf
Stammler: Filósofo del derecho que combatió contra las posiciones de los
neokantianos procedentes materialismo histórico.
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