28 septiembre 2016
No
esperaremos a que se desvanezca por sí solo el monstruo mediático de las “mil
cabezas”. Quitémosle, por lo pronto, la base de sustentación que es nuestro
cerebro. Ni todas las asimetrías -realmente existentes- en el escenario de la
Guerra Comunicacional planetaria, alcanzan para convencernos de quedarnos
quietos. Para que seamos incapaces de comprender la realidad y transformarla,
la burguesía nos atiborra el cerebro con ilusionismo consumista. Basta. En
todas las “ideas” de la clase dominante existen componentes extorsivos para
convencernos, directa o indirectamente, de ser esclavos felices. Ya podríamos
desarrollar una Guerra de Guerrillas[1] Semiótica que
tuviera por objetivo “asaltar los cielos” de la libre expresión socialista con
una Revolución de la Comunicación por todos los medios. ¿Qué hace falta?
Es falso que nada puede hacerse, es
falso que los monopolios son intocables e indemnes, es falso que nos quede sólo
la resignación y el silencio. La estructura toda del capitalismo está plagada
con fisuras originadas por la improvisación y el empirismo de su desarrollo
anárquico y dispendioso. Trabajaríamos como ciegos si asumimos como verdad
absoluta esa super mentira (propagada a los cuatro vientos) sobre lo
“intocables” que son los monopolios de la comunicación del capitalismo. Su peor
debilidad, la más grande, es la organización política de los pueblos con
fortaleza crítica.
Podríamos desarrollar un inventario
de “fisuras” y “grietas” del capitalismo, medidas por antigüedad, espesor,
profundidad y vulnerabilidad. Podríamos evaluar con qué hacerle más daño a los
medios y los modos que la burguesía emplea contra el pueblo trabajador para
embrutecerlo, alienarlo y explotarlo. Podríamos recorrer las experiencias
exitosas y repetirlas, perfeccionándolas. Podríamos, incluso, organizarnos con
un solo plan multiplicado por miles de frentes para cercar a las matrices
ideológicas burguesas con una pinza de crítica aguda, científica, popular y
revolucionaria.
Hace falta la audacia, el talento, la
claridad política y el sentido de clase que, por ejemplo, Hugo Chávez
desarrolló con su “Aló Presidente”: los recursos mínimos con el máximo
resultado semántico y político. Hace falta la síntesis y el sentido de la
Historia que tuvieron las “Tesis de Abril”; hace falta la poesía de Miguel
Hernández, la pasión de Flores Magón; el pundonor de Rodolfo Walsh; la firmeza
de John Reed. Hace falta el clima de las radio difusoras revolucionarias de
Bolivia y las certezas antimonopólicas de las leyes de medios ensayadas en la
Patria Grande. Hace falta la disciplina y la entrega de los medios alternativos
y comunitarios. Por citar algunos ejemplos y fuentes de inspiración moral y
ética. Pero, principalmente, hace falta un programa Revolucionario para la
comunicación emancipada y emancipadora. Independencia política en la
independencia semántica.
Con todas esas fuerzas y con las
riquezas comunicacionales, desarrolladas históricamente en la resistencia y en
la vanguardia, debemos fundar un programa internacionalista de acción semiótica
para revolucionar íntegramente la producción social de sentido. Derrotar todas
las instituciones ideológicas de la burguesía, sus santorales eclesiásticos,
académicos, empresariales y faranduleros… (aunque a veces no se sepa cuál es
cuál). Debemos emancipar a los diccionarios, devolverles su derecho social a la
libertad semántica y a la renovación dialéctica de los significados. Recuperar
el derecho a producir sentido libremente bajo el único acuerdo necesario de ser
útil a la emancipación humana y a la superación definitiva del capitalismo. A
un mundo sin clases, sin patrones y sin explotación.
Una Guerra
de Guerrillas[2] Semiótica ha de operar en los
rincones más inhóspitos e inopinados… en las categorías más invisibles. Zonas
aparentemente impenetrables de esa “mentalidad sumisa” que estudió Vicente
Romano. Ahí donde reina una “tradición” entrar a modificar el sentido en clave
popular y revolucionaria. Ahí donde hacen su nido los prejuicios, romper los
moldes y re-semantizar los hábitos. Ahí donde las supercherías, los
preconceptos, los dichos y los refranes… esclerotizan ideas con moldes
moralistas, fracturar la lógica del discurso para que desemboque en un
imaginario transformador y revolucionario. Ahí donde las idiosincrasias
sancionan vidas y reprimen cambios… detonar los contenedores y limpiar los
tóxicos ideológicos que carcomen la libertad humana. Revolucionar los
significados.
No permitas que los noticieros
burgueses te convenzan de odiar a tu propio pueblo. Que nunca más nos impongan
sus definiciones ni sus diccionarios. Cada vez que un noticiero burgués usa la
palabra “polémico” para referirse a un líder social, está induciéndote a que lo
veas como amenaza. No te tragues el odio oligarca como si fuese tuyo. Piensa.
El 90% de las matrices ideológicas de los medios burgueses es antipolítica.
Superproducciones, miniseries, noticieros... para des-movilizarte. Todas las
veces que un informativo use la palabra “enfrentamiento” entre luchadores
sociales y policías ¡miente!. Es represión vil pero maquillada. Todos los días
debes defenderte de la ideología dominante: nada que te humille, nada que te
duela, nada que te endeude, nada que te embrutezca. Dignidad. En boca de la
derecha la palabra “referéndum” significa odio al pueblo. No te engañe el
democratismo burgués ni su llanto de cocodrilo.
La Guerrilla Semiótica requiere, por
ejemplo, bombarderos de precisión para demoler las matrices ideológicas que
obligan a los pueblos a votar en su contra. Hay que ganar la gran batalla
contra la infiltración de ideología burguesa en nuestras propias casas y hasta
la cocina. Guerrilla Semiótica significa audacia de la inteligencia para
desmoronar los castillos ideológicos de la clase dominante y derrotarlos con el
razonamiento enamorado de la inteligencia revolucionaria y socialista.
Emancipar conciencias. Una Guerrilla Semiótica requiere de acción emancipadora
y multiplicadora en los territorios más invisibles de la conciencia.
Emancipación. Cada quien debe asumir su responsabilidad y su trinchera en la
Guerrilla Semiótica. Desmontar el diccionario del engaño con que nos ha
derrotado más que por la fuerza. Tarea urgente.
[1] “…La "guerra pequeña" o guerrilla
-pequeños destacamentos de maniobras independientes unos de otros- procura
debilitar y extenuar al adversario…”. León Trotsky, GUERRILLA Y EJÉRCITO
REGULAR:
https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1919/24vii.htm
[2] “…Si por guerrilla se entiende, un método de
maniobras rápidas y ligeras, de incursiones, súbitas…” León Trotsky, GUERRILLA
Y EJÉRCITO REGULAR:
https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1919/24vii.htm
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