22/09/2016
Uno de los objetivos centrales de PPK en su viaje a
China fue la promoción de inversiones para la construcción de refinerías,
principalmente, de cobre. Como se sabe, la producción de cobre comienza por los
concentrados, después viene el proceso de fundición y, finalmente, se refina el
cobre para obtener una pureza bastante alta.
Mientras más se avanza en estos procesos, el precio
aumenta, lo que proporciona mayores ganancias a la empresa. A lo que se agrega
que disminuye el costo de transporte por barco, ya que el cobre refinado ocupa
mucho menos espacio que el cobre concentrado.
La iniciativa de PPK, entonces, apunta a obtener un
mayor “valor agregado” a los minerales. Lo que está en la dirección correcta.
Pero para PPK ese planteamiento no se queda solo en el lado técnico. Cuando el
periodista del diario español “El País” le pregunta: “¿Cree posible concertar
una agenda con la izquierda?”, PPK responde: “El punto divisorio entre la
izquierda y la derecha es la minería, que es la que más divisas nos trae y yo
soy partidario de su industrialización” (1).
Dejemos la cosa ahí por el momento y veamos el tema
de las refinerías de cobre en el mundo. En primer lugar hay que decir que China
es el consumidor # 1 de cobre del mundo, con el 42% del total. Detrás vienen
EEUU con el 12%, Alemania con el 7% y Japón con el 5%. En segundo lugar, hay
que decir que el consumo de cobre ha venido descendiendo en los últimos años
como consecuencia del estancamiento del crecimiento de la producción mundial.
Tercero, de acuerdo a la publicación especializada
Commodities Research Unit (CRU), en los últimos años la política china ha
estado dirigida a ser autosuficiente en la fundición y refinación de cobre
necesaria para su consumo. Así, tenemos que su capacidad de refinación de cobre
es ampliamente superior a la demanda del mercado chino (2).
Por tanto, si hay sobre capacidad de refinación en
China, la decisión de invertir en nuevas refinerías al otro lado del Pacífico
(el Perú), se vuelve complicada. Podría darse el caso que la producción de
cobre de Las Bambas o de Toromocho ya esté destinada a la capacidad instalada
de las refinerías en China, que emplean mano de obra local. Si ahora esas minas
refinan su cobre acá, habrá consecuencias económicas y sociales en China, que
los inversionistas tendrán que sopesar.
Supongamos, sin embargo, que de todas maneras PPK
logra atraer inversiones para que el cobre se refine en el Perú (3). En ese
caso, hay un problema central que se tiene que resolver: los concesionarios
mineros son los dueños del mineral (de la molécula, decimos, en el caso de los
hidrocarburos). Ellos disponen como quieren del mineral que les “pertenece”.
Así las cosas, las grandes empresas mineras de
cobre como Antamina (BHP Billiton, Glencore, Teck y Mitsubishi), Cerro Verde
(Freeport McMoran) y Constancia (Hudbay), podrían decidir seguir vendiendo su
producción bajo la forma de concentrados. Y lo mismo podría suceder con Las
Bambas (del Consorcio chino MMG Limited) y Toromocho (Chinalco).
Nota: En el Perú solo Southern refina el cobre en
Ilo, lo que representa 280,000 toneladas anuales, el 15% de la producción
peruana de cobre. En Chile, la estatal Codelco, el mayor vendedor mundial de
cobre refinado, vendió el 72% de su producción como cátodo refinado en 2013, el
21% como concentrado y el 7% como “blister”.
No es fácil de realizar, entonces, el planteamiento
de PPK. Quizá por eso acaba de decir en China: “las obras de infraestructura
necesitan tiempo de estudio y en el sector minero hay una magnífica voluntad de
industrializar los minerales en el Perú, pero todavía va tomar un poquito de
tiempo" (4).
El tema de fondo, para nosotros, es que, como no
tenemos ninguna capacidad de decisión sobre el destino de la “molécula” minera,
poco o nada podemos hacer para generar mayor valor agregado. Lo mismo sucede
con el gas natural, que queremos que vaya al consumo del Sur del Perú y a la
petroquímica, para la diversificación productiva. Igual sucede con los fosfatos
de Bayóvar, que hoy se exportan como roca fosfórica y regresan como
fertilizantes, los que se podrían producir acá, con buenos precios para los
agricultores.
Para terminar, el tema de división entre la
izquierda y la derecha, no es “la minería”, así, en crudo, lo que podría
resolverse con la industrialización, que nos traerían las refinerías. Primero,
porque ese valor agregado de la refinación, si bien es un avance, no nos saca
de la condición de exportadores de materias primas. Segundo, porque la agenda
de fondo para el Siglo XXI es avanzar en una verdadera diversificación
productiva, la que no ocupa un lugar central en su programa de gobierno.
Tercero, y lo más importante, porque la actividad
minera tiene que ser sustentable, tiene que cumplir con todas las normas
ambientales y con la licencia social de la población, lo que, hoy, muchas veces
no ocurre. Cuarto, lo clave para el país es la capacidad de tomar las
decisiones soberanas sobre el destino de sus recursos naturales, tanto en
minería como en hidrocarburos, lo que hoy no existe. Estos dos últimos puntos,
y no "la minería” en abstracto, son el punto divisorio entre la izquierda
y la derecha.
Notas
(2) Copper industry struggles with overcapacity,
ICSG, Octubre 2015.
(3) Nota: En el Perú solo Southern refina el cobre
en Ilo, lo que representa 280,000 toneladas anuales, el 15% de la producción
peruana de cobre. En Chile, la estatal Codelco, el mayor vendedor mundial de
cobre refinado, vendió el 72% de su producción como cátodo refinado en 2013, el
21% como concentrado y el 7% como “blister”.
http://www.alainet.org/es/articulo/180427
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