La ciencia social burguesa se ocupa de la existente sociedad
burguesa, cuyas relaciones y circunstancias toma, más o menos tranquilamente,
como leyes naturales inviolables de toda vida social. Cuando los teóricos
burgueses de la sociedad parecen hablar de otras formas sociales, su verdadero
objeto sigue siendo la particular forma histórica de la sociedad burguesa, cuyos rasgos
empíricamente captados vuelven a hallar en esas otras formaciones sociales. Y cuando hablan de la «sociedad» en general,
en el rostro
de esa sociedad general aparecen, con ligeros retoques, sólo los rasgos
habituales de la presente sociedad burguesa. Entre los grandes fundadores de la
teoría social burguesa de los siglos XVII y XVIII y en la filosofía idealista alemana de Kant a Hegel esto ocurre
aún de una manera ingenua, utilizando el término «sociedad civil» o «sociedad
burguesa» como concepto atemporal de sociedad.[1]
También cuando los investigadores sociales burgueses hablan
de un desarrollo o una «evolución»
suelen quedarse dentro del círculo mágico de la sociedad burguesa. Consideran
las anteriores formaciones sociales como «estadios previos» de la forma hoy día
más o menos plenamente desarrollada. Aplican sin más los conceptos tomados del
presente estadio social a las formas sociales hist6ricamente precedentes. Hasta
el siglo XIX han
estado llamando «prehistoria» la historia
primigenia de la humanidad, que no se puede captar con las categorías de la
actual sociedad burguesa, como la propiedad, el estado o la familia. Pese al
mucho hablar de «historia universal» (que para el intacto espíritu burgués de
esta época significa sólo una ampliación de la sociedad burguesa a todo el mundo),
sólo muy casualmente se encuentra un barrunto siquiera de la concepción
realmente universal que incluye como elementos plenamente válidos de la
historia de la humanidad, junto con las épocas preburguesas, también los
estadios sociales completamente ajenos al mundo burgués, separados de él
espacial y temporalmente. Los informes del célebre viajero C. F. Volney,[2]
escritos antes de la revolución francesa y durante ella, son un primer avance en este sentido. Y ya algunas décadas antes un hombre menos
viajero, pero no menos agudo, y de penetrante mirada escribió en su diario: «¡Cuántas
épocas habrán pasado antes de las que podemos conocer o imaginar! ¿La fenicia?,
¿o la egipcia?, ¿la china?, ¿la arábiga?, ¿la etiópica? O quizás nada de todo eso, de modo que
con nuestro Moisés estemos en lo justo».[3]
La teoría social burguesa queda ligada a las categorías burguesas
no sólo hacia el pasado, sino también hacia el futuro, en su análisis de las
presentes tendencias del desarrollo
social. No pueden imaginarse las trasformaciones futuras más que como un desarrollo «evolutivo», sin ruptura
radical con los principios básicos del presente orden social burgués. Considera
las revoluciones sociales como interrupciones patológicas del desarrollo social
«normal», y espera
que una vez discurrido todo el «ciclo» revolucionario se restituya la situación
social prerrevolucionaria, del mismo modo que la restauración restituyó h situación política prerrevolucionaria.
Por eso considera que todas las tendencias socialistas o comunistas
revolucionarias son en su actuación perturbaciones del sano progreso social y en su forma teórica fantasía
acientífica.
La teoría socialista de Marx se contrapone en todo punto a
esas ideas recibidas de 1a ciencia
social burguesa. Pero la contraposición no es tan simple que se pueda reconducir
a la fórmula bíblica: sea vuestra manera de hablar sí, sí, no, no. Y así, para empezar con lo principal, sería
completamente erróneo creer que, puesto que la teoría social burguesa es la
doctrina de la «sociedad burguesa», la teoría socialista de Marx haya de ser la doctrina de la «sociedad socialista».
La verdad es que la teoría
del socialismo científico no se ocupa en absoluto de describir un futuro
estadio social. Marx deja esa tarea en manos de los viejos y nuevos fundadores de doctrinarias sectas
socialistas. Él, de
acuerdo con su principio materialista, estudia la única forma real hoy y aquí: la sociedad burguesa. En el
rigor con que observa empíricamente este estadio social dado rebasa incluso a
los teóricos burgueses, siempre inclinados a «generalizar» de un modo u otro los hechos «descubiertos», y en este punto se acerca más al
procedimiento de los historiadores burgueses (de los que, por otra parte, se
diferencia mucho por el riguroso mantenimiento de la forma científica teórica) .
También Marx ha reunido las formas históricas de las
sociedades «asiática», «antigua» y «feudal» para formar una serie de «épocas progresivas
de la formación social económica», para
concluir con la presente «sociedad burguesa», no la historia, como lo hacen los teóricos burgueses, pero sí ]:a «prehistoria» de la sociedad humana.[4]
Tampoco se ha opuesto en principio a la aplicación de conceptos obtenidos en el
estudio de la presente sociedad burguesa a las relaciones de épocas históricas anteriores.
Él mismo ha admitido como punto de
partida que en las categorías de la sociedad burguesa, por ser ésta «la forma histórica
más desarrollada y varia
de organización de la producción», hay una clave para la comprensión de las épocas
anteriores de la formación social económica.[5]
También ha aceptado, al menos en sus comienzos, la «acertada idea» que subyace
a «aquella corriente ficción del siglo XVIII según la cual el estado de naturaleza es el verdadero
estado de la naturaleza humana».[6]
Y mientras que la investigación burguesa abandona totalmente esa idea revolucionaria del
siglo XVIII que
aún renació en el primer gran período de descubrimientos de la investigación protohistórica,
la investigación marxiana, como veremos, la recoge en forma críticamente
depurada y la hace objeto de una nueva y fecunda aplicación. Tampoco el concepto burgués
de «evolución» está simplemente tachado en la
teoría marxista revolucionaria del desarrollo, sino sólo
modificado: del mismo modo que desde el pasado histórico y protohistórico hay, con todas las
revoluciones intermedias y precisamente gracias a ellas, un desarrollo progresivo
que conduce hasta la presente forma social burguesa, así también la futura
sociedad socialista y comunista que nacerá de la revolución social de la clase
proletaria será al mismo
tiempo una forma desarrollada de modo determinado de la sociedad burguesa (de
un modo que implica la ruptura con el principio social burgués).
Fuente:
Fragmento del
libro: Karl Marx de Karl Korsch,
Traducción castellana de Manuel Sacristán
de la edición preparada por GOTZ LANGKAU
para el
Instituto Internacional de Historia Social. EDITORIAL ARIEL, Esplugues de
Llobregat, BARCELONA
[2]
Voyage en Syrie et en Egipte penáant les années 1783-1785 . .. , París, 1787, y Les ruines o u méditation sur les
révolutions des empires,
Parfs, 1791.
Duntzer, vol. 24, Berlín [1879], p. 405
[6]
«Das philosophische
Manifest der historischen Rechtsschule», en Rheiniscbe Zeitung, suplemento n. 221, 1842, MEGA, I, 1 , 1 , p . 251 (MEW, vol. 1 ,
p . 78): <su fondo la acertada idea de que
las situaciones rudas
son ingenuos
cuadros flamencos de las
situaciones verdaderas».
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