martes, 1 de noviembre de 2016

LOS NUEVOS DIRECTORES DEL BCR Y EL PROBLEMA DE FONDO DEL BANCO CENTRAL






Escribe: César Vásquez Bazán

 La tarde del jueves 27 de octubre de 2016, el Congreso eligió a tres nuevos directores del Banco Central de Reserva. Todos los designados patean fuerte con la pierna derecha y representan los intereses más sentidos de los millonarios –nacidos en el país y extranjeros–que lucran con el Perú, con su gente y sus mercados. Los designados fueron el monje neoliberal Elmer Cuba –que afirma ser economista pero no se encuentra inscrito en el Colegio de Economistas de Lima−, el israelita José Chlimper –que alcanzó notoriedad por amenazar con ultimar a balazos a trabajadores portuarios en huelga− y Rafael Rey un político conservador representante de los grupos más reaccionarios de la Iglesia Católica.

Tras la designación de estos elementos, diversos sectores de la prensa y de la política nativa expresaron su protesta, en particular contra el sionista Chlímper y el monaguillo Rey. Los argumentos más usados contra los infortunados fujimoristas fueron extraídos del artículo 11 de la Ley Orgánica del Banco Central de Reserva, que prescribe que los directores deben tener reconocida solvencia moral y poseer amplia competencia y experiencia en economía y finanzas. Se afirma que el pistolero Chlimper es insolvente desde el punto de vista moral por algunas travesuras cometidas durante las últimas elecciones, en tanto que se presume con insistencia que el cófrade Rey no sabe dónde está parado en cuestiones económicas.

Voy a perder algo de tiempo opinando sobre el tema.

El Banco Central de Reserva es una entidad que se encuentra al servicio del gran capital nacional y extranjero. Asegura para ellos las mejores condiciones de negocios y la transferencia de fondos y fuga de ganancias al exterior. Al tener en la actualidad el BCR como único objetivo “preservar la estabilidad monetaria”, el Banco rechaza cualquier responsabilidad en cuanto a asegurar el máximo nivel de empleo o la vigencia de tasas moderadas de interés, como sí sucede, por ejemplo, con la Reserva Federal en Estados Unidos. Por ello puede afirmarse que el Banco Central busca preferentemente asegurar el bienestar de los sectores dominantes del país y de la banca y empresas transnacionales. Le importa un pito la situación de falta de oportunidades de trabajo e insuficiencia de ingresos de cholos y mestizos. Por supuesto, para proceder de esta manera el BCR se escuda en su ley orgánica, que la mayoría de la gente desconoce fue promulgada mediante decreto ley (número 26123) de la dictadura fujimorista.

De ahí que desde el punto de vista de “preservar la estabilidad monetaria”, poco importa que los directores sean Chana o Juana. Ninguno de ellos podrá sacar los pies del plato “estatutario” neoliberal.

Si ésta es la situación, cabe preguntarse ¿por qué se organiza el rechazo al nombramiento de Chlimper y de Rey aduciendo inmoralidad, desconocimiento e inexperiencia? Es probable que la “reacción” contra el par de fujimoristas haya sido digitada desde la misma presidencia del Banco Central de Reserva, ejercida por el político solapado Julio Velarde, vinculado desde los años ochenta al Partido Popular Cristiano (PPC). Lo que buscaría el obeso cachetón Velarde sería asegurar que los grandes enjuagues en materia de operaciones financieras se mantengan en reserva sin que “los políticos” se enteren de ellos e intenten también obtener su tajada.

Aclaremos, por otro lado, que el famoso artículo 11 que exige solvencia moral y amplia competencia y experiencia en economía y finanzas es un saludo a la bandera neoliberal. No puede hacerse cumplir, entre otras razones, porque no se ha definido claramente el ente que certificará y calificará de moral, competente y experimentado en economía y finanzas a los candidatos a directores. ¿Cuál será la agencia calificadora? ¿La Corte Suprema integrada por una partida de pendencieros y corruptos? ¿El Congreso de la República conformado por una selección inmejorable de semianalfabetos e iletrados? ¿El Colegio de Economistas? ¿La Bolsa de Valores? ¿La CONFIEP? ¿Una junta de jefes de departamentos académicos de economía de las universidades? ¿El Arzobispado de Lima?

La conclusión a la que se llega es que no se trata de aprobar o desaprobar la designación de los tres neoliberales fujimoristas al BCR. Cualesquiera sean los nombrados, los resultados en términos de política monetaria serán más o menos los mismos. La lucha del pueblo no va por allí. De lo que se trata es de discutir y aprobar una nueva ley orgánica para el BCR, que asigne a esta institución los objetivos de asegurar el máximo nivel de empleo y la vigencia de tasas moderadas de interés, además de preservar la estabilidad monetaria. Por supuesto, un esfuerzo de esta naturaleza requerirá arrojar al tacho de basura el estropajo constitucional fujimorista y, probablemente, la iniciación de un profundo cambio político en el país.

© César Vásquez Bazán, 2016
Todos los derechos reservados sobre el texto del artículo
Octubre 31, 2016

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