Escribe: César Vásquez Bazán
La tarde del jueves 27 de octubre de
2016, el Congreso eligió a tres nuevos directores del Banco Central de Reserva.
Todos los designados patean fuerte con la pierna derecha y representan los
intereses más sentidos de los millonarios –nacidos en el país y extranjeros–que
lucran con el Perú, con su gente y sus mercados. Los designados fueron el monje
neoliberal Elmer Cuba –que afirma ser economista pero no se encuentra inscrito
en el Colegio de Economistas de Lima−, el israelita José Chlimper –que alcanzó
notoriedad por amenazar con ultimar a balazos a trabajadores portuarios en
huelga− y Rafael Rey un político conservador representante de los grupos más
reaccionarios de la Iglesia Católica.
Tras la designación de estos
elementos, diversos sectores de la prensa y de la política nativa expresaron su
protesta, en particular contra el sionista Chlímper y el monaguillo Rey. Los
argumentos más usados contra los infortunados fujimoristas fueron extraídos del
artículo 11 de la Ley Orgánica del Banco Central de Reserva, que prescribe que
los directores deben tener reconocida solvencia moral y poseer amplia
competencia y experiencia en economía y finanzas. Se afirma que el pistolero Chlimper
es insolvente desde el punto de vista moral por algunas travesuras cometidas
durante las últimas elecciones, en tanto que se presume con insistencia que el
cófrade Rey no sabe dónde está parado en cuestiones económicas.
Voy a perder algo de tiempo opinando
sobre el tema.
El Banco Central de Reserva es una
entidad que se encuentra al servicio del gran capital nacional y extranjero.
Asegura para ellos las mejores condiciones de negocios y la transferencia de
fondos y fuga de ganancias al exterior. Al tener en la actualidad el BCR como
único objetivo “preservar la estabilidad monetaria”, el Banco rechaza cualquier
responsabilidad en cuanto a asegurar el máximo nivel de empleo o la vigencia de
tasas moderadas de interés, como sí sucede, por ejemplo, con la Reserva Federal
en Estados Unidos. Por ello puede afirmarse que el Banco Central busca
preferentemente asegurar el bienestar de los sectores dominantes del país y de
la banca y empresas transnacionales. Le importa un pito la situación de falta
de oportunidades de trabajo e insuficiencia de ingresos de cholos y mestizos.
Por supuesto, para proceder de esta manera el BCR se escuda en su ley orgánica,
que la mayoría de la gente desconoce fue promulgada mediante decreto ley
(número 26123) de la dictadura fujimorista.
De ahí que desde el punto de vista de
“preservar la estabilidad monetaria”, poco importa que los directores sean
Chana o Juana. Ninguno de ellos podrá sacar los pies del plato “estatutario”
neoliberal.
Si ésta es la situación, cabe preguntarse
¿por qué se organiza el rechazo al nombramiento de Chlimper y de Rey aduciendo
inmoralidad, desconocimiento e inexperiencia? Es probable que la “reacción”
contra el par de fujimoristas haya sido digitada desde la misma presidencia del
Banco Central de Reserva, ejercida por el político solapado Julio Velarde,
vinculado desde los años ochenta al Partido Popular Cristiano (PPC). Lo que
buscaría el obeso cachetón Velarde sería asegurar que los grandes enjuagues en
materia de operaciones financieras se mantengan en reserva sin que “los
políticos” se enteren de ellos e intenten también obtener su tajada.
Aclaremos, por otro lado, que el
famoso artículo 11 que exige solvencia moral y amplia competencia y experiencia
en economía y finanzas es un saludo a la bandera neoliberal. No puede hacerse
cumplir, entre otras razones, porque no se ha definido claramente el ente que
certificará y calificará de moral, competente y experimentado en economía y
finanzas a los candidatos a directores. ¿Cuál será la agencia calificadora? ¿La
Corte Suprema integrada por una partida de pendencieros y corruptos? ¿El
Congreso de la República conformado por una selección inmejorable de
semianalfabetos e iletrados? ¿El Colegio de Economistas? ¿La Bolsa de Valores?
¿La CONFIEP? ¿Una junta de jefes de departamentos académicos de economía de las
universidades? ¿El Arzobispado de Lima?
La conclusión a la que se llega es
que no se trata de aprobar o desaprobar la designación de los tres neoliberales
fujimoristas al BCR. Cualesquiera sean los nombrados, los resultados en
términos de política monetaria serán más o menos los mismos. La lucha del
pueblo no va por allí. De lo que se trata es de discutir y aprobar una nueva
ley orgánica para el BCR, que asigne a esta institución los objetivos de asegurar
el máximo nivel de empleo y la vigencia de tasas moderadas de interés, además
de preservar la estabilidad monetaria. Por supuesto, un esfuerzo de esta
naturaleza requerirá arrojar al tacho de basura el estropajo constitucional
fujimorista y, probablemente, la iniciación de un profundo cambio político en
el país.
© César Vásquez Bazán, 2016
Todos los derechos reservados sobre
el texto del artículo
Octubre 31, 2016
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