17/11/2016
Opinión
El inseparable amigo y compañero de Marx, Engels,
dio un discurso que por lo menos es conmovedor, pero certero para recordarlo en
un momento en que nos convidamos a conmemorar el 150 aniversario del primer
tomo de El Capital. Un momento para ajustar cuentas con el pensador de
Tréveris, lo que significa volver a leerlo bajo el prisma del siglo XXI, a
saber, si tiene algo que decirnos hoy.
Engels ante la tumba de Marx
Según Michael Heinrich el funeral de Marx no fue
multitudinario, a petición de él mismo, fue sobrio como también fue lo fue su
tumba, pese a que, el Partido Social Demócrata quería erigir un monumento, y al
funeral asistieron once personas, entre ellos, su inseparable compañero Friedrich
Engels. Sobre Marx habrá varios cientos de obituarios, pero cabe destacar aquel
discurso legendario de Engels ante la tumba de Marx, que pese a su brevedad, no
deja de ser una radiografía a cuerpo entero.
“Pues Marx era, ante todo, un revolucionario.
Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista
y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación
del proletariado moderno, a quién él había infundido por primera vez la
conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las
condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La
lucha era su elemento” (Marx, C. & Engels, F., 1976. Obras Escogidas en
tres tomos. Moscú: Progreso. p, 172).
Nadie con buen sentido estaría de acuerdo con la
devastación del modo de producción capitalista, ni a favor de las instituciones
políticas que son maniqueas a los intereses del sector económicamente
dominantes. Habrá que pensar otra sociedad, otras instituciones para otro mundo
posible. Las condiciones de factibilidad para ello se tienen que fraguar al
calor de las propias contradicciones de esta sociedad, en donde los
descubrimientos de Marx mucho nos pueden servir, sí sólo sí, lo leamos en sus
fuentes, en un contexto lleno de extrañezas como el nuestro.
Marx hoy
Recientemente salieron dos artículos que muestran
un Marx redimido, uno en The economist (Karl Marx. False consciousness. The
value of Marx in the 21st century. En: The Economist, 27/8/ 2016). Y otro en The
New Yorker (Louis Menand. Karl Marx, yesterday and today. En: The New Yorker,
10/10/2016). Ambos artículos muestran la vitalidad del pensamiento de Marx,
cuando muchos lo dan por extinto. Como todo un clásico, Marx tiene sus
detractores y sus apologetas. Lo importante es que nos puede decir Marx hoy, en
un momento que hacemos tránsito a un determinado estado de cosas que no sabemos
dónde va a desembocar, con un deterioro de la huella ecológica, además, un
creciente deterioro de la seguridad social y la desigualdad económica que
corroe toda la sociedad.
Pese a que el mundo cambió radicalmente del siglo
XIX a acá, el estudioso crítico por antonomasia del capitalismo – nos recuerda
Menand – , nos ayuda a comprender las grandes desigualdades de hoy. Las condiciones
laborales de hoy, no distan mucho de las del siglo pasado. Por otra parte,
según el informe OXFAM “La desigualdad económica extrema se ha disparado en
todo el mundo durante los últimos 30 años, convirtiéndose en uno de los mayores
problemas económicos, sociales y políticos de nuestro tiempo”.
Los descubrimientos de Marx en El Capital
Queremos partir de la idea de que “no todo lo que
se dice en El capital está tallado en piedra” como diría Michael Heinrich – que
trabaja en la edición de Marx-Engels-Gesamtausgabe (MEGA). Sería incongruente
aún en pleno siglo XXI pensar ortodoxamente a Marx, creo que hay que ser
flexibles y pensar cada cosa en su contexto, teniendo en cuenta la rigidez de
parte del pensamiento marxista del siglo pasado, pero, además e incluso más
preocupante es el rechazo ingenuo a priori de la lectura del propio Marx. Por
eso, lo más recomendable es enfrentarse a los textos en su contexto.
Nuevas lecturas, como por ejemplo la de Franz
Hinkelammert, develan los descubrimientos de El capital, lo que Hinkelammert
llama una re-constitución del materialismo histórico poniendo énfasis en lo que
él considera una fenomenología de la vida real. Que leyendo al propio Marx nos
damos cuenta de ello; que el sujeto queda indefenso, desprotegido y desnudo
ante el capital.
En ese sentido, darse cuenta del estatuto del
sujeto ante esa realidad abrumadora es un paso importante de la contribución de
la crítica de Marx al capitalismo como totalidad. En términos contemporáneos,
la desnudez del sujeto se ve ante el fetichismo de la mercancía. Ya desde el
inicio de El capital nos advierte que su “investigación […] se inicia con el
análisis de la mercancía” (Marx, 1984[1872], El capital. Tomo I/vol.1. Libro
primero. El proceso de producción del capital. México: Siglo XXI. p, 43). La
mercancía es fundamental para la dinámica del shopping center. El modo de
producción capitalista ha convertido todo en mercancía, y los shopping center
son el epicentro para encontrar todo tipo de mercancía, ahora que se acerca el
mes en que más se consume y el black friday, los gerentes de mercadeo de estos
centros se preparan para que la experiencia sea más que sólo comprar, es decir,
no sólo adquirir una mercancía que no sea útil para la producción de la vida,
se trata de crear un ambiente agradable para que el consumo sea efectivo y
relajante, como sentirse en casa.
Volviendo a Marx (1984[1872]) en –El carácter
fetichista de la mercancía y su secreto–, señaló que, “la mercancía […]
satisface necesidades humanas del tipo que fueran”, de modo que no se le escapó
nada, el capitalismo logró convertir todo en valor de cambio, y le quitó la
aureola de valor de uso a las cuestiones más íntimas del ser humano, pero esa
satisfacción sólo es aparente, lo realmente necesario para la producción de la
vida quedó menguado por la sociedad capitalista.
Abdiel Rodríguez Reyes
Profesor de Filosofía e Investigador en la
Universidad de Panamá (CIFHU).
http://www.alainet.org/es/articulo/181744
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