30/12/2016
La directora
del FMI, Christine Lagarde, ha sido hallada culpable de “negligencia” cuando
era ministra de economía del gobierno francés con Sarkozy como Presidente. El
dictamen es del Tribunal de Justicia de la República de Francia, corte especial
para juzgar delitos de políticos y ex-políticos. Sorprendentemente ese tribunal
ha dispensado a Lagarde de cumplir pena alguna. A pesar de que el delito
reconocido supone cumplir hasta un año de prisión y 15.000 euros de multa. El
delito reconocido de negligencia (en realidad es prevaricación) se perpetró en
la demanda del empresario Bernard Tapie (amigo de Sarkozy) al Estado francés
por la confiscación gubernamental y venta de la marca Adidas. Lagarde aceptó la
multimillonaria indemnización de 400 millones de euros a Tapie que dictaminó
una comisión de arbitraje y no apeló. Aunque, como consta en el veredicto, los
asesores de Lagarde le aconsejaron recurrir. Si lo hubiera hecho, la
indemnización probablemente hubiera sido menor.
¿Qué razones
adujo el Tribunal para no imponer condena alguna a Lagarde? La “personalidad” y
la “reputación internacional” de la juzgada. ¡Increíble! Para completar el
despropósito, el FMI comunicó públicamente que renueva totalmente su confianza
en Lagarde, a pesar de su condena (sin castigo) en Francia. Algo huele a
podrido.
¿Qué
sucedería si algunos famosísimos futbolistas (que han defraudado a Hacienda)
recurren las sentencias o multas argumentando que también tienen “reputación
internacional”? En serio, esa sentencia deja con el trasero al aire no ya un
doble rasero de la justicia sino la profunda corrupción de la democracia representativa.
¿Alguien duda de que la ley no sea igual para todos? No descubro América, pero
es higiénico ser conscientes de esa innegable verdad, así como del lodazal en
el que las minorías de poder, las élites, la clase dominante que diría Marx,
han convertido el sistema democrático representativo que, desde hace décadas,
ya es una plutocracia. El gobierno de los ricos. Trump ha sido elegido tras
gastar una fortuna en la campaña electoral. Como tantos presidentes antes que
él. Lagarde, Trump, los presidentes de Estados Unidos y muchos jerarcas de
otros países tienen en común que todos tienen muchísimo dinero.
Continuando
con el caso Lagarde y la postura del FMI, como en economía y política no hay
casualidades, conviene recordar que la ONU, en una de sus conferencias para la
prevención del crimen, celebrada en El Cairo, denunció que “la penetración de
las mafias en la economía ha sido facilitada por los programas de ajuste
estructural (léase recortes sociales y rebajas salariales) que los países
endeudados se han visto obligados a aceptar para poder recibir préstamos del
Fondo Monetario Internacional”. A la postre, la economía mafiosa criminal está
íntimamente ligada a la legal a través de la enorme industria del blanqueo de
dinero sucio y negro. Según la ONU, la abundante actividad financiera
especulativa del crimen organizado ha contribuido innegablemente a la aparición
de crisis financieras y económicas en las últimas décadas.
El mecanismo
es conocido. FMI, y Baco Mundial, entre otras entidades internacionales,
imponen una austeridad implacable a los países en crisis. Las medidas provocan
el cierre de empresas, recortes masivos de plantillas y desempleo en aumento. Y
crece la economía sumergida, campo abonado para la economía criminal, cuyos beneficios
vuelve a blanquear especulando en bolsas, mercados de capitales y banca en la
sombra. Hasta la próxima crisis.
El
emperramiento capitalista neoliberal se explica por talantes como los
retratados por John Huston en el filme Cayo Largo. En un hotel de
Florida coinciden un oficial, que regresa de Europa tras la guerra mundial, y
Johnny Rocco, gánster deportado que ha vuelto a Estados Unidos
clandestinamente. El soldado pregunta de modo retórico, “¿qué quiere Rocco?” Y
él mismo se responde: “Quiere más”. Rocco lo confirma: “Eso es, quiero más”. El
oficial pregunta de nuevo: “¿Tendrá Rocco bastante alguna vez?” Y es Rocco
quien contesta: “Nunca tengo bastante. Nunca”.
Así es el
capitalismo. Nunca tiene bastante. Y se pasan por el forro lo que haga falta en
aras de sus ganancias, incluida la justicia. Hay que revertir la situación. Y
que los y las Lagarde de este tiempo rindan cuentas y reparen.
Xavier Caño
Tamayo
Periodista,
miembro de la organización ATTAC
Twitter:
@xcanotamayo
http://www.alainet.org/es/articulo/182622
No hay comentarios:
Publicar un comentario