30/05/2017
En una de las columnas más conocidas del semanario The
Economist, la columna Bagehot (a cargo de Adrian Wooldridge), se acaba de
publicar un artículo en su número del 13 de mayo que sería impensable que
apareciera en las páginas de cualquier revista económica de España de semejante
orientación liberal a la que tiene tal semanario. En realidad, no solo en
cualquier revista económica, sino en cualquiera de los mayores medios de
información de este país (incluyendo Catalunya) tal tipo de artículo nunca
podría haberse publicado.
Bajo el título El momento marxista, y el
subtítulo Los laboristas llevan razón: Karl Marx tiene mucho que enseñar a
los políticos de hoy en día, la columna Bagehot analiza el debate existente
entre el dirigente del Partido Laborista del Reino Unido, el Sr. Jeremy Corbyn,
y su ministro de Economía y Hacienda en la sombra, el Sr. John McDonnell, por
un lado, y los dirigentes del Partido Conservador así como los rotativos
conservadores Daily Telegraph y Daily Mail, por el otro. Definir
tal intercambio como debate es, sin embargo, excesivamente generoso por parte
de la columna Bagehot, pues la respuesta de los rotativos conservadores y de
los dirigentes conservadores a los dirigentes laboristas es una burda, grosera
e ignorante demonización de Marx y del marxismo, confundiendo marxismo con
estalinismo, cosa que también se hace constantemente en los mayores medios de
comunicación españoles, en su mayoría también de orientación conservadora o
neoliberal.
Los aciertos de Marx según Bagehot, de The
Economist
Una vez descartados los argumentos de la derecha británica,
la columna Bagehot pasa a discutir lo que considera las grandes profecías de
Karl Marx (y así las define) para entender lo que está ocurriendo hoy en el
mundo capitalista desarrollado, señalando que muchas de sus predicciones han
resultado ser ciertas. Entre ellas señala que:
1. La clase capitalista (que en la columna Bagehot se
insiste que continúa existiendo, aunque no se utilice tal término para
definirla), que es la clase de los
propietarios y gestores del gran capital productivo, está siendo sustituida
–como anunció Marx- cada vez más por los propietarios y gestores del capital
especulativo y financiero, que Marx (y la columna Bagehot) consideran
parasitarios de la riqueza creada por el capital productivo. Esta clase
parasitaria es la que, según dicha columna, domina al mundo del Capital, siendo
tal situación la mayor responsable del “abusivo” y “escandaloso” (término que
Bagehot utiliza) crecimiento de las desigualdades. Los primeros han conseguido
cada vez más beneficios a costa de todos los demás. Y para mostrarlo, el
columnista del The Economist señala que mientras en 1980 los chief
executives de las 100 empresas británicas más importantes ingresaban 25
veces más que el típico empleado de sus empresas, hoy ganan 130 veces más. Los
equipos dirigentes de tales entidades inflaron sus ingresos a costa de sus
empleados, recibiendo a la vez pagos (además del salario), de las empresas a
través de acciones, pensiones y otros privilegios y beneficios. De nuevo, la
columna Bagehot, señala que Marx ya lo predijo y así ocurrió. Es más, la
columna Bagehot descarta el argumento que tales remuneraciones se deban a lo
que el mercado de talentos exige, pues la mayoría de estos salarios
escandalosos de los ejecutivos se los han atribuido ellos mismos, a través del
contacto que tienen en los Comités Ejecutivos (Executive Boards) de las
empresas.
Marx llevaba bastante razón
2. Marx y Bagehot cuestionan la legitimidad de los
estados, instrumentalizados por los poderes financieros y económicos. La
evidencia acumulada muestra que el maridaje del poder económico y político
ha caracterizado la naturaleza de los Estados. La columna Bagehot hace
referencia, por ejemplo, al caso Blair (dirigente de la 3ª Vía), que de
dirigente del Partido Laborista, una vez dejado el cargo político, pasó a ser
asesor de entidades financieras y de regímenes impresentables. En España
podríamos añadir una larga lista de expolíticos que hoy trabajan para las
grandes empresas, poniendo a su servicio todo el conocimiento y contactos adquiridos
durante su cargo político.
3. Otra característica del capitalismo predecida
por Marx –según la columna Bagehot- es la creciente monopolización del
capital, tanto productivo como especulativo, que está ocurriendo en los países
capitalistas más desarrollados. Bagehot señala como tal monopolización ha
ido ocurriendo.
4. Y, por si no fuera poco, Bagehot señala que Marx
también llevaba razón cuando señaló que el capitalismo por sí mismo crea la
pobreza a través del descenso salarial. En realidad, Bagehot aclara que
Marx hablaba de “inmiseración”, que es –según el columnista- un término algo
exagerado pero cierto en su esencia, pues según tal columnista los salarios han
ido bajando y bajando desde que empezó la crisis en 2008, de manera tal que, al
ritmo actual, la tan cacareada recuperación no permitirá que se alcancen los
niveles de empleo y nivel salarial de antes de la Gran Recesión en muchos años.
Es más, además de estas grandes predicciones, la
columna Bagehot afirma que la presente crisis no se puede entender sin entender
los cambios dentro del capital, por un lado, y el crecimiento de la explotación
de la clase trabajadora, por el otro, tal como señaló Marx.
¿Se imagina el lector a algún gran diario español,
sea o no económico, que hubiera permitido un artículo como este? The
Economist es el semanario liberal más importante del mundo. Y promueve tal
ideología. Pero algunos de sus principales columnistas son capaces de aceptar
que, después de todo, Marx, el mayor crítico que ha tenido el capitalismo,
llevaba bastante razón. Sería, repito, impensable que en este país, tan
escorado a la derecha como resultado de una transición inmodélica de una
dictadura fascista a una democracia tan limitada, no solo un rotativo liberal,
sino cualquier mayor rotativo, publicara tal artículo con el tono y análisis
que lo hace una de las mayores columnas de tal rotativo, firmada por uno de los
liberales más activos y conocidos. Esta columna y la persona que está a cargo
de ella, sin embargo, no se han convertido al marxismo. Pero reconocen que el
marxismo –que en este país ha sido definido por algunas voces como anticuado,
irrelevante o cosas peores- es una herramienta esencial para entender la crisis
actual. En realidad, no son los primeros que lo han hecho. Otros economistas
han reconocido esta realidad aunque, por regla general, tales economistas no se
enmarcan en la sensibilidad liberal. Paul Krugman, uno de los economistas
keynesianos más conocidos hoy en el mundo, dijo recientemente que el economista
que mejor había predicho y analizado las periódicas crisis del capitalismo,
como la actual, había sido Michał Kalecki, que perteneció a tal tradición.
Donde la columna Bagehot se equivoca, sin embargo,
es al final del artículo, cuando atribuye a Marx políticas llevadas a cabo por
algunos de sus seguidores. Confundiendo marxismo con leninismo, la columna
concluye que la respuesta histórica y la solución que Marx propone serían un
desastre. Ahora bien, que el leninismo tuviera una base en el marxismo no
quiere decir que todo marxismo fuera leninista, error frecuentemente cometido
por autores poco familiarizados con la literatura científica de dicha
tradición. En realidad, Marx dejó para el final su tercer volumen, que tenía
que centrarse precisamente en el análisis del Estado. Por desgracia,
nunca pudo iniciarlo. Pero lo que sí escribió sobre la naturaleza del
capitalismo ha resultado bastante acertado, de manera tal que no se puede
entender la crisis sin recurrir a sus categorías analíticas. La evidencia de
ello es claramente contundente y el gran interés que ha aparecido en el mundo
académico e intelectual anglosajón, y sobre todo en EEUU y el Reino Unido
(donde se publica The Economist), es un indicador de ello. Pero me temo
que lo que está ocurriendo en aquellas partes del mundo no lo verá en este
país, donde los mayores medios de información son predominantemente de
desinformación y persuasión.
Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
No hay comentarios:
Publicar un comentario