Martes,
13 Junio 2017.
Si existe acuerdo en el
análisis que señala que la causa de la explotación y degradación de la mayoría
de personas es el propio capitalismo y su sistema de mercado, se coincidiría
con la tesis 48 de las FARC en la necesidad de superar el orden social
capitalista. Si no es el socialismo, ¿cuál es el tipo de sociedad que debería
promoverse?
Alberto Maldonado
En reciente artículo publicado
en la Revista Sur analiza Ricardo García las tesis de abril de las FARC1,
critica la estrategia por dogmática pero destaca la táctica por realista. El
planteamiento central sobre la postura dogmática que critica García se
encuentra en la Tesis No 48, llamada “un partido para la superación del orden
social capitalista y la construcción de una nueva sociedad”, donde se afirma:
“en su condición de partido de la clase trabajadora, el partido tendrá como
finalidad estratégica, ética y política, la superación del orden social
capitalista y construcción de una nueva sociedad, el socialismo/comunismo”. A
continuación, afirman que esta finalidad surge de la comprobación de los
límites del capitalismo, de su demostrada incapacidad para resolver los
problemas fundamentales del ser humano, tales como el hambre, la pobreza y la
desigualdad y la destrucción de la naturaleza.
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Señala García que las tesis de
abril de las FARC tienen en común con las tesis de abril de Lenin, de hace
100 años, la doctrina ideológica y el modelo de sociedad pretendido, algo que
ahora las FARC llaman socialismo-comunismo. Sin embargo, se diferencian en
que en Rusia apenas se iba a “estrenar” el socialismo, mientras que hoy ya se
conoce la experiencia, lo que se resume de la siguiente forma: “…sus alcances
ominosos, sus contornos de ‘utopía catastrófica’; su rápida derivación en
totalitarismo de izquierda…”. En otras palabras, “ya hoy son conocidos de
sobra los límites de la sociedad de carácter comunista”. García, sin embargo,
reconoce que el capitalismo sigue siendo un mecanismo de explotación, de
exclusión y de alienación contra los individuos, una estructura que produce
acumulación al tiempo que crea desigualdad y reconoce que hacen bien las FARC
en no renunciar a una crítica del capitalismo y de sus modalidades
neoliberales.
Con base en lo anterior
concluyo que García está de acuerdo con las FARC en la crítica del
capitalismo, pero no está de acuerdo con su propuesta de promover el paso a
una sociedad socialista y luego comunista. Por mi parte, considero muy
positivo que las FARC sean coherentes en sus planteamientos políticos y
decidan dejar la lucha armada para promover su propuesta socialista por la
vía de las instituciones políticas de la sociedad capitalista colombiana.
Abandonan un método, pero no un objetivo, a diferencia de algunos antiguos
revolucionarios que actualmente defienden a capa y espada el sistema
capitalista, se vinculan a partidos de extrema derecha o adoptan una posición
reformista.
León Valencia, por ejemplo, en
artículo en la Revista Semana de 28 de mayo2 afirma lo siguiente
refiriéndose a las FARC: “Si insisten en darle un carácter marxista-leninista
a su movimiento -tal como lo afirman en las tesis que pusieron a circular en
el mes de abril- están fritos. Esos grupos han sido completamente marginales
en Colombia”. Aunque no lo dice en su artículo, ¿se podría concluir entonces
que para ser “exitosos” en política deberían abandonar sus posiciones
políticas y su interpretación de la realidad colombiana? ¿Deberían adoptar
los objetivos políticos y los métodos electorales del uribismo y del
santismo? ¿Acompañar el reformismo utópico de quienes sostienen que hay que
promover más mercado y más Estado capitalista? Me parece que es más honesto
mantenerse en sus tesis e intentar superar la marginalidad, con todas sus
dificultades.
La tesis de García sobre el
inevitable fracaso del socialismo
La tesis central de García
parece también un dogma como el que critica a las FARC. En primer lugar,
realmente resulta poco creíble señalar que ya son conocidos los límites de
una sociedad comunista, sociedad que realmente no ha existido hasta el
momento; incluso, podría discutirse si ha existido un verdadero socialismo.
Los límites y características conocidos son las experiencias socialistas que
se han producido realmente hasta el momento, límites que incluso llevaron a
la desaparición de la Unión Soviética. Es absolutamente comprensible el temor
y la desconfianza que pueda generar en muchas personas la propuesta de una
sociedad socialista con dichas características, pero no constituye ningún
argumento suficiente para criticar la posibilidad de proponer nuevas formas
de socialismo por el hecho de que hayan fracasado algunas experiencias.
Si existe acuerdo en el análisis
que señala que la causa de la explotación y degradación de las mayoría de
personas es el propio capitalismo y su sistema de mercado, se coincidiría con
la tesis 48 de las FARC en la necesidad de superar el orden social
capitalista. Si no es el socialismo, ¿cuál es el tipo de sociedad que debería
promoverse? No encuentro elementos en el artículo de García para saber si la
crítica del capitalismo que comparte con las FARC debe orientarse hacia la
propuesta de una superación del capitalismo por una diferente organización
social, ni tampoco cuál debería ser ese tipo de sociedad; o si su propuesta
es buscar el mejoramiento dentro del capitalismo a partir de una perspectiva
de social democracia y Estado de Bienestar.
Las condiciones para la
superación del capitalismo
El problema es, como lo plantea
García, si existen condiciones sociales que sustenten un potencial tránsito a
una sociedad socialista en Colombia. Todas las circunstancias actuales
indican que no hay circunstancias económicas y sociales que sustenten
partidos y movimientos políticos que tengan fuerza para consolidar estos
planteamientos; el dominio del capitalismo es enorme, tanto económica y
políticamente, como ideológicamente: no existe una perspectiva seria de una
sociedad nueva y la mayoría de partidos se mueven dentro del espectro de la
reforma. La gran mayoría de las masas, incluyendo los 10 millones de
trabajadores proletarios en Colombia, no sienten la necesidad de superar el
capitalismo y no realizan actividad política alguna. De acuerdo con la última
encuesta de cultura política del DANE3, la participación en
partidos y sindicatos de la población urbana no supera el 5% y en las
elecciones las masas votan mayoritariamente por candidatos que representan a
los capitalistas en diferentes versiones, y muy poco por partidos o
movimientos de izquierda.
Frente a esta situación, las
FARC en sus tesis son conscientes de la necesidad de fortalecer y ampliar los
frentes de masas, de llegar a “sectores de la población a los que hasta el
momento no hemos podido acceder”, y de realizar esfuerzos “que posibiliten
ganar el corazón de los humildes, los expropiados y desposeídos”.
Es precisamente en este
contexto donde es tan valioso que otro partido (además del partido comunista)
diga abierta y francamente que considera debe superarse, no retocarse el
capitalismo, que proponga una critica radical y que defienda una visión
alternativa. En medio de la aceptación casi completa al capitalismo es
conveniente que haya voces que: a) insistan en que la causa de los problemas
es el sistema capitalista colombiano; b) que muestran la manera en la cual
dicho sistema explota a la mayoría de la población y los condena a la pobreza
y la miseria; c) que muestren como las “instituciones democráticas” son una
dictadura disfrazada del capitalismo con ligeros espacios para la acción
política; d) que señalen cómo el dominio no es solo material sino también
ideológico. En esta perspectiva, la teoría marxista sigue siendo
especialmente útil para comprender el capitalismo colombiano actual, una
herramienta que permite no solamente describir los fenómenos sino
principalmente explicar sus causas.
¿Táctica realista y razonable?
La parte de las tesis de abril
que destaca García por su realismo, curiosamente, es bastante ilusa. Plantean
las FARC que la implementación de los acuerdos tienen un potencial
transformador que puede conducir a un conjunto de reformas y a la
conformación de un gobierno verdaderamente democrático, contexto a partir del
cual se generarían condiciones para avanzar en la línea estratégica hacia la
construcción de una sociedad socialista. En su libro Los retos del
Posconflicto, León Valencia, emocionado con el Acuerdo de Paz entre el
Gobierno y las FARC, destaca las perspectivas de una real apertura
democrática: “En el acuerdo están enunciados los temas principales de la
apertura democrática y no es demasiado optimista decir que si estas ideas se
llevan de verdad a la práctica podremos hacer una democracia competitiva, una
democracia pluralista, en la que ninguna fuerza política tenga que recurrir a
las armas para disputar el poder.” (p. 174, 2016). Sin embargo, el autor
tiene sentimientos encontrados y pasa muy rápidamente de la alegría a la
tristeza: “es una alegría leer estas cosas. Pero es muy triste, es muy
doloroso, recordar que hace exactamente treinta años, en el acuerdo de tregua
y paz que se firmó entre el gobierno de Belisario Betancur y las FARC, se
decían cosas parecidas”. Luego de la apertura democrática de Betancur se
produjo el genocidio de la Unión Patriótica, recuerda Valencia, y después de
la Constitución de 1991, que generó tantas expectativas de consolidación
democrática, aumentó la violencia y se produjo el desplazamiento de millones
de personas.
¿Será diferente la situación
ahora?
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2http://www.semana.com/opinion/articulo/leon-valencia-opinion-sobre-las-encuestas-de-las-elecciones-presidenciales-2018/526654
3https://www.dane.gov.co/index.php/comunicados-y-boletines/estadisticas-sociales/cultura-politica
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